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Miguel Ángel Builes Gómez
Información
Nombre Miguel Ángel Builes Gómez
Fecha de nacimiento 09/09/1888
Nacionalidad Colombiano
Ocupación Sacerdote católico, obispo
Primaria Seminario San Francisco de Asís
Bachillerato Seminario Menor de San Pedro
Ciudad de nacimiento Don Matías, Antioquia
País de fallecimiento Colombia
Ciudad de fallecimiento Medellín
Fecha de fallecimiento 29/09/1971
Profesionales Seminario Mayor de Santafé de Antioquia
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Eclesiástico y escritor colombiano. Estudió en el Seminario Menor de San Pedro y en el Mayor de Santafé de Antioquia, donde recibió las órdenes menores. Fue ordenado presbítero por el obispo de Antioquia, monseñor Maximiliano Crespo y Rivera, en la iglesia mayor de Santa Rosa de Osos, el 29 de noviembre de 1914.

Biografía

Fue cooperador de Valdivia, realizó viajes misioneros por la región del bajo Cauca y posteriormente fue cura de El Tigre, Santa Isabel, Remedios, Tierradentro y, de nuevo, en Remedios.

Hecho obispo de Santa Rosa de Osos en el consistorio del 27 de mayo de 1924, cuando no había cumplido aún 10 años de sacerdocio, recibió la ordenación episcopal de manos del nuncio apostólico monseñor Roberto Vicentini, el 3 de agosto del mismo año, en la Basílica Primada de Bogotá y durante la celebración de la Conferencia Episcopal. Entró a su nueva sede el 22 de octubre. Así lo describe uno de sus biógrafos, Miguel Zapata: No era enjuto como muchos campesinos desnutridos que recorrían las veredas de su pueblo. Creció fuerte y arrogante.

Trató de castigar su cabeza con un gesto de modestia que le daba mayor aire de atracción. Ofrecía una sonrisa forzada que constreñía la poderosa mirada innata. Monseñor Builes fue un líder por excelencia, monolítico en sus creencias, batallador incansable y muchas veces la voz que clama en el desierto, en su particular forma de ver las cosas. Se le señaló como cabeza de un clero ultramundano, carlista y cavernario. Sus actitudes, nada diplomáticas en un período en que la Iglesia procuraba crear un ambiente de tolerancia con el partido liberal en el poder, hicieron de él un personaje odiado. Carecía de estrategia. Dice Zapata: Builes se consideró tutor de la jerarquía eclesiástica en Colombia.

Fustigaba a los demás obispos llamándolos perros adormecidos. Su voz era la única tronante era anunciar los horrores del liberalismo. No sólo se tomó el derecho de trazar normas a la jerarquía en general, sino que delimitó las funciones de los diputados. Por medio de sus ardientes pastorales, Builes lanzó sus rayos no sólo contra las actitudes políticas; casi todos los aspectos de la vida nacional fueron fustigados por su incesante crítica, rico filón para el sarcasmo de sus detractores. Su primera andanada fue contra la moda femenina.

En la pastoral de 2 de febrero de 1927 escribió: Mas como la moda es una dulce tirana, pero TIRANA, a última hora ha dejado de ser moda femenina en las mujeres para volverse en ellas mismas moda masculina, y han resuelto aparecer ante la faz del mundo, pásmese el cielo, vestidas de hombre y montadas a horcajadas [en los caballos] con escándalo del pueblo cristiano y complacencia del infierno [...] La naturaleza humana en su tendencia a la relajación moral, buscó maneras indecorosas de vestir, a través de los siglos; pero jamás llegó a soñar con implantar el uso del vestido del hombre para la mujer. Semejante invención estaba reservada a los tiempos modernos y a la nefanda acción de las logias [...] perdida la mujer se perdió todo.

A continuación describía, a sus humildes ovejas de las montañas antioqueñas, las usanzas de hoteles y estaciones de Norteamérica, y, antes que horrorizar, desertaba tal vez la envidia y las ansias de imitar a las pecadoras de ultramar. Rotundamente sentenció: Nos sentimos movidos a censurar y reprobar, como en efecto censuramos y reprobamos tal práctica abominable ante Dios [...] reservándonos a Nos personalmente la absolución de este pecado contra la moral cristiana [...] sin que puedan hacerlo ni aun los venerables vicarios foráneos en ningún tiempo. De tal manera, monseñor Builes instituyó dos nuevos pecados, exclusivos para las mujeres de su jurisdicción: el uso de los pantalones y montar a lo hombre a caballo, con el agravante de que sólo el obispo en persona podía absolverlas. El 29 de junio de 1927, monseñor Builes fundó el seminario de misiones de Yarumal.

