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La laguna de Guatavita era el principal centro de ofrendas religiosas del territorio muisca y el punto de partida de lo que los españoles llamaron “Correr la tierra”: jóvenes de los pueblos de la Sabana y los valles vecinos se reunían al amanecer en sus orillas y partían para recorrer a gran velocidad un camino que los conducía por las lagunas de Guasca, Siecha, Teusacá y Ubaque. En cada uno de estos sitios hacían ofrendas y regresaban luego, también a la carrera, para concluir en Guatavita ya entrada la noche. | La laguna de Guatavita era el principal centro de ofrendas religiosas del territorio muisca y el punto de partida de lo que los españoles llamaron “Correr la tierra”: jóvenes de los pueblos de la Sabana y los valles vecinos se reunían al amanecer en sus orillas y partían para recorrer a gran velocidad un camino que los conducía por las lagunas de Guasca, Siecha, Teusacá y Ubaque. En cada uno de estos sitios hacían ofrendas y regresaban luego, también a la carrera, para concluir en Guatavita ya entrada la noche. | ||
= La sala de La Ofrenda del Museo del Oro= | |||
En el universo los principios naturales y sobrenaturales están en equilibrio. Hay hombres y también mujeres, a la sombra sigue la luz, a la lluvia la sequía, a lo silvestre se opone lo domesticado y al mundo de arriba el de abajo. Cuando el equilibrio se rompe sobreviene el caos; fuerzas incontenibles se apoderan del universo, ruge el terror y amenaza el desorden. | En el universo los principios naturales y sobrenaturales están en equilibrio. Hay hombres y también mujeres, a la sombra sigue la luz, a la lluvia la sequía, a lo silvestre se opone lo domesticado y al mundo de arriba el de abajo. Cuando el equilibrio se rompe sobreviene el caos; fuerzas incontenibles se apoderan del universo, ruge el terror y amenaza el desorden. | ||
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Revisión actual - 08:50 10 ago 2023
Los objetos de orfebrería prehispánica no fueron simples adornos, sino los símbolos de la religión de los indígenas prehispánicos, el chamanismo.
El vuelo chamánico
El metal transformado por los orfebres regresa a su lugar de origen. Toma la forma del chamán-ave que vuela por los mundos del medio, de lo alto y lo profundo. Asume la postura del chamán sentado que en el trance alucinatorio descubre los secretos del cosmos y controla las fuerzas que regulan la vida.
Los objetos de metal vuelven a la tierra como regalos a los dioses. Dotados de profundos significados religiosos, son ofrendados en lagunas y cuevas para restablecer el equilibrio del mundo. Se cierra así el ciclo del metal que, manipulado por los hombres, les sirve para manejar el universo.
El hombre canasto
Los chamanes adoptan distintas posturas durante los trances. Sentados con los brazos enlazando las rodillas, consiguen estados de concentración. Algunos grupos indígenas llaman a esta postura "de canasto", por la semejanza con este recipiente, y creen que los aprendices guardan allí las enseñanzas de sus maestros.
El chamán-ave en vuelo
El chamán alcanza estados alucinatorios en los cuales siente que se transforma en un ave y realiza largos vuelos. Unos creen transfigurarse en cóndor, otros en colibrí o garza. El chamán muisca de Ubaque contaba a los españoles que podía volar hasta la ciudad de Santa Marta.
La comunicación con los espíritus
El chamán vuela a otras dimensiones del cosmos para comunicarse con los espíritus. Les consulta sobre las enfermedades y el futuro, aprende cantos y bailes, y negocia peces y animales de cacería con sus "dueños";. El contacto con los dioses es su principal fuente de sabiduría y conocimiento.
Los atavíos del chamán
Los chamanes usan máscaras, coronas de plumas y objetos imbuidos de poderes y significados. Sus maracas y varas sonajeras reproducen los animales, las plumas de garza purifican el cuerpo y los bastones con figuras alojan a los espíritus que ayudan en los rituales.
Las aves, íconos del chamán
Las aves son símbolos primordiales del chamán. Con ellas comparte la capacidad de volar. Como ellas, ve a grandes distancias, comunica la tierra con el cielo y participa en la reproducción de la naturaleza. Sus coronas y otros adornos de plumas expresan esta identificación.
