A comienzos del siglo XXI, la artista presenta las obras Letargia y Efluvios. En la primera, bajo una capa espesa de pintura se asoman caras de seres humanos que parecen dormir profundamente, en alegoría al “letargo nacional”, al “adormecimiento social” de aquellos tiempos. En la segunda, la artista representa una gran inundación de la que tratan de huir pequeños grupos de personas, en referencia a la tragedia de Armero.