Mariano Ospina Pérez
Nombre | Mariano Ospina Pérez |
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Fecha de nacimiento | 24/11/1891 |
Nacionalidad | Colombiana }} |
Ocupación | Presidente de la República, Político |
Primaria | Colegio San Ignacio |
Estudios universitarios | Escuela de Minas de Antioquia. Máster en ciencias con especialización en azúcar de la Universidad de Louisiana |
País de nacimiento | República de Colombia |
Ciudad de nacimiento | Medellín |
Fecha de fallecimiento | 14 de abril de 1976 |
País de fallecimiento | República de Colombia |
Ciudad de fallecimiento | Bogotá |
Familia | Tulio Ospina (Padre); Ana Rosa Pérez (Madre). |
Cónyuge | Berta Hernández Fernández (Cónyuge). |
Político conservador antioqueño, presidente de la República durante el período 1946-1950 (Medellín noviembre 24 de 1891 - Bogotá, abril 14 de 1976). Luis Mariano Ospina Pérez nació en el seno de una emprendedora familia burguesa antioqueña, vinculada desde tempranas épocas de la república a las altas esferas gubernamentales. Sus padres fueron doña Ana Rosa Pérez y el ingeniero Tulio Ospina, quien, con su hermano Pedro Nel, introdujeron de Centroamérica técnicas de cultivo del café; además, fue fundador de la Escuela de Minas de Antioquia.
Biografía
Su abuelo, Mariano Ospina Rodríguez, abogado del Colegio de San Bartolomé y activo conspirador contra Simón Bolívar en 1828, había sido representante y senador, secretario de Estado en las ramas del Interior, Relaciones Exteriores e Instrucción Pública. Fue así mismo fundador, junto con José Eusebio Caro, del partido conservador en 1849, y del periódico La Civilización, primer órgano de ese partido. Ascendió a la presidencia de la República en 1857, siendo derrocado por el general Tomás Cipriano de Mosquera en 1861, a raíz de lo cual tuvo que partir hacia Guatemala en penosas condiciones. Su tío, el general e ingeniero Pedro Nel Ospina, empresario fundador de industrias y dueño de modernas haciendas cafeteras y ganaderas, después de enfrentarse electoralmente con el liberal Benjamín Herrera, obtuvo la presidencia de la República en 1922. Mariano Ospina ingresó al Colegio San Ignacio, regentado por la comunidad jesuita, en el cual sobresalió en las áreas de humanidades, matemáticas y ciencias naturales.
Estudios
Todo indicaba que seguiría los pasos de su tío y de su padre en la carrera de ingeniería, pero, como se lo indicó a uno de sus educadores, a él lo que le gustaba era la política, aunque debía reservarse esa pasión, pues don Tulio siempre aseguraba que lo mejor que su familia podía hacer era mantenerse alejada de la política y dedicarse a las actividades privadas. En 1908 ya era alumno de la Escuela de Minas de Antioquia, y eran sus profesores Carlos E. Restrepo y Alejandro López, eminentes hombres públicos. Siendo aún estudiante, fue llamado para encargarse de las cátedras de trigonometría, estadística, administración y economía, lo que ejerció gran influencia en su formación académica y política.
Al mismo tiempo, sus veleidades políticas lo llevaron a dirigir en 1909, el periódico político "La joven Antioquia". Esta labor periodística le permitiría ejercer tres años después la dirección de la publicación universitaria "Anales de la Escuela de Minas de Antioquia". El 20 de abril de 1912 se graduó como ingeniero de minas; su tesis versó sobre la hidráulica en la minería, concretamente sobre los aluviones del Porce. En premio por la terminación de la secundaria, fue enviado a estudiar a la Universidad de Louisiana, en la cual obtuvo el máster en ciencias con especialización en azúcar. Entonces se dirigió a Europa, donde recorrió las principales capitales.
