Soledad Román de Núñez

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República
Soledad Román de Núñez
Datos generales
Nombre Soledad Román de Núñez
Fecha de nacimiento 06 de octubre de 1835
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Ocupación Política
País de nacimiento Colombia, Bandera de Colombia }}
Ciudad de nacimiento Cartagena
Fecha de fallecimiento 19 de octubre de 1924
País de fallecimiento Colombia, Bandera de Colombia }}
Ciudad de fallecimiento Cartagena
Familia Manuel Román Picón (padre); Rafaela Polanco y Ripoll (madre); Henrique, Ricardo, Rafaela, Antonio y Eduardo (hermanos)
Cónyuge Rafael Núñez


Soledad Román de Núñez fue una de las mujeres que mayor poder político tuvo en Colombia durante el siglo XX. Nació en Cartagena de Indias el 6 de octubre de 1835, siendo la primera hija de una familia conservadora y católica. Su padre, el inmigrante español Manuel Román fundó una botica, que cuando tuvo la edad suficiente, Soledad ayudaba a atender. Ahí conoció a Rafael Núñez, quien posteriormente sería su esposo y cuatro veces elegido Presidente de la República. Soledad, en su rol de primera dama, influyó en el curso político del país, en tanto su ferviente catolicismo contribuyó a afianzar el proyecto de la Regeneración que restauró las deterioradas relaciones entre el Estado y la Iglesia.

Biografía

Vida familiar, tradición y catolicismo

Soledad nació en el seno de un matrimonio católico y conservador. Su padre, un inmigrante español llamado Manuel Román, llegó al país en busca del comercio con quina, sin embargo, lo que posibilitó su fortuna fue el negocio farmacéutico. Sus conocimientos en química y en elaboración de medicamentos le permitieron fundar la Botica Román, el primer establecimiento de producción farmacéutica en Colombia (Rivero, 2013). Con el paso de los años, la botica se convirtió en un lugar importante de socialización en Cartagena, donde se daban cita los intelectuales y políticos más destacados de la época. Después de la muerte de su madre, Soledad, la hija mayor del matrimonio, se hizo cargo de la educación de sus hermanos y le ayudaba a su padre a atender la botica. Fue ahí donde se relacionó con importantes personalidades políticas del momento, como Rafael Núñez, quien años después se convertiría en su esposo y en el personaje más influyente de la política nacional (Palacios, 2003).

La familia Román Polanco, se caracterizaba por su catolicismo y la defensa de los valores hispánicos. Durante el siglo XIX, la religión fue un tema latente en el proceso de conformación de la nación colombiana. Las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica generaron trascendentales conflictos entre los liberales radicales, que defendían la laicización de la sociedad colombiana, y los conservadores que avalaban la unión entre las autoridades civiles y las eclesiásticas. La posición política y moral de Soledad la acercaba a los conservadores, lo que después, durante el rol de primera dama, influiría sobre la postura ideológica y práctica de su esposo.

Matrimonio y posesión del cargo de primera dama

Pese a su ferviente catolicismo, Soledad Acosta aceptó casarse con Rafael Núñez por medio de un matrimonio civil celebrado en París por el cónsul colombiano el 14 de julio de 1877. Soledad sería la segunda esposa de Núñez, puesto que éste había contraído nupcias con Dolores Gallego en 1851. Eran tiempos del liberalismo radical, y tanto el divorcio vincular como el matrimonio civil eran instituciones legales; no obstante, la sociedad colombiana, donde estaban muy interiorizados los preceptos morales del catolicismo, estaba muy lejos de aceptar tales cosas. Así, el matrimonio entre Soledad y Núñez causó revuelo entre la élite del país. A él lo llamaban “bígamo” y “adúltero” porque se consideraba que el vínculo sacramental con la señora Dolores Gallego continuaba siendo indisoluble a pesar de haberse divorciado, y ella sufrió el repudio de la sociedad capitalina que no paraba de murmurar y juzgarla como la “concubina” del presidente (Galvis, 1993).

Durante su primera presidencia (1880-1882), Rafael Núñez consiguió un empréstito de tres millones de dólares con Estados Unidos para fundar el Banco Nacional y realizar obras públicas. Esto, sumado al endeudamiento interno, dejó como consecuencia uno de los déficits más elevados del siglo XIX (Palacios, 2003). Posteriormente, las diferencias entre Núñez y los liberales se agudizaron, y este comenzó a forjar alianzas con líderes políticos conservadores. En 1884, cuando Núñez fue reelegido como presidente de la República las divisiones con los liberales se hicieron irreconciliables y terminaron desencadenando una guerra civil en 1885.

En el momento en que los liberales se alzaron contra Núñez, la influencia de Soledad fue determinante. Ella aprovechó sus contactos con políticos conservadores y animó a su esposo a establecer alianzas con estos. Gracias a dichas alianzas, vencieron al radicalismo y fue posible emprender el proyecto de la Regeneración.

