Comuneros del Sur
Los movimientos de rebeldía contra el mal gobierno español nos vienen del Sur, por el camino de Quito. La comunicación con Popayán era difícil por los caminos de a pie en el valle del Patía, desértico y poblado de indios, negros y mestizos escapados de la esclavitud y la servidumbre.
Según Norma Domínguez de Tamahsebi, la palabra comunero como sinónimo de popular, no se encuentra en las actas de la audiencia de Quito. Parece que es una herencia lingüística que recibió la Nueva Granada de los comuneros o comunidades de Castilla. Y cita a Alfredo y Piedad Costales que en su trabajo “Nos la plebe” afirma que la palabra para designar al común de los indígenas era “chusma” (1).
Algunos de esos movimientos que tuvieron honda percusión en nuestro medio son:
1730. Levantamiento de los indígenas de la zona del Chimborazo, comandados por el indio Gaspar Lema.
En 1740 en Lima se crea la Junta revolucionaria que invitaba a los pueblos de Venezuela y la Nueva Granada para unirse y organizar una protesta general contra el mal gobierno.
En 1742 se presenta otro movimiento en Tarma, dirigido por Juan Santos Atahualpa y que mantuvo hasta 1761.
Eugenio Espejo (Quito, 1765) propone un movimiento planeado y acordado entre las capitales de los virreinatos. El religioso franciscano Calixto de San José Túpac Inca redactó un documento en que denunciaba los abusos de las autoridades y proponía un sistema justo de gobierno, documento que llevó personalmente a España, pero no tuvo eco.
José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru, en 1780 como defensor del indígena, lidera quizá uno de los movimientos más fuertes en el Perú con repercusión en toda la América Española.
En 1796 se levanta el pueblo de Ipiales en contra del nuevo nombramiento del corregidor Francisco Rodríguez Clavijo, rechazado por su mal gobierno y el continuo abuso de poder.
Los Comuneros de Guitarrilla en mayo de 1800, que tuvo eco en Ipiales, Túquerres, Sapuyes, Imúes, Calcán, Chaitán, Guachucal, Colimba, Cumbal y Carlosama.
Tumaco vivió varios movimientos comuneros de protesta en contra del mal gobierno, liderados por negros palanqueros o esclavos libertos, como Juan Vicente de la Cruz, en noviembre de 1781.