Aprovechando esta estadía, se reunió a platicar sobre política con su tío Pedro Nel, quien a la sazón era ministro plenipotenciario de Colombia en Bruselas, y sobre economía con su primo Luis Ospina Vásquez, quien después llegaría a ser una de las primeras autoridades en esa ciencia. Instalado en Lieja, en el Instituto Montefiori, se inscribió en cursos libres de posgrado sobre manejo de ferrocarriles y técnicas para excavación minera; por su afición a la política tomó también sociología, relaciones laborales y cooperativas. Académicamente estaba pues, preparado para regresar y enfrentar el porvenir. En 1914 el joven Mariano ya se encontraba de regreso en Colombia, debido al inicio de la Primera Guerra Mundial.
Inicios en la política
Después de un breve período de descanso, inició sus contactos con los políticos conservadores antioqueños, a algunos de los cuales conocía de antemano gracias a los vínculos paternos y a sus propios méritos: a sus 14 años ya había tenido el privilegio de sentarse a comer, en su propia casa, con el presidente Rafael Reyes, y también había sido destacado alumno de Carlos. E. Restrepo, quien ejerció la presidencia entre 1910 y 1914. Así las cosas, participó en las elecciones para el Concejo Municipal de Medellín, en el cual fue elegido presidente, cargo que ocupó entre 1915 y 1917. Posteriormente ocupó una curul como diputado en la Asamblea Departamental de Antioquia, entre 1917 y 1919, y nuevamente en 1921 y 1923; desde este cargo, sustentó y sacó adelante el proyecto de creación de la Secretaría de Agricultura.
Para este momento ya había demostrado cuáles eran sus capacidades potenciales y reales. Sin embargo, sus copartidarios veían como un inconveniente el que no se destacara como tribuno parlamentario, en una época en la que las dotes oratorias se consideraban indispensables en el desempeño político. Pero Ospina Pérez no podía elevar el tono de su voz: desde muy niño, en la finca cafetera de su padre, se había tragado una semilla de café pergamino que le rasgó las cuerdas vocales, lo que para siempre le dejaría una voz apagada. No obstante, con el correr de los años, se pudo apreciar que esa era una de sus principales ventajas sobre sus contendores.
Algunos cargos en los que se desempeñó
En abril de 1919, Mariano Ospina fue nombrado superintendente del Ferrocarril de Antioquia. Desde esta posición, intervino activamente en la expansión de la red ferroviaria en la zona cafetera; incorporó para el transporte de carga tres autobuses y dos locomotoras Baldwin; contrató los estudios Sinifiná-Arma para avanzar hacia la unión con el ferrocarril del Pacífico, vital para la zona cafetera del occidente antioqueño; y, además, contrató otros estudios para las carreteras del Carare. Renunció a su cargo el 31 de mayo de 1920. Después de la muerte de su padre, acaecida en Panamá el 27 de febrero de 1921, Ospina dirigió, por dos años, la Escuela Nacional de Minas de Medellín, cuyos primeros directores fueron, precisamente, Pedro Nel y Tulio Ospina. Durante su rectoría, trató de proyectar la Escuela académicamente, empeñándose en conseguir profesores extranjeros.
Entre 1922 y 1926, Ospina se desempeñó como senador por el departamento de Antioquia, durante la presidencia de su tío Pedro Nel. En su labor como senador, contribuyó a sacar adelante todos los proyectos de origen gubernamental, además de proponer los suyos. Es poco conocido el debate que se adelantó en el Senado a propósito del proyecto de unificación de la deuda externa que tenía un número crecido de opositores: cuando los partidarios del proyecto comprendieron que éste se había hundido, particularmente porque no se había planteado una adecuada defensa, le encargaron a Ospina Pérez la última intervención, aunque ya sin esperanzas. Pues bien, la demostración que hizo el senador antioqueño sobre el conocimiento de la economía nacional y los distintos aspectos relacionados con la deuda externa, lograron cambiar el concepto mayoritario, obteniéndose la aprobación del proyecto.
