Durante la época en que Amira de la Rosa fundó el grupo escénico, el teatro pasaba por una época de auge; se suscitaron, entonces, polémicas sobre varios temas atinentes al quehacer teatral del país. Ella retomó el tópico de la conformación de una compañía nacional, auspiciada por el Estado, que divulgara la dramaturgia universal, promoviera y diera a conocer la producción nacional. Amira consideraba que el arte escénico no avanzaría sin este tipo de compañía; era, pues, una necesidad, prioritaria del país. En el año en que Amira murió, se comenzaba la construcción del Teatro Municipal de Barranquilla, y la ciudad le rindió homenaje bautizando con su nombre esta edificación.