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|title=Biografía de José Asunción Silva | La Enciclopedia de Banrepcultural
|description=Biografía del poeta y escritor colombiano; autor de Nocturnos, De Sobremesa y el poemario Gotas amargas.
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José Asunción Silva
José Asunción Silva 1865-1896. Estampilla unitaria emitida el 30 de mayo de 1986. Colección filatélica del Banco de la República. Biblioteca Virtual © Derechos Reservados.
Datos generales
Nombre José Asunción Salustiano Facundo Silva Gómez
Fecha de nacimiento 27 de noviembre de 1865
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Ocupación Poeta, Escritor, Articulista, Comerciante
Primaria = Liceo de la Infancia; Colegio de San José
País de nacimiento Colombia, Bandera de Colombia }}
Ciudad de nacimiento Bogotá
Fecha de fallecimiento 24 de mayo de 1896
País de fallecimiento Colombia, Bandera de Colombia }}
Ciudad de fallecimiento Bogotá
Familia Vicenta Gómez (madre), Ricardo Silva (padre), José Asunción Silva y Fortoul (abuelo), Alfredo, Inés, Guillermo, que murieron muy jóvenes, y Elvira y Julia (hermanos)


José Asunción Silva (noviembre 27 de 1865 - mayo 24 de 1896) fue un poeta, escritor, articulista y comerciante bogotano, pionero del modernismo en Colombia y uno de los nombres fundamentales en la historia literaria de América Latina. Valorado y aplaudido, entre otros, por los escritores Rubén Darío, Miguel de Unamuno, Pablo Neruda y Amado Nervo, Silva es considerado por buena parte de la crítica como el poeta más importante de Colombia. Sobre él, el ensayista mexicano Alfonso Reyes escribió que era un “doncel hermoso y torturado, noble y romano el continente, los tristes ojos de perro-nazareno”.

Silva nació en una familia acomodada de la Bogotá de mediados de siglo XIX, tan solo dos años después de que se promulgara la Constitución de 1863, que cimentó las bases del liberalismo radical, y en lo que entonces se llamaba los Estados Unidos de Colombia. El trasfondo político es clave para entender la actividad literaria y cultural de Silva, que transitó durante su vida del Olimpo Radical a la Regeneración Conservadora, con los cambios, crisis y permanencias que trajo cada periodo.

Biografía

El padre de José Asunción Silva, don Ricardo Silva Frade, fue un destacado personaje de la élite empresarial bogotana, a pesar de haber sido desconocido por su familia paterna. Dueño de uno de los almacenes de productos importados más famosos de su época, fue también escritor de artículos costumbristas, miembro de la tertulia El Mosaico, y descendiente de don José Asunción Silva Fortoul, quien murió asesinado un año antes del nacimiento del poeta cuando una cuadrilla de ladrones lo asaltó en la hacienda Hatogrande. El hermano de don José Asunción, don Antonio María Silva Fortoul, sobrevivió al ataque y se exilió en París, donde pasó el resto de su vida y años más tarde recibió al poeta. Doña Vicenta Gómez Diago, su madre, era heredera de una estirpe antioqueña de hombres públicos. Su padre, el congresista don Vicente Gómez Restrepo, fue muy cercano al expresidente conservador Mariano Ospina Rodríguez.

Silva fue bautizado dos meses después de su nacimiento, a inicios de 1866, como José Asunción Salustiano Facundo. Ese mismo año, su padre publicó "Tres visitas", un cuadro de costumbres que en su momento causó revuelo y despertó réplicas de José María Vergara y Vergara. Un año más tarde aparecieron más cuadros suyos en el tomo Museo de cuadros de costumbres I. José Asunción tuvo cinco hermanos: Alfredo, Inés, Guillermo, que murieron muy jóvenes, y Elvira y Julia. Con Elvira, nacida en 1870, construyó una cercanía y una confidencia que alimentó los rumores sobre incesto que acompañaron al poeta incluso después de muerto.

José Asunción Silva creció en un ambiente en el que se hablaba de política y literatura . Por los salones de su casa natal, ubicada en el costado oriental de lo que hoy es el Parque Santander, en el centro de Bogotá, pasaban a saludar y a debatir Rufino José y Ángel Cuervo, Jorge Isaacs, Manuel Pombo, José Manuel Marroquín, Ricardo Carrasquilla, José María Quijano Otero, José María Vergara y Vergara, Rafael Pombo y José María Samper. La casa de los Silva sirvió, incluso, como sitio secreto de conspiraciones para sacar a Tomás Cipriano de Mosquera del poder, a quien el Congreso derrocó para enviarlo apresado al Observatorio Astronómico de Bogotá[1].

