Diferencia entre revisiones de «Ignacio Sánchez de Tejada»

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Diplomático santandereano (El Socorro, 1764 - Roma, octubre 25 de 1837)  
Diplomático santandereano (El Socorro, 1764 - Roma, octubre 25 de 1837)  

Revisión actual - 11:30 8 oct 2021

Ignacio Sánchez de Tejada y Ruiz
Datos generales
Nombre Ignacio Sánchez de Tejada y Ruiz
Fecha de nacimiento 29 de octubre de 1904
Nacionalidad Colombiano
Ocupación Diplomático
País de nacimiento Nueva Granada, actual Colombia
Ciudad de nacimiento El Socorro
Fecha de fallecimiento 25/10/1837
País de fallecimiento Italia
Ciudad de fallecimiento Roma

Diplomático santandereano (El Socorro, 1764 - Roma, octubre 25 de 1837)

Biografía

"Tocole a don Ignacio Sánchez de Tejada la extraña suerte de ser el más aventurero de nuestros primeros diplomáticos, el trotamundos que deja su huella en todas partes; pero por singular capricho de la historia, su figura inquieta ha pertenecido más al mundo de la erudición que al de la popularidad", escribe su biógrafo Alberto Miramón.

Hijo de padres acomodados, cursó estudios en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, institución a la que permaneció ligado y a la que, a su muerte, legó la mayor parte de su biblioteca, enriquecida a través de sus correrías por todo el mundo. En 1782, recién egresado, sirvió en la Secretaría General del Virreinato.

Doce años más tarde, se vio involucrado en el proceso de los pasquines, grave y sonado escándalo ocasionado por unos pasquines anónimos que aparecieron fijados en diversos sitios de la Santafé colonial y que inquietaron a las autoridades por ser eslabón de la cadena iniciada en 1781. Este asunto quedó poco esclarecido por coincidir con la impresión clandestina de los Derechos del Hombre y con movimientos sediciosos. Sánchez de Tejada fue remitido a Cádiz, al lado de Francisco Antonio Zea y Sinforoso Mutis, en 1796. Llegaron a la Península el 18 de marzo de ese año y allí notaron los reos que los cargos no tenían la gravedad que se les había dado en la colonia. Los deportados granadinos fueron exonerados de sus cargos y don Ignacio volvió a ejercer las posiciones de oficial mayor de la Secretaría del Virreinato y teniente de milicias. Se le nombró también secretario de la Cofradía de Nobles de Santafé y miembro de la Sociedad Patriótica; pero poco tiempo después regresó a la metrópoli.

Cuando tuvo lugar la abdicación de Fernando VII ante Napoleón, en abril de 1808, y convocadas las cortes en Bayona por encargo del nuevo rey José, hermano del emperador, Sánchez de Tejada asistió como representante por Santafé de Nueva Granada. Desatada la lucha contra el francés en la península y una vez derrotado el Corso, don Ignacio huyó, con bonapartistas y "afrancesados", de la reacción fernandina y se le condenó como enemigo del rey Fernando VII embargándole sus bienes en Santafé. Vivió en París, en gran pobreza, compartiendo casa y miseria con el patriota granadino Agustín Gutiérrez Moreno. Las iras del rey español lo persiguieron en Francia, y el embajador de éste ante Luis XVIII, el marqués de Salvador, recibió órdenes de acosar y reclamar como reos de lesa majestad a los refugiados. Sánchez de Tejada huyó entonces a Londres. Para iniciar las relaciones entre la República de Colombia y la corte de Roma, Bolívar había nombrado a José Tiburcio Echeverría, pero éste falleció antes de llegar a su destino.

El 7 de abril de 1824, Manuel José Hurtado, agente diplomático ante la corte de Saint James, comunicó a Ignacio Sánchez de Tejada su nombramiento, hecho por el general Francisco de Paula Santander, como jefe de la delegación ante la Santa Sede. Sánchez lo aceptó e inició un azaroso viaje pues los Estados Pontificios estaban rodeados por gobiernos de la Santa Alianza. Gracias a sus relaciones con el ministro francés en Londres, Augusto Julio Armando María, príncipe de Polignac, se le expidió un pasaporte para seguir a París. Para continuar el viaje, Sánchez debió declarar que lo hacía como individuo particular. Era de vital importancia para la joven nación obtener la aceptación de Roma, por la doble investidura que revestía al Papa: como soberano temporal de los Estados Pontificios, podía reconocer a la Gran Colombia como Estado, y como jefe de la Iglesia católica, podía realizar la preconización de prelados y satisfacer las necesidades espirituales de los colombianos; fue aquí donde don Ignacio hizo uso de toda su sagacidad.

Roma

Llegó a Roma en septiembre de 1824, acogido cordial pero secretamente por el secretario de Estado de Su Santidad, el cardenal de la Somaglia. Prescindió de la parte política de su misión, reduciéndola a los aspectos espirituales o religiosos. Así, Sánchez no representaba a una nación, sino a una parte del pueblo de Dios. Resaltó el estado de abandono en que se encontraba la Iglesia en nuestro país, diócesis sin pastor, curatos sin párroco. Por su parte, el Papa temía la reacción del rey de España, que contaba con el apoyo de los ejércitos de Austria, Francia y Rusia y que, además, reclamaba posesiones territoriales en Italia; también le pertenecían algunas partes de la península itálica. León XII, siempre por medio de su secretario y a espaldas de los embajadores españoles -Vargas Laguna y, después, Gómez Labrador-, le pidió al colombiano no desplegar carácter diplomático o público alguno; no hacer uso de la voz misión, sino de la palabra comisión, denotando así un encargo particular; y alejarse temporalmente de Roma, aunque sin salir de los Estados Pontificios.

