Anastasia Candré Yamacuri
Nombre | Anastasia Candré Yamacuri |
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Fecha de nacimiento | 12 de marzo de 1962 |
Nacionalidad | Colombiana }} |
Ocupación | Poeta, pintora, cantora Okaina-Uitoto, investigadora |
Primaria | Internado de Santa Teresita del Niño Jesús |
Bachillerato | Colegio Nocturno Alvernia |
Estudios universitarios | Lingüística. Universidad Nacional de Colombia. Sede Amazonía |
Formación profesional | Lingüista |
País de nacimiento | Colombia, }} |
Ciudad de nacimiento | La Chorrera, Amazonas |
Fecha de fallecimiento | Colombia |
País de fallecimiento | Colombia |
Ciudad de fallecimiento | 18 de mayo de 2014 |
Familia | Lorenzo Candré (padre), Ofelia Yamacuri (madre), Hipólito Candré (hermano), Juvenal Candré (hermano). |
Anastasia Candré Yamacuri, poeta, pintora, investigadora y cantora Okaina-Uitoto nacida en el corregimiento de La Chorrera en el departamento del Amazonas. Fue distinguida como una artista y escritora defensora y divulgadora de la lengua uitoto, sus dialectos y tradiciones, a través de la recopilación de canciones y ritos tradicionales. Su obra, extensa y ecléctica, incluye poesía escrita en uitoto, trabajos de investigación en el campo de la lingüística aborigen de la Amazonía y pinturas que evocan la vida comunitaria y cotidiana en la chagra de los uitoto.
Biografía
Anastasia Candré Yamacuri nació en el corregimiento de La Chorrera en el departamento de la Amazonía, más exactamente al pie del cerro Adofiki. Según la propia Anastasia, nació el día 12 de marzo de 1962, “en la época de croa de las ranas, en época de creciente, por el río Igaraparaná, como dicen los hermanos blancos, el día doce del mes de marzo” (Candré Yamacuri, 2014). Sin embargo, en otras fuentes biográficas sitúan su fecha de nacimiento en julio del mismo año (Candré Yamacuri, 2015). Perteneciente al clan jikofo kinéreni –que significa “Tigre de cananguchal”–, fue la última hija del matrimonio entre Lorenzo Candré, el cual era okaina, y Ofelia Yamacuri de origen uitoto-múrui. Bautizada al comienzo con el nombre Ana Elba, su nombre fue cambiado al de Anastasia debido a la venida de un misionero franciscano de origen español llamado Anastasio de Monclar, el cual llegó para trabajar con los indígenas de la región. Por otra parte, Anastasia Candré tenía su propio nombre tradicional; Tɨnuango, que significa “la que recoge frutas de canangucho” (Candré Yamacuri, 2014).
Durante sus primeros años de infancia, Anastasia Candré asistió a la chagra; especie de escuela o colegio tradicional donde los niños y niñas uitoto aprenden los conocimientos primordiales de su comunidad, esto es, aprender a cazar, a cultivar y recolectar alimento; saber caminar por la selva, aprender sobre las estaciones, los ciclos de la naturaleza y movimientos de los astros. También los instruían en la preparación de alimentos o en la construcción de las malocas para la familia. Al ser una sociedad que divide los oficios según el género, a Anastasia le correspondió aprender todo el trabajo perteneciente a una mujer en la chagra, esto fue “trabajar y sembrar, cuidar las plantas sembradas, preparar la comida y la bebida tradicional. También […] aprendió historias, cuentos, mitos, leyendas, curaciones para la maternidad y otros saberes de la mujer” (Candré Yamacuri, 2014). Posteriormente, a fines de la década del sesenta, fue inscrita en el Internado de Santa Teresita del Niño Jesús para que aprendiera a hablar español y se educara bajo los principios de la religión católica.
En el año 1983 viaja a la ciudad de Leticia por primera vez para tratarse un quiste abdominal en el Hospital Regional de San Rafael. Una vez curada completamente de su enfermedad, Anastasia pasó por un sinnúmero de trabajos a lo largo de la década; primero como trabajadora del servicio doméstico en la Prefectura Apostólica de Leticia en 1985 y, dos años después, se convirtió en madre comunitaria. Ya para el año de 1990 ingresa como empleada en la sede de Seguros Sociales de Leticia. Una vez contratada el director de la sede le sugiere a Anastasia cursar el bachillerato, ingresando al Colegio Nocturno Alvernia y graduándose en el año 1996.
Tres años más tarde contactó al investigador Juan Álvaro Echeverri de la Universidad Nacional de Colombia Sede Amazonía, con el fin de trabajar y poder acceder, más adelante, a estudiar. La educación que había recibido Anastasia en la chagra le permitió vincularse a la carrera de lingüística, primero como profesora de lengua uitoto acompañando al profesor Echeverri en la parte de fonética y pronunciación, y luego como estudiante-asistente del programa donde tuvo que aprender a mejorar su dominio en el castellano y a transcribir su lengua, la cual es predominantemente oral. De su experiencia en el ámbito académico escribió que no le importaba obtener el título, sino tener un conjunto de conocimientos y saberes que le permitiera ayudar a su comunidad y a los jóvenes indígenas para que no dejaran perder su lengua y tradiciones (Candré Yamacuri, 2014).