Estudios

A diferencia de Elvira, su hermana, quien nunca estuvo en un colegio y a quien su padre se esmeró en dar una educación en casa acorde con su medio social, José Asunción Silva estudió primero en el colegio de Ricardo Carrasquilla y luego en el colegio de don Luis María Cuervo (hermano mayor de don Rufino José y de Ángel), con quien José Asunción entabló una cercana amistad.

El colegio de Luis María Cuervo, llamado de San José, se destacó por su ambiente democrático, y Silva estudió allí hasta 1876, cuando se cerró; luego pasó al Liceo de la Infancia, dirigido por su fundador, el sacerdote y educador Tomás Escobar. Lector desde niño e inmerso en un hogar culto, José Asunción Silva logró adelantar dos cursos y terminó compartiendo aula con José Rivas Groot, futuro escritor y político; con el futuro pintor Eduardo Espinosa Guzmán; y con Juan Evangelista Manrique, que terminó siendo médico y, según cuenta la leyenda, fue el encargado, 27 años más tarde, de señalarle al poeta el punto exacto del corazón donde terminó pegándose un tiro.

Con solo trece años, Silva ya era autor de un álbum de versos, Intimidades, en el que figuran su hermana Elvira, junto con varias amigas. Fueron años vitales, en los que descubrió su vocación por la escritura y empezó a explorar temas y fórmulas literarias que más tarde definieron su voz y su obra. Durante estos años, escribió poemas como “Primera comunión”, que finalizó cuando tenía diez años, y empezó a desarrollar su gusto por el dibujo y la pintura.

Pese al afecto que le manifestaron sus profesores por su destacado desempeño escolar, Silva tenía problemas para socializar, debido a su marcada sensibilidad, que se hizo patente desde sus primeros años. De esta época datan sus apodos de “el niño bonito” y “José Presunción”: una especie de presagio de lo que padecería durante su adultez, cuando los esquemas culturales y morales de Bogotá lo arrinconaron.

Juventud

En 1878, murió su hermana Inés con tan solo seis años. Para entonces también habían fallecido sus hermanos Guillermo y Alfonso, muertes que llevaron a José Asunción Silva a escribir “Crisálidas”, poema que luego se incluyó en el apartado “Infancia” de El libro de versos, y que parece hablar de ese episodio. “Unos días después, en el momento/ en que ella expiraba, / y todos la veían, con los ojos/ nublados por las lágrimas, /en el instante en que murió, sentimos/ leve rumor de alas/ y vimos escapar, tender al vuelo/ por la antigua ventana/ que da sobre el jardín, una pequeña/ mariposa dorada...”. Ese mismo año, asediado por una situación económica cada vez más precaria debido a las medidas del gobierno radical, Silva abandonó sus estudios y comenzó a trabajar en el almacén de su padre, que desde entonces pasó a llamarse Ricardo Silva e Hijo. Diseñó una estampa con sus iniciales que se convirtió en seña de su identidad y que utilizó en la papelería de sus negocios y cartas.

A comienzos de la década de 1980, la mirada del poeta estaba ya artísticamente puesta en Europa: en el París al que los hermanos de don Luis Cuervo, Àngel y Rufino José, se fueron a vivir en 1882, acompañados por los jóvenes hermanos Manrique, y a donde viajó tres años más tarde el poeta. Antes de salir del país, en 1881, escribió piezas para Intimidades como “Suspiro” y “Las arpas”, reescribió “La primera comunión”, reprodujo “El duelo”, una pintura de Samuel Edmund Waller y publicó poemas, crónicas, traducciones y artículos en el Papel Periódico Ilustrado de Bogotá. Estos escritos luego pasaron a engrosar su obra y lo ubicaron como uno de los nombres clave de la escena literaria bogotana de finales del siglo XIX.

Los meses de 1883 fueron de lectura intensa para José Asunción Silva, sobre todo de Bécquer y de Víctor Hugo, referentes que se reflejan en varias composiciones de Intimidades. Silva tradujo al escritor francés, y a otros como Salustri ("La góndola negra"), Guérin ("La roca"), o Gautier ("Humo"). Así mismo, 1884 fue uno de sus años de mayor producción literarias: escribió varias piezas de la serie “Notas perdidas", que se incluyeron en Intimidades —libro que terminó ese año—, publicó en periódicos como El liberal —donde apareció “Escribirás poesía”, una declaración de intenciones sobre el oficio poético— y en antologías como Ofrendas al ingenio: al bazar de los pobres en 1884, organizada por Juan Manuel Marroquín y Ricardo Carrasquilla, donde publicó un poema en honor a su hermana Elvira.

Ese mismo año, su padre lo convirtió en socio comercial de su empresa. Su tío abuelo, Antonio María Silva Fortoul, lo invitó a París para continuar sus estudios, pero falleció antes de que el poeta llegara a Europa. El objetivo del viaje, se desvió y Silva abandonó sus ideas de estudio y aprovechó el viaje para ayudar en los negocios de la familia.

