Batalla de los ejidos de Pasto
El nombre de “ejido”, según Jaime Álvarez, “proviene del latín Exitus que quiere decir salida, pues dichos potreros quedaban en las afueras de la población”. En Pasto estos terrenos superaban las ordenanzas reales que limitaban los ejidos a una legua en cuadro. Por tal motivo, y por la amplitud de los mismos, fue posible fragmentarlos en parcelas o potreros hacia el occidente, oriente, sur y norte de la población. “El contadero, Cujacal, El Batán, El Calvario, El Salado, El Totoral, Ganillacera, La Posta, Morasurco, Ojo de Agua y Pucalpa”. Estos ejidos “se extendían desde el rio Buesaquillo, incluso el Llano de Lope, hasta los páramos de Cujacal. Las tierras del Ejido Nordeste empezaban en los dos puentes”, lugar que conectaba con la antigua salida del Calvario, espacio vital para algunas batallas en la Campaña del sur[1].
La batalla del Ejido corresponde a la última batalla que libra Antonio Nariño en su campaña por el sur. Se desarrolla en las inmediaciones de la ciudad, en el sector de El Calvario. La Batalla del Ejido, o de los Ejidos, acontece el 10 de Mayo de 1814 y es el último enfrentamiento de Nariño contra los realistas; antecedentes de esta batalla fueron las del Alto Palacé (30 de diciembre de 1813), de Calibío (el 15 de Enero de 1814), la de Cebollas (el 4 de mayo de 1814) y la de Tacines (el 9 de mayo de 1814).
Después del triunfo en Tacines, el ejército realista, con múltiples pérdidas acumuladas desde Juanambú, aceptó que era imposible defender la ciudad de la arremetida patriótica. La mañana del 10 de mayo el mariscal de Campo don Melchor de Aymerich hizo tocar la generala; era el urgente y angustiado llamado a todos los hombres de la ciudad. No se presentó ninguno. Al recibir esa respuesta el Mariscal decidió abandonar Pasto a su suerte, bien se lo merecía, y salió con el ejército regular hacia el sur. Dijo Aymerich que se haría fuerte en el rio Guáitara, que allí esperaría a Nariño. En su precipitada fuga avanzó casi 20 kilómetros, hasta la hacienda Mejía, cercana a Yacuanquer.
Para cuidar la retaguardia, el mariscal dejó al Teniente Pedro Leonardo Noriega con la orden de convocar nuevamente tanto a hombres como mujeres para arremeter contra Nariño y defender la ciudad, ya que sabía del valor del pueblo de Pasto.
Encontrando el camino despejado, Nariño avanzó por el camino de Tacines hasta Tescual. Al ver al ejército patriota y verse abandonados por el mariscal, los pastusos pensaron que se enfrentaban a una situación de vida o muerte y decidieron oponerse al ejército de Nariño. Salieron los hombres con las armas que guardaban en sus casas a enfrentar a Nariño. Había avanzado tanto don Antonio que tendrían que detenerlo en la calle del Calvario, a la entrada de Pasto, quizá en los Dos puentes, lugar en donde desembocaba el camino de entrada a la ciudad desde el norte.
Los hombres crearon parapetos en las tapias y zanjas inmediatas, esperando la arremetida de Nariño. Paralelo a ello, las mujeres, los niños y ancianos, sacaron para procesión a la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona y gobernadora de la ciudad y la llevaron en dirección al ejército patriota. Algunos autores como Herrera, Oviedo y Cabrera afirman que las mujeres no solo contribuyeron a alzar la moral de las milicias pastusas, sino que participaron activamente y su participación fue fundamental en la derrota del ejército republicano[2]. Este hecho histórico, aún es tema de discusión en la comunidad académica.
Comenta Díaz del Castillo que el primer contacto con los patriotas obligó a los milicianos a retroceder hasta las primeras casas, donde se reagruparon y rechazaron el ataque patriota [3]. La arremetida de Nariño resultó infructuosa, perdiendo la batalla y la campaña que había emprendido. Los soldados, al ver que Nariño caía del caballo, pensaron que había muerto y decidieron retirarse hacia Popayán. Nariño se vio obligado a huir hasta la montaña de Lagartijas, donde ordenó a su hijo, a tres oficiales y a su abanderado, regresar con sus soldados y obligarles a retornar para la toma de la ciudad. Esto no se concretó y Nariño se escondió en el tramo de Lagartijas. Posteriormente, Nariño fue tomado prisionero y encarcelado en la ciudad, terminando así su Campaña por el sur.
- ↑ Ver ÁLVAREZ, JAIME, ¿Que es qué en Pasto?, Pasto, Casa Mariana, 1973, p. 76.
- ↑ HERRERA ENRÍQUEZ, E; OVIEDO, ARMANDO; CABRERA, JESÚS ALBERTO, El día en que las mujeres pastusas derrotaron a Nariño, Pasto, Gobernación de Nariño, s.f., p. 19.
- ↑ DÍAZ DEL CASTILLO, EMILIANO, Por qué fueron realistas los pastusos, Pasto, DINAR, 2004, p. 55.