Los auxiliares del chamán
Los chamanes cuentan con espíritus animales y seres fantásticos que los asisten. Aves poderosas como la tijereta de mar y el gallinazo rey les ayudan a volar; peces voraces destruyen las enfermedades, y guacamayas y loros llevan sus recados.
La ofrenda
La balsa de la ofrenda
Cada cierto tiempo los muiscas realizaban grandes ceremonias en las lagunas de los páramos. Los pueblos se congregaban bajo la dirección de sus caciques y sacerdotes para hacer ofrendas a los dioses. Según dice la leyenda, en algunas de estas ocasiones se celebraba el ritual de El Dorado: un cacique muy poderoso, acompañado por sus sacerdotes, entraba en una balsa al medio de la laguna y arrojaba oro y esmeraldas a las aguas.
La figura de oro encontrada en Pasca, Cundinamarca, parece representar esta tradición.
Correr la tierra
La laguna de Guatavita era el principal centro de ofrendas religiosas del territorio muisca y el punto de partida de lo que los españoles llamaron “Correr la tierra”: jóvenes de los pueblos de la Sabana y los valles vecinos se reunían al amanecer en sus orillas y partían para recorrer a gran velocidad un camino que los conducía por las lagunas de Guasca, Siecha, Teusacá y Ubaque. En cada uno de estos sitios hacían ofrendas y regresaban luego, también a la carrera, para concluir en Guatavita ya entrada la noche.
La sala de La Ofrenda del Museo del Oro
En el universo los principios naturales y sobrenaturales están en equilibrio. Hay hombres y también mujeres, a la sombra sigue la luz, a la lluvia la sequía, a lo silvestre se opone lo domesticado y al mundo de arriba el de abajo. Cuando el equilibrio se rompe sobreviene el caos; fuerzas incontenibles se apoderan del universo, ruge el terror y amenaza el desorden.
Entonces los hombres sabios intervienen para devolver el orden al mundo; por medio de las ofrendas sagradas, restauran el equilibrio y hacen que la vida siga su curso.
Los mamos o sacerdotes de la Sierra Nevada de Santa Marta cantan en la Sala de la Ofrenda. El oro es sagrado para ellos, y lo visitan para hacer ofrendas, como lo hacen también en la Laguna de Guatavita. Su música ancestral, que se llama yanka, se acompaña con instrumentos tradicionales como el sonajero de semillas, el caracol macho, el caracol hembra y el tambor tradicional.
Entrando a la última Sala de la exhibición del Museo del Oro, en el tercer piso, un ambiente de penumbra donde seis vitrinas cilíndricas conectan cielo y tierra alude al vuelo chamánico y al sentido religioso del arte indígena de la orfebrería. La Balsa Muisca, el objeto que simboliza el mito y la ceremonia del Dorado, introduce el tema de la ofrenda que realizaba el cacique o el chamán para promover o restaurar el equilibrio del mundo.
Al final del recorrido una persona lo detendrá y le indicará que espere. Cuando una pared se abra, usted asistirá a un evento de luz y sonido que se quedará grabado en su memoria. Ni el web ni los más novedosos monitores de computador sirven para describir o contar lo que usted sentirá cuando visite físicamente el Museo. ¡No deje de venir a conocerlo!
A la salida, la Sala de Consulta ofrece a los visitantes la oportunidad de disfrutar el video Poporo, realizado en 2004 por el artista Luis Cantillo, inspirado en los objetos del Museo. Esta obra de arte digital recibió el primer premio de la Bienal de Videoarte del BID en Washington y el segundo premio en el festival FILE 2004 de Sao Paulo, Brasil. También se puede consultar el sitio web del Museo y un aplicativo que le permitirá observar la Balsa Muisca y otros objetos en todos sus detalles. ¡Nunca deja uno de sorprenderse con los objetos del arte prehispánico!
Créditos
Mamos que intervienen en el canto:
Seukukui - Nolberto Torres Yareimacu - Julio Torres Bunchanabin- Jesús Izquierdo Menyabin - Luis Guillermo Izquierdo.
Música de Ricardo Escallón
Referencias
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