Benjamín Herrera Cortés

De Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República
Benjamín Herrera Cortés
Datos generales
Nombre Benjamín Herrera Cortés
Fecha de nacimiento 18/10/1853
Nacionalidad Neogranadino y colombiano
Ocupación Jefe militar y político
País de nacimiento República de la Nueva Granada
Ciudad de nacimiento Cali