Desde ese momento, Mariano Ospina se convirtió en uno de los jefes de la bancada conservadora. Apenas rebasaba los 30 años. Ospina Pérez fue el autor del proyecto de creación del Banco Agrícola Hipotecario, convertido en la ley 68 de 1924. El Banco fue creado para impulsar el desarrollo de la agricultura, por lo que se constituyó en la primera institución de crédito para el sector; pero como se le autorizó para hacer empréstitos destinados a vivienda urbana, los recursos para el agro fueron cada vez menores. Como capital inicial contó con $2.000, de los cuales uno provenía de la indemnización por Panamá; la financiación principal provenía de la emisión de cédulas colocadas en los mercados extranjeros, por lo que al ocurrir la crisis mundial de 1929, el Banco quedó al borde del cierre. Otro proyecto importante presentado por Ospina Pérez fue el de los Almacenes Generales de Depósito, destinados a la guarda, depósito y clasificación del café, así como la expedición de los certificados de depósito y de los bonos de prenda, lo que según el gobierno, se constituía en una base segura para la valorización del grano. No obstante, en 1932 sólo existían almacenes de depósito en Medellín.
Ya para terminar su período senatorial, en momentos de ascenso de su carrera política, Mariano Ospina, habiendo dejado atrás sus amores juveniles con Elena Ospina Vásquez, la hija de su tío Pedro Nel, contrajo nupcias con Berta Hernández Fernández, matrimonio que duraría 50 años; era el 18 de julio de 1926. El 7 de agosto de 1926 el presidente Miguel Abadía Méndez Llamó a Mariano Ospina a ocupar el Ministerio de Obras Públicas. Sin embargo, Ospina no alcanzó a completar un año en el gabinete; se retiró a los ocho meses porque su presencia allí le traía más inconvenientes que méritos: al fin y al cabo, su meta estaba en la presidencia de la República, y una infortunada gestión ministerial podría eventualmente impedírselo.
Miembro fundador de la Federación Nacional de Cafeteros, Ospina desempeñó la gerencia de la entre 1930 y 1934, por elección del cuarto Congreso Nacional Cafetero. Con Ospina Pérez como gerente, la Federación se entronizó en el Estado como un factor de poder y un agente de modernización. Además, Ospina Pérez, quien en el Cuarto Congreso Cafetero ya había presentado una iniciativa en ese sentido y obtenido su aprobación, junto con los representantes Julio Zuluaga, Antonio Salgar y Carlos Pérez, presentó un proyecto de ley sobre creación de la Caja Agraria, el cual fue acogido en las sesiones del Congreso de la República del primer semestre de 1931.
Debate por el gremio cafetero
Un hecho adicional merece mencionarse por lo que significó para el gremio cafetero. Entre 1933 y 1937, Alfonso López Pumarejo y Mariano Ospina Pérez protagonizaron uno de los debates nacionales más resonantes de su tiempo. López Pumarejo era partidario de la política de limitación de cultivos para restringir la oferta, mientras que Ospina Pérez abogaba por la expansión de ellos y el aumento de la exportación, sosteniendo dos razones: 1) que el productor campesino resistía cualquier precio en condiciones de igualdad en las tasas de cambio de los países cafeteros frente al oro, y 2) que la mejor calidad del grano colombiano desplazaría al café brasileño, así se disminuyera el diferencial de precios.
Esta posición de Ospina no era nueva: en mayo de 1931, Brasil realizó una Conferencia Internacional del Café, a la cual asistieron países productores; en ella el anfitrión buscaba inducir a los productores a restringir sus siembras por algunos años. Mariano Ospina se negó a adoptar tal reducción, así como a todo intento por fijar los precios del café de modo artificial, es decir, por medio de acuerdos previos entre los productores; posiblemente por esta intervención decidida de Ospina, la Conferencia terminó sin aprobar la posición brasileña. Ahora bien, arguye Marco Palacios, en la polémica Ospina-López, el fondo del asunto residía en hallar los medios para separar el mercado interno del externo, en desequilibrio creciente.