José Asunción Silva vivió, por esos meses, como agente cultural cosmopolita de su tiempo: residió en París y Londres y pasó por Suiza, Holanda, Bélgica e Italia. En la capital francesa, además de escribir y leer sin cansancio, de empaparse de la vida cultural parisina y frecuentar la casa de los hermanos Cuervo, de Juan Evangelista Manrique y Antonio José Restrepo, entró en contacto con Maurice Barrès, Paul Bourget, Ernest Renan y Mallarmé, a quien visitó en su casa del número 87 de la Rue de Rome y le regaló una orquídea colombiana.

En 1885, año en que murió Víctor Hugo, Silva tradujo “Realidad”, poema que publicó en el Papel Periódico Ilustrado de Bogotá. Al otro lado del océano, su familia padecía los rigores de la guerra civil entre el Gobierno de Núñez y los liberales radicales, comandados, entre otros, por el novelista Jorge Isaacs y el general Rafael Uribe Uribe. Poco después, Silva empezó a planear el viaje de regreso a Colombia atravesando Inglaterra, donde, por instrucciones de su padre, llevó a cabo varias gestiones de tipo comercial. Viajó a Londres y regresó a Bogotá en marzo o abril de 1886.

A pesar de sortear la crisis de la empresa familiar, Silva siguió escribiendo y publicando con regularidad. Participó en la primera Exposición de Bellas Artes con su reproducción de “Un duelo” (1879), de Samuel Edmund Waller. Ese año conoció a Baldomero Sanín Cano, quien se convirtió en uno de sus amigos más entrañables, mientras sus amigos Joaquín González Camargo y Ricardo Carrasquilla, su primer maestro, mueren.

La infancia y la juventud de José Asunción Silva estuvieron marcadas porlas tertulias literarias que don Ricardo Silva organizaba con los cultivadores del género en la casona de la calle 12. En ciertas ocasiones, la tertulia se improvisaba en el mismo almacén, donde don Ricardo intentaba combinar el buen gusto y los negocios, siguiendo los pasos de su padre, quien también había sido un comerciante poco ortodoxo.

En 1886, con la memoria aún fresca del viaje, Silva se relacionó con un grupo de jóvenes poetas lideradospor José María Rivas Groot, quienes, deseosos de conquistar un horizonte diferente para la poesía colombiana, a la postre no tan nuevo como lo sería el modernismo, dada la inspiración post-romántica del grupo, concibieron la idea de publicar una antología poética titulada La Lira Nueva.

Reconocimiento literario

José Asunción Silva empezó a ser reconocido en el mundo de las letras bogotanas con su participación en la publicación de las antologías: La Lira Nueva y el Parnaso Colombiano, y otras publicaciones de carácter nacional.

La antología La Lira Nueva, que representa un hito en la historia literaria del país en la que unos han querido ver la entrada del modernismo a Colombia, y otros, más cautos, sólo una antesala del mismo, apareció en 1886 con ocho composiciones de Silva: “Estrofas” (luego “Ars”), “Voz de marcha”, “Estrellas fijas”, “El recluta”, “Resurrecciones”, “Obra humana”, “La calavera” y “A Diego Fallon” (luego “La musa eterna”).

En cuanto al Parnaso colombiano, la otra gran antología publicada por Julio Añez entre 1886 y 1887, José Asunción Silva participó con una muestra más pequeña, pero no menos significativa: “Las crisálidas” y “Las golondrinas”.

Además de figurar en estas antologías, su pieza “Taller moderno”, que ya había publicado en el Papel Periódico Ilustrado, aparece en Homenaje de amistad a Alberto Urdaneta, un tomo de poesía que incluye a varios de los escritores más célebres de Bogotá. Simultáneamente, expande sus espacios de publicación y empieza a publicar en La Miscelánea de Medellín con el seudónimo de José Luis Ríos. A Silva le queda voluntad para iniciar otra empresa: escribir una novela que titulará De sobremesa.

Crisis económica

Don Ricardo Silva, padre de José Asunción, descrito por el escritor José María Samper como “caritativo, filántropo, tolerante, dulcemente sociable, y galante y gentil caballero”, murió el 1 de junio de 1887, en la casa de la calle 12 número 93. Pero no solo esta pérdida ensombreció y trastornó el ambiente familiar. Al asumir la dirección de los negocios paternos, José Asunción descubrió que hasta entonces su familia había vivido en una falsa bonanza, basada en créditos respaldados únicamente en la confianza que los acreedores tenían en don Ricardo. Silva intentó, sin embargo, mantener el nivel social del hogar y del almacén, trayendo nuevas y elegantes mercancías. Sin embargo, las tertulias de mostrador y la afluencia de clientes mermaron considerablemente y, además, la quiebra fiscal en que se hallaba el país lo obligó a pagar inmediatamente las deudas pendientes.

