María Tila Uribe

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República
María Tila Uribe Jiménez
Datos generales
Nombre María Tila Uribe Jiménez
Fecha de nacimiento 1931
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Ocupación Educadora-normalista, alfabetizadora, escritora, periodista, historiadora, activista y militante política, defensora de los Derechos Humanos.
Bachillerato Educadora normalista del Instituto Departamental Femenino
País de nacimiento Colombia, Bandera de Colombia }}
Ciudad de nacimiento Bogotá
Familia Tomás Uribe Márquez (padre); Enriqueta Jiménez Gaitán (madre); Mauricio, Esperanza, Pilar y Francisco (hijos)
Cónyuge Francisco José Trujillo


Biografía

María Tila Uribe Jiménez (Bogotá, 1931), hija de Tomás Uribe Márquez (Medellín,1886-Bogotá, 1936) y de Enriqueta Jiménez Gaitán (Bogotá, 1896-1984), quienes le inculcaron valores como la honestidad, la justicia y una profunda solidaridad con los débiles. Ambos fueron destacadas figuras del Partido Socialista Revolucionario (PSR) lo que fue definitivo en la formación y posterior trasegar de María: ora como pedagoga y alfabetizadora de adultos, ora como escritora, periodista y militante política.

Una familia influyente

Tomás fue un ingeniero agrónomo, escritor, periodista y humanista; trabajó como propulsor de la primera Confederación Obrera Nacional; fue cofundador y secretario general del PSR, entre 1926 y 1930, donde se dirigieron dos grandes huelgas petroleras, se combatió la Ley de Pena de Muerte y se defendió el programa socialista que consiguió reivindicaciones para los trabajadores colombianos, como el establecimiento del 3x8: ocho horas de trabajo, ocho de capacitación, ocho de descanso.

Por esa actividad de liderazgo y participación revolucionaria, especialmente por su actuación y respaldo a los huelguistas de la zona bananera en 1928, fue arrestado, encarcelado en el antiguo Panóptico de Bogotá (hoy Museo Nacional) y juzgado, en enero de 1929, en Consejo de Guerra. Fue condenado a dos años de prisión, con supresión de sus derechos políticos y prohibición de hablar en público de por vida. Junto con Juan C. Dávila, y Raúl Eduardo Mahecha Caycedofue encadenado, torturado y llevado al cepo durante una hora diaria sin poder hablar ni gritar, situación que llevó con dignidad y fortaleza, pero que quebró su salud, sobre todo sus pulmones. Un año duraron los tres líderes socialistas en el Panóptico, hasta que el joven abogado defensor Jorge Eliécer Gaitán logró liberarlos a fines de 1929, al emprender debates en el Congreso y obtener la revisión de los Consejos de Guerra.

Tomás decidió retirarse de la actividad política en 1930 para recluirse en una casa en La Sabana de Bogotá. Desde 1927 compartía su vida con Enriqueta Jiménez Gaitán, compañera de militancia en el PSR, separada y madre de cuatro hijos (Sofía, Juan Francisco, Carlos Miguel y Alfredo), quien para ganarse la vida oficiaba como bordadora y se convirtió en líder del movimiento feminista y sindical. Se conocieron en 1925. Inicialmente, los unió la causa política, poco a poco nació el amor. Con Enriqueta o “Tatica”, como cariñosamente la llamaba, concibió a sus hijos, María Tila (1931) y Tomás Bladimir, y se dedicó a reflexionar y escribir sobre la situación del país. Es decir que a María Tila no le tocó vivir directamente la etapa de militancia política de su padre, sino más bien la del ocaso de su ciclo vital, una época intelectual donde era visitado constantemente por sus antiguos camaradas del PSR.

Además de estos ejemplos, María Tila tuvo en su infancia a la prima hermana de Tomás, María de los Ángeles Cano Márquez (1887-1967), la inolvidable “flor del trabajo”, lo que reforzó y encendió mucho más su espíritu revolucionario. Cano cumplió una labor fundamental en la vocación de escritora de Tila. Mientras que le hacía cachumbos, le decía: “cuando seas grande debes construir esta historia”. Esta oración todavía representa lo que nuestra biografiada ha tratado de cumplir a lo largo de su vida.