López Pumarejo, al contrario de la posición adoptada por Ospina en 1931, forzó la aceptación de un acuerdo de "paridades de precios" con Brasil, con base en el cual la oferta de café colombiano se regularía conforme a la evolución de los precios relativos de los cafés de ambos países en el mercado internacional. El Banco de la República fue autorizado para financiar el pacto y la Federación de Cafeteros adquirió 353 000 sacos.
Pero con la suspensión del financiamiento de la retención por el Banco de la República, en el que el grupo Ospina era influyente, las presiones inflacionarias y la renuncia en julio de 1937, de Alejandro López (partidario de la necesidad de dejar la producción libre de intervenciones y a quien en noviembre de 1935 López Pumarejo había impuesto en la gerencia de la Federación), quedó en claro que la retención de existencias había fracasado y que esa forma de intervencionismo estatal caía en descrédito. La política que representaba y encabezaba Ospina Pérez había triunfado; en reconocimiento, en octubre de 1938 presidió el IX Congreso Nacional de los Cafeteros, reunido en Bogotá. No es extraño, pues, que a Ospina le gustara comentar desde entonces y hasta el final de sus días que él había sido el hombre de los cafeteros.
César Torres del Río
Período presidencial (1946-1950)
En 1946 el partido conservador eligió a Mariano Ospina Pérez, en reconocimiento de sus méritos y capacidades, como candidato único a la presidencia. Por su parte, el partido liberal fue dividido a las urnas, con los candidatos Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel Turbay. El 5 de mayo de 1946, Ospina resultó elegido por 565 939 votos (por encima de 441 199 a favor de Gabriel Turbay y 358 957 a favor de Jorge Eliécer Gaitán) y, en nombre de la Unión Nacional, recibió el mando de manos de Alberto Lleras Camargo, el 7 de agosto. En su discurso de posesión, Ospina dijo: “El gobierno pondrá toda la influencia y la autoridad de que disponga para salvaguardar el derecho del más humilde de los ciudadanos, cualesquiera que sean las circunstancias que le toque afrontar. Ningún sentimiento de hostilidad podrá existir contra nadie y aspiro a que no pueda hacerse cargo justo al gobierno por su conducta en materia electoral”. Ospina manifestó su deseo de seguir una política de unidad nacional, alejada del sectarismo partidista y fundada en los postulados republicanos.
Propuestas de gobierno
Se propuso hacer un gobierno de unión nacional, no contaminado del espíritu de partido y con la colaboración de los hombres más capaces. Se manifestó partidario de dar importancia a la "cuestión social", pues según sus ideas, la tranquilidad de los pueblos depende de la solución acertada de la cuestión social, y en especial, el mejoramiento del nivel de vida de los colombianos. Defendió el intervencionismo de Estado, especialmente en el campo económico; consideró el problema agrícola como el máximo que contemplaba la economía nacional, pues según su idea, el progreso de los grandes pueblos del mundo ha marchado paralelamente con la riqueza del suelo, y la decadencia y empobrecimiento de éste ha sido índice de la desaparición de naciones antaño poderosas y prósperas. Consideró indispensable para la economía nacional, fortalecer la producción y exportación del café, organizar la situación fiscal, solucionar los problemas de la educación, especialmente de la enseñanza primaria, y conservar el prestigio de las Fuerzas Armadas para la defensa del orden público.