Soledad, Núñez y la Regeneración

La Regeneración fue un proyecto de consolidación de un Estado-nación, que como explica Leopoldo Múnera (2011), paradójicamente contó con diversas características modernas, que no obstante, se cimentaron sobre la base de un sistema de poder y una cultura política arraigados en el orden social de la monarquía española. Así, La Regeneración buscó edificar un Estado-nación en Colombia caracterizado por:

el centralismo, el presidencialismo y la pretensión al monopolio legítimo de la violencia física y de la administración pública; los intentos por construir un mercado y una banca nacionales, derrumbando las fronteras económicas regionales, y por implantar una moneda de curso obligatorio; y el rescate de la religión y la Iglesia católicas como elementos y mecanismos fundamentales de legitimación política. (Múnera, 2011, p.17)

Para Soledad, que había crecido bajo las prescripciones del catolicismo, estar casada sin haber recibido la bendición sacramental resultaba una situación angustiante. Congraciarse con la Iglesia católica era para ella una prioridad de primer orden. El proyecto de la Regeneración que abanderaba su esposo les permitiría limar asperezas con las autoridades religiosas y legitimar su imagen de católicos fervorosos frente a la sociedad.

La constitución de 1886 encontró en el catolicismo el fundamento de la nacionalidad y del orden social (Palacios, 2003). En ella, se proclamó a Dios como “fuente suprema de toda autoridad” y a la religión católica, apostólica y romana como la religión oficial de la nación. En este sentido, las autoridades públicas se comprometían a protegerla como el “elemento esencial del orden social” (González, 1993). Con el objetivo de restaurar las relaciones entre el Estado y la Iglesia, que se habían visto sumamente deterioradas durante el periodo del radicalismo liberal, se empezaron las negociaciones con la Santa Sede para firmar un concordato que regulara sus vínculos y reestableciera la posición privilegiada que había tenido la Iglesia en la sociedad colombiana.

La situación matrimonial de Núñez y Soledad influyó en las negociaciones, pues el delegado de la Santa Sede, Juan Bautista Agnozzi, no la veía con buenos ojos y no se mostró dispuesto a anular el primer matrimonio con Dolores Gallego. Uno de los requisitos de la Santa Sede era que se invalidara la anulación de matrimonios, permitida por las leyes civiles, de modo que estos recuperaran todos sus efectos (González, 1993). El carácter retrospectivo de esta condición haría inválido el divorcio de Núñez con Dolores y por lo tanto ilegítimo su segundo matrimonio, con Soledad. No obstante, las negociaciones llegaron a buen término para el matrimonio Núñez-Román, pues el Arzobispo no tuvo problema en aceptar a Soledad como la primera dama, lo cual fue públicamente demostrado en un banquete llevado a cabo en el palacio presidencial, donde caminó cogido del brazo de Soledad.

El Concordato fue firmado en 1887. Con él se reafirmó al catolicismo como la religión oficial de la nación colombiana, se reconoció la independencia de la Iglesia frente al poder civil, el fuero eclesiástico y su libertad para poseer viene muebles e inmuebles, se eximió de impuestos a los templos, seminarios y casas curales y episcopales, la educación pública en colegios y universidades quedó en manos de la Iglesia, así como el registro civil y la administración de los cementerios.

Últimos años

Finalmente, en 1889 ante la muerte de Dolores Gallego, Rafael Núñez y Soledad Román se casan mediante el rito católico. En 1892 Núñez fue elegido Presidente de la República por cuarta vez. Sin embargo, para ese entonces ya se encontraba muy afectado de salud, por lo que tomó posesión simbólica del cargo desde Cartagena, donde vivía con Soledad en la hacienda del barrio El Cabrero, que le pertenecía a ella. Dos años después, en 1894, Soledad enviudó. Vivió tres décadas más que su esposo, durante las cuales permaneció en su ciudad natal, Cartagena. Murió el 19 de octubre de 1924.

Cargos en los que se desempeñó

  • Primera dama (1884-1886) (1887-1888)

Cronología

  • 1835 : Nace Soledad Román
  • 1877 : Se casa con Rafael Núñez por medio de un matrimonio civil
  • 1880-1882 : Primer periodo en el cargo de primera dama
  • 1884-1886 : Segundo periodo en el cargo de primera dama
  • 1886 : Se firma una nueva Constitución para Colombia
  • 1887-1888 : Tercer periodo en el cargo de primera dama
  • 1887 : Se firma el Concordato entre el Estado colombiano y la Santa Sede
  • 1889 : Se casa con Rafael Núñez por medio del rito católico
  • 1892 : Cuarto periodo en el cargo de primera dama

Bibliografía

  • Galvis, S. (1993). "Soledad Román de Núñez. Los afanes del Concordato". Revista Credencial Historia N- 41 (mayo 1993).
  • González, F.E. (1993). El Concordato de 1887: los antecedentes, las negociaciones y el contenido del tratado con la Santa Sede. Revista Credencial Historia, 41.
  • Múnera, L. (2011). El Estado en La Regeneración (¿La modernidad política paradójica o las paradojas de la modernidad política?). En L. Múnera y E. Cruz (Ed.) La Regeneración revisitada. Pluriverso y hegemonía en la construcción del Estado-nación en Colombia. Bogotá, Colombia: La Carreta Histórica.
  • Palacios, M. (2003). Entre la legitimidad y la violencia 1875-1994. Bogotá, Colombia: Norma.
  • Rivero, M. (2013). La botica Román en Cartagena. Revista Credencial Historia.

Bibliografía disponible en la colección bibliográfica

  • Galvis, S. (2002). Soledad: conspiraciones y suspiros. Bogotá, Colombia: Arango Editores.

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Créditos

1. Diciembre de 2019. Investigación y texto Natalia Cobo para Banrepcultural