¿Ha leído el acta de la revolución del 20 de julio de 1810?

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República
Acta de la independencia: cabildo extraordinario
Acta de independencia y conformación de gobierno municipal. Londoño, Antonio M. 1910. Bogotá: Imprenta de Carteles. Biblioteca virtual del Banco de la República
Datos generales


Aquello que todos conocemos como “Acta de la Independencia” de Colombia fue todo, menos un acta de independencia. En realidad sí fue un acta, pero como reza el título de la copia más antigua que sobrevive, fue el “Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810”.

El documento original, redactado y firmado el día de los hechos, desapareció incinerado en la noche del 20 de mayo de 1900, al incendiarse el célebre edificio de las Galerías Arrubla, en el costado occidental de la actual Plaza de Bolívar y en cuyos pisos altos funcionaba la administración de la ciudad y el Concejo de Bogotá, en cuyo archivo reposaba la famosa acta. También se perdió en esa tragedia el acta de fundación de la ciudad.

Sin embargo, el texto del Acta de la Revolución del 20 de Julio de 1810 se conservó en su integridad, pues en 1846 el pintor Simón J. Cárdenas hizo una copia caligrafiada del documento, que en 1850 se hizo litografiar en París. El 1910, al celebrarse el centenario de la Revolución, la Junta que se estableció para ese fin hizo grabar en Leipzig (Alemania), en la litografía de Victor Sperling, la copia que se conoce más comúnmente, y que fue mandada imprimir una vez más, en 1952, por el Banco de la República.

Los sucesos del 20 de julio en Bogotá fueron en verdad una revolución que, aunque no proclamó la Independencia, sí destituyó al virrey Antonio Amar y Borbón y estableció en su lugar una Junta Suprema del Nuevo Reino de Granada. La formación en Bogotá de una Junta de esta clase no era ninguna novedad, pues esto ya había sucedido en Quito un año antes, el 10 de agosto de 1809, y en Colombia, antes de Bogotá otras ciudades habían formado su propia junta de gobierno: Cartagena el 14 de junio de 1810, Cali el 3 de julio, Pamplona el 4 de julio, Socorro, entre el 9 y el 11 de julio, y Mompox el 18 de julio. Y también en la propia España se había organizado un Consejo de Regencia de España e Indias, que ya desde 1809 había reconocido que los dominios de España en América y otras partes del mundo no eran colonias de España sino “reinos” con sus propios derechos. Estas juntas, tanto en España como en América se habían fundado para hacer frente a la ocupación francesa de la península, donde gobernaba, no el legítimo rey, Fernando VII, sino José Bonaparte, hermano de Napoleón.

Para entender qué fue lo que realmente sucedió en Bogotá el 20 de julio de 1810 lo primero que debe hacerse es leer el “Acta” que redactaron sus protagonistas principales. Sin entrar en detalles sobre la composición de la Junta y los hechos que tuvieron lugar a lo largo de un día tan evidentemente agitado como ese, conviene detenerse en algunos pasajes, donde se encuentra la esencia de la “revolución”. Y en verdad se ponen al descubierto varias sorpresas históricas.

A las seis de la tarde de ese día se reunieron los miembros de un Cabildo al que se dio el nombre de “extraordinario”, para nombrar a las personas “en quienes el mismo pueblo iba a depositar el Supremo Gobierno del Reino”, según dice al acta. Para dirigir esta acción se proclamó al Regidor, don José Acevedo y Gómez, y la Junta habría de actuar “interinamente”, mientras ella misma formaba “la Constitución que afiance la felicidad pública”. Las provincias habrían de quedar “ligadas únicamente por un sistema federativo, cuya representación deberá residir en esta capital, para que vele por la seguridad de la Nueva Granada, que protesta no abdicar los derechos imprescindibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado Monarca don Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros”. Tal es el fragmento centra del acta de la revolución. El pueblo, mediante sus diputados, elegía a la Junta Suprema, pero manteniendo totalmente la fidelidad al rey Fernando VII, temporalmente desposeído de poder por la invasión francesa de España. Así mismo se reconocía la sujeción a la Superior Junta de Regencia que gobernaba a la España que aun seguía fiel al monarca.

En seguida del juramento, continúa el acta, se proclamó como presidente de la Suprema Junta a nadie menos que el depuesto virrey, el “Excelentísimo señor Teniente General don Antonio Amar y Borbón”.

Hasta aquí lo esencial del “Acta de la Revolución”. Amar y Borbón tomó posesión de su cargo de presidente al día siguiente a las 9 de la mañana, pero pocos días después corrió el rumor de que estaba preparando una contra revolución, y por la presión del pueblo enardecido la Junta decidió ordenar su traslado a Cartagena, en compañía de su esposa, para que salieran para España.

Tal vez lo más importante por destacar en el Acta de la Revolución es el hecho de que por vez primera se dio protagonismo al “pueblo” como rector de su propio destino. Pero una verdadera “Declaración de Independencia” solo vino a darse en Colombia más de un año después, el 11 de noviembre de 1811, cuando la junta de gobierno de Cartagena declaró lo siguiente: “nosotros los representantes del buen pueblo de Cartagena de Indias… declaramos solemnemente a la faz de todo el mundo, que la Provincia de Cartagena de Indias es desde hoy de hecho y por derecho Estado libre, soberano e independiente; que se halla absuelta de toda sumisión, vasallaje, obediencia, y de todo otro vínculo de cualquier clase y naturaleza que fuese, que anteriormente la ligase con la corona y gobiernos de España, y que como tal Estado libre y absolutamente independiente, puede hacer todo lo que hacen y pueden hacer las naciones libres e independientes”.

Desde luego, la Revolución del 20 de julio de 1810 es un episodio importante en el largo y sangriento proceso de independencia de Colombia, particularmente por ser Bogotá la capital del reino. Hoy celebramos el 20 de julio como festivo para la República “como aniversario de la proclamación de la Independencia nacional en 1810”, según reza el artículo 1° de la Ley 60 de 1873, promulgada el 8 de mayo de ese año. Paradójicamente, el 11 de noviembre, día de la independencia de Cartagena, según la ley colombiana, solo es festivo cuando ese día cae en lunes. De lo contrario, el festivo será el lunes que siga al día 11.

Véase también

Créditos

  • Efraín Sánchez, Historiador e investigador. Julio de 2024

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