Diferencia entre revisiones de «María Eastman»
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Resalta el maravilloso cuento ''El ditirambo del reloj'', un relato brillante que recuerda a los poetas malditos, los ''Pequeños poemas en prosa de Baudelaire'', y tiene imágenes memorables como “eran relojes cínicos” o “La carcajada rajó el aire como una cuchilla”. Leerla es un placer que ojalá se pueda disfrutar pronto con una buena edición de sus cuentos desperdigados por los anaqueles de las bibliotecas del país. | Resalta el maravilloso cuento ''El ditirambo del reloj'', un relato brillante que recuerda a los poetas malditos, los ''Pequeños poemas en prosa de Baudelaire'', y tiene imágenes memorables como “eran relojes cínicos” o “La carcajada rajó el aire como una cuchilla”. Leerla es un placer que ojalá se pueda disfrutar pronto con una buena edición de sus cuentos desperdigados por los anaqueles de las bibliotecas del país. | ||
===Obras=== | |||
*El conejo Viajero. | |||
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Revisión del 16:08 26 oct 2023
Nombre | María Eastman |
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Fecha de nacimiento | 09 de diciembre de 1901 |
Nacionalidad | Colombiana }} |
Seudónimo | Arturo Aldebarán |
Ocupación | Escritora, docente |
País de nacimiento | Colombia }} |
Ciudad de nacimiento | Supía |
Fecha de fallecimiento | 20 de septiembre de 1947 |
País de fallecimiento | Colombia }} |
Ciudad de fallecimiento | Bogotá |
Familia | Tomás O. Eastman (padre); Paulina Romero (madre) |
Cónyuge | Gerardo Molina |
María Eastman fue una protofeminista, una educadora, una influencer de su época y una cuentista talentosa de textos bastante adultos y comprometidos, que dejó desperdigados por casi todos los periódicos del país y varios de América Latina.
Biografía
María Eastman, más allá de la literatura infantil
En medio del silencio que por décadas injustamente ha cubierto a las escritoras del siglo XX de Caldas, tal vez sea María Eastman la escritora de la primera mitad del siglo pasado más reconocida en la región.
Esto sería de celebrar si no fuera porque su bien ganado nombre como escritora de libros para niños ha opacado de muchas maneras otras facetas de su vida que vale la pena recordar y que son por lo menos tan importantes como la de sus cuentos infantiles.
Eastman fue una protofeminista, una educadora, una influencer de su época y una cuentista talentosa de textos bastante adultos y comprometidos, que dejó desperdigados por casi todos los periódicos del país y varios de América Latina. Su obra abarca desde consejos para la vida diaria hasta relatos que se ven con la distancia de los años con un sentido social muy por encima de lo que se usaba en la época, y más para una mujer.
Una caldense antioqueñizada
Eastman nació en Supía el 9 de diciembre de 1901. Aunque caldense de nacimiento solo unos pocos años vivió en este municipio, del que muy niña viajó con su familia a Medellín. Fue allá donde inició sus estudios en la Normal Antioqueña. Ya a los 15 años comenzó a escribir sus primeros textos serios y después de graduarse como maestra comenzó una meteórica carrera como docente y en cargos administrativos en la educación.
Ya a los 20 años, en compañía con María Cano y Fita Uribe formaron un trío que no solo descolló por sus escritos y buena literatura, también por una profunda relación con los obreros y menos favorecidos de Medellín. Y aunque fue María Cano la más comprometida con las causas sindicalistas, Eastman estuvo ahí para apoyarla como su secretaría y para crear relatos con un profundo sentido social que describen un mundo donde el hombre se aprovecha de los menos favorecidos, de animales y congéneres por igual y donde solo la unión de quienes sufren logra mejorar su calidad de vida.
Sus cuentos no son solo bien logrados, pasan por estilos diferentes, desde lo gótico hasta la fábula y desde lo social hasta lo bucólico, logrando incluso mezclas muy interesantes y argumentos con encanto y puntos de giro.
Tan solo con 33 años llegó a ser Inspectora General de Escuelas Públicas, uno de los cargos más altos ocupados por una mujer en la época. Un año después y debido a su matrimonio debió renunciar y se trasladó con su esposo a Bogotá, donde volvió a ser profesora e investigadora.
Un seudónimo de hombre
Resulta curioso, aunque no sorprendente que en muchas ocasiones escribiera con el seudónimo de Arturo Aldebarán. Como ella, muchas mujeres lo hicieron a inicios del siglo XX, pero cabe preguntarse ¿qué había detrás de esto?, es posible que la respuesta sea que sentían que sus textos serían mejor recibidos (o por lo menos con menos prejuicios) si parecía que habían sido escritos por hombres.
No obstante, pronto alcanzó reconocimiento y publicaba sin problema en periódicos y revistas de todo el país. de ahí que sea tan difícil recopilar su obra que se encuentra dispersa en hemerotecas aquí y allá y que implican muchos viajes y horas de búsqueda para dar con ellas. Este trabajo lo asumió, en Caldas, Adriana Villegas Botero, quien logró rescatar los cuentos y relatos que la autora publicó en La Patria y La voz de Caldas.
En Medellín, donde es mucho más reconocida Eastman, se han preocupado mucho más por su obra y vale la pena mencionar el rescate que de algunos de sus cuentos hace la investigadora Paloma Sastre.
Escritora para niños
Aunque, según cuenta Adriana Villegas, inicialmente Eastman no pensó en publicar en formato libro, más tarde tuvo la intención de hacerlo con una recopilación de cuentos para niños y aunque debido a su prematura muerte a los 46 años no pudo ver este sueño completado, su esposo, que era rector de la Universidad Nacional para la época, hizo una preciosa edición a cargo de la editorial universitaria que contaría con ilustraciones de grandes artistas de la época como la también caldense Lucy Tejada, Marco Ospina, Juan Renau, Julio Abril, Jaime Ibáñez y Enrique Grau.
Fue esta publicación, que además puede considerarse como el preludio de lo que después sería el libro álbum en Colombia, pues fue el primer libro en un formato grande e ilustrado en el país, lo que le ganó el nombre como escritora para niños.
No obstante los cuentos van mucho más allá del género y aunque comparten con la idea de la moraleja con las fábulas, muchas de las historias pueden verse como tristes e incluso con finales abiertos o infelices. Lo que llevó incluso a que en ediciones posteriores del libro se editaran apartes de manera que fueran menos violentos para los niños.
En conclusión son múltiples y ricas las miradas a la obra de Eastman, quien fue una curiosa insaciable, una lectora voraz y una maestra hasta nuestros tiempos. Que exprimió el lenguaje hasta donde pudo y logró en sus relatos cortes poéticos y hasta góticos.
Resalta el maravilloso cuento El ditirambo del reloj, un relato brillante que recuerda a los poetas malditos, los Pequeños poemas en prosa de Baudelaire, y tiene imágenes memorables como “eran relojes cínicos” o “La carcajada rajó el aire como una cuchilla”. Leerla es un placer que ojalá se pueda disfrutar pronto con una buena edición de sus cuentos desperdigados por los anaqueles de las bibliotecas del país.
Obras
- El conejo Viajero.
Cronología
9 de diciembre de 1901 – Nacimiento. 23 de noviembre de 1917 – Se graduó como maestra Diciembre de 1934 - contrae matrimonio Obras: El conejo Viajero.