“¿Por qué las mujeres casi no aparecemos en la historia, ni en el arte, ni en la ciencia?”

María Tila estudió en el Instituto Departamental Femenino, un colegio para niñas pobres donde se les preparaba como maestras rurales, donde obtuvo el título de bachiller como educadora-normalista. Allí, María se destacó por su permanente preocupación por los pobres y por la situación de inferioridad de la mujer. Por ejemplo, alguna vez preguntó, públicamente: “¿por qué las mujeres casi no aparecemos en la historia, ni en el arte, ni en la ciencia?”.

En 1948, al calor de las luchas gaitanistas del 9 de abril, y de lo que vino después, conoció a Francisco José Trujillo (1924-2020), un joven activista político y sindical, con quien contrajo matrimonio el 9 de mayo de 1949. Concibieron cuatro hijos: Mauricio, Esperanza, Pilar y Francisco, criados por María Tila durante la década del cincuenta. Inicialmente, montaron un taller de fotografía tamigrafía, donde ambos trabajaron, para sobrevivir.

Alfabetizadora

Poco a poco, mientras el país se desangraba, víctima de la Violencia que azotó al país entre 1945 y 1965, María Tila y su hermano se vincularon a la actividad política con el impulso definitivo de la Revolución Cubana de 1959. En un principio, a comienzos de los años sesenta, María Tila militó en el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), mientras que su hermano Francisco lo hizo en el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR) que lideró Jorge Camilo Torres Restrepo (1929-1966). El carisma del cura y sociólogo hizo que María Tila se vinculara al movimiento alfabetizador que él abanderó y en el que también colaboró Isabel Restrepo de Torres, madre de Camilo. Además, María Tila se unió a grupos comprometidos con las luchas de emancipación de la mujer, lo que desembocó en la conformación del Frente Unido Femenino, del que fue cofundadora. Finalmente, ambos terminaron en el Ejército de Liberación Nacional (ELN), militancia política que tuvo dos caras, la pública y la clandestina: no fueron combatientes, pero siempre estuvieron orientados a proteger los intereses de los desamparados, de los marginados.

A comienzos de 1970, Francisco Trujillo fundó el Instituto de Capacitación y Asesoría Técnica (ICAT), en el que se impartía formación en diversas temáticas, tanto a profesionales como a integrantes del movimiento sindical, campesino y comunitario. Acá María Tila trabajó como alfabetizadora. En 1977, María y Francisco vivían en ciudades distintas, entregados cada uno a tareas políticas diferentes. Tila cumplía una actividad alfabetizadora en Antioquia, con la colaboración de las hermanas Lauritas, contraria a la oficial tradicional e inspirada en los pedagogos Paulo Freire (1921-1997) y Aníbal Ponce (1898-1938). La obra de estos pedagogos invitaba a construir sociedad desde la conciencia de los problemas sociales que se viven a diario y que afectan de manera directa e indirecta a las aulas de clase, lo que implica construir el conocimiento desde las diferentes realidades que afectan a los dos sujetos políticos en acción, el aprendiz y el maestro.

Esa alfabetización, crítica y heterodoxa, la desarrolló María Tila mediante la elaboración, para las columnas guerrilleras del ELN, de cartillas de primeras letras para campesinos, peones, mineros y pescadores, entre otros. Pero, para que esa labor fuera mucho más efectiva, se consideró su impresión, lo que implicó un proceso de edición. Por esta razón, Francisco y María decidieron reencontrarse en Bogotá. Él llego primero y se instaló en un apartamento de un barrio suroriental de la capital. Ella arribó el 23 de marzo de 1977. En la madrugada del día siguiente se cumplió un ruidoso operativo militar, la pareja fue allanada, detenida y separada. Desde meses atrás se había adelantado una escrupulosa labor de inteligencia militar y se levantó un voluminoso expediente que justificó la acción y el encarcelamiento.

