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Cabe incluir tributarios como Marañón y Ucayalien Perú; en Venezuela el río - canal Casiquiare; y en territorio Brasileño ríos Tapajós y el Xingú, próximos a la desembocadura del río en el litoral Atlántico donde la pleamar colisiona reciamente con el torrente Amazónico, causando la súbita marea ondulada conocida como pororoca, documentada inicialmente durante los siglos XVI y XVIII por los exploradores europeos Vicente Yáñez Pinzón y Charles-Marie de la Condamine <ref> Chanson, H. (2012). ''Tidal Bores, Aegir, Eagret, Mascaret, Pororoca, Theory And Observations''. London, UK: WorldScientific Publishing Co. Ptc. Ltd.</ref>; siendo también citadas con frecuencia las “expediciones que recorrieron el río Amazonas entre mediados del siglo XVI y mediados del siglo XVII.  Una fue la del conquistador español Francisco Orellana, entre 1541-1542, que salió desde Quito, navegando los ríos Coca y Napo, afluentes del río Amazonas.”<ref>Del Amazonas. ''Enciclopedia Amazónica en línea''. Recuperado de https://delamazonas.com/</ref>
Cabe incluir tributarios como Marañón y Ucayalien Perú; en Venezuela el río - canal Casiquiare; y en territorio Brasileño ríos Tapajós y el Xingú, próximos a la desembocadura del río en el litoral Atlántico donde la pleamar colisiona reciamente con el torrente Amazónico, causando la súbita marea ondulada conocida como pororoca, documentada inicialmente durante los siglos XVI y XVIII por los exploradores europeos Vicente Yáñez Pinzón y Charles-Marie de la Condamine <ref> Chanson, H. (2012). ''Tidal Bores, Aegir, Eagret, Mascaret, Pororoca, Theory And Observations''. London, UK: WorldScientific Publishing Co. Ptc. Ltd.</ref>; siendo también citadas con frecuencia las “expediciones que recorrieron el río Amazonas entre mediados del siglo XVI y mediados del siglo XVII.  Una fue la del conquistador español Francisco Orellana, entre 1541-1542, que salió desde Quito, navegando los ríos Coca y Napo, afluentes del río Amazonas.”<ref>Del Amazonas. ''Enciclopedia Amazónica en línea''. Recuperado de https://delamazonas.com/</ref>
En la Amazonía, según el carácter embravecido o calmo de su caudal, los ríos son navegables o poco navegables; los obstáculos para la navegación más frecuentes suelen ser bancos de arena, empalizadas, rápidos, y vegetación inmersa. Actualmente ruidosos motores fuera de borda rompen la serenidad de remos y velámenes, sin embargo, en muchas comunidades aún se realiza el tradicional corte y vaciado de troncos para la elaboración de canoas y chalupas con durables maderas resistentes a la humedad, organismos lignícolas e insectos xilófagos. La sólida y anillada médula leñosa de centenarios árboles nativos también suele estar presente en muebles, pilotes, vigas, tablados, bolillos de balconerias de diversas construcciones vernáculas y contemporáneas, que por lo general son palafíticas o enclavadas sobre maderos, adaptadas al terreno inundable para llegar a ellas en embarcaciones <ref> García, A. (2012). Tesis: ''La Selva Tecnológica. Sistemas Sociotécnicos y Antropología Simétrica en Comunidades Ribereñas del Bajo Amazonas''. Barcelona, España: Departamento de Antropología Cultural y de Historia de América y África </ref>

Revisión del 17:48 7 abr 2022

Amazonía fluvial

Transportarse, moverse o llevar algo aprovechando el caudal y flotación en el curso de los ríos ha sido un componente central en la consolidación de amplios procesos históricos de intercambio cultural y material entre los moradores de la vasta Hylea Amazónica.

Aspectos etnohistóricos

En relación a las primeras dinámicas de desplazamiento y poblamiento humano en la Amazonía prehispánica hace más de 9.000 años [1], se afirma que los ríos han sido importantes rutas desde que sociedades precolombinas iniciaron el desarrollo de cultígenos en terrazas aluviales localizadas entre sendas y torrentes de agua. Suele indicarse la utilización de los ríos y sistemas lagunares como vías y referentes espaciales al habitar un lugar específico. La singladura entre sitios de caza, pesca, labranza y recolección es un buen ejemplo de conocimiento socializado generacionalmente entre los pobladores ribereños en la selva: “Los Carijonas eran conocidos por su costumbre única de remar sus canoas de pie...” [2]

La interconexión fluvial y las diversas formas de concebir los ríos entre los pueblos amazónicos han hecho posible el relacionamiento entre territorios surcados por numerosos afluentes y distintos sistemas acuátiles diseminados a lo largo y ancho de la cuenca principal. “En este ambiente lo que se suele llamar ‘comunidad’ corresponde a una agrupación organizada de familias, las cuales viven relativamente dispersas a lo largo de los ríos y quebradas, con sus propias autoridades tradicionales.” [3].

