José Eustasio Rivera

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República


José Eustasio Rivera
Retrato de José Eustasio Rivera
Datos generales
Nombre José Eustasio Rivera
Fecha de nacimiento 19 de febrero de 1888
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Ocupación Abogado. Escritor
Primaria Colegios Santa Librada de Neiva y en el San Luis Gonzaga de Elías
Bachillerato Escuela Normal de Bogotá
Estudios universitarios Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional
País de nacimiento Colombia, Bandera de Colombia }}
Ciudad de nacimiento San Mateo actual Rivera
Fecha de fallecimiento 01 de diciembre de 1928
País de fallecimiento Estados Unidos de América
Ciudad de fallecimiento Nueva York
Familia Eustacio Rivera (Padre), Catalina Salas (Madre), Pedro Rivera, Napoleón Rivera y Toribio Rivera (Generales de la República) (Tíos).


José Eustasio Rivera (San Mateo, 1888 – Nueva York, 1928) fue un abogado, novelista, poeta, diplomático y articulista colombiano, considerado por buena parte de la crítica como el autor más influyente de la literatura colombiana después de Gabriel García Márquez. Tras la publicación en 1924 de su obra cumbre, <i>La vorágine</i>, se convirtió, además, en un intelectual activo e influyente en la discusión pública y en un autor de renombre internacional.

Aunque vivió sólo cuarenta años, Rivera se consolidó como uno de los nombres fundamentales de la cultura colombiana durante la década de 1920 por su novela <i>La vorágine</i>; su poemario <i>Tierra de promisión</i>; su participación desde la prensa en debates sobre el territorio nacional y sus fronteras y las múltiples violencias, ocasionadas por el auge cauchero, en los llanos y la Amazonía; y por el seguimiento riguroso que hizo sobre el manejo de los recursos públicos.

Biografía

Orígenes y versiones

José Eustasio Rivera nació el 19 de febrero de 1888 en Aguascalientes, un caserío en cuyos alrededores se fundó ese mismo año la población de San Mateo, Huila. Hijo de Catalina Salas y don José Eustacio Rivera, el escritor tuvo diez hermanos, tres de los cuales murieron siendo muy niños. Sobre su nacimiento hay algunas versiones encontradas. La más aceptada, defendida por Eduardo Neale-Silva (1960), biógrafo del novelista, afirma que Rivera nació en el casco urbano de Neiva. La otra sostiene que su madre tuvo que dar a luz de emergencia en el camino entre Aguascalientes y la capital del entonces departamento del Tolima (el Huila se fundó en 1905) debido a complicaciones médicas (Polanía, 1986).

La familia Rivera permaneció seis años en la finca “La esmeralda”, en Aguascalientes, que fueron cruciales para el poeta y novelista por el contacto que tuvo con la naturaleza de la región. José Eustasio aprendió a leer orientado por su madre y un maestro cercano a la familia, al tiempo que le ayudaba a su padre en algunas tareas del campo. El país, mientras tanto, atravesaba un intenso momento político y social tras la llegada al poder, en 1892, del integrante del partido conservador Miguel Antonio Caro, cuyas políticas de la Regeneración exasperaban cada vez más los ánimos de la prensa y el liberalismo (Palacios, 1995).

Formación escolar

En 1895, José Eustasio Rivera empezó su formación escolar como estudiante interno en el colegio Santa Librada, uno de los más tradicionales y renombrados de Neiva. El colegio hacía parte de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional y estaba regentado por don Napoleón Rivera, tío de José Eustasio, quien en repetidas ocasiones tuvo que llamarle la atención a su sobrino por su indisciplina y sus travesuras, que incluyeron escaparse del claustro o incendiar bolsas de basura (Neale-Silva, 1960). Finalmente, debido a su mal comportamiento, don Napoleón le recomendó a doña Catalina que sacara a su hijo del colegio.

