Diferencia entre revisiones de «Antonio Herrán»

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República
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*“Imitando el ejemplo que nos dieron (los apóstoles] obedezcamos a las autoridades constituidas en todo lo que ellas tienen derecho a exigirnos [...] pero cuando traspasando los límites de lo terreno y temporal quieran obligarnos a cosas que sólo son espirituales, o que tocan exclusivamente al régimen de la Iglesia, contestémosles con respeto, pero con una energía evangélica "non possumus", primero es obedecer a Dios que a los hombres”, Antonio Herrán.  
*“Imitando el ejemplo que nos dieron (los apóstoles] obedezcamos a las autoridades constituidas en todo lo que ellas tienen derecho a exigirnos [...] pero cuando traspasando los límites de lo terreno y temporal quieran obligarnos a cosas que sólo son espirituales, o que tocan exclusivamente al régimen de la Iglesia, contestémosles con respeto, pero con una energía evangélica "non possumus", primero es obedecer a Dios que a los hombres”, Antonio Herrán.  


 
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Revisión del 11:06 11 sep 2024

Antonio Herrán
Datos generales
Nombre Antonio Herrán
Fecha de nacimiento 11/02/1797
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Ocupación Sacerdote, dirigente eclesiástico
Primaria Colegio de San Bartolomé
Bachillerato Colegio de San Bartolomé
Estudios universitarios Doctor en Derecho Canónico del Colegio del Rosario
País de nacimiento Virreinato de la Nueva Granada actual República de Colombia
Ciudad de nacimiento Honda, Tolima
Fecha de fallecimiento 07/02/1868
País de fallecimiento Estados Unidos de Colombia actual República de Colombia
Ciudad de fallecimiento Villeta, Cundinamarca
Familia = Pedro Alcántara Herrán (Hermano)

Sacerdote que desarrolló su labor como arzobispo de Bogotá durante una época de fuerte anticlericalismo. Fue desterrado de Bogotá durante el gobierno del general liberal Tomás Cipriano de Mosquera.

Biografía

Eclesiástico nacido en Honda, Tolima, el 11 de febrero de 1797, muerto en Villeta, Cundinamarca, el 7 de febrero de 1868. En medio de los grandes conflictos entre la Iglesia y el Estado, cuando los liberales eran liberales y los conservadores, conservadores, se alza la figura serena del arzobispo Antonio Herrán y Zaldúa, quien desarrolló su labor pastoral durante la época del más virulento anticlericalismo que haya tenido que soportar la Iglesia en Colombia. Hijo del acomodado español, Pedro Antonio Fernández de la Herrán y de Matea Martínez de Zaldúa, nativa de Honda y prima del famoso clérigo Baltazar Jaime Martínez de Compañón, monseñor Herrán estudió en los colegios de San Bartolomé y del Rosario, donde se doctoró en Derecho Canónico.


El 3 de junio de 1821, fue ordenado sacerdote por el obispo de Mérida, en Pamplona. Era corpulento y robusto -escribe José María Samper- y sus atractivos modales y distinguido continente le daban el aire de uno de aquellos antiguos padres de la Iglesia, de quienes nos habla la historia con veneración. Tenía la línea de la ceja muy pronunciada, la frente espaciosa y noble, la boca pequeña y recogida, los ojos pardos y de mirar suave y afectuoso, el rostro lleno de rasgos blandos, y en toda la fisionomía una expresión de serenidad y benevolencia que cautivaban por extremo, al mismo tiempo que de austeridad de hombre justo que imponía respeto.

Carrera apostólica

Monseñor Herrán inició a los 24 años su dilatada carrera apostólica: curato interino en Fontibón entre 1821 y 1822, y en Vélez, Santander, hasta febrero de 1830; el 27 de enero de este año, el general Simón Bolívar lo nombró medio racionero de la catedral, pero no aceptó al ser nombrado obispo de Amicta in partibus, el 20 de enero de 1834; miembro de la Sociedad Católica de Ignacio Morales, fue provisor y vicario general desde el 21 de diciembre de 1840, y maestrescuela, el 22 de abril de 1849. Esta es la época de las grandes reformas liberales, cuando el proyecto estatal chocaba frontalmente con los intereses de la Iglesia. Nombrado vicario general por el arzobispo Manuel José Mosquera, el 25 de agosto de 1852, simultáneamente con su destierro, desarrolló una labor dificilísima desde el 1 de septiembre de 1853; y el 7 de febrero del año siguiente fue electo vicario capitular en sede vacante.