Estudios señalan la incidencia del factor fluvial en vínculos parentales, cosmogónicos y territoriales entre antiguos cacicazgos establecidos río arriba o aguas abajo:

Es muy probable que la jerarquización entre linajes se tradujera en relaciones espaciales, conforme sucede entre los tatuyos. Sus malocas están ubicadas a lo largo de las riberas de los ríos: En las bocanas, en centro o en las cabeceras. Los clanes y linajes de mayor jerarquía ocupan las bocanas y los de menos jerarquía las cabeceras [4].

Las ensenadas, grandes cauces y canales naturales permitieron el desarrollo del trabajo colectivo adecuado a las contingencias de un entorno selvático difícilmente transitable de no ser por las vías acuáticas. La riqueza hídrica y abundancia de la floresta determinaron en gran parte los modos de transporte, tipos de bienes producidos y formas de intercambio de los mismos. Arocha (citado en Espinosa, 1995)[5] indica:

Entre ribereños de ríos blancos, de ríos negros e interribereños, existían relaciones de intercambio y alianza a través de las cuales no sólo intercambiaban “ideas y servicios” sino que accedían a productos que les fuesen escasos a unos u otros. Crónicas del siglo XVIII dieron noticia de las amplias e intensas redes de intercambio comercial y social que existían entre las diversas sociedades de las selvas, los llanos y las montañas. (p. 76).”

Los pueblos amazónicos histórica y dialectalmente han operado como proveedores e intermediarios en la alta, media y baja Amazonía. Mediante el relacionamiento con las vías de agua han constituido extensas e intrincadas rutas, formas y tradiciones milenarias y contemporáneas de transporte e intercambio de excedentes productivos extraídos de territorios selváticos. Prado Junior señala que “Uno de los primeros trabajos a los que fueron sometidos los pueblos autóctonos fue el de “remeros”, dada la poca destreza que mostraban los colonizadores”. (citado en García, 2012, p. 116)[6]

En Cepal y Patrimonio Natural (2013)[7] se menciona que desde mediados del siglo XIX, la apertura de la navegación y el arribo de los barcos a vapor permitieron el ingreso de exploradores estadunidenses y europeos que junto a colonos de distintas nacionalidades instauraron enclaves en torno a los auges quinero, cauchero y maderero:

Manaos se convirtió en el centro cauchero de la cuenca amazónica, mientras Belém fue el centro del comercio marítimo y fluvial del nordeste brasileño (Foster, 1932; Weinstein, 1983b). Para Brasil y Perú el río Amazonas se convirtió en una vía pública, mientras los ríos del occidente boliviano y el sur colombiano eran impenetrables y no se logró avanzar en el corazón de la Amazonia (Davis, 2001) [8]

La valoración comercial de la selva ligada al metabolismo de economías extractivas fue simultánea a la apertura de la navegación, desarrollo cartográfico y construcción inicial de caseríos que dieron origen a áreas y cabeceras urbanas en las que es posible observar astilleros y aserríos donde maderas exóticas y otros productos locales esperan la llegada de barcos, ferris y lanchas por el río [9].

Elementos geográficos

En el trapecio amazónico se esparce el mayor complejo hidrográfico mundialmente conocido cuya longitud se estima superior a los 6.000 km [10]. Como gran sistema de aguas interiores, embarcaciones turísticas y comerciales suelen recorrerlo más de 3.000 km desde las zonas portuarias del Igarapé de Fortaleza en Brasil, hasta ciudades como Puerto Nariño y Leticia en Colombia, e Iquitos y Pulcallpa en el Perú; lugares donde arriban balsas, lanchas, planchones y barcos de distinto calado que bajan o remontan por el río durante semanas. Es de conocimiento que el río Amazonas discurre cardinalmente hacia el oriente y muchos de sus tributarios son navegables en buena parte de sus tramos, entre los cuales cabe mencionar, en Bolivia, ríos Mamoré y Negro (Pando); en Ecuador, ríos Napo y Tigre; en Colombia, ríos Negro o Guainía, Ica o Putumayo, Igara Paraná, Vaupés, Caquetá,

… navegable con su primer afluente importante, el Orteguaza, hasta más abajo del lugar de la Tagua, a donde también afluye la escasa navegación del río afluente Caguán. De la tagua hacia el río Putumayo, que se encuentra a 26 km y que es navegable en todo su trayecto [11]