Este era uno de sus más grandes anhelos y se decidió por esta región pues el clima, su ubicación en el norte de Antioquia, la religiosidad de sus gentes y, tal vez también, su mayoría conservadora, le parecieron idóneos. La labor misionera estaba casi monopolizada por religiosos españoles y fue este el primer seminario de misiones en América. Para distinguir a los miembros de la comunidad, Builes diseñó un crucifijo para llevar en el pecho y las iniciales M.X.Y.: M de misionero, X de San Francisco Xavier y Y de Yarumal. Sin recursos y con pocos seminaristas, inició actividades el 3 de julio. El 25 de septiembre de 1938 se ordenaron los siete primeros misioneros. Builes creó también la comunidad de las Misioneras Teresitas.

Opinión política

La caída del partido conservador y los inicios del gobierno de Enrique Olaya Herrera, hicieron que Builes reiniciara la controversia que habían mantenido veinte años antes San Ezequiel Moreno y el general Rafael Uribe Uribe. Que el liberalismo ya no es pecado, se viene diciendo últimamente con grande insistencia; los prelados no sólo callan sino que han prohibido hablar del liberalismo [...] y que por tanto, ser liberal ya no es malo [...] Nada más erróneo, pues lo que es esencialmente malo jamás dejará de serlo, y el liberalismo es esencialmente malo, escribió en su pastoral de pascua, el 5 de abril: de 1931. También, como en el caso de los pantalones femeninos, prohibió a otros religiosos la absolución del liberal, reservándose exclusivamente para él la facultad de otorgarla. Así se lucha cuando no hay armas para hacerlo en forma franca; dijo años más tarde.

En 1932 llegó a rumorarse un posible atentado contra su vida. Para la fiesta de la Candelaria arremetió contra los soviéticos, a quienes veía sitiando a Santa Rosa de Osos. Como siempre, fue rico en adjetivos para describir al enemigo, los llamaba los sin patria, el tártaro sin Dios, el pirata atrevido, el moscovita audaz. Ante las iniciativas de la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo referentes a la enseñanza laica y obligatoria, declaró: La educación corresponde a la familia antes que al Estado, por lo cual éste no puede arrogarse el derecho a enseñar y, lo que es peor, de declarar atea la enseñanza. Y sobre la autonomía universitaria, la encontraba perniciosa y propagadora de errores.

Según Builes, las normales de varones, creadas por el Ministerio de Educación para formar maestros modelarán las almas de los niños, según la mente y anhelos masónicos; el Instituto Femenino dará a la patria maestras impías [...] y un personal apto para descristianizar del todo la niñez, a pesar de que el Instituto Central Femenino de Medellín estaba guiado por la moderada institutora catalana Enriqueta Séculi Bastida.

Todas las publicaciones del Ministerio de Educación eran una verdadera inundación de libros impíos, de revistas pornográficas y de cuadros murales [los de Pedro Nel Gómez] soeces, verdaderos pegotes sin jota de arte, pero con abundancia de inmundicia [que], bajan del Ministerio de Educación y se difunden con levadura ponzoñosa. La coeducación, que entonces se reducía a los jardines infantiles, en estos climas tropicales trae consigo lo que la masonería busca: corromper la niñez y la juventud [...] los desfiles de las niñas y señoritas a medio vestir, las gimnasias desvergonzadas [...] todos los métodos corruptores que vienen utilizando con innegable éxito nuestros gobernantes masones.

Para monseñor Builes, Laureano Gómez fue un personaje providencial. Apoyó sin reticencias todas sus iniciativas y, cuando el ""Monstruo"" arremetió contra Olaya, él así lo hizo; cuando hubo una cierta tregua en los inicios del gobierno de López Pumarejo, Builes se mostró moderado; pero en 1938, rotas ya las relaciones entre los dos políticos, el obispo de Santa Rosa no dudó en exclamar que el partido comunista no puede menos que felicitar a los camaradas colombianos por la magnífica labor de penetración que han realizado con respecto al partido de gobierno en Colombia [...] que está para sufrir muy en breve [... ] su eliminación para dejar el paso y la silla de Bolívar a los discípulos de Lenin,.