Por esa época, Silva se reunía frecuentemente con José María Rivas Groot, Clímaco Soto Borda y Daniel Arias Argáez, entre otros. Tras flaquear asumiendo las riendas del negocio familiar, Silva conoció una corta tregua de prosperidad que le permitió reorganizar sus almacenes y abrir una sola gran tienda inspirada en los almacenes europeos, en el que vendía productos importados y mercancías nuevas pensadas para la Exposición Universal de París. Estas innovaciones hicieron que la sociedad bogotana lo llegara considerar como uno de los pioneros del modernismo social en el país.

Por los mismos años, el periódico El Telegrama recogió los primeros textos modernistas de Rubén Darío y Manuel Gutiérrez Nájera. Silva se interesó por esta corriente y publicó “Crítica ligera” en El telegrama del domingo.

Durante esta temporada Silva escribió: “Ronda”, “Vejeces”, que refleja su angustia por el paso del tiempo y los matices de una ciudad que estaba cambiando rápidamente, y el prólogo al poema “Bienaventurados los que lloran” (1889), de Federico Rivas Frade. También ingresó a la Junta Directiva de la Sociedad Filantrópica de Socorros Mutuos de Bogotá.

La literatura por encima del dolor

Entre 1889 y 1891, José Asunción Silva escribió “Ronda”, más conocido como “Nocturno II”, y “La protesta de la musa”, un texto en prosa. Durante cinco años, el escritor luchó por salvar de la ruina los negocios de su padre, mientras ocultaba ante su familia y la sociedad el grave estado de las finanzas familiares. Arias Argáez, uno de sus confidentes, contó: “A pesar de mis estrechas relaciones con José Asunción, jamás me hizo la más leve confidencia al respecto, ni me dejó comprender el pésimo estado de su situación económica. La ruina material parecía venir con celeridad, pero el derrumbe moral le antecedió”.

El 6 de enero de 1891 su hermana Elvira cayó enferma de neumonía, según el diagnóstico del doctor Josué Gómez, y falleció cinco días más tarde. El cura de la catedral primada de Bogotá, Rafael María Carrasquilla, firmó la partida de defunción. Entre los poemas que se dijeron en honor de Elvira Silva después del sepelio, sobresalió uno escrito por Jorge Isaacs, amigo muy cercano de la familia. La muerte de su hermana fue, tal vez, el golpe más fuerte sufrido por José Asunción hasta entonces. Durante varios días, José Asunción no se levantó de la cama, y apenas garabateó una nota que depositó en la tumba de su hermana. Esta posiblemente sea la que se conserva en la colección de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá. Cuando volvió a sus negocios no tenía en caja los seiscientos pesos que había costado el funeral. La situación era tal que hasta miembros de su familia lo humillaban: doña Vicenta achacaba la ruina al afán de Silva por los versos. Las cartas de entonces dejan ver su dolor, su desespero y su angustia, sin embargo, emprendió la escritura del único libro que organizó y dejó preparado para publicación: El libro de versos.

Las ejecuciones judiciales en su contra se acumulaban. Pero el poeta no escatimó esfuerzos para revivir la antigua prosperidad de su familia. Escribió cartas de hasta ciento tres páginas a los acreedores; cambió mercancías por las deudas contraídas; innovó la forma de hacer publicidad en Bogotá, publicando un anuncio del almacén “R. Silva e hijo” en la primera página de El Telegrama; e incluso escribió un cuento para promocionar los pianos Apollo con sordina que vendía. Intentó, por otro lado, hacer negocios con fincas cafeteras, pero en 1892 sus empresas quebraron.

Según Camilo de Brigard José Asunción Silva, de tan depurado y exquisito gusto en su obra poética, no había podido sustraerse del esnobismo de fin de siglo. Le gustaba vestirse bien, lo maravillaban las obras de arte, las joyas, las ediciones de lujo, los cigarrillos turcos y el té chino. Con su quiebra, todos aquellos sueños de suntuosidad y grandeza quedaban cancelados: vendió casi todos sus bienes, incluyendo su biblioteca, y Chantilly, la quinta familiar de Chapinero. Por esos meses de 1892 escribió “Una noche", su Nocturno más famoso, una suerte de alegato contra la pérdida y el paso del tiempo que evoca el luto por su hermana. Publicó, también, “Los maderos de San Juan”, en homenaje a su abuela, María Jesús Frade, que también murió ese año, y las prosas líricas que agrupó bajo el nombre de “Transposiciones”.