José Restrepo Posada cuenta cómo al tener conocimiento de la muerte del arzobispo Mosquera, las dificultades para elegir su reemplazo fueron grandes [...] pues sólo había 4 capitulares. Se hicieron 26 escrutinios y resultaba siempre empate. Nombrado arzobispo de Bogotá el 13 de enero de 1854, sólo fue consagrado el 15 de abril de 1855, debido al golpe del general José María Melo contra el presidente José María Obando. La administración del moderado Manuel María Mallarino -narra Fernando Díaz Díaz- preparó el restablecimiento pleno de la Iglesia durante la administración de Mariano Ospina Rodríguez, contra lo cual reaccionó el general Mosquera, con sus medidas contrarias al cuerpo eclesiástico.


En 1860 se desató una gran polémica contra monseñor Herrán debido al cambio del candidato presidencial: su hermano, el general Pedro Alcántara Herrán, por el general Julio Arboleda; proceso en el que el periódico El Catolicismo jugó un papel importante. Sobrevino, entonces, la guerra de 1860-1862, en la que obtuvo el triunfo el general Tomás Cipriano de Mosquera, en colaboración de los generales José María Obando y José Hilario López, contra el presidente legítimo Mariano Ospina Rodríguez, de quien se dijo había sido apoyado casi exclusivamente por el clero. El 9 de septiembre de 1861, Mosquera dictó la desamortización de bienes de manos muertas, y posteriormente, el decreto sobre tuición de cultos y la disolución y expulsión de la Compañía de Jesús.


Mosquera completó estas providencias el 3 de noviembre de 1861, decretando la prisión del arzobispo, y el 5 de noviembre declaró la extinción de las comunidades religiosas opuestas a la desamortización. Monseñor Herrán inició su destierro el 8 de noviembre, cuando salió hacia Cartagena, pasando unos días en Mompós, en un viaje lleno de grandes dificultades. Desde el exilio, monseñor Herrán conceptuó sobre si los sacerdotes, para poder ejercer su ministerio, debían prestar el obligatorio juramento prescrito por el gobierno: “Imitando el ejemplo que nos dieron (los apóstoles] obedezcamos a las autoridades constituidas en todo lo que ellas tienen derecho a exigirnos [...] pero cuando traspasando los límites de lo terreno y temporal quieran obligarnos a cosas que sólo son espirituales, o que tocan exclusivamente al régimen de la Iglesia, contestémosles con respeto, pero con una energía evangélica "non possumus", primero es obedecer a Dios que a los hombres”.


Esta actitud fue aprobada por el Papa. La nueva administración de Manuel Murillo Toro atenuó las tirantes relaciones con la Iglesia, lo que permitió el regreso de monseñor Herrán a Bogotá, el 1 de septiembre de 1864. Pero al retornar al poder el Gran General en 1866, Mosquera arreció sus duras críticas contra Herrán, a quien acusó de dirigir la oposición: El arzobispo de Bogotá y otros obispos están en completa rebelión, decía. Una orden del papa Pío IX citó, entonces, a un Concilio Provincial para tratar la situación de la Iglesia en el país, y convocó a monseñor Herrán, quien se encontraba en Villeta recuperándose de quebrantos de salud. Monseñor no pudo asistir, y falleció en este pueblo cundinamarqués, el 7 de febrero de 1868. Sepultado en la catedral de Bogotá, el corazón del arzobispo Herrán reposa en una pequeña cavidad en el muro oriental de la capilla de Santa Isabel de Hungría, entre las tumbas de los arzobispos Manuel José Mosquera y José Telésforo Paul.


Juan David Giraldo

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Bibliografía

  • Botero Restrepo, J. (1983). Breve historia de la Iglesia colombiana. Medellín: Copiyepes.
  • Groot, J,M. (1893). Historia eclesiástica y civil de la Nueva Granada. Bogotá: Casa Editorial de Medardo Rivas.
  • Restrepo Posada, J. Arquidiócesis de Bogotá. Biografías de sus prelados. Bogotá, Ed. Lumen Christi, 1961-1966, tomo II.
  • Restrepo Posada, J. Genealogía episcopal de la jerarquía eclesiástica, 1513-1966. Bogotá, Editorial Lumen Christi, 1968.
  • Restrepo Posada, J. (1971). Cabildo Eclesiástico de Bogotá. Bogotá: Kelly.

Citas dentro del texto

  • “Imitando el ejemplo que nos dieron (los apóstoles] obedezcamos a las autoridades constituidas en todo lo que ellas tienen derecho a exigirnos [...] pero cuando traspasando los límites de lo terreno y temporal quieran obligarnos a cosas que sólo son espirituales, o que tocan exclusivamente al régimen de la Iglesia, contestémosles con respeto, pero con una energía evangélica "non possumus", primero es obedecer a Dios que a los hombres”, Antonio Herrán.

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