Batalla de Cúcuta (28 de febrero de 1813)

A comienzos del año 1813, casi tres años después de iniciados los movimientos de independencia, la Nueva Granada se encontraba sumida en intensos debates políticos entre federalistas y centralistas, que desencadenaron una guerra civil; esta situación llevó a algunas regiones a descuidarse frente a la amenaza de los ejércitos realistas que no querían perder estos valiosos territorios. De tal suerte que, si bien algunas provincias y ciudades de la Nueva Granada estaban libres de la presencia española, otras aun eran ocupadas por tropas realistas. Tal era el caso de las poblaciones que ocupaban el valle de Cúcuta, lugar estratégico en la frontera nororiental con la Capitanía General de Venezuela, que desde junio de 1812 se encontraba dominado por los ejércitos realistas, al mando del coronel Ramón Correa. Correa, con una expedición proveniente de Maracaibo, atacó el 13 de junio la villa de San Antonio de Táchira derrotando a los patriotas y tomando 200 prisioneros, sus armas y municiones; tras esta victoria se apoderó fácilmente de las poblaciones del valle de Cúcuta [1]. Esta dominación del ejército realista duró un poco más de ocho meses, hasta el 28 de febrero de 1813, fecha en que el ejército patriota al mando del coronel Simón Bolívar derrotó a Correa en lo que hoy se conoce como la Batalla de Cúcuta.

El joven coronel Simón Bolívar, que años más tarde sería reconocido como El Libertador de América, había salido de Caracas hacia Curazao tras la derrota y pérdida de Puerto Cabello, y de allí viajó a Cartagena en noviembre de 1812, donde se unió a las tropas patriotas al mando del francés Pedro Labatud, quien le encomendó la seguridad del pueblo de Barranca cerca al canal del Dique. Estando allí Bolívar decidió iniciar sin autorización de Labatud la liberación de algunos pueblos de las riveras del Magdalena como Tenerife, Mompox, Guamal, Puerto Real de Ocaña (hoy Gamarra), y alrededor del 11 de febrero de 1813 ocupó Ocaña. Para cumplir con una solicitud del coronel Manuel Castillo de acompañarlo en la defensa de la provincia de Pamplona y liberarla de la presencia realista, Bolívar partió de Ocaña con cerca de 400 hombres y algunos fusiles, por el “fragoso camino que atravesando la gran cordillera[2], llegó a la ciudad de Salazar de las Palmas, donde los realistas tenían un fuerte destacamento de más de 100 hombres en el alto de La Aguada. Bolívar los derrotó sin utilizar las armas, valiéndose solamente de su ingenio militar: les hizo creer mediante falsos espías que el ejército patriota que venía a combatirlos era mucho más numeroso, sembrando el pánico entre los realistas quienes decidieron huir dejando sus armas. Bolívar, para darle credibilidad a la estrategia empleada, hizo que los persiguieran hasta que logró su dispersión y causó también la huida de los 200 hombres que se encontraban en la ciudad de Salazar de las Palmas y los que estaban en San Cayetano. Golpeado de esta manera el jefe del ejército realista, Ramón Correa, decidió concentrar sus tropas en la villa de San José de Cúcuta.

A los patriotas que llevaba Bolívar, se les unieron, en el camino que conducía a Arboledas, dos compañías del batallón del Coronel Manuel Castillo, enviadas desde Pamplona, al mando de los capitanes Lino Ramírez, Félix Uscátegui, y el teniente José Concha. Con estos refuerzos Bolívar decidió tomarse la Villa de Cúcuta. El 28 de febrero de 1813 a las nueve de la mañana, y luego de atravesar el río Zulia en canoa, se encontraba en un cerro al occidente de Cúcuta, desde donde se podía divisar la Villa. Ante el inminente peligro, Correa decidió esta vez hacerle frente y envió su ejército al alto donde se encontraba el ejército patriota, apoderándose de la margen izquierda del cerro. La batalla, a tiro de fusil, duró aproximadamente cuatro horas, pero ante el agotamiento de las municiones, Bolívar ordenó a sus tropas atacar con la bayoneta, decisión que le aseguró la victoria. Las derrotadas tropas de Correa huyeron hacia la población venezolana de La Grita.

Así describió Simón Bolívar la batalla, en carta enviada al presidente del Congreso General de las Provincias Unidas:

El enemigo sobrecogido, en este momento de un terror pánico, se escapó precipitadamente dejando en nuestro poder, la plaza, artillería, pertrechos, fusiles, víveres y cuantos efectos pertenecían al gobierno español y a sus cómplices. Hemos alcanzado la más completa victoria, aprovechándonos de sus fuertes posiciones y de estos floridos valles que ellos oprimían, matándolos e hiriéndoles una multitud de oficiales y soldados inclusive el mismo comandante Correa; siendo por nuestra parte la pérdida tan desproporcionada, que sólo tenemos que deplorar, dos hombres muertos y catorce heridos, entre ellos el valeroso teniente de las tropas de la Unión, el ciudadano Concha”.

Bolívar al frente de su ejército entró triunfal a la villa de Cúcuta, donde fue recibido con honores. Entre los hechos más significativos de este recibimiento está el obsequio de una casaca de paño azul bordada en oro y lentejuelas, elaborada por una costurera del valle de Cúcuta, conocida como Mercedes Ábrego Reyes, quien se convertiría, gracias al apoyo que dio a los ejércitos patriotas, en una de las mujeres que pasaría a la historia como símbolo del patriotismo en las guerras de independencia.

Esta batalla, más que importancia militar, tuvo una significación política de gran trascendencia en la campaña libertadora, pues el triunfo permitió despejar la ruta que llevaría a Bolívar a emprender la Campaña de liberación de Venezuela con el apoyo económico, político y militar del Gobierno General de la Unión, quien le otorgó el grado de Brigadier de los ejércitos de la Unión y el título de ciudadano de la Nueva Granada, en reconocimiento a esta victoria militar. En solo 90 días, entre los meses de mayo y agosto, Bolívar liberó a Venezuela en una rápida y fulgurante sucesión de batallas, en lo que se conocería como la Campaña Admirable. Por los éxitos de esta campaña, Simón Bolívar fue aclamado por primera vez como Libertador, título oficial que le concedió la ciudad de Caracas en octubre de ese año y con el que sería universalmente reconocido.

Cuando, el 14 de mayo de 1813, Bolívar partió hacia Venezuela en la campaña Admirable, dejó al mando al joven militar (21 años de edad), sargento mayor del quinto batallón de línea, Francisco de Paula Santander, oriundo de esta región pues había nacido en Villa del Rosario. Santander mantuvo el control del valle de Cúcuta y sus alrededores, con tan solo 260 soldados reclutados entre los habitantes de las poblaciones del valle de Cúcuta, la mayoría infantes, y 30 soldados de caballería. Con ellos triunfó en San Faustino y Capacho, contra las guerrillas realistas de Aniceto Matute e Idelfonso Casas [3]. Sin embargo, ocho meses después, la victoria patriota sobre el valle de Cúcuta se vio truncada por la derrota en el Llano de Carrillo el 18 de octubre de 1813.

Véase también

Referencias

  1. (Restrepo II 74)
  2. (Restrepo III 253)
  3. (Restrepo IV 110)

Bibliografía

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Créditos

  • Carmen Adriana Ferreira Esparza Centro Cultural de Cúcuta, 2021.