En 1893, Silva abandonó la casa paterna ubicada en el distinguido barrio de La Catedral, para trasladarse a una mucho más modesta en el barrio de Las Aguas. A pesar de sus reveses económicos, continuó su labor poética. Trabajó como periodista de tiempo completo en El Telegrama, redactando con Sanín Cano la columna “Casos y cosas”. Para ese entonces, Silva ya era reconocido en el país como un gran poeta e intelectual. Fue amigo de Rafael Uribe Uribe, de Carlos E. Restrepo e Ismael Enrique Arciniegas. Simpatizó con los liberales,

a pesar de su descreimiento en los partidos y en la política. Ese año, escribió una serie de novelas que intentaban aprehender los pliegues morales de la Bogotá de su tiempo. Enrique Santos Molano señala que De sobremesa hizo parte de la serie titulada Cuentos negros, de la que se conoce el título de otras dos novelas: Del agua mansa y Ensayo de perfumería. Durante esos meses, además, tradujo “Las voces silenciosas”, del poeta inglés Alfred Tennyson, y relatos de Anatole France y Paul Marguerite. Sus estudios y traducciones de Edgar Allan Poe, León Tolstoi, Pierre Loti y Anatole France aparecen en la serie Biblioteca Popular, que dirigió Jorge Roa.

Labor diplomática

Miguel Antonio Caro, presidente entre 1892 y 1898, nombró a José Asunción Silva secretario de la delegación colombiana en Caracas. Caro y su ministro de Relaciones Exteriores, Marco Fidel Suárez, oficializaron el nombramiento el 5 de mayo de 1894. El 11 de agosto salió Silva de Bogotá y permaneció algunos días en la casa de Rafael Núñez en Cartagena, ciudad en la que se publicó por primera vez el Nocturno “Una noche” en la revista Lectura para todos (luego apareció en El Telegrama de Bogotá y Cosmópolis de Caracas). El poeta español Juan Ramón Jiménez escribió que éste era el “poema más representativo del último romanticismo y el primer modernismo”. Miembros de la sociedad cartagenera recibieron a Silva con entusiasmo, tanto, que en una mañana aceptó hasta quince visitas y su Nocturno fue recitado con emoción.

Caracas, en este periodo, era sinónimo de una intensa producción literaria y cultural. José Asunción Silva llegó a esta ciudad reconocido como un hombre de letras: las páginas de El cojo ilustrado y Cosmópolis lo saludaron y publicaron varios textos suyos. En El Cojo Ilustrado Silva publicó un artículo homenaje a su amigo Rafael Núñez, fallecido en septiembre de 1894. Durante su estadía en Venezuela distribuyó su tiempo entre sus labores diplomáticas, y la escritura. Avanzó con el manuscrito de De sobremesa, afinó detalles de El libro de versos y terminó un puñado de cuentos y artículos que tenía pendientes. A más de mil quinientos kilómetros de distancia, en la Bogotá que tanto lo definió, se siguieron publicando sus textos. En El Correo Nacional apareció el poema “Lázaro” y un ensayo sobre Gustavo Adolfo Bécquer, y la Lotería de Cundinamarca publicó un cuaderno con el poema “Sus dos mesas”. También coordinó el tomo de la Biblioteca Popular Colombiana dedicado a Rubén Darío, y su “Carta abierta a la Señora Rosa Ponce de Portocarrero” apareció en la Revista Azul de México.

Vuelta a Bogotá y depresión

Al finalizar 1894, José Asunción solicitó al Ministerio de Relaciones Exteriores una licencia para pasar un mes en Bogotá. Embarcó en el vapor Amérique, de

la Compañía General Trasatlántica de Francia, el 21 de enero de 1895. Siete días más tarde, la nave encalló en un banco de arena cerca de Bocas de Ceniza; todos los ocupantes salvaron sus vidas, pero el equipaje se perdió y José Asunción Silva perdió el primer borrador de la novela De sobremesa y otros textos, así como gran parte de su obra poética. Quienes trataron a Silva después de su llegada a Bogotá dicen haber visto en él hondas señales de preocupación. Baldomero Sanín Cano llegó a afirmar que su amigo era una auténtica “máquina de sufrir”.

Pese a su condición, Silva siguió escribiendo y publicando. Emprendió la reescritura de De sobremesa, en abril de 1895 publicó “Paisaje tropical” en Repertorio Colombiano y “Sus dos mesas” apareció en El Telegrama. El Heraldo también publicó “Crepúsculo”, otro de sus poemas célebres. En medio de un homenaje a Bolívar, Silva recitó “Al pie de la estatua”, una evocación que no les gustó a los líderes conservadores y liberales, y que en el mes de noviembre se publicó en El cojo ilustrado de Caracas.