Así culminó su discurso de posesión: “La virtud de los héroes que fundaron la República y el ejemplo de los grandes varones que la democracia exaltó a estos mismos sitios de comando, como símbolos de un ideal colectivo, han de inspirar permanentemente mis actos en la empresa de concordia que espero ver realizada en el gobierno que hoy se inicia, con la ayuda y el concurso de la Nación”. El presidente Ospina adoptó inicialmente una política de unión nacional, con la participación del liberalismo; sin embargo, la situación de agitación política y social por la violencia, le llevó a fortalecer la participación de su partido en el gobierno. Ospina Pérez realizó importantes obras en beneficio de los campesinos, principalmente cafeteros, y brindó apoyo decisivo a la industria colombiana en una época de gran expansión internacional. En la misma forma, aprovechó las circunstancias favorables del naciente ciclo de progreso y tecnología que surgió después de la posguerra; fue el ciclo del progreso económico, de la "bonanza cafetera" y de la entrada de capitales extranjeros. En esta etapa, Colombia aceleró el ritmo de crecimiento económico.
Algunas políticas impuestas
El precio del café ascendió vertiginosamente en el exterior, creció el volumen de las exportaciones e importaciones con la entrada de capitales, el poder adquisitivo de la moneda se fortaleció, y en la misma forma, el nivel de consumo por habitante, que según los cálculos tuvo un crecimiento del 62%. El producto bruto por habitante aumentó en una tasa anual de 3.9% entre los años 1945 y 1954, según los cálculos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina). El gobierno de Ospina se preocupó por las reformas sociales y económicas, entre ellas, la construcción de obras públicas y el fortalecimiento de las comunicaciones nacionales; adicionalmente creó TELECOM. Modernizó la Armada Nacional, creó el Instituto de Seguros Sociales (ISS), dio vida al Instituto Nacional de Nutrición, inició las actividades de la Caja Agraria e impulsó programas de vivienda por intermedio del Instituto de Crédito Territorial (ICT, posteriormente INURBE). En el cuatrienio de Ospina, se fortaleció el desarrollo de la industria del hierro en Paz del Río que inició su producción,se estimuló la producción de petróleo, se inauguró el oleoducto entre Barrancabermeja y Puerto Berrío y se formó la Empresa Colombiana de Petróleos (ECOPETROL).
Se promulgó el Código del Trabajo, se hicieron reformas en la educación y se creó la Registraduría del Estado Civil. Con la ayuda del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial), el gobierno de Ospina Pérez organizó el Plan de Fomento Económico para Colombia. Se creó la Misión del Plan de Fomento, cuyo objetivo fue hacer un diagnóstico de la problemática colombiana y plantear una serie de programas para hacer las reformas necesarias para el progreso y desarrollo de Colombia. Esta misión estuvo presidida por el economista Lauchlin Currie; fue el primer programa de planeación nacional de grandes dimensiones en el país y contó con la ayuda de entidades financieras internacionales. El gobierno de Ospina se interesó por el fortalecimiento del potencial hidroeléctrico; adelantó las obras de las represas del Sisga, Saldaña, Coello y Neusa, con las que buscó también dar solución de agua a las grandes ciudades y regadíos para los cultivos. Mediante la ley 45 de 1947, el gobierno nacional dio la aprobación a la gran obra de la Siderúrgica de Paz del Río.
Mediante la ley 89 del 16 de diciembre de 1948, se hizo la reforma electoral para Colombia; su objetivo fue la purificación de los métodos del sufragio en las elecciones. Se creó la Corte Electoral y las comisiones escrutadoras en los departamentos, intendencias, comisarías y municipios. El gobierno de Ospina Pérez creó las escuelas normales para la formación del magisterio, fomentó las colonias escolares de vacaciones e inició campañas de higiene, entre ellas, una contra el consumo de la chicha. En el año 1948 se realizó en Colombia la IX Conferencia Panamericana. El ministro de Relaciones Exteriores, Laureano Gómez fue aclamado presidente de esta conferencia. Como delegado de Colombia, fue nombrado el político liberal Alberto Lleras Camargo, quien fue uno de los ideólogos de la Carta de Bogotá, que dio origen a la Organización de los Estados Americanos (OEA). En esta conferencia se fortaleció el panamericanismo.
