La pintura de Obregón se caracteriza por el expresionismo y la impronta mágica. En cuanto a lo primero, vale la pena recordar estas palabras de Vincent van Gogh: “En lugar de tratar de reproducir exactamente lo que tengo ante mi vista, uso el color de la manera más arbitraria para expresarme con fuerza”. Esta definición puede aplicarse a la obra de Obregón, en la que predominan la fantasía creadora y los elementos emotivos. Obregón recreó la realidad en la mayoría de sus cuadros, transformó armónicamente el paisaje, modificó la figura humana, siempre en función de la pintura como tal, y empleó el color para manifestar sus emociones.