Por esa misma época, entabló amistad con el novelista Tomás Carrasquilla y se embarcó en una nueva idea: una empresa de baldosines y mosaicos basada en una formulación química que él mismo diseñó. La idea terminó siendo un fracaso y pronto regresó el asedio de acreedores e inversores.

Muerte

A finales de 1895, Miguel Antonio Caro nombró a Silva Cónsul General de Colombia en Guatemala, pero la muerte truncó los planes diplomáticos del poeta. Acorralado por sus deudas y acreedores, quebrado por el dolor acumulado y los duelos sucedidos, y frustrado por el hundimiento de su obra en Barranquilla, Silva parecía atravesar sus peores días. El 24 de mayo, según el mito de su deceso, visitó a su amigo, el médico Juan Evangelista Manrique, y le pidió que le señalara con un lápiz el punto exacto del corazón. En la noche, durante una cena ofrecida por su mamá, recitó “Don Juan de Covadonga”, uno de sus últimos poemas, compartió el chocolate y las almojábanas, y bromeó con sus amigos. Parecía, a la luz de los hechos, un hombre reconciliado con la vida. Más tarde se retiró a su habitación: dejó listos El libro de versos y De sobremesa. A la mañana siguiente encontraron su cuerpo sin vida y con un disparo en el corazón. Un suicidio, aceptó la Bogotá de entonces. Un asesinato, se atrevieron a sugerir otros. El debate sigue hasta hoy. El mismo Enrique Santos Molano, el más importante de sus biógrafos, defiende la hipótesis del homicidio por líos políticos y enredos con la falsificación de papel moneda.

Desde entonces, el mito alrededor de Silva se ha expandido con no pocas versiones, hipótesis, malentendidos y aclaraciones que se han acumulado a lo largo del tiempo. Su cuerpo, que no cupo en el ataúd por la rigidez del cuello tras el fallecimiento, permaneció cerca de 40 años en el cementerio de

suicidas, y sólo hasta 1937 fue trasladado al Cementerio Central, donde reposa junto a su hermana Elvira.

El recorrido editorial

Doce años después de su muerte aparecieron las primeras antologías y recopilaciones de la obra de José Asunción Silva, dispersa hasta entonces en periódicos, revistas y cajones. En 1908 aparecieron en España las Poesías de Silva con un breve prólogo de Miguel de Unamuno que se reprodujo en varios tomos posteriores. La obra de Silva emprendió entonces una cartografía editorial diversa: primero se publicó en Barcelona, luego en Buenos Aires, más tarde en México, y claro, siempre en Bogotá. Baldomero Sanín Cano fue el encargado de recoger, e incluso corregir, los poemas de Silva, y en 1923 editó otro tomo de Poesías con el subtítulo de “edición definitiva”. El tiempo y los especialistas se encargaron de seguir sumando material literario al corpus de Silva y, de paso, a su figura. En 1926 la Casa Editorial de Cromos publicó De sobremesa con lo que estudiosas y estudiosos emprendieron un amplio recorrido académico de sus textos, sus temas, sus estilos y sus obsesiones. Ese mismo año, Talleres de Ediciones Colombia publicó sus Prosas recogidas hasta entonces.

A medida que avanzó el descubrimiento de más poemas perdidos, manuscritos y prosas, se amplió la noción de “obra completa” de Silva. En los años 40 la editorial Elevación de Buenos Aires publicó las Poesías completas y sus mejores páginas en prosa con un prólogo del poeta Arturo Capdevilla. Más tarde, en 1946, la Biblioteca Nacional de Colombia edita por primera vez El libro de versos, que incluye algunas piezas que luego se incluyeron en Gotas amargas y otras que no pertenecían a un título preciso.

En los años sesenta se consolida la imagen autoral de Silva. La Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, por ejemplo, editó en 1965 Infancia, que recopila los versos de Silva sobre la niñez y su pérdida, y un primer acercamiento totalista con su Obra completa, prologada por Miguel de Unamuno y comentada por Alberto Miramón, uno de los primeros biógrafos de Silva, y Camilo de Brigard, sobrino del poeta, cuando se conmemoraron los 70 años de su muerte.

Durante los años setenta y ochenta se intensifica el rastreo de la mayor parte de la obra de Silva con hallazgos como los del investigador Donald McGrady, quien rescató y publicó para el Instituto Caro y Cuervo un corpus generoso de poemas y prosas escondidos en anaqueles y olvidados en periódicos y revistas. Así, por ejemplo, aparece en 1977 Intimidades, un volumen inédito con poemas iniciáticos que dan la pauta del universo formal y temático del poeta bogotano. La Biblioteca Ayacucho editó en 1977 un tomo de la Obra completa de José Asunción Silva con un estudio de Eduardo Camacho Guizado y G

Biblioteca Básica Colombiana publicaron Poesía y prosa, un generoso compendio de la obra de Silva con cuarenta y cuatro textos sobre su vida y su obra escrita por autores, incluyendo firmas como las de Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío.

