Jesús Arango Cano
Biografía
Nació en La Tebaida, Quindío, el 21 de junio de 1915 y murió en Armenia el 9 de enero del 2015. Sus padres fueron doña Pastora Cano Cárdenas y don Luis Arango Cano, fundador de La Tebaida y autor del libro Recuerdos de la guaquería en el Quindío.
Sus estudios primarios los realizó en el Colegio Jesús y la secundaria en el Colegio San José, ambos en Armenia. También estudió en Rutgers Preparatory School en New Jersey. En 1938 adelantó estudios en la Universidad de Columbia en New York y luego en la Universidad de California, donde se graduó en Letras y Ciencias, con especialidad en Relaciones Internacionales. Se casó con la calarqueña Marina Montoya Vásquez.
En su rica labor intelectual, Jesús Arango publicó artículos, reseñas y ensayos en periódicos y revistas del país. Textos suyos como “La dimensión espacial de la crisis en España” (1979), “Cervantes, don Quijote y el amor” (1997), “En defensa de la gramática y a propósito de la «ch» y la «ll»” (1999), “Y hablando de ortografía” (2000), por citar una breve muestra, fueron publicados en El Espectador, El Tiempo, La República, El Siglo, La Patria, Diario de Colombia, El Colombiano y la Revista Diners.
En 1940, cuando regresó a Colombia, Arango Cano trabajó como Cónsul General de Colombia en en Sao Pablo, Brasil. Fue, asimismo, Delegado Observador de Colombia en la V Conferencia Interamericana de Comercio y Producción, llevada a cabo en Santos, Brasil; y se desempeñó como Subsecretario Económico del Ministerio de Relaciones Exteriores, tiempo en el, como lo recordó Jaime Lopera en 2015 en el homenaje que se le rindió a Jesús Arango en la Academia de Historia del Quindío, “(…) el tema de los inmigrantes (1951 y 1953) fue determinante en las investigaciones que hizo JAC para el gobierno de entonces, estudios que se vieron reflejados en un par de libros que consagran su posición en torno a este asunto. Esa época ya venía marcada con su interés en la economía del café a tal punto que en 1957 dio a luz su más importante obra, La industria mundial del café, que no solo consagró al quindiano como un experto en esa materia, sino que fue ese libro el más citado en las facultades de economía y en las oficinas de los caficultores”.
En 1968 fue nombrado miembro oficial de la Academia Colombiana de Historia. En mayo de 1980, con Gabriel Echeverri González y Alfonso Valencia Zapata, fundó la Academia de Historia del Quindío, de la cual fue su primer presidente. Cuatro años después fue nombrado miembro de número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas y ocho años después, en 1993, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua. En su discurso de aceptación, titulado “La evolución de la lengua desde la aparición desde la aparición de la escritura hasta la fundación de las academias”, Arango Cano hizo énfasis en la manera como la lengua se transforma a medida que la sociedad hace uso de ella. Llamó la atención sobre el hecho de que los académicos deben ser más generosos y liberales, aunque prudentes, en el momento de aceptar como natural la innovación en el empleo de palabras, frases y expresiones que se incorporan a las experiencias sociales y culturales de los individuos contemporáneos. Al final de su exposición concluyó: “(…) ardua es la tarea que nos espera en la vocación de insomnes guardianes de nuestro idioma. El mundo está conturbado, convulsionado y todas las actividades humanas están siendo afectadas, muchas de ellas en forma catastrófica, a tal punto que su propia existencia se halla en peligro, y nuestro idioma no podía sustraerse sus propios cimientos. Y es aquí donde entra nuestra razón de existir como académicos de la lengua. Debemos, en todo instante, ser vigilante permanente, sin desmayos ni titubeos. Es imperativo defender el idioma de todas estas fuerzas negativas que lo rodean y que incursionan violentamente, amenazando su supervivencia. Nuestro idioma debe conservar siempre su pureza, su armónica estructura, su ritmo, su belleza, pilares de su organización, contra los que atentan solapados enemigos. Protejámoslo, no desfallezcamos en la lucha y nuestro idioma será paradigma para todos los idiomas sobre la tierra”.
En 1995, Jesús Arango se hizo miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Geográficas. Fueron muchas las condecoraciones que recibió en vida tanto por su labor intelectual y académica, como por su vocación de servicio al país. En 1955, el Gobierno francés lo nombró Oficial de la Orden de la Estrella Negra (de la Legión de Honor). En 1958 la Sociedad de Mejoras Públicas, Armenia, Quindío, le impuso Medalla del Civismo. Se le otorgó la Medalla Literaria “Eduardo Arias Suárez” en Calarcá y la “Orden del Mérito Cultural” en La Tebaida, Quindío, en octubre de 1980. Tres años después, la Gobernación del Quindío le confirió la Medalla al “Mérito Literario”, como un reconocimiento a su prolífico ejercicio académico y artístico, que ha trascendido la región. Cabe mencionar que la Asamblea del Departamento del Quindío instauró un galardón que otorga a ciudadanos que hayan hecho valiosos aportes a la sociedad y la cultura del Quindío. El escudo con que se sella este reconocimiento lleva el nombre de “Escudo Dorado Jesús Arango Cano”.