En relación con la práctica geométrica, la artista ha utilizado figuras como el círculo, el rombo, el triángulo, el tetraedro y la espiral para crear lenguajes visuales sencillos de formas y estructuras, que recuerdan en cierta medida al minimalismo o la ausencia de detalles. Sus obras monumentales, como aquellas expuestas en espacio público, están diseñadas para ser intervenidas por el espectador. El simple hecho de tocarlas, transitarlas y contemplarlas promulga una idea de apropiación e interacción personal y colectiva de su trabajo. De igual forma, esta experiencia permite reflexionar sobre la materialidad y la perdurabilidad del arte en un ambiente específico, indagando por la transparencia o solidez de sus instalaciones.