En 2003 presentó una recopilación de cantos y bailes tradicionales uitoto en la Casa de Poesía Silva, la que fue su primera presentación de sus tradiciones ancestrales a un público no indígena. Dos años más tarde obtuvo ayuda del proyecto DOBES (Documentación de lenguas en peligro de extinción), con el fin de documentar los cantos rituales de su comunidad. Por esta época empezó a escribir poesía en su lengua, participando en recitales y publicando sus creaciones en varias selecciones, entre ellas se destaca Libro al viento: Pütchi Biyá Uai. Antología multilingüe de la literatura indígena contemporánea en Colombia (2010) (Candré Yamacuri, 2015).
Con su trabajo de grado titulado Yuaki Muina-Murui: Cantos del ritual de frutas de los Uitoto, Anastasia Candré obtuvo su título de lingüista de la Universidad Nacional de Colombia en 2007. Ese mismo año había ganado la Beca Nacional de Creación en Oralitura del Ministerio de Cultura, lo que la ayudó a terminar de investigar y escribir su obra. Después de ello se vinculó definitivamente con la carrera, donde colaboró en múltiples investigaciones destacándose como traductora y profesora de lengua uitoto. Siguió escribiendo poemas y cinco de ellos fueron traducidos al italiano por Emanuele Betini, para formar parte de la Antología de lírica indígena. En el año 2013 recibió el Premio “Dedicación al enriquecimiento de la cultura ancestral indígena” en la categoría de “rituales ancestrales” otorgado por el Ministerio de Cultura de Colombia (Candré Yamacuri, 2015). Falleció el 18 de mayo de 2014 en Leticia.
Obras
“Mi lengua nativa es un lenguaje arcaico con sinnúmero de palabras bellas que se tiñen de colores vivos como la selva tropical amazónica” (Candré Yamacuri, 2014). En eso términos se refería Anastasia Candré a la lengua uitoto y sus diversos dialectos, expuestos en las canciones ancestrales que se trasmitían de generación a generación a través de la tradición oral. Siendo una mujer okaina, se interesó por el canto ritual de frutas de la cultura uitoto, razón por la cual fue muy criticada, debido a que las mujeres no podían cantar ni investigar sobre sus tradiciones; esas eran labores exclusivas de los hombres. De esta forma, se convirtió en una de las primeras mujeres en romper con la regla y dedicarse exclusivamente a la investigación, al canto y al baile.
Dentro de los uitoto las canciones poseen un valor especial; sirven como oraciones para bendecir el trabajo, las cosechas y los nacimientos. También se relacionan con la naturaleza y el ser humano, la bebida cahuana, la vida en la chagra, los rituales de sanación y los espíritus del más allá. En suma, las canciones representan las fuentes primarias que explican las costumbres inmanentes de los uitoto. Por este motivo, su trabajo de grado titulado Yuaki Muina-Murui: Cantos del ritual de frutas de los Uitoto (2007) pretende ser una guía para que los jóvenes conozcan y no dejen perder uno de los rituales más importantes dentro de la cultura uitoto. El ritual yuakɨ mezcla baile, adivinanzas, bendiciones y oraciones hacia el dios de las cosechas, en agradecimiento por los alimentos recibidos. “Los cantos del ritual de frutas de los uitoto son muy importantes y tienen muchos significados con los seres de la naturaleza y su entorno” (Candré Yamacuri, 2014). De igual manera, vincula los cuatro momentos del ritual con los dialectos bue, minika y ni´pode, por lo que se ha convertido en un trabajo pionero en el estudio y el rescate de los diversos dialectos y variaciones de la lengua uitoto. Esta investigación le permitió vincularse, años más adelante, con el proyecto titulado Curso de lengua bue (uitoto) = Kaɨ murui uai yofuerabe, escrito por los investigadores Eudocio Becerra y Gabriele Petersen de Piñeros. En este texto se recopila la historia del pueblo murui y las expresiones más empleadas por los uitoto en su vida cotidiana; desde el saludo y la búsqueda de hospedaje, hasta la asignación de las tareas en la chagra, la invitación al trabajo comunal y el dar y recibir regalos. Anastasia colaboró, por otra parte, con las ilustraciones.
Como poeta, Anastasia Candré se caracterizó por describir el universo a través de los cantos ceremoniales uitoto. Sus poemas logran reunir los ritos tradicionales con su vida personal, sus pensamientos y sentimientos más íntimos, lo que le otorga a su obra una gran fuerza de expresión, que evoca al erotismo y los usos de la memoria. Dentro de sus escritos sobresalen “Sin sabor ni aroma, da vida”, “Mi rancho”, “Soy mujer sueño” (2013) y “Picante como el ají”, del cual se extrae el siguiente verso:
=
Sabroso y picante
su aroma delicioso.
Así es el corazón de la mujer uitota
furiosa y sus labios ardientes.
Mujer uitota su cuerpo oloroso
como el perfume de la flor del ají,
su voz fuerte y picante
sola se apacigua la ira ardiente.
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