El poeta nacional

En 1996, cien años después de que el cuerpo de Silva apareció sin vida sobre su cama, Colombia consagró su figura y su obra con todo tipo de actividades. Lecturas, esculturas, instalaciones, pendones, calles en su honor, reediciones de sus poemas, billetes con su rostro y su última casa convertida en una institución cultural. El centenario de su muerte abrió una nueva etapa que consolidó la recepción de la vida y obra de José Asunción Silva. El Banco de la República, por ejemplo, emitió en 1995 el billete de $5000 en su honor diseñado por el artista Juan Cárdenas y publicó José Asunción Silva 1865-1896 : centenario Silva 1896-1996, un libro conmemorativo con fotografías inéditas y copias de sus manuscritos. La Casa de Poesía Silva publicó sus cartas desde 1881 hasta 1896, que mostraban su lado más íntimo. La editorial Kelly publicó Gotas amargas en un tomo aparte con el que se terminó de consolidar la variedad temática y estilística de su obra. Enrique Santos Molano publicó los Cuentos negros, prosas inéditas que complementarían la empresa iniciada con De sobremesa. Así, entre retornos a su figura, reediciones, celebraciones de su obra, adaptaciones de su vida a la ficción, el arte o la tecnología, José Asunción Silva se consolidó como el poeta nacional y una figura imprescindible de la historia de la literatura colombiana.

La poesía de Silva en los billetes colombianos

Billete de 5.000 pesos - Edición conmemorativa de 1995

A partir del 22 de septiembre de 1995 se dieron a circulación los billetes de $5.000 pesos en los que se rinde un homenaje al poeta José Asunción Silva. El maestro Juan Cárdenas es el autor del diseño de los principales motivos que componen este signo monetario. [2]

Billete de 5.000 pesos - 9 de noviembre de 2016

El 9 de noviembre de 2016 el Banco de la República de Colombia puso a circular el nuevo billete de 5.000 pesos Billete de 5.000 pesos de la nueva familia de billetes, el cuarto de la Nueva Familia de Billetes, que circula simultáneamente con los anteriores. El café es el color predominante. En el anverso se aprecia la imagen del poeta José Asunción Silva junto con una planta de puya y un abejorro. En el reverso se resaltan los páramos colombianos, el oso de anteojos, el cóndor de Los Andes y el poema “Melancolía” de José Asunción Silva. Conozca sus características y elementos de seguridad en este video. [3]