El Bogotazo
Al gobierno de Mariano Ospina Pérez le correspondió afrontar "El Bogotazo", el 9 de abril de 1948, y la intensificación de la violencia, en una de las coyunturas sociales más difíciles en el desenvolvimiento de la historia contemporánea de Colombia. El caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado en las calles de Bogotá. Este asesinato aglutinó un movimiento político popular de grandes masas urbanas y rurales que se manifestó en la capital y en otras ciudades de Colombia. La asonada multitudinaria se manifestó en incendios y saqueos de edificios públicos, iglesias, colegios, conventos, almacenes y residencias particulares; se presentaron asesinatos y masacres colectivas. El asesino, Juan Roa Sierra, fue linchado por las turbas que se congregaron en el lugar del crimen. Su cadáver fue arrastrado por las calles de Bogotá y abandonado al frente del palacio presidencial. Los incendios se generalizaron en Bogotá; fue destruido el palacio de San Carlos, los palacios del nuncio y del arzobispo, la Gobernación de Cundinamarca, el Colegio de la Salle y otros colegios, conventos y templos. Desde los tejados aparecieron francotiradores, junto con la policía que se unió a los revoltosos.
Las cárceles se abrieron para que los delincuentes engrosaran las filas de los rebeldes. Se destruyeron los archivos de los juzgados y del Palacio de Justicia; así mismo, desaparecieron los archivos históricos, entre ellos, el de la ciudad de Bogotá y el de la Nunciatura. Los principales jefes liberales fueron al palacio presidencial en medio de las balas y conferenciaron con el presidente Ospina Pérez. Cuando le pidieron la renuncia, como un camino para llegar a la calma de las turbas revolucionarias, Ospina les dijo la célebre frase: “Para la democracia colombiana vale más un presidente muerto que un presidente fugitivo”. Lo acompañaba su esposa, doña Berta Hernández de Ospina, quien se destacó por su valor heroico en el palacio presidencial. El batallón Guardia Presidencial, que defendió la edificación, estaba al mando del mayor Iván Berrío. Para la defensa del orden constitucional llegaron, procedentes de Tunja las tropas del batallón Bolívar, reforzadas con campesinos del norte de Boyacá, especialmente de la vereda Chulavita, de Boavita. Estas tropas colaboraron en la pacificación de las ciudades, aun cuando los combates y saqueos se prolongaron durante la semana.
Con el batallón Bolívar de Tunja y la Escuela Militar de Cadetes se detuvo la amenaza que hizo la Quinta División de la Policía para tomarse el palacio presidencial. Ante los hechos del Bogotazo, Ospina buscó una solución política para fortalecer su gobierno de unión nacional, con la participación del liberalismo en el poder. Darío Echandía fue nombrado ministro de Gobierno, y Eduardo Zuleta Angel, ministro de Relaciones Exteriores; también se hicieron otros cambios en el gabinete ministerial. Con la participación de diversas emisoras de Bogotá y otras ciudades de Colombia, se llamó al pueblo liberal y a las masas a crear juntas revolucionarias y a buscar armas en las armerías y ferrerías; así mismo, se informó al país sobre la caída del régimen conservador. La agitación revolucionaria del Bogotazo se proyectó en algunas ciudades colombianas, especialmente en Barrancabermeja, Bucaramanga, Cali, Ibagué y otros pueblos del Tolima y Cundinamarca; otras agitaciones populares las encontramos en Antioquia, la Costa Atlántica, Boyacá y Nariño.