Alfabetización en la cárcel

Fueron trasladados a la Brigada de Institutos Militares (BIM), en Puente Aranda, donde fueron sometidos, por separado, a largos interrogatorios, de entre tres y cuatro horas, con descansos de dos horas. Las indagaciones fueron hechos por encapuchados que los maltrataron y torturaron psicológicamente hasta exasperarlos, con el fin de conocer el paradero de Mauricio Trujillo Uribe, alias “Marcos”, implicado en acciones revolucionarias vinculadas con el ELN. También para el caso específico de María Tila, se le interrogó para saber quiénes eran los inspiradores de la alfabetización que ella ejercía. En la BIM, María Tila permaneció retenida durante cuarenta días (lo que violaba abiertamente las disposiciones del Código de Procedimiento Penal) para luego ser trasladada a la cárcel del Buen Pastor y, más adelante, a la cárcel municipal de Zipaquirá. Por su parte, Francisco estuvo 105 días en los calabozos de la BIM, sometido a permanentes interrogatorios y torturas, y después fue remitido a la cárcel de La Modelo. Luego de dieciocho meses de arresto, el 18 de agosto de 1978 se inició el Consejo de Guerra en Bogotá, por lo que fueron transferidos nuevamente a la capital de la república.

Además de los encapuchados entrevistadores, María Tila fue interrogada por un Juez Civil, quien le informó que, según el auto de detención, ella se hallaba retenida por pertenecer a una red urbana del ELN, una “asociación para delinquir”, con diez integrantes, que había cometido siete delitos: homicidio, secuestro, robo, atentado, porte ilegal de armas, documentos falsos e incitación a la rebelión.

Mauricio, el hijo de Tila, también había sido detenido el 13 de septiembre de 1977 en Barranquilla, donde fue bárbaramente torturado y posteriormente remitido a Bogotá, para quedar preso en la misma cárcel que su padre.

El hecho de que Tila y Francisco, así como Mauricio (torturado durante su reclusión) y ocho presos políticos, fueran acusados de supuesta “asociación para delinquir” y de estar implicados en el asesinato del general Ramón Arturo Rincón Quiñonez (1922-1975), vició, desde un comienzo, el proceso, pues los sindicados debían haber sido acusados por el delito de “rebelión”, claramente establecido en el Código Penal colombiano.

La insistencia de la autoridad militar por inculparlos por el delito de “asociación para delinquir” permitía mantener a los presos políticos retenidos por largos años en prisión y negar su existencia. Las penas podían fluctuar entre cinco y catorce años, mientras que si se los juzgaba por “rebelión” eran reconocidos como presos políticos y las condenas no podían ser mayores de cuatro años. De allí que María Tila y compañía, desde un principio, lucharon para que se les reconociera su carácter de presos políticos.

Después de mucho trabajo, lograron que en la cárcel los presos comunes y algunos guardianes los respetaran. Sus abogados defensores, Eduardo Umaña Luna, Eduardo Umaña Mendoza, Alberto Álava Montenegro, Ciro Quiroz, Eduardo Carreño y Miguel Sornoza Falla, inútilmente trataron que se les reconociera como presos políticos, y de que les acusara por “rebelión”, no por ser miembros de una “asociación para delinquir”. El adalid de esa causa fue el profesor Alberto Álava que en agosto de 1982 fue asesinado por el grupo paramilitar Muerte a Secuestradores (MAS). Álava no fue el único ultimado de los abogados defensores: Eduardo Umaña Mendoza, que directamente fue el abogado defensor de María Tila, fue eliminado en 1998 por miembros de la banda La Terraza, de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Luego de 18 meses de “detención preventiva” y de continuas violaciones por parte de la Justicia Penal Militar de todos los plazos que la ley señalaba, el 9 de agosto de 1978 se inició el Consejo Verbal de Guerra de los once presos políticos sindicados de ser miembros de una red urbana del ELN. Se llevó a cabo en las instalaciones militares de Puente Aranda y duró 88 días.

Desde el principio, el Consejo estuvo viciado, pues hubo una evidente invasión de jurisdicción por parte de los militares. Efectivamente, un Consejo Verbal de Guerra es un procedimiento breve y sumario para juzgar delitos cometidos por militares en actividades relacionadas con su función militar, por lo que no se podía aplicar a civiles, pero en una clara tergiversación de la ley civil, amparados por el Estado de Sitio y las leyes de excepción, abusivamente se procedió a aplicar sus propios procedimientos. A la hora de iniciarse el Consejo, los abogados defensores desconocían el contenido de los expedientes de los sindicados, que sumaban más de 2.000 folios, y solo se les concedió tres horas para leerlos, tiempo demasiado corto para poderlos analizar y examinar. Pese a ello, Umaña Luna y compañía lograron demostrar que las pruebas allegadas, fruto de los allanamientos, no comprobaban la supuesta “asociación para delinquir”.

