En cuanto a la impronta mágica, es indudable que buena parte de la pintura de Obregón alcanza la representación de lo "real maravilloso" de que habló Alejo Carpentier para referirse al ámbito de creación que tiene el artista latinoamericano. El arte del siglo XX descubrió la realidad tras las apariencias y se puso en contacto con ella. A esa naturaleza más profunda, más esencial, apunta la pintura de Obregón, que en ningún momento se limita a reproducir el paisaje tropical, sino que lo trasciende hasta alcanzar estructuras evocadoras, formas singulares e imágenes cargadas de fuerza.