Aquel retiro escolar coincidió con el traslado de la familia Rivera de la finca “La esmeralda” al casco urbano del recientemente fundado municipio de San Mateo, donde don José Eustacio compró una casa frente a la plaza principal que, además, tenía la ventaja de estar muy cerca de su finca en Aguascalientes. José Eustasio pasó allí cerca de cuatro años y distribuía los días entre sus primeras lecturas y las jornadas con su padre tanto en San Mateo como en Aguascalientes. Más tarde, en febrero de 1900, Rivera volvió a las aulas del Santa Librada, aunque sin la condición de interno, pero dos años después su tío Napoleón lo expulsó por indisciplina. En 1902, Rivera ingresó al colegio San Luis Onzaga, en Elías, Huila, caracterizado por una recia formación religiosa que rápidamente contrastó con la naturaleza inquieta del futuro novelista. Sólo duró allí un año. Desde 1903 hasta 1906 ayudó a su padre en la finca “La esmeralda” y trabajó como portero y escribiente en el edificio de la Gobernación de Neiva (antes de la creación, en 1905, del departamento del Huila).

En 1906, un año después de la fundación del departamento del Huila, el recién nombrado gobernador, Rafael Puyo, cercano a la familia Rivera, le otorgó al joven José Eustasio una beca para estudiar en la Escuela Normal de Bogotá. José Eustasio Rivera llegó a la capital colombiana con apenas 18 años, y pronto se destacó por sus habilidades con la lectura y la caligrafía. El paso por la Normal fue crucial para Rivera, como lo refiere Charria Tobar (1963), pues allí escribió algunos de sus primeros poemas, amplió sus lecturas y se interesó por el teatro. A la par, jugaba billar e improvisaba décimas con sus compañeros de clase.

Paralelo a los primeros años de formación escolar de Rivera, el país atravesó, por lo menos, dos hechos cruciales en su historia social y política. El primero fue la Guerra Civil de 1895, que enfrentó a las tropas del Gobierno conservador comandadas por Rafael Reyes y a los rebeldes del liberalismo radical bajo las órdenes del expresidente Santos Acosta, cuyos planes eran detonar un enfrentamiento de corta duración y ejecutar un golpe de Estado. La guerra, en efecto, fue corta: duró sólo 53 días. Las tropas oficiales derrotaron a un menguado y artesanal ejército liberal y el general Rafael Reyes fue recibido con arcos triunfales en Bogotá. El otro hecho fundamental fue el estallido, en 1899, de la Guerra de los Mil Días, enfrentamiento entre liberales y conservadores ocasionado en gran medida por las heridas abiertas de la guerra de 1895. Dirigidos por Rafael Uribe Uribe, Benjamín Herrera y Gabriel Vargas Santos, los liberales se levantaron contra el Gobierno conservador de José Manuel Marroquín y Manuel Antonio Sanclemente, quien fue capturado en su residencia de Villeta, Cundinamarca. Luego de tres años de confrontación, durante los cuales se desataron batallas como las de Aguadulce (Panamá) y Palonegro (Santander), los liberales se rindieron y firmaron los tratados de Neerlandia, Wisconsin y Chinácota, que sellaron el fin de la guerra.

Producción temprana y primeros reconocimientos

Poco después de su ingreso a la Normal de Bogotá, Rivera empezó a escribir con mayor regularidad, especialmente poemas. De 1906 a 1909 son los poemas "Gloria", "Tocando diana", "En el ara", "Duo de flautas", "Triste" y "Aurora boreal". Todos estos poemas están impregnados de las dos corrientes que a principios de siglo se confundían en Colombia: el romanticismo y el modernismo.

Julio Vera Coral, maestro de Rivera, apoyó el talento del joven estudiante y le presentó al abogado y escritor ¨Antonio Gómez Restrepo y al expresidente Miguel Antonio Caro. En ese encuentro, Rivera declamó algunos de sus poemas y los intelectuales no dudaron en animarlo y apoyarlo en su incipiente carrera literaria. Luego de esa primera consagración, el 27 de julio de 1907, Rivera publicó el poema “Águila andina” en el periódico <i>Sur América</i>, dirigido por Adolfo León Gómez, político, periodista e historiador liberal. Este es considerado su primer poema publicado, aunque en una entrevista que dio a la revista <i>El gráfico</i> en 1918 afirmó que sus primeras incursiones en la prensa fueron en 1911.