El grupo que iba a ser juzgado se preparó para el juicio: repasaron leyes, artículos del código penal, de las Naciones Unidas, y de la Constitución nacional; se distribuyeron temas para sus defensas, relacionados con el porqué de sus convicciones y luchas políticas. Fue así como María Tila abordó la cuestión de los problemas de la educación en Colombia, Francisco la de la violencia y Mauricio el de la concentración capitalista. Por su parte, los oficiales designados como jueces carecían de una adecuada formación jurídica, tenían prejuicios, pues consideraban a los sindicados como enemigos. No podían ser jueces imparciales. Tenían instrucciones superiores de condenar, por encima de toda consideración jurídica, y así lo hicieron, María Tila fue condenada a veinte años de presidio, Francisco a veinticuatro, Mauricio a catorce, penas totalmente violatorias de los códigos establecidos, las penas debían ser entre cinco y catorce años, pero arbitrariamente se les condenó con penas de entre catorce y veinticuatro años, de principio a fin el Consejo fue una farsa.

El cuatro de diciembre de 1978, Francisco y seis condenados más, incluido Mauricio, fueron trasladados a la cárcel del Barne en Tunja. Destino que también tuvieron María Tila y Julia Helena Suárez, que fueron remitidas el primero de enero de 1979. Mientras que cumplía su condena, María Tila se enteró del triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua, y especialmente de una de las puntas de lanza de su gobierno: la alfabetización, lo que la motivó a escribir una memoria sobre su experiencia en ese campo que envió a Managua.

El 26 de febrero de 1980 se produjo en Bogotá la toma de la Embajada de Republica Dominicana, por parte de un comando del M19, dentro de la operación Democracia y Libertad. Entre las exigencias de los guerrilleros estaba la solicitud de libertad para 311 presos políticos retenidos en diferentes centros penitenciarios del país. Esto generó una esperanza en María Tila y compañía, aunque era muy improbable que ello se cumpliera. Finalmente, los sindicados fueron concentrados en Bogotá, María Tila volvió al Buen Pastor, Francisco y Mauricio a La Picota.

La toma del M19 de la Embajada produjo un hecho positivo: un sector de la prensa reconoció que en Colombia sí había presos políticos. Se ratificó así la gestión de los miembros de Amnistía Internacional que, entre el 10 de diciembre de 1979 y el 8 de enero de 1980, adelantaron una juiciosa visita a El Barne, cuyo resultado fue un completo y detallado informe de la situación de los presos políticos allí retenidos. También, la Cruz Roja Internacional, en enero de 1980, entrevistó a la mayoría de los presos políticos. Estos informes y noticias que robustecieron las denuncias que desde tiempo atrás se venían formulando los Comités de Derechos Humanos y el de Solidaridad con los Presos Políticos.

El 27 de abril, el comando guerrillero abandonó la Embajada y se dirigió a La Habana, pero solo logró la libertad de siete presos políticos, componentes del Comando Superior del M19. Sin embargo, las demandas y denuncias hechas por el M19, los juiciosos informes de Amnistía Internacional y de la Cruz Roja Internacional, de los Comités de Derechos Humanos y Solidaridad con los Presos Políticos y la presión de cierto sector de la prensa, hicieron que los procesos y condenas fueran revisados. Para el caso de María Tila y demás compañeros, el 19 de agosto de 1980 el Tribunal Superior Militar anuló el Consejo de Guerra que los había juzgado, y se los citó a uno nuevo ahora sí por “rebelión”, pero los abogados procedieron a pedir libertades por tiempo cumplido, las que fueron concedidas solo siete meses y medio más tarde. La primera en salir fue María Tila, el 30 de enero de 1981, tras 46 meses de arresto; Francisco, tras 53 meses, y Mauricio, tras 48 meses, permanecieron en La Picota hasta julio.