Cronología

  • 1865: José Asunción Silva nace en Bogotá, en la casa de don Ricardo Silva y doña Vicenta Gómez.
  • 1866: Es bautizado como José Asunción Salustiano Facundo.
  • 1869: Entra al Liceo de la Infancia, a cargo de Ricardo Carrasquilla. Logra adelantar dos cursos.
  • 1870: Nace Elvira, hermana más querida, y la musa de algunas de sus composiciones.
  • 1871: Cuando el colegio de don Ricardo Carrasquilla cierra, Silva ingresa al colegio de San José, dirigido por Luis María Cuervo, hermano de Ángel y Rufino José Cuervo.
  • 1875: Escribe “Primera comunión”, considerado su primer poema. Andrés Guillermo, su hermano, nacido en 1867, muere a causa de una epidemia de sarampión.
  • 1876: Ingresa al nuevo Liceo de la Infancia, a cargo del sacerdote Tomás Escobar. El 24 de mayo muere Alfonso, otro de sus hermanos, con apenas un mes de vida.
  • 1878: Abandona sus estudios y comienza a trabajar en el almacén de su padre, que toma el nombre de Ricardo Silva e Hijo.
  • 1880: Arranca la escritura de su primera colección de poemas, Intimidades, que nunca publica por considerarlos infantiles. Sólo se conocieron hasta 1977.
  • 1881: Empieza a publicar en el recién creado Papel Periódico Ilustrado, fundado por el escritor, político y artista conservador Alberto Urdaneta.
  • 1882: Continúa escribiendo poemas para Intimidades como “A Adriana” y “Crepúsculo”, y en el Papel Periódico Ilustrado publica "Las golondrinas", una traducción de Béranger.
  • 1884: Su padre lo convierte en socio comercial de su empresa. Su tío abuelo Antonio María Silva Fortoul lo invita a París para continuar sus estudios, pero muere antes de que el poeta desembarque en Europa.
  • 1885: Vive en París y Londres, visita Suiza, Holanda, Bélgica e Italia. Tras la muerte de Víctor Hugo ese año, traduce su poema "Realidad", y lo publica en el Papel Periódico Ilustrado de Bogotá.
  • 1886: Regresa a Bogotá para asumir el negocio familiar, en declive tras la guerra civil de 1884. Conoce a su gran amigo Baldomero Sanín Cano y muere Ricardo Carrasquilla, su primer maestro.
  • 1887: Don Ricardo Silva, el padre de José Asunción, muere en junio. El poeta se pone al frente de su familia, de los negocios y, por esa vía, de sus deudas y acreedores. Emprende la escritura de una novela que titulará De sobremesa.
  • 1888: Se sintoniza con el modernismo incipiente y pública “Crítica ligera” en El telegrama del domingo. En La Miscelánea de Medellín pública, oculto en el pseudónimo José Luis Ríos, la “Entrevista con don Carlos Pérez”, una crítica a lo que llamaba la “literatura cursi”.
  • 1889: Termina de escribir Intimidades. Al tiempo, inicia la escritura de Gotas amargas, que no vería publicadas en vida. Entra, también, a la Junta Directiva de la Sociedad Filantrópica de Socorros Mutuos de Bogotá.
  • 1890: Pública “La protesta de la musa”, una de sus prosas más célebres, donde afianza su visión de la poesía como un arte transgresor.
  • 1891: Tras salir una noche a ver las estrellas y la luna en Bogotá, Elvira, la hermana confidente y refugio de Silva, se enferma de neumonía y muere a principios de año. Meses más tarde, relativamente repuesto, emprende la escritura de El libro de versos, el único proyecto que dejó listo para publicarse.
  • 1892: Para solventar sus numerosas deudas, vende sus bienes, su biblioteca y Chantilly, la quinta familiar de Chapinero . Escribe el célebre Nocturno “Una noche”.
  • 1893: Arruinado comercialmente y atormentado emocionalmente, Silva se vuelca a la literatura y al periodismo, y colabora frecuentemente con El Telegrama. Empieza la escritura de una serie de novelas llamada Cuentos negros y que incluiría a De sobremesa. Traduce a Alfred Tennyson, a Anatole France y a Paul Marguerite.
  • 1894: Miguel Antonio Caro lo nombra secretario de la Legación colombiana en Caracas. El 11 de agosto parte de Bogotá y se reúne en Cartagena con el presidente Rafael Núñez. En la revista Lectura para todos de esa ciudad aparece por primera vez el Nocturno “Una noche”, que luego aparecería en El Telegrama de Bogotá y Cosmópolis de Caracas.
  • 1895: Silva regresa a Colombia. Pero el vapor francés Amérique, que lo traía desde La Guaira, naufraga en Barranquilla, y el poeta pierde buena parte de sus manuscritos y borradores. En mayo llega a Bogotá.
  • 1939: En mayo de 1896 muere. La hipótesis del suicidio fue aceptada de inmediato, y se extendió rápidamente por la ciudad. Para otros, como su biógrafo Enrique Santos Molano, se trató de un asesinato, hipótesis que rechaza otro biógrafo del poeta, el novelista Fernando Vallejo. La pregunta sigue abierta hasta hoy.

Bibliografía

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  2.   Banco de la República de Colombia. (1996).José Asunción Silva 1865-1896: centenario Silva 1896-1996. Bogotá: Banco de la República.
  3.   Camacho Guizado, E. (1968).La poesía de José Asunción Silva. Bogotá: Universidad de los Andes.
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  5.   Cobo Borda, J, G. (1988). (Comp.).José Asunción Silva, bogotano universal. Biblioteca de Bogotá. Bogotá: Villegas Editores.
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  8.   Miramon, A. (1957).José Asunción Silva. Ensayo biográfico con documentos inéditos. 2á ed. Bogotá: Ediciones de la Revista "Bolívar".
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  11.   McGrady, D. (1968).Diez poesías olvidadas de José Asunción Silva. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.
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  13.   McGrady, D. (1971).Diez poesías olvidadas de José Asunción Silva. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.
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  20.   Silva, J,A. (1968).Obras completas, 2 Vols. Edición, Héctor H. Orjuela. Clásicos Hispanoamericanos 12 y 13. Buenos Aires: Plus Ultra.
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  23.   Silva, J,A. (1979).Poesía y prosa, con 44 textos sobre el autor. Edición, Santiago Mutis Durán y Juan Gustavo Cobo Borda. Bogotá: Banco de la República.
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  25.   Vallejo, F. (1995).Almas en pena, chapolas negras. Bogotá: Santillana.

Referencias dentro del texto

Véase también

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Créditos

  1. Primera versión tomada de http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/silvjose.htm
  2. Investigación 2018: Guillermo A Medina
  3. Investigación 2023: Ánderson Villalba Rey. Literato y periodista. Investigador Biblioteca Virtual


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