Cabe incluir tributarios como Marañón y Ucayalien Perú; en Venezuela el río - canal Casiquiare; y en territorio Brasileño ríos Tapajós y el Xingú, próximos a la desembocadura del río en el litoral Atlántico donde la pleamar colisiona reciamente con el torrente Amazónico, causando la súbita marea ondulada conocida como pororoca, documentada inicialmente durante los siglos XVI y XVIII por los exploradores europeos Vicente Yáñez Pinzón y Charles-Marie de la Condamine [12]; siendo también citadas con frecuencia las “expediciones que recorrieron el río Amazonas entre mediados del siglo XVI y mediados del siglo XVII. Una fue la del conquistador español Francisco Orellana, entre 1541-1542, que salió desde Quito, navegando los ríos Coca y Napo, afluentes del río Amazonas.”[13]

En la Amazonía, según el carácter embravecido o calmo de su caudal, los ríos son navegables o poco navegables; los obstáculos para la navegación más frecuentes suelen ser bancos de arena, empalizadas, rápidos, y vegetación inmersa. Actualmente ruidosos motores fuera de borda rompen la serenidad de remos y velámenes, sin embargo, en muchas comunidades aún se realiza el tradicional corte y vaciado de troncos para la elaboración de canoas y chalupas con durables maderas resistentes a la humedad, organismos lignícolas e insectos xilófagos. La sólida y anillada médula leñosa de centenarios árboles nativos también suele estar presente en muebles, pilotes, vigas, tablados, bolillos de balconerias de diversas construcciones vernáculas y contemporáneas, que por lo general son palafíticas o enclavadas sobre maderos, adaptadas al terreno inundable para llegar a ellas en embarcaciones [14]

  1. Von Hildebrand, M., y Brackelaire, V. (2012). Guardianes de la selva. Gobernabilidad y autonomía en la Amazonia colombiana. Bogotá, Colombia: Fundación Gaia Amazonas.
  2. Hettler, B. y Plotkin, M. (2019). Los Viajes Amazónicos de Richard Evans Schultes Introducción: Vida temprana y exploraciones. Bogotá, Colombia: Banco de la Republica en asociacion con The Amazon Conservation Team..
  3. Von Hildebrand, M., y Brackelaire, V. (2012). Guardianes de la selva. Gobernabilidad y autonomía en la Amazonia colombiana. Bogotá, Colombia: Fundación Gaia Amazonas p. 37.
  4. Espinosa, M. (1995). Convivencia y poder político entre los Andoques. Bogotá, Colombia: Editorial Universidad Nacional de Colombia p. 110
  5. Espinosa, M. (1995). Convivencia y poder político entre los Andoques. Bogotá, Colombia: Editorial Universidad Nacional de Colombia
  6. García, A. (2012). Tesis: La Selva Tecnológica. Sistemas Sociotécnicos y Antropología Simétrica en Comunidades Ribereñas del Bajo Amazonas. Barcelona, España: Departamento de Antropología Cultural y de Historia de América y África
  7. Cepal y Patrimonio Natural. (2013). Amazonia posible y sostenible. Bogotá, Colombia: Cepal y Patrimonio Natural
  8. Granados, O. (2019). Redes y negocios en la cuenca amazónica, 1890-1914. América Latina en la historia económica. Santa Marta, Colombia: Universidad Jorge Tadeo Lozano recuperado de https://doi.org/10.18232/alhe.982
  9. Cepal y Patrimonio Natural. (2013). Amazonia posible y sostenible. Bogotá, Colombia: Cepal y Patrimonio Natural
  10. Cepal y Patrimonio Natural. (2013). Amazonia posible y sostenible. Bogotá, Colombia: Cepal y Patrimonio Natural
  11. Guhl, E. (2016). Colombia bosquejo de su geografía tropical. Bogotá, Colombia: Universidad de los Andes. Ediciones Uniandes: Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis: Universidad Nacional de Colombia p. 159
  12. Chanson, H. (2012). Tidal Bores, Aegir, Eagret, Mascaret, Pororoca, Theory And Observations. London, UK: WorldScientific Publishing Co. Ptc. Ltd.
  13. Del Amazonas. Enciclopedia Amazónica en línea. Recuperado de https://delamazonas.com/
  14. García, A. (2012). Tesis: La Selva Tecnológica. Sistemas Sociotécnicos y Antropología Simétrica en Comunidades Ribereñas del Bajo Amazonas. Barcelona, España: Departamento de Antropología Cultural y de Historia de América y África