Un año después de su incursión en la prensa bogotana, en 1908, Rivera obtuvo el tercer lugar en los Juegos Florales de Tunja, un certamen literario que reconocía el trabajo de escritores jóvenes, con el poema “El mirlo viudo”. Por cuenta de este reconocimiento, declamó sus versos en el Teatro Municipal de la capital boyacense. Pero mientras el escritor huilense ganaba elogios y terminaba su formación en la Escuela Normal, el país se encontraba en medio de un tenso ambiente político a causa de las políticas del presidente Rafael Reyes. Rivera finalizó sus estudios en 1908 con la intención de continuar su formación como director de Normales, pero la situación del país desvió sus planes: el joven poeta participó en las protestas de marzo de 1909 contra Reyes y terminó preso durante dos días.

Tras su breve reclusión en los cuarteles del Ejército, Rivera regresó a Neiva con problemas de salud y sin muchas opciones laborales. En agosto de 1909, finalmente, recibió una oferta para trabajar como inspector escolar en Ibagué. En la capital tolimense, el joven autor pasaba sus días entre el Conservatorio de Música, la Escuela Normal y el colegio San Simón. El entusiasmo inicial del nuevo trabajo, sin embargo, se vio truncado cuando en noviembre de ese mismo año murió Inés, hermana de Rivera. Fue un duro golpe emocional para él, que apenas pudo escribir el poema “Diva o la virgen muerta”.

En 1910, ya recuperado del duelo por la muerte de su hermana y por un par de decepciones amorosas, Rivera retomó su trabajo escolar y su labor poética: con apenas 22 años ganó el segundo lugar de los Juegos Florales del centenario de la Independencia con la pieza “Oda a España”, un poema que más tarde recibió el elogio de Miguel de Unamuno. Al mismo tiempo, Rivera amplió su red de amigos y contertulios, que incluyó a Luis Enrique Ramírez, Álvaro Velandia y Custodio Morales. Este último fue determinante en la trayectoria literaria de Rivera.

Acercamientos al territorio y Tierra de promisión

La amistad con Custodio Morales fue fundamental para el recorrido creativo e intelectual de José Eustasio Rivera. Morales había pasado una temporada en el Amazonas, donde fue jefe de una colonia militar durante los peores años de la fiebre cauchera, fechada entre 1879 y 1912. Allí, conoció de primera mano los excesos del sistema extractivo exportador que arrasó con las comunidades indígenas de la zona, condenó a generaciones enteras a un sistema de intercambio comercial conocido como “endeude”, que mantenía al trabajador y su descendencia atados prácticamente de por vida al colono, y detonó una ola de violencia que La vorágine denunció. Con el Conflicto de La Pedrera en 1911 como telón de fondo — que fue una serie de altercados entre Colombia y Perú por la posesión de un amplio territorio del Amazonas—, Rivera escuchó todas esas historias de Morales, con quien además intercambió lecturas de los clásicos franceses e ingleses, conoció textos y documentos sobre la situación en la selva y la brutalidad de la Casa Arana, y conversó sobre los problemas territoriales de Colombia.

La última parte de la temporada de Rivera en Ibagué también fue de una intensa formación literaria. Se acercó más al teatro y al estudio de los clásicos de la dramaturgia, continuó escribiendo poemas que recogían las imágenes sobre la naturaleza que había visto —y leído—, y experimentó con el ensayo y el relato. Así, en 1910 publicó el relato “La mendiga del amor” en la revista <i>Tolima</i>, de Ibagué y el poema “Oda a España” en la revista <i>Tropical</i>, de Tunja. De esta manera Rivera empezó a cimentar su obra poética y literaria, que en sus inicios estuvo diseminada en la prensa bogotana y regional, pero que más tarde depuró y amplió en sus dos únicos libros. En 1912, abandonó el magisterio tras criticar al ministro de Educación de la época, Marco Fidel Suárez, y agitar nuevas ideas pedagógicas en un colegio femenino de Neiva. Decidió volver a Bogotá, para tomar un puesto en el ministerio de Gobierno, en el que no duró mucho, y formarse como abogado.

En ese mismo año, 1912, Rivera ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional. Avanzó sin muchos problemas los cinco años de formación, aunque sin sobresalir demasiado ni mostrar calificaciones extraordinarias, y en medio de un contexto político alterado por el asesinato, en 1914, de Rafael Uribe Uribe. Al tiempo que cursaba sus estudios, Rivera siguió publicando en periódicos y suplementos literarios: en septiembre de 1913 publicó el poema “Como el ensueño de niebla” en El Nuevo Tiempo Literario y en marzo de 1914 la oda “San Mateo” en <i>El Liberal Ilustrado</i>. Entre febrero y octubre de 1916 colaboró con el suplemento literario del diario <i>La Patria</i> con los ensayos "Impresiones de los llanos: cacería de zainos" y “Enrique Ibsen” y los poemas “En el ara” y “Tierra de promisión”.

