Diferencia entre revisiones de «Enrique Pérez Arbeláez»
(Página creada con « Sacerdote jesuita, científico, educador y escritor antioqueño (Medellín, marzo 1 de 1896 - Bogotá, enero 22 de 1972). Enrique Pérez Arbeláez inició sus estudios de...») |
m (AlejoJaramillo trasladó la página Enrique Pérez Arbelaéz a Enrique Pérez Arbeláez: Había error de ortografía) |
(Sin diferencias)
|
Revisión del 10:29 5 oct 2017
Sacerdote jesuita, científico, educador y escritor antioqueño (Medellín, marzo 1 de 1896 - Bogotá, enero 22 de 1972). Enrique Pérez Arbeláez inició sus estudios de bachillerato en el Colegio San Bernardo de los Hermanos Cristianos, y los continuó en el de San Bartolomé. Fue tonsurado y recibió las órdenes menores el 29 de agosto de 1914. Cursó estudios de filosofía, física, matemáticas, química y biología en Burgos, entre 1916 y 1919; y se graduó de bachiller en el Colegio de San Bartolomé, el 3 de enero de 1920. Ingresó, oficialmente, a la Compañía de Jesús, y adelantó estudios de teología y sagradas escrituras en Burgos, entre 1922 y 1926; se ordenó como diácono, subdiácono y presbítero los días 26, 27 y 29 de julio de 1925.
El 6 de junio de 1928 recibió el título de doctor Summa cum laude en Ciencias Biológicas, otorgado por la Universidad del Rey Luis Maximiliano, en Munich, con una tesis sobre las Dabaliáceas, por la cual, además de doctorarse, ganó una beca para investigar en el Jardín Botánico de Witenzorg, en Java, lauro al que renunció para volver a Colombia. En 1930 el padre Pérez Arbeláez fundó y fue el primer director del Herbario Nacional, labor que completó con la creación y dirección, en 1935, del Museo e Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia. De estos cargos se retiró en 1940 para ponerse al frente, por designación del Ateneo de Altos Estudios, de la redacción de la Flora de Colombia, de acuerdo con el plan seguido por la Real Expedición Botánica de José Celestino Mutis. Pérez Arbeláez conocía a fondo la iconografía y el herbario de la Expedición Botánica, pues en el verano de 1927 él había viajado a Madrid con el fin de conocer y estudiar estos materiales.
A partir de este primer contacto, y después en sucesivos viajes al Jardín Botánico de Madrid, Pérez Arbeláez pudo aproximarse no sólo al trabajo de Mutis en su empresa botánica, sino también al trabajo de científicos posteriores, como José Jerónimo Triana. Pérez Arbeláez se preocupó porque el legado de la Real Expedición Botánica fuera devuelto a Colombia. Comenzó esta campaña en 1938, cuando viajó a Río de Janeiro como representante oficial de Colombia a la primera reunión suramericana de Botánica. En este evento presentó su idea de reanudar los trabajos de la Expedición Botánica de Mutis, con la fundación del Instituto Botánico y el Herbario Nacional de Colombia. Insistentemente, el padre Pérez Arbeláez se refirió a este asunto; en diciembre de 1946, por ejemplo, sugirió que entre España y Colombia debía existir un acuerdo para darle a los materiales de la Expedición un uso adecuado.
También planteó otros puntos: Una exposición en Colombia de los dibujos pacientemente hechos en la Casa Botánica, lo que sólo se llevó a cabo, y de manera mínima, en diciembre de 1992; la cesión por parte de España de esos materiales o de parte de ellos; y la publicación de los dibujos de la Expedición. Tales planteamientos tuvieron cierto eco, pues en 1953 se creó el Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, con el objetivo fundamental de publicar la totalidad de la Flora de la Real Expedición. Sin embargo, en 1940 fue muy poco lo que el padre Pérez Arbeláez pudo adelantar; apenas logró comenzar a elaborar un fichero previo, ordenado de acuerdo con los índices del Archivo de la Expedición, que debía servir para clarificar y organizar el material. Además, no pudo concluir este trabajo, porque pasó a ocupar otro cargo dentro del Ateneo.