Sánchez viajó a Bolonia, pero por presiones del español debió seguir a Florencia; a su Santidad le agradó mucho su actitud. A estas grandes presiones, se añadía una terrible penuria económica; en cartas de Joaquín Mosquera a Santander repetidamente se dice: Tejada ya se moría de hambre materialmente, pensaba presentarse a la cárcel como deudor fallido, estaba tan pobre que había vendido cuanto tenía para comer. Su sueldo, por dificultades de envío o por pobreza del erario público, nunca llegó a tiempo. Por otra parte, su familia pereció en un naufragio y Sánchez perdió la vista temporalmente. Para completar este dramático cuadro, clérigos tan prudentes como monseñor José María Estévez o el obispo Rafael Lasso de la Vega nombraron como agente eclesiástico de Colombia cerca al Papa a un religioso de nombre Pomares, que resultó ser espía del gobierno español, lo que causó graves inconvenientes a la misión.

El gobierno colombiano tuvo que obtener, por medio del nuncio en Madrid, la aquiescencia del rey para que el Papa recibiera a Sánchez de Tejada, y así hacer posible la provisión de todos los obispados vacantes, el nombramiento de primado que organizase las diócesis y concluyese un concordato y la erección de nuevas sillas patriarcales. El pontífice accedió a todo ello, pero no a la pretensión del gobierno para ejercer el patronato, que pertenecía exclusivamente al rey católico. La desmembración de la Gran Colombia, la efectiva acción del espía Pomares y la muerte de León XII volvieron a enfriar las tibias relaciones; y el nuevo Papa, Pío VIII, se mostró muy anti-americano y exhibió una actitud abiertamente desfavorable a cualquier negociación. Su reinado fue corto, pues falleció el 2 de febrero de 1830; le sucedió el cardenal Mauro Capellari, Gregorio XVI.

Aunque en los primeros meses hubo cierta reticencia, el nuevo Papa obró con una actitud más acorde al orden que se había establecido en la América libre, y por fin, el 26 de noviembre de 1835, se obtuvo el reconocimiento de la independencia de la Nueva Granada por la Santa Sede, recibiéndose oficialmente a Ignacio Sánchez de Tejada como encargado de negocios, el 14 de diciembre, a pesar de la tenaz oposición del embajador español. En su carta, el secretario pontificio, cardenal Bernetti le dice: Las razones muchas veces manifestadas por V. S. I. tanto de palabra como por escrito, para demostrar la estabilidad del gobierno de la Nueva Granada, y el orden que reina en aquel país, han recibido de la experiencia de muchos años consecutivos la sanción que el Santo Padre esperaba a fin de reconoceros públicamente y mandar que su Ministerio se pusiera con dicho gobierno y con sus representantes en relaciones diplomáticas, abandonando las formas meramente confidenciales usadas hasta hoy.

El infrascrito Cardenal Secretario de Su Santidad tiene, pues, la honra de anunciar a V. S. I. que en virtud de orden expresa del Santo Padre, será desde este día en adelante reconocida la calidad que ya es inherente a V. S. I. de Encargado de Negocios de la Nueva Granada, y que en consecuencia se le admitirá a gozar públicamente de todas las consideraciones y prerrogativas de que gozan en los dominios de la Santa Sede los empleados de igual clase de los gobiernos reconocidos por ella y amigos suyos. Dos años más tarde, el 25 de octubre de 1837, a las 6 de la tarde, falleció en Roma don Ignacio Sánchez de Tejada. Al dar cuenta de su muerte ante el Congreso, Lino de Pombo dijo: "La Nueva Granada ha sufrido una muy lamentable pérdida [...] La memoria de este ciudadano ilustre es digna de especial recuerdo y será siempre grata para los apreciadores del verdadero mérito y de los buenos servicios hechos a la Patria". Sus restos se encuentran en la nave central de la iglesia de La Concepción en Roma, cerca de los de otro notable diplomático neogranadino, el cónsul general Alfonso Acevedo Tejada.

Citas dentro del texto

"Tocole a don Ignacio Sánchez de Tejada la extraña suerte de ser el más aventurero de nuestros primeros diplomáticos, el trotamundos que deja su huella en todas partes; pero por singular capricho de la historia, su figura inquieta ha pertenecido más al mundo de la erudición que al de la popularidad". Alberto Miramón.

"La Nueva Granada ha sufrido una muy lamentable pérdida [...] La memoria de este ciudadano ilustre es digna de especial recuerdo y será siempre grata para los apreciadores del verdadero mérito y de los buenos servicios hechos a la Patria" Lino de Pombo.

Bibliografía

  • De Mier, José. Testimonio de una amistad. Complemento a la Historia Extensa de Colombia, Vol. II. Bogotá, Academia Colombiana de Historia y Plaza y Janés, 1984.
  • Gómez Hoyos, Rafael. La Santa Sede ante la Independencia, de Colombia. Curso Superior de Historia de Colombia. Bogotá, 1950.
  • Groot, José Manuel. Historia eclesiástica y civil de la Nueva Granada. Bogotá, Casa Editorial de Medardo Rivas, 1893.
  • Miramon, Alberto. Diplomáticos de la Libertad. Bogotá, Empresa Nacional de Publicaciones, 1956.
  • Moreno de Angel, Pilar. Santander. Biografía. Bogotá, Planeta, 1989.
  • Pinilla Cote, Alfonso María. "Aspectos religiosos del general Santander". Gaceta histórica (Cúcuta, 1956).
  • Zubieta, Pedro A. Apuntaciones sobre las primeras misiones diplomáticas de Colombia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1924.
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