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Revisión del 22:41 7 nov 2025
Destacados de hoy
Fue una de las mujeres más queridas y respetadas del movimiento de derechos humanos en Colombia nacida en Bogotá en 1956. Su vida cambió el 30 de agosto de 1987, cuando su hermana Nydia Érika, militante del movimiento guerrillero 19 de abril (M-19), fue detenida y desaparecida por el Ejército Nacional. Lo que comenzó como una búsqueda familiar se transformó en una lucha política y colectiva: de esa fuerza nació la Fundación Nydia Érika Bautista para los Derechos Humanos (FNEB). Su trabajo fue decisivo en la gestación de la Ley 2364 de 2024 o ley de Mujeres Buscadoras, cuya aspiración de llevar su nombre resume la huella profunda que dejó en Colombia.
Es una mujer e hija buscadora nacida en El Copey (Cesar) en 1980. La desaparición de Hernando Benjamín Sierra Zapata, su padre, en 1996 –comerciante, concejal, devoto y primer desaparecido reconocido oficialmente en el municipio– marcó a su familia y a su comunidad. Con el tiempo, lo que comenzó como un impulso íntimo junto a su hermano mayor se transformó en un camino colectivo: hoy Eliana es vocal de la Asociación en Memoria y Dignidad de los Ausentes en el Cesar (Amdac), donde enlaza su historia personal con la memoria pública del departamento y con los avances institucionales que abren nuevas rutas a las familias buscadoras.
Fue más que una madre buscadora y defensora de derechos humanos nacida en Belalcázar, Caldas en 1937. Ella se convirtió en el símbolo de la constancia, la resistencia y la persistencia de las familias que buscan a los desaparecidos a través de la Operación Cirirí, como bautizó la estrategia que desplegó durante 34 años para encontrar la verdad sobre la captura, tortura y muerte de su hijo mayor Luis Fernando Lalinde Lalinde. Doña Fabiola fue conocida también como la mamá de la memoria y nunca dejó de buscar la verdad. Con una disciplina férrea y de manera autónoma, creó su propio archivo en el que documentó uno a uno todos los trámites -evidencia de la ignominia, del maltrato y la victimización- a los que la sometieron a ella y a sus otros tres hijos. Cerca de 100 cajas conforman ese acervo que fue donado a la Universidad Nacional de Colombia y declarado por la UNESCO como Patrimonio del Mundo.