En 1916, Rivera y algunos compañeros de carrera organizaron un breve viaje por los llanos orientales. Fue el primer acercamiento del joven autor al territorio que plasmó en decenas de poemas de Tierra de promisión y en pasajes de La vorágine. Un año después, en marzo de 1917, José Eustasio Rivera obtuvo su título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas con la tesis <i>Liquidación de las herencias</i>, presentada bajo la tutela del político y jurista conservador Antonio José Uribe. En abril de ese mismo año intentó ocupar una curul en la Cámara de Representantes por el Huila, pero las presiones del obispo de Garzón, Huila, lo impidieron.

Tras esa decepción política, Rivera recibió una oferta laboral que cambió su vida y de paso su trabajo literario. José Nieto y Jacinto Estévez, dos hacendados del Casanare, lo contrataron para que los asesorara legalmente en un lío de herencias y propiedades. Aquel encargo implicaba que Rivera pasara largas temporadas entre Sogamoso y Orocué, en las cuales se adentró más en las historias que llegaban desde los llanos y la selva, y afinó más la propuesta estética de su obra. En ese territorio, Rivera conoció a Luis Franco Zapata, con quien vivió un par de semanas en las que enfermó de paludismo, y escuchó su historia. Zapata era un caldense que había viajado por el Vaupés y que años atrás se escapó para salir desde Bogotá con Alicia, su pareja, hasta la selva amazónica, a donde llegó detrás de la fiebre cauchera. El relato de Zapata, así como sus personajes y referentes de la realidad, fueron fundamentales para la construcción de La vorágine.

Luego de cerca de cuatro años entre Orocué y Sogamoso, Rivera regresó a Bogotá a principios de 1920 y se ocupó atendiendo algunos negocios pasajeros, asistiendo a tertulias literarias y puliendo una y otra vez las decenas de poemas que llevaba escribiendo desde sus primeros viajes a los llanos. En enero de 1921, Rivera publicó <i>Tierra de promisión</i>, el poemario que recogió 55 de los cientos de sonetos que tenía acumulados y que distribuyó de acuerdo a tres marcos geográficos delimitados: la selva, las montañas y el llano. En julio de ese mismo año, y por invitación de Antonio Gómez Restrepo, Rivera viajó a Perú, México y Estados Unidos como parte de una delegación diplomática en el marco del primer centenario de las Independencias de Perú y México. Fue en Lima, precisamente, donde Rivera concedió una entrevista, que reprodujo el periódico Gil Blas, sobre el estado de la poesía colombiana y que despertó enconadas críticas, entre otros, del escritor Eduardo Castillo. Rivera y el resto de la delegación regresaron al país en noviembre de 1921. En febrero de 1922 murió don José Eustacio, su padre, y en marzo Rivera tuvo que volver a Sogamoso para ocuparse del pleito judicial por una deuda de la que no tenía razón desde 1920, cuando vivió en esa zona. Durante esa corta estancia en Boyacá, Rivera emprendió su proyecto literario más importante.

Escritura y publicación de La vorágine

Siguiendo la recomendación de Luis Franco Zapata, Rivera inició la escritura de la novela en la que contaría todo lo que hasta entonces había leído, visto y escuchado sobre la selva, sus violencias e historias. La tituló <i>La vorágine</i> por recomendación de su amigo, el abogado Policarpo Neira. Por esta época fue designado secretario abogado de la Comisión Limítrofe Colombo-Venezolana, y el 19 de septiembre de 1922 partió con esta Comisión rumbo a Girardot. Siguiendo la ruta del río Magdalena abajo, pasaron por Barranquilla, Puerto Cabello, La Guaira y Puerto España. Entraron por el Orinoco hasta Ciudad Bolívar, antigua Angostura, y llegaron a Caicara a finales de octubre. Antes de la confluencia del río Meta con el Orinoco, en los raudales de San Borja, José Eustasio Rivera, cansado por el abandono en que los tenían los Gobiernos de Colombia y Venezuela, decidió renunciar a la Comisión y continuó sólo el viaje.

