Diferencia entre revisiones de «Control del estrés-música»
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El estrés puede desempeñar un doble papel en la vida de las personas: positivo y negativo. En opinión de Holland (1995: 406) actualmente nadie niega la eficacia de la terapia musical en el tratamiento de condiciones específicas en las que se experimenta estrés. La terapia musical puede utilizarse en medicina preventiva para ayudar a las personas a controlar su nivel de tensión, proporcionando una forma adecuada de manejar y difuminar esta condición. Además, permite el aprendizaje de instrumentos y métodos necesarios para su control y manejo reconociendo los signos y respondiendo a los mismos de una forma adecuada. Entre los síntomas más tratados asociados al estrés se destacan baja autoestima, miedo al éxito, bloqueos de la creatividad, desempleo, mantenimiento de la posición social, miedo, terror y pánico, perfeccionismo, ansiedad, etc. | |||
Para llevar a cabo estas sesiones con cierta eficacia, es preciso conocer cómo y por qué se estresan las personas. Una aproximación musical puede contribuir a restaurar el equilibrio, reduciendo los efectos negativos del estrés y dispone a hablar más abiertamente sobre la forma en que éste les afecta (Holland, 1995: 415). Cuando se promueve el control del estrés a través de la música, más que ofrecer terapia, conviene concentrarse en el hecho de que las sesiones musicales proporcionan un espacio seguro en el que las personas pueden verse a sí mismas y en ocasiones llevar a cabo diversos cambios o a aceptar determinadas situaciones. El cambio de perspectiva sobre las vidas de las personas, les anima a crear espacios para la creatividad. Si la música es capaz de relajar, también puede actuar en un nivel más profundo y rebajar los patrones de estrés que se han construido durante años. Estos patrones son inconscientes y en ocasiones bloquean los procesos de compresión del funcionamiento individual y, pueden relajarse trabajando con música y conversación. Se intenta construir recursos internos para tratar cognitivamente con el estrés. Según Holland, (995: 431) el autoconocimiento a través del sonido puede provocar cambios en las perspectivas y valores. El proceso terapéutico se basa en la improvisación, que puede representarse a través de la siguiente cita de Robert Johnson (citado en Holland, 1995: 432): “El Self es la suma de todas las fuerzas divergentes, energías y cualidades que hay dentro de cada uno y, que hacen que una persona sea quien es, único e individual. El Self es armonía, equilibrio y la unidad simétrica que dirige la personalidad, es el centro de la persona”. | |||
Sin embargo, raramente experimentamos el Self de esta forma, sino que tendemos a tener la sensación de una masa caótica de deseos, valores ideales y posibilidades en conflicto. La improvisación puede comenzar con una mezcla de ritmos, expresar emociones en conflicto (miedo, tristeza, ira frustración, soledad o aislamiento) y fuera de este caos, intentar un orden, una armonía, unos sonidos atractivos, una sensación de paz, una sensación de Self. Experimentar esta armonía de mente, cuerpo y emociones es la esencia del proceso terapéutico. A partir de las sesiones de terapia musical empleadas en el control del estrés, las personas aprenden a reconocerlo y controlarlo, observando si el stress desempeña un papel positivo o negativo en sus vidas. Se convierten en personas capaces de utilizar la música para cambiar la perspectiva desde la que afrontan su vida cotidiana. Desde este enfoque propuesto por Holland, se enfatiza el aspecto positivo del estrés, aunque se reconocen sus efectos negativos, animando a los pacientes a que descarguen los efectos negativos mediante la improvisación sobre distintos instrumentos musicales, reciclando la energía de una forma positiva. La terapia musical es otra forma de controlar y manejar el estrés que se apoya en las emociones, desde un lenguaje no verbal. Para demostrar estas afirmaciones, Holland (1995: 406-) presenta dos estudios de caso en los que se empleó la terapia musical para el tratamiento de dos pacientes afectados por estrés, uno asociado a enfermedad mental (Guy) y, otro a trastornos físicos (Harry). | |||
=Bibliografía= | =Bibliografía= | ||
MARTÍN HERRERO,J.A.(1997).Manual de antropología de la música. Salamanca:Amarú Ediciones,p.310-312. | |||
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Subgerencia Cultural del Banco de la República. (2015). Control del estres - música. Recuperado de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/musica/control_del_stress_musica | |||
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Música | |||
Revisión del 09:19 24 jul 2017
Qué es
El estrés puede desempeñar un doble papel en la vida de las personas: positivo y negativo. En opinión de Holland (1995: 406) actualmente nadie niega la eficacia de la terapia musical en el tratamiento de condiciones específicas en las que se experimenta estrés. La terapia musical puede utilizarse en medicina preventiva para ayudar a las personas a controlar su nivel de tensión, proporcionando una forma adecuada de manejar y difuminar esta condición. Además, permite el aprendizaje de instrumentos y métodos necesarios para su control y manejo reconociendo los signos y respondiendo a los mismos de una forma adecuada. Entre los síntomas más tratados asociados al estrés se destacan baja autoestima, miedo al éxito, bloqueos de la creatividad, desempleo, mantenimiento de la posición social, miedo, terror y pánico, perfeccionismo, ansiedad, etc.