Una vez en libertad, María Tila partió hacía el exilio: viajó a Caracas, luego a Panamá, y finalmente a Europa. Se radicó en París, asistida por Amnistía Internacional. En la capital gala se reunió con Francisco, cuando este salió de la cárcel, y fueron invitados a realizar una gira por seis países europeos, en la que denunciaron los métodos de tortura y maltrato que recibían los presos políticos en Colombia, la penosa situación de los derechos humanos y el significado del Estatuto de Seguridad del gobierno de Julio César Turbay Ayala. María Tila participó en el lanzamiento del primer ministerio de la mujer en Francia y se interesó por la temática de los Derechos Humanos. Por ese entonces, el jesuita Mario Calderón (1946-1997) adelantaba un doctorado en sociología en la Escuela de Altos Estudios de París, desde un comienzo se hizo amigo del matrimonio Trujillo-Uribe, y les ayudó para que obtuvieran una beca para que escribieran un libro-memoria sobre su experiencia en la cárcel.

El fruto final de la beca fue el texto Desde adentro (1984), obra testimonial, de memoria, fruto de la estadía de María Tila y Francisco José en la prisión. Consta de dos partes, la primera, de 154 páginas, Desde adentro, escrita por María Tila; la segunda, También desde la cárcel sigue la lucha, redactada por Francisco José. Hasta el momento que María Tila se sentó a escribir esta obra, ella no tenía mayores experiencias en las lides de la escritura, salvo que en la cárcel de El Barne había redactado y editado, junto con María Helena Suárez, el periódico La Carta.

El desafío fue grande, pero lo asumió, consciente de que el trasegar de la vida la llevaba a transmitir sus experiencias vivenciales. Por eso, se impuso la disciplina de escribir Desde adentro, donde contó la situación de las cárceles colombianas, la vida de los prisioneros políticos y, sobre todo, relató su propia experiencia vivencial en las cárceles donde estuvo detenida. Su insumo principal fue un diario parcial de su estadía de 46 meses en prisión.

El resultado final es un texto que representa la cotidianidad de la prisión y cómo se puede sobrellevar. María Tila adelantó algunos cursos de alfabetización para las presas y presos en el Buen Pastor, en la cárcel de Zipaquirá, y en El Barne. En sus ratos libres se dedicó a las artesanías y tocar acordeón. Reflexionó sobre la condición de las mujeres en las cárceles, con énfasis en las presas políticas, y se preocupó por organizarlas, sin dejar de lado la permanente angustia por estar presa, alejada de su familia y seres queridos. Además, no faltaron las denuncias sobre el sistema penal militar, la farsa de las “Jornadas Penitenciarias”, las torturas a que eran sometidos los presos en la BIM y en las caballerizas de Usaquén, el cinismo de los militares, del presidente Turbay y sus ministros en declarar que los presos y presas se auto torturaban. Por último, en su tercera permanencia en el Buen Pastor, se propuso una tarea colectiva: redactar respuestas a los hijos e hijas de las presas, explicándoles el porqué de la condición en que se encontraban sus madres.

El testimonio de Francisco es un relato más sistemático, exacto sobre sitios, fechas y situaciones ocurridas en prisión, dado que su experiencia como escritor era considerable. En el confluyen recuerdos vividos, recortes de prensa, documentos, y la redacción de un Diario que logró llevar mientras estaba preso. Todo ello implicó seleccionar y ordenar el material en aras de dar a la luz pública un testimonio político. Muestra también cómo, al abrigo del Estatuto de Seguridad, el crecimiento de los presos políticos fue inusitadamente grande, lo que permitió que los sindicados se organizaran en las cárceles para que se les reconociera y respetara su condición, lo que generó cierta amistad y solidaridad entre ellos. Describe, con maestría, la vida al interior de una cárcel, así como la pésima situación sanitaria y de convivencia de los tres centros de reclusión en los que estuvo detenido. Ratifica lo expresado por María Tila respecto a la grotesca intervención de las Fuerzas Militares durante el tiempo de su reclusión.

La primera edición de Desde adentro fue patrocinada por el Comité de Solidaridad, años después el libro fue traducido al francés, con el título de La Columbie derriere les barraaux (1992) y publicado en el marco de la celebración de los 200 años de los Derechos Humanos y del Ciudadano.