El 20 de diciembre llegó a San Fernando de Atabapo, sobre la estrella fluvial del oriente que conforman las desembocaduras de los ríos Orinoco, Guaviare, Atabapo e Inírida. En un caserío en Orocué, contrajo paludismo y allí se reencontró con Melitón Escobar, su antiguo compañero de comisión. A finales de enero de 1923, se reintegró nuevamente a la Comisión. Salieron de San Fernando, bajaron a Yavita, Maroa y Victorino, en plena selva, y sin mapas, ni los más elementales instrumentos de trabajo, trazaron los límites, en compañía de los ingenieros suizos con los que viajaban. Según anotaciones en el diario del médico venezolano de la Comisión, doctor Ramón Ignacio Méndez Llamozas, fue en los largos y tediosos días de la permanencia en Yavita, que José Eustasio Rivera escribió muchos de los capítulos de La Vorágine, y fue allí donde alcanzó a leer algunas páginas de la obra (Neale-Silva, 1960).

A finales de mayo regresaron a San Fernando, y Rivera decidió, con Melitón Escobar, retornar al país. Durante el viaje de vuelta, Orinoco arriba, Rivera se dedicó a tomar nota y a recoger toda la documentación existente sobre el abandono en que vivían los colombianos en las fronteras. Así, conoció la explotación inhumana de los caucheros en las selvas de Colombia, Venezuela y Brasil, y la fatídica historia de los capataces de la Casa Arana, que dominaban los territorios entre los ríos Putumayo y Caquetá. El 18 de julio de 1923, Rivera envió desde Manaos al Ministerio de Relaciones Exteriores, sus denuncias sobre las injusticias y crímenes cometidos a los colombianos en las fronteras. El 12 de octubre regresó a Bogotá, donde lo esperaba una curul en el Congreso, esta vez en reemplazo de su tío, Pedro Rivera. Entre abril y mayo de 1924, luego de organizar una Junta Patriótica de Defensa Nacional en Neiva, se dedicó a escribir artículos de denuncia en la prensa nacional pero sus advertencias y peticiones no fueron acogidas. Finalmente, La Vorágine se publicó en noviembre de 1924 en la Editorial Cromos de Bogotá. La novela fue escrita durante dos años, y corregida en seis meses, entre Sogamoso, San Fernando de Atabapo, Yavita, Maroa y Neiva.

Hombre público y editor

Luego de la publicación de <i>La vorágine</i>, Rivera se convirtió en uno de los intelectuales más activos de la esfera pública colombiana de los años 20, y expandió su influencia política y literaria. En 1925, Rivera fue elegido miembro de la Comisión Investigadora de Relaciones Exteriores y de Colonización. Publicó entonces una serie de artículos en El Nuevo Tiempo de Bogotá, bajo el título "Falsos postulados nacionales". En estos artículos, Rivera denunció todo tipo de irregularidades, especialmente en la contratación del oleoducto Cartagena-Barrancabermeja. Estas denuncias, que involucraron desde el presidente Pedro Nel Ospina hasta el exministro Esteban Jaramillo, provocaron un gran escándalo en el Congreso y en el país. En 1925 apareció la segunda edición corregida de <i>La Vorágine</i>, y Rivera empezó a escribir su segunda novela, La mancha negra, en la que contaría buena parte de sus denuncias sobre la industria petrolera. En 1928 viajó a Cuba para representar a Colombia en el Congreso Internacional de Inmigración y Emigración de La Habana. Después de cumplida su misión, que sería su último encargo como funcionario público, se embarcó hacia Nueva York. Allí fundó y dirigió la Editorial Andes, contrató con Ángel Flores y Earl K. James la traducción de La vorágine, buscó sin éxito los apoyos necesarios para llevarla al cine, y participó en tertulias y conferencias en universidades como Columbia.

