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Nombre | Texto actual |
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h inglés (en) | In the 1940s, Sofía Urrutia started working very actively responding to the calls for the most important national group exhibitions at that time. In October 1948, she was one of the 26 participants of the Contemporary Painting Exhibition at the National Museum of Colombia, one of the two events that the institution organized between 1946 and 1950, in addition to the Annual Artists Show. In doing so, Urrutia earned a place among the “Generation of the 1950s,” and from then on was considered an exponent of naive art<ref>Vidales, L. (August 31, 1952). ''El “otro” punto de vista'' (The “other” point of view). ''El Tiempo''.</ref> In 1959, as a result of her outstanding work, the Austrian critic Walter Engel acknowledged her special place as part of a group of female Colombian painters, together with Judith Márquez, Lucy Tejada and Cecilia Porras<ref>Gómez, N. Critical commentary from the book ''Pintoras colombianas'' contemporáneas (Contemporary Colombian painters) (1959) by Walter Engel. In: Documents of 20th-century Latin American and Latino Art, International Center for The Arts of the Americas at the Museum of Fine Arts, Houston, USA.</ref>. In the early 1970s, Urrutia also had the support of the Argentinian critic Marta Traba, who dedicated one of her columns in the La Nueva Prensa newspaper to the artist in 1963 and described her work as “a spring that never runs dry”<ref>.Reproduction of the column in the book Marta Traba (1984) compiled by Emma Araújo de Vallejo. Bogotá: Museum of Modern Art</ref>. |
h español (es) | En la década de 1940, '''Sofía Urrutia''' inició un trabajo muy activo, atendiendo a las convocatorias para las exposiciones colectivas nacionales más importantes del momento. En octubre de 1948, la pintora fue una de los 26 participantes en la Exposición de Pintura Contemporánea en el Museo Nacional de Colombia, uno de los dos eventos que esta institución organizó entre 1946 y 1950, cuando no se convocó al Salón Anual de Artistas. Con esto, Urrutia se hizo un lugar en la Generación de los 50 y fue catalogada desde entonces como exponente del arte ingenuo<ref>Vidales, L. (31 de agosto de 1952). El “''otro''” punto de vista. El Tiempo</ref> En 1959, el crítico austriaco Walter Engel le reconoce un lugar especial en un conjunto de pintoras colombianas por su trabajo destacado, junto a Judith Márquez, Lucy Tejada y Cecilia Porras<ref>Gómez, N. Comentario crítico del libro Pintoras colombianas contemporáneas (1959) de Walter Engel. En: Documents of 20th-century Latin American and Latino Art, International Center for The Arts of the Americas at the Museum of Fine Arts, Houston, Estados Unidos.</ref>. A inicios de los sesenta, Urrutia también cuenta con el aval de la crítica argentina [[Marta Traba]], quien en 1963 le dedica una de sus columnas en el periódico La Nueva Prensa y presenta su obra como “''un manantial que no cesa''”<ref>Reproducción de la columna en el libro Marta Traba (1984) compilado por Emma Araújo de Vallejo. Bogotá: Museo de Arte Moderno.</ref> |