Por otra parte, el padre Pérez Arbeláez fue miembro fundador, junto con Jorge Acosta Villaveces, Antonio María Barriga Villalba, Alberto Borda Tanco, Julio Carrizosa Valenzuela, Víctor E. Caro, Luis Cuervo Márquez, Federico Lleras Acosta, Ricardo Lleras Codazzi, Luis María Murillo, Darío Rozo M., Rafael Torres Mariño, Calixto Torres Umaña, César Uribe Piedrahita y Jorge Alvarez Lleras, de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; hasta su muerte, el padre perteneció a la sección de ciencias naturales. Durante los años cuarenta se dedicó, desde el recién formado Ateneo de Altos Estudios, a desarrollar labores de investigación y enseñanza, en complemento de la obra que adelantaba, con acierto, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, por medio de expediciones organizadas por el Ateneo en coordinación con el Instituto.
En realidad, el padre Pérez Arbeláez se dispersó en infinidad de actividades, lo que le impidió terminar trabajos que en su inicio fueron importantes. Eran tantos los compromisos adquiridos, que tuvo que abandonar muchos estudios o dejarlos inconclusos, por falta de tiempo y también de dinero. Pese a tales circunstancias, Pérez Arbeláez fue un verdadero pionero e impulsor de varios tópicos relacionados con la investigación y la cultura; la mayoría de veces, de manera coyuntural. Entre el 6 de noviembre y el 3 de diciembre de 1947, el padre asistió, como delegado oficial por Colombia, en la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), realizada en México; esta fue la primera ocasión en que Colombia asistió a la UNESCO como miembro. junto con otros delegados colombianos, Pérez se preocupó por dar a conocer el país y sus entidades educativas y científicas; para esto hizo un Directorio colombiano, preliminar, de ciencias naturales.
También se interesó por traer a Colombia la mejor información sobre el movimiento universal y abrir la puerta para una futura colaboración. En su carácter de consejero científico de la delegación colombiana, y miembro, junto con el médico Jorge Cavelier, de la sección de Ciencias Naturales, Pérez Arbeláez cumplió en México un destacado papel, pues propuso que la Unesco continuara la labor de reconstrucción científica de los países devastados por la guerra y abogó por la publicación de una Historia de la Humanidad, patrocinada por la entidad. A raíz de su participación en esta reunión, Pérez Arbeláez pasó a ser parte de un grupo de investigación creado por la UNESCO para adelantar una prospección de la Hilea Amazónica, junto con científicos de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, las tres Guayanas, Perú y Venezuela; que se agrupó en el Instituto Internacional de la Hilea Amazónica.
En principio, Pérez se dedicó a compilar la bibliografía sobre la región; alcanzó a recopilar 3200 títulos, escritos en ocho lenguas, que hacen parte del libro Hilea Amazónica colombiana; sin embargo, cuando el contrato expiró, sin renovación, el trabajo paró. Pérez Arbeláez emitió allí importantes planteamientos sobre la necesidad de conocer objetivamente esta importante región del mundo; había que preparar material humano, capaz de dedicar su esfuerzo vital a investigar y analizar científicamente la Amazonia, lo que implicaba planear investigaciones a largo plazo; sólo así era factible revelar el inmenso contenido de la naturaleza de esa porción todavía poderosa del planeta. Otra contribución importante de Pérez Arbeláez al desarrollo de la biología y botánica del país, fue la realización, entre 1948 y 1950, de un Directorio colombiano de ciencias naturales, continuación del preliminar de 1947, en el que incluyó las direcciones postales, grados y títulos académicos, y los nombres, dotación, publicaciones, direcciones y trabajos de las universidades, centros e institutos naturalistas del país.