Más adelante, publicó la quinta y definitiva edición de <i>La vorágine</i>, con más de tres mil correcciones. El autor tuvo dos ejemplares de esa edición en sus manos, que despachó con el teniente coronel Benjamín Méndez, piloto del primer vuelo entre Nueva York y Bogotá: uno iba para el presidente Miguel Abadía Méndez y otro para la Biblioteca Nacional de Colombia. El 1 de diciembre de 1928, a los 40 años de edad, José Eustasio Rivera murió en su apartamento de la calle 73 en Nueva York. Su cuerpo embalsamado recorrió sin descanso, durante un mes y nueve días, distintos lugares: primero en la Sixaloa de la United Fruit Company, luego en el vapor-correo Carbonell González, por el río Magdalena, y al final por el ferrocarril central. Sus restos se encuentran en el Cementerio Central de Bogotá, donde fue enterrado el 9 de enero de 1929.

El escritor y su alcance

Referencias

Bibliografía

  • Charria Tobar, R. (1963). José Eustasio Rivera en la intimidad. Bogotá: Tercer Mundo.
  • Herrera, L,C. (1968). José Eustasio Rivera, poeta de promisión. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.
  • Herrera, L,C. (1972). Rivera, lírico y pintor. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura.
  • Rivera, J,E. (1988). I888-1988, Colcultura, Biblioteca Nacional, Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá, febrero.
  • Neale-Silva, E. (1986). Horizonte humano. Vida de José Eustasio Rivera. Colección Tierra Firme. México: Fondo de Cultura Económica.
  • Ordóñez, M. (1987). (Comp.). La Vorágine: textos críticos. Bogotá: Alianza.
  • Peña, I. (1989). José Eustasio Rivera. Colección Clásicos Colombianos. Bogotá: Procultura.
  • Perez Silva, J. (1989). José Eustasio Rivera, polemista. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.
  • Rivera, J,E. (1990). La vorágine. Edición, Montserrat Ordóñez. Madrid: Cátedra.

Fondo abierto de José Eustasio Rivera=

La obra de José Eustasio Rivera hace parte de los Fondos abiertos de Autores Colombianos de la Biblioteca Virtual. Gracias a la digitalización, los usuarios podrán acceder a nueve títulos de Rivera que incluyen primeras ediciones de La vorágine y de Tierra de promisión, su único poemario, y otros tesoros como su tesis de grado de Derecho firmada por él mismo, un tomo de controversias que muestra su lado más polemista, entre otros. Igualmente, la colección ofrece una selección de prensa con algunos de sus poemas juveniles y otros que más tarde aparecieron en su poemario, además de ensayos, semblanzas literarias y entrevistas. El proyecto también incluye una línea del tiempo detallada con información sobre el contexto cultural y social de su vida y obra.

Conmemoraciones

130 años

El Centro Cultural del Banco de la República en Neiva celebró, el pasado mes de febrero, los 130 años del natalicio de José Eustasio Rivera, con una serie de actividades que han tenido continuidad durante todo el año 2018. La línea del tiempo se elaboró como un aporte más al acervo patrimonial y cultural de la ciudad. Para ello, se construyó una línea de tiempo basado en la investigación adelantada por Eduardo Neale Silva sobre la obra biográfica de José Eustasio Rivera. Para que la línea de tiempo tuviese un mayor impacto se realizaron actividades complementarias como el Taller y el Juego Vida y Obra de José Eustasio Rivera; así mismo se adelantaron talleres de poesía y arte sobre la obra poética del escritor, centros de interés, entre otros. Todo esto con el firme propósito de dar a conocer las otras facetas de José Eustasio Rivera como el político, el intelectual, el literato y su aspecto humano. A estas actividades han sido convocados niños, jóvenes y adultos, quienes en cada visita al centro cultural reciben la información completa de la vida y obra del maestro Rivera. Hasta el mes de diciembre estará expuesta en la Sala Exploratoria la Línea del Tiempo.

Bibliografía completa de José Eustacio Rivera



Cronología

Línea de tiempo virtual creada en el marco del programa "La vorágine: cien años de lecturas" con el que la Red de Bibliotecas del Banco de la República celebra los cien años de la publicación de La vorágine. Acá podrá conocer los principales hitos de la vida y obra de José Eustasio Rivera, al igual que el contexto social y de publicación de sus principales obras.

Véase también

Materiales destacados en la colección bibliográfica

  • Tierra de promisión
  • La Vorágine
  • Obras Completas

Consulta todos los títulos de José Eustasio Rivera disponibles en las colecciones bibliográficas.

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