Para llevar a cabo estas sesiones con cierta eficacia, es preciso conocer cómo y por qué se estresan las personas. Una aproximación musical puede contribuir a restaurar el equilibrio, reduciendo los efectos negativos del estrés y dispone a hablar más abiertamente sobre la forma en que éste les afecta (Holland, 1995: 415). Cuando se promueve el control del estrés a través de la música, más que ofrecer terapia, conviene concentrarse en el hecho de que las sesiones musicales proporcionan un espacio seguro en el que las personas pueden verse a sí mismas y en ocasiones llevar a cabo diversos cambios o a aceptar determinadas situaciones. El cambio de perspectiva sobre las vidas de las personas, les anima a crear espacios para la creatividad. Si la música es capaz de relajar, también puede actuar en un nivel más profundo y rebajar los patrones de estrés que se han construido durante años. Estos patrones son inconscientes y en ocasiones bloquean los procesos de compresión del funcionamiento individual y, pueden relajarse trabajando con música y conversación. Se intenta construir recursos internos para tratar cognitivamente con el estrés. Según Holland, (995: 431) el autoconocimiento a través del sonido puede provocar cambios en las perspectivas y valores. El proceso terapéutico se basa en la improvisación, que puede representarse a través de la siguiente cita de Robert Johnson (citado en Holland, 1995: 432): “El Self es la suma de todas las fuerzas divergentes, energías y cualidades que hay dentro de cada uno y, que hacen que una persona sea quien es, único e individual. El Self es armonía, equilibrio y la unidad simétrica que dirige la personalidad, es el centro de la persona”.
Sin embargo, raramente experimentamos el Self de esta forma, sino que tendemos a tener la sensación de una masa caótica de deseos, valores ideales y posibilidades en conflicto. La improvisación puede comenzar con una mezcla de ritmos, expresar emociones en conflicto (miedo, tristeza, ira frustración, soledad o aislamiento) y fuera de este caos, intentar un orden, una armonía, unos sonidos atractivos, una sensación de paz, una sensación de Self. Experimentar esta armonía de mente, cuerpo y emociones es la esencia del proceso terapéutico. A partir de las sesiones de terapia musical empleadas en el control del estrés, las personas aprenden a reconocerlo y controlarlo, observando si el stress desempeña un papel positivo o negativo en sus vidas. Se convierten en personas capaces de utilizar la música para cambiar la perspectiva desde la que afrontan su vida cotidiana. Desde este enfoque propuesto por Holland, se enfatiza el aspecto positivo del estrés, aunque se reconocen sus efectos negativos, animando a los pacientes a que descarguen los efectos negativos mediante la improvisación sobre distintos instrumentos musicales, reciclando la energía de una forma positiva. La terapia musical es otra forma de controlar y manejar el estrés que se apoya en las emociones, desde un lenguaje no verbal. Para demostrar estas afirmaciones, Holland (1995: 406-) presenta dos estudios de caso en los que se empleó la terapia musical para el tratamiento de dos pacientes afectados por estrés, uno asociado a enfermedad mental (Guy) y, otro a trastornos físicos (Harry).
Bibliografía
MARTÍN HERRERO,J.A.(1997).Manual de antropología de la música. Salamanca:Amarú Ediciones,p.310-312.
Cómo citar este texto
Subgerencia Cultural del Banco de la República. (2015). Control del estres - música. Recuperado de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/musica/control_del_stress_musica