Esta publicación fue pionera dentro de los esfuerzos adelantados en el país por conformar una comunidad científica. Por otro lado, a partir de la experiencia de la recopilación de la Hilea Amazónica, como de la elaboración del Directorio, el sacerdote y científico se preocupó porque en el país existiera un criterio unificado sobre clasificación bibliográfica con respecto a la ciencia (fichas levantadas correctamente y otros). Durante su participación en la segunda reunión de la Unesco, en México, el padre Pérez Arbeláez adquirió vínculos con personalidades de la ciencia y la cultura; por ejemplo, se hizo amigo personal del director general de la Unesco, Julián Huxley, lo que le permitió desarrollar algunas actividades científicas importantes. En 1948 no pudo participar en el II Congreso Botánico Suramericano de Tucumán, Argentina, porque coincidió con los disturbios del 9 de abril, pero presionó para que el tercero se realizara en Bogotá, en 1953.
Para esto formó un comité organizador, del que fue presidente, y buscó, en el país y en el extranjero, los recursos económicos apropiados. La labor docente de Enrique Pérez Arbeláez fue muy amplia, centrada, fundamentalmente, en la Universidad Nacional. Fue profesor de biología, botánica y zoología de la Facultad de Medicina; catedrático de botánica y zoología farmacéutica en la Escuela de Farmacia; fundador y director, en 1938, del Departamento de Botánica; también abarcó la antigua facultad de Educación (1932) y la Escuela Normal Superior (1946). Así mismo, fue director de la Exposición Floral del cuarto centenario de Cali (1936), jefe de la sección de Biología Vegetal del Departamento de Agricultura (1937) y colaborador permanente del diario El Tiempo. Todos estos trabajos los adelantó paralelamente con el ejercicio pastoral. Fue director y fundador del Secretariado Interdiocesano de Educación Católica (1938), capellán y profesor de religión de la Escuela General Santander (1940), vicario y ecónomo de la parroquia de Fontibón (1941), capellán del batallón Guardia Presidencial entre 1947 y 1948.
Su principal obra, sin embargo, fue haber sido propulsor, fundador y director del Jardín Botánico de Santafé de Bogotá "José Celestino Mutis", el cual funcionó, a partir de 1937, como una dependencia adscrita a la Universidad Nacional; se construyó un edificio apropiado, con extensos prados para adelantar los trabajos, y veinte años después se independizó. A la muerte del presbítero, esta institución era una de las mejores de América Latina. Pérez Arbeláez concibió el Jardín como una institución que debía cumplir labores educativas y de mejora de la flora, por lo tanto, no sólo debía existir un Jardín Botánico en Bogotá, sino varios, en los diferentes climas del país, además de extensas reservas forestales. Pérez consideró, con razón, que en ese recinto debía conservarse y valorarse la vegetación originaria del país, criterio que impuso en la organización del Jardín.
En primera instancia se destacó la contribución de Colombia a la jardinería de otros países, rescatando multitud de especies que no habían sido suficientemente apreciadas; también los cultivos nuevos y las plantas colombianas que podían pasar del estado silvestre a formar parte de nuestra economía; y, finalmente, la preservación de las especies en peligro de extinción. Desde 1985 se publica, en su honor, la revista Pérez Arbelaezia, órgano de difusión científica del Jardín Botánico de Bogotá "José Celestino Mutis". La dilatada carrera de promoción y difusión científica, docente e investigativa del padre Pérez Arbeláez, fue reconocida y ampliamente recompensada en Colombia y el resto de América; el gobierno nacional lo condecoró con la Cruz de Boyacá en el grado de Caballero, y el de Venezuela, con la Orden del Libertador.
JOSÉ EDUARDO RUEDA ENCISO
Bibliografía
ARANGO BUENO, TERESA,. Enrique Pérez Arbeláez. Su vida y su obra. Bogotá, Fondo FEN de Colombia, 1992. "Notas biográficas de Enrique Pérez Arbeláez". Pérez Arbelaezia, Vol. l, N- 1 (julio 1985), pp. 9-15.
Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.