Después del asesinato de Gaitán y el Bogotazo, se intensificó la violencia política en Colombia. El tránsito político-social de la hegemonía liberal a la hegemonía conservadora, motivó numerosos enfrentamientos entre los triunfadores en las elecciones, con minoría en el Congreso Nacional, y los derrotados por la división liberal, pero con mayoría parlamentaria en el Congreso. El asesinato, la masacre, la quema de aldeas y pueblos, los secuestros, los robos, las violaciones y toda clase de violencia se enseñoreó en Colombia. Numerosas gentes se escaparon a las montañas y formaron las guerrillas y cuadrillas, pensando en su defensa; otros organizaron las guerrillas de los Llanos. La violencia se extendió en los Santanderes, Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Valle, Viejo Caldas, Antioquia y otras regiones. Entre los años 1948 y 1949 se generalizaron las polémicas partidistas entre el conservatismo en el poder y el liberalismo en la oposición. Así mismo se presentaron polémicas internas entre los laureanistas y los ospinistas en el partido conservador.
Repercusiones de la tensión social
Las tensiones políticas y las polémicas se intensificaron en el parlamento colombiano, de mayoría liberal. Numerosos proyectos económicos, sociales y educativos presentados por el gobierno de Ospina Pérez fueron rechazados e impugnados por los parlamentarios liberales. En la misma forma, los proyectos presentados por algunos parlamentarios liberales, como la elección popular de gobernadores y alcaldes, fueron objetados por los conservadores, partidarios y defensores de la centralización contra el federalismo. En los días de las polémicas, los enfrentamientos fueron cada vez más difíciles; el 9 de septiembre de 1949, se presentó un abaleo en el cual fue muerto el parlamentario boyacense Gustavo Jiménez, y fue herido gravemente el jurista y exministro de Estado, Jorge Soto del Corral, quien quedó en estado vegetativo y murió posteriormente el 28 de junio de 1955, a consecuencia de las heridas del atentado.
El presidente Ospina Pérez expidió el decreto 3513 de noviembre 9 de 1949, por el cual se declaró turbado el orden público y en estado de sitio la Nación. Se suspendieron las sesiones ordinarias del congreso, de las asambleas departamentales y de los concejos municipales. El gobierno hizo uso de los decretos-leyes, con los cuales gobernó hasta la culminación del mandato. En las elecciones del 27 de noviembre de 1949 participó sólo el partido conservador, con su candidato único Laureano Gómez. Ospina Pérez continuó en la actividad política como uno de los dirigentes del partido conservador, del llamado "sector ospinista". Durante la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla, fue presidente de la Asamblea Nacional Constituyente; respaldó el Frente Nacional, siguiendo sus principios de unidad entre los partidos. Paralelamente, adelantó actividades relacionadas con la urbanización de terrenos en la ciudad de Bogotá. Intervino en varias campañas políticas de los candidatos conservadores, entre ellas, la del antioqueño Belisario Betancur. El día 14 de abril de 1976 falleció en Bogotá, a los 85 años de edad. [Ver tomo 2, Historia, "Gobierno de Mariano Ospina Pérez", pp. 535-544].
Javier Ocampo López
- Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
Bibliografia
- Jaramillo Ocampo, H. (1980). 1946-1950. De la Unidad Nacional a la Hegemonía conservadora. Bogotá: Editorial Pluma.
- Ocampo López, J. (1990). Qué es el Conservatismo Colombiano. Bogotá: Plaza & Janés.
- Ospina Perez, M. (1982). Obras selectas. Cámara de Representantes, Colección Pensadores Políticos Colombianos. Medellín: Bedout.
- Pardo Ospina, J,A. (1946). Tres presidentes de Colombia y semblanzas de personajes de la familia Ospina. Bogotá: Editorial Santafé.
- Sanin Echeverry, J. (1978). Ospina supo esperar. Bogotá: Antares.
- Velazco, H. (1953). Mariano Ospina Pérez. Bogotá: Editorial Cosmos.
Enlaces relacionados en Banrep cultural
[1] Consulte el texto Ministros del siglo XX - Segunda parte.
[2] Lea el texto Crisis mundial y cambio estructural (1929-1945), por José Antonio Ocampo.
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