Su experiencia de alfabetización en la Nicaragua sandinista

A mediados de 1982 viajaron a Managua a colaborar con la revolución sandinista. Francisco lo hizo en el Centro Ecuménico Antonio Valdivieso y en el ministerio de Trabajo como asesor en seguridad industrial, prevención de riesgos y protección de trabajadores, temas que dominaba desde 1959. María Tila, por su parte, se vinculó al Viceministerio de Educación de Adultos que, en cabeza de Fernando Cardenal, adelantaba una cruzada de alfabetización. Específicamente, colaboró en la elaboración de cartillas de post-alfabetización. Ambos se comprometieron con la revolución sandinista, pero los giros y bandazos del proceso hicieron que poco a poco se desilusionarán.

Los años escondidos. Sueños y rebeldías en la década del veinte: un completo cuadro de la Colombia de la última década de la Republica Conservadora (1885-1930)

En 1985, María Tila y Francisco José retornaron a Colombia, se radicaron en Bogotá y junto con su hija Pilar fundaron el Centro de Estudios e Investigación del Trabajo (CESTRA), del que fue directora entre 2002 y 2017, en cuyo seno María Tila concibió la investigación, redacción y publicación de Los años escondidos. Sueños y rebeldías en la década del veinte (1994). Este nuevo reto consistió en escribir un libro de interpretación histórica que reconstruyera los agitados años veinte, con énfasis en los movimientos sociales protagonizados por obreros, artesanos, indígenas, campesinos, pobladores urbanos y pobres; las protestas populares que esos movimientos generaron, encarnados en huelgas y paros que proliferaron por todo el país, y la emergencia del PSR en el que su padre tuvo una muy destacada participación. Lo anterior, sin dejar de lado varios trozos biográficos de sus padres, todo ello contextualizando, con detalle, los primeros pasos del socialismo en el país y su posterior evolución, lo que le permitió suministrar un completo cuadro de la Colombia de la última década de la Republica Conservadora (1885-1930).

Una primera dificultad radicó en la información, hasta el momento del allanamiento de marzo de 1977, que María Tila mantuvo el “baúl de los recuerdos”. Este contenía buena parte del archivo personal de su padre, en especial el Diario de cárcel, y gran cantidad de recuerdos familiares y políticos, pero gran parte de estos documentos fueron semidestruidos. El resto fueron llevados a la Brigada como prueba de la actividad revolucionaria de su poseedora. Para documentarse, tuvo que recurrir a su memoria, a los recuerdos que conservaba de su padre y de algunos de los protagonistas que transitan a lo largo del libro; consultar los periódicos de la época, de los que hace una completa reseña; adelantar entrevistas, leer la bibliografía existente, ordenar y sistematizar la información, y escribir, pero no fue muy juiciosa en citar las fuentes. Le faltó, como en Desde adentro, cierta precisión y rigurosidad en suministrar fechas y situaciones. Proceso en el que gastó muchos años.

El resultado final es un libro de interpretación histórica sobre el devenir del movimiento revolucionario de los años veinte. Es una historia de seres humanos de carne y hueso, de sueños y rebeldías de gentes muy cercanas a María Tila. No es una reconstrucción fría de modos de producción o de estructuras políticas o ideológicas. Pese a la cercanía emocional con muchos de los personajes, trató de ser objetiva pues, si bien es una biografía contextualizada de su padre y de la generación de socialistas revolucionarios de los años veinte, no es una biografía individual sino grupal. La primera edición fue hecha por el CESTRA y el Centro de Estudios de la Realidad Colombiana (CEREC), la segunda edición (2007) corrió a cargo de la editorial Antropos y el CESTRA. En total, el libro tiene cinco ediciones.

Su producción intelectual

La producción intelectual de María Tila Uribe no se limita a Desde adentro y Los años escondidos. En total ha escrito y publicado ocho libros. Huellas del Tiempo. Dignidad autonomía, Envejecimiento y vejez (2015), fruto de cerca de 10 años de trabajo con personas mayores, en una briega permanente por conseguir el reconocimiento de los derechos humanos de las personas mayores; Les regalamos el minuto que falta: Masacre de las bananeras (2019), que es una reflexión sobre la matanza de las bananeras, en el que retoma algunos de sus apreciaciones consignadas en Los años escondidos, y las amplía a la luz de la bibliografía existente.

