Diferencia entre revisiones de «Joaquín Vallejo Arbeláez»
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Revisión del 19:43 8 oct 2017
Ingeniero, economista y escritor antioqueño (Rionegro, octubre 2 de 1912). Nacido en el seno de una familia dedicada a los negocios comerciales y de tierras, Joaquín Vallejo Arbeláez hizo la secundaria en el Instituto Técnico Central de Bogotá, en una época en la que esta institución tenía una fuerte orientación hacia los estudios técnicos de ingeniería.
Esto sin duda lo predispuso para la elección de la carrera de Ingeniería Civil, que adelantó en la Escuela Nacional de Minas de Medellín, donde se graduó en 1939. Vallejo estudió en la Escuela de Minas en la primera mitad de la década del treinta, época marcada por la gran depresión económica mundial y por los diversos ensayos de solución que se daban a sus consecuencias inevitables, como el desempleo, las altas tasas de interés, la escasez del crédito y la falta de organismos bancarios internacionales.
No fue casual, entonces, que ingenieros como Vallejo Arbeláez desarrollaran, como respuesta a los desafíos del momento, una gran originalidad y creatividad en los campos de la economía, la administración y la dirección de empresas; la Escuela de Minas llegó a tener la mejor biblioteca especializada de economía en Colombia durante las décadas de 1920 y 1930, dotada con las obras de los clásicos y neoclásicos.
Aún estudiante, Vallejo Arbeláez presentó en 1935 una propuesta de creación de la carrera. de Ingeniería Industrial, como alternativa al desempleo de los ingenieros y como previsión al desarrollo industrial del país.
Luego de una corta incursión en la vida política: concejal de Medellín, diputado a la Asamblea de Antioquia, representante a la Cámara y director de Educación Pública en Antioquia, Joaquín Vallejo Arbeláez orientó su vocación profesional hacia la dirección empresarial, teniendo como áreas subalternas la docencia y los estudios de filosofía de la ciencia.
En el primer campo, empezó a destacarse como superintendente de producción, entre 1939 y 1943, de Cementos del Valle; luego como gerente entre 1943 y 1947, de Droguería Humanitaria, filial de la organización farmacéutica Droguerías Aliadas, a la sazón una de las mayores empresas en su género en América Latina.
Su carrera ejecutiva llegaría al punto culminante con su nombramiento como gerente, y luego como presidente de la organización Droguerías Aliadas S.A., posiciones en las que permaneció durante casi veinte años. Bajo la dirección del ingeniero Joaquín Vallejo, esta organización farmacéutica se diversificó notablemente en los años cincuenta y sesenta, abarcando operaciones no sólo de producción y comercialización nacional de productos farmacéuticos, de representación de marcas internacionales de cosméticos, y de comercialización internacional bajo el nombre de Calox International con subsidiarias en Ecuador y Panamá, sino también actividades que se extendían a exportaciones y urbanizaciones.
Tal desarrollo condujo a la creación del grupo Inversiones Aliadas S.A., y a la asociación, en 1960, con la poderosa sociedad norteamericana McKesson & Robbins, que compró el 50% de los activos de Droguerías Aliadas.
Seis sociedades llegaron a integrar el nuevo grupo en Colombia. Como uno de los artífices principales de estas operaciones, sin muchos antecedentes en el país, el ingeniero Vallejo Arbeláez llegó a ser estimado como uno de los principales economistas nacionales, continuando una tradición ya iniciada por ingenieros como Alejandro López, Hernán Echavarría Olózaga, Mariano Ospina Pérez, el alemán Hermann Halberstaedter o Carlos Sanz de Santamaría, quienes como "economistas prácticos", y contribuyeron activamente a profesionalizar en Colombia el oficio del economista, junto con los abogados.
En parte como consecuencia de su éxito como ejecutivo en Droguerías Aliadas, y en parte por su pericia en cuestiones económicas, el ingeniero Vallejo Arbeláez fue llamado a desempeñar en repetidas ocasiones el cargo de ministro, que ocupó en las carteras de Desarrollo, Hacienda y Gobierno durante diferentes períodos del Frente Nacional.
Su creatividad en el campo económico, su inteligencia robusta y su gran experiencia en asuntos prácticos, se manifestaron una vez más en su famoso y aún vigente "Plan Vallejo", que ha recompensado eponímicamente una de las más originales iniciativas para favorecer las exportaciones colombianas, impulsada desde el ministerio a su cargo.
El éxito en los negocios privados también ha acompañado al ingeniero Vallejo Arbeláez, quien fundó en el Valle del Cauca quizás el más moderno ingenio panelero, La Quinta, en Candelaria, incursionando después en el montaje de la planta más moderna para la cría de cerdos.
Desde mediados de la década de 1970, Vallejo Arbeláez se retiró parcialmente de los negocios, aunque sigue haciendo parte de juntas directivas de numerosas empresas y es asesor de otras más. Aunque el ensayo económico y político continúa siendo su actividad intelectual principal, ejercida desde los principales periódicos y revistas especializadas del país, sus ideas económicas han sido condensadas en libros como ABC de la integración latinoamericana, publicado por Tercer Mundo en la década de 1960, y Modelos económicos de desarrollo, editado por Oveja Negra en 1985.
Tanto en sus ensayos como en sus libros, Vallejo Arbeláez continúa una de las tendencias intelectuales más notorias entre los ingenieros-economistas colombianos: esforzarse por traducir a términos nacionales y a medidas prácticas y originales, el pensamiento económico internacional. En esta labor de persuasión al gran público, para que asimile las ideas económicas de sentido común, el ingeniero Vallejo ha llegado a utilizar incluso los medios masivos de comunicación, como la radio.
También ha dedicado gran parte de su tiempo al ensayo de tipo filosófico, sobre todo en el área de divulgación de las ideas científicas, desde los tiempos de la revista Dyna, fundada por él en 1933 como órgano de expresión de los estudiantes de la Escuela Nacional de Minas.
Sus ensayos sobre filosofía de la ciencia, poco conocidos y a la espera de una discusión en los círculos especializados, han sido recogidos en el libro El misterio del tiempo, de 1976, y en la tetralogía Las fronteras de las libertades, de 1980. Sus preocupaciones intelectuales sobre el problema de la libertad, el determinismo de las leyes naturales o la relatividad del saber, lo han llevado últimamente a la exploración de las ideas teológicas y místicas.
ALBERTO MAYOR MORA