Esta pastoral de cuaresma concluye con una proclama de tipo marcial incitando a la guerra santa: Gobernantes de mi patria, abrid los ojos! [... ] Cómo es que olvidáis dictar leyes que rechacen al moscovita audaz que mancha con su planta inmunda nuestro suelo? soldados de mi patria! Para qué recibisteis la bandera tricolor y jurasteis defenderla, si ahora la arrojáis por tierra, para que la pise el ruso infame? [... ] Ya suenan los clarines que llaman al combate [...] Vuestra misión es defender la patria. Atrás el extranjero! Viva Colombia!. En 1939, en dos pastorales, Builes atacó los carnavales, costumbre secular en Antioquia, que son reunión de fétidos y contaminados elementos de todas partes para infectar la ciudad y dejar sus huellas inmundas en los fieles, con podredumbre moral y material.

Más adelante condenó la soltería y, cuando atacó los reinados, se mostró profético: Comedia bufa y carente de seriedad de la elección de reinas [...] como nuevo pábulo a las pasiones vergonzosas se han venido estableciendo [...] los llamados reinados del maíz, del café, del fríjol, del tomate, del oro y últimamente el de la sal [...] No tardarán en establecerse los reinados y las reinas del petróleo, del carbón, de la gallina, del cerdo y del buey. Dos meses después del asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y del ""Bogotazo"", monseñor Builes incitó a la revuelta y al aniquilamiento (tal vez no en el sentido físico, sino en el moral) de los liberales. Durante la procesión del Sagrado Corazón, exigió un juramento a sus fieles para defender a Cristo, la religión católica, la Colombia católica. Por supuesto, los autores de la masacre eran no sólo los comunistas, sino el liberalismo colombiano, vestido de comunismo, que concibió y realizó el movimiento.

Vejez y pensamiento radical

A medida que pasó el tiempo, Builes se radicalizó más y la emprendió contra casi todo. Ya en los años cincuenta, atacó los paseos en los que las mujeres van y vienen solas o acompañadas de su novios o de sus amigos, de día y de noche, por pueblos, veredas y despoblados, en andanzas peligrosas; los cines son la peor escuela de robos, de asesinatos y deshonestidades; los libros y novelas son como una inundación de fango [...] que anega las almas; la radio propaga conferencias disolventes e irrespetuosas; en las reuniones sociales y clubes va el gran mundo a dejar la virtud en trizas; y respecto al baile son gravemente pecaminosos [...] entre éstos se encuentran el vals, la mazurca, el galop, la polka, el chotiz, la habanera, etc. , pese a que eran prácticamente desconocidos en su diócesis.

Monseñor Builes llegó a enunciar una doctrina teológica respecto del baile, en la que hizo descripciones pormenorizadas de movimientos y roces, dedicando un capítulo aparte al baile mambo, prohibiendo la absolución de ese pecado mortal, horrenda corrupción. Condenó a la disidencia, en su pastoral del 24 de febrero de 1953, que pudiera levantarse contra el presidente Laureano Gómez y su designado Roberto Urdaneta Arbeláez. Esta era organizada por el liberalismo comunista y espíritus ambiciosos e inconformes del conservatismo,, a la cual se haría frente con el corporativismo, comulgando así con los proyectos de Laureano. En 1952, el papa Pío XII lo honró con el título de Prelado Doméstico de Su Santidad, Asistente al Solio Pontificio y Conde Romano. Varias veces viajó a Roma, realizando las visitas ad Limina. Aunque las pastorales fueron las que le dieron fama y también su medio favorito, como escritor dejó varias obras como Cuarenta días en el Vaupés y Testamento Espiritual, entre otras.

A los 80 años de edad, acatando la voluntad del papa Pablo VI, presentó renuncia de su cargo, que había desempeñado por 43 años, el 15 de febrero de 1967; le fue aceptada el 22 de abril, y el 8 de junio su sucesor, monseñor Félix María Torres Parra, tomó posesión como obispo coadjutor y administrador apostólico quedando el señor Builes con el título de obispo de Santa Rosas de Osos, hasta su muerte. Trasladó entonces su residencia a Medellín, donde falleció el 29 de septiembre de 1971.

Familiares

Agustín Builes –padre.

Ana María Gómez –madre.

JUAN DAVID GIRALDO Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.


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