Lo que mis ojos vieron. Memorias de un exilio. (2023), con prólogo de Pepe Mujica, que en cierta manera es una continuación de Desde Adentro, pues aborda una herida histórica: el exilio de un gran número de personas a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, durante el Gobierno (1978-1982) de Turbay Ayala (1916-2005). Es un testimonio, sufrido en carne propia, que revela las injusticias que causó este éxodo, pues la huida abrupta de millares de colombianos y colombianas para proteger la vida rompió familias, liderazgos y sueños de vida; pero también es un texto analítico, de acercamiento a contextos históricos. Fue un libro cuya escritura aplazó por años, pero luego de la muerte de Francisco, a quien se lo dedicó, se decidió a redactarlo. Para hacerlo, contaba con una serie de apuntes, resultado de compartir con compañeros y compañeras en el exilio. Fue coleccionando, a lo largo de cerca de cuarenta años, recuerdos obtenidos de sacudir sensaciones y pensamientos, de resolver preguntas que fueron surgiendo. Es un ejercicio por resaltar y validar la memoria histórica, para que la historia no se olvide, pues la recuperación de la memoria debe ser una obligación de los Estados. Pero también es un compromiso de toda la sociedad para entender mejor el presente y para conocimiento de las generaciones futuras.

Entre su producción también se encuentran dos libros más: Tú no puedes evitar el fuego. Mujeres latinoamericanas en el exilio, editado en Washington y Londres, y Ojalá nos alcance la vida, publicado por el Centro Nacional de Memoria Histórica.

Incansable educadora

María Tila nunca ha cesado de trabajar. Es así como, en los años noventa, se vinculó a la Escuela de Liderazgo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y a partir del 2000 asesoró, entre otros, el programa de historia de la Escuela Nacional de Mujeres Betsabé, Espinal. En los años siguientes, coordinó programas de alfabetización para la Universidad Abierta y a Distancia (UNAD) y para los recicladores en Bogotá, siempre produciendo cartillas y juegos didácticos. Desde su lejana experiencia con Camilo Torres, a comienzos de los años sesenta, hasta el presente, en total ha investigado, diseñado, y redactado veinte cartillas de alfabetización. Entre el 2008 y el 2012 dirigió y desarrolló proyectos educativos con familias desplazadas, formando Promotores de Paz, derechos humanos y resolución de conflictos.

Cronología

  • 1931: María Tila Uribe Jiménez nace en Bogotá.
  • 1945: Se vinculó a la actividad política.
  • 1949: Contrajo matrimonio con Francisco José Trujillo Trujillo.
  • 1977: Alfabetizadora
  • 1977: Fue víctima de un allanamiento, arrestada y trasladada a la cárcel del Buen Pastor.
  • 1978: Se inició el Consejo Verbal de Guerra (18 de agosto).
  • 1979: María Tila fue trasladada a la cárcel del Barne en Tunja.
  • 1980: María Tila fue trasladada a la cárcel del Buen Pastor en Bogotá.
  • 1981: María Tila fue liberada (enero) y partió hacia el exilio, primero viajó a Caracas, luego a Panamá, y finalmente a Europa, se radicó en París, asistida por Amnistía Internacional.
  • 1982: Viajó a Managua a colaborar con la revolución sandinista
  • 1984: Publica Desde adentro, fruto de una beca libro-memoria.
  • 1985: María Tila y Francisco José retornaron a Colombia, se radicaron en Bogotá y junto con su hija Pilar fundaron el Centro de Estudios e Investigación del Trabajo (CESTRA).
  • 1992: Desde adentro se publica en francés: La Columbie derriere les barraaux
  • 1994: Publica Los años escondidos. Sueños y rebeldías en la década del veinte.
  • 2015: Publica Huellas del Tiempo. Dignidad autonomía, Envejecimiento y vejez.
  • 2019: Publica Les regalamos el minuto que falta: Masacre de las bananeras.
  • 2000: Asesora del programa de historia de la Escuela Nacional de Mujeres Betsabé, Espinal.
  • 2008: Hasta 2012 dirigió y desarrolló proyectos educativos con familias desplazadas formando Promotores de Paz, derechos humanos y resolución de conflictos.
  • 2023: Publica Lo que mis ojos vieron. Memorias de un exilio.

Véase también

Bibliografía

  • Archila Neira, M. (1991). Cultura e identidad obrera, Colombia 1910–1945. CINEP.
  • Archila Neira, M. (1994). Recuerdos heredados (Reseña del libro Los años escondidos: Sueños y rebeldías en la década del veinte de María Tila Uribe). Boletín Cultural y Bibliográfico de la Biblioteca Luis Ángel Arango, 31(37), 137–138. https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/2002
  • Fals Borda, O. (1986). Retorno a la tierra: Historia doble de la costa. Tomo IV. Carlos Valencia Editores.

Melo, J. O. (1979). Sobre historia y política. Editorial La Carreta. Uribe Celis, C. (1985). Los años veinte en Colombia. Ediciones Aurora. Uribe, M. T., & Trujillo, F. J. (1984). Desde adentro. Comité de Solidaridad con los Presos Políticos. Uribe, M. T. (1984). Los años escondidos: Sueños y rebeldías en la década del veinte. CESTRA-CEREC. Uribe, M. T. (2015). Huellas del tiempo: Dignidad, autonomía, envejecimiento y vejez. Orión Editores. Uribe, M. T. (2019). Les regalamos el minuto que falta: Masacre de las bananeras. Punto de Encuentro Editorial. Uribe, M. T. (2023). Lo que mis ojos vieron: Memorias de un exilio. Opciones Gráficas. Uribe, M. T., & otros. (2017). Ojalá nos alcance la vida. Centro Nacional de Memoria Histórica. Uribe, M. T., & otras. (1989). You can't drown the fire: Latin American women. Alicia Paternoy. Uribe, M. T. (n.d.). Entre las brumas del tiempo [Video]. https://www.mujeresconfiar.com Vega Cantor, R. (2002). Gente muy rebelde. Tomo 4: Socialismo, cultura y protesta popular. Ediciones Pensamiento Crítico. Trejos, I. (1994–1995). Sueños y rebeldías (Reseña). Número, (5), 87–88. Centro Nacional de Memoria Histórica (Comp.). (2017). Ojalá nos alcance la vida: Historias de vida de personas mayores víctimas del conflicto armado colombiano. Autor. https://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/p17054coll2/id/88 Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV). (2022). Summary: The truths of exile. The Colombia outside of Colombia [Informe técnico]. Comisión de la Verdad. https://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/comision-col/id/386 Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV). (2022). La Colombia fuera de Colombia: Las verdades del exilio Colombia [Informe técnico]. Comisión de la Verdad. https://babel.banrepcultural.org/cdm/ref/collection/comision-col/id/385 Mancera Rodríguez, A. M. (2022). La herencia intelectual del espiritismo en María Cano: Circulación del socialismo en Colombia desde sus afectos familiares. Credencial Historia. Banco de la República. https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-395/la-herencia-intelectual-del-espiritismo-en-maria-cano Pagano Villegas, C. (2016). Uribe, María Tila: Educadora y escritora [Video]. Biblioteca Luis Ángel Arango. Off Our Backs. (1989, noviembre 30). You can't drown the fire: Latin American women writing in exile. *Off Our Backs*, 19(10), 19.

Obras de María Tile Uribe disponibles en la colección bibliográfica

Uribe Arcila, Ó. (2016). Una mirada en el espacio (Prólogo de María Tila Uribe). Editorial Bolívar Impresores. Biblioteca Luis Ángel Arango 920 U74m2. Uribe, M. T. (2024). Lo que mis ojos vieron: Memorias de un exilio. Biblioteca Luis Ángel Arango 920.7209861 U74q. Trujillo, F. J., & Uribe, M. T. (1990). La Colombie derrière les barreaux: Témoignage d’un couple de prisonniers politiques. Éditions L’Harmattan. Biblioteca Luis Ángel Arango 365.45 T78c. Uribe, M. T. (1994). Los años escondidos. Cestra. Biblioteca Luis Ángel Arango 923.286 U74a3. Uribe, M. T., & Trujillo, F. J. (1974). Desde adentro. [s.n.]. Biblioteca Luis Ángel Arango 365.64 U74d.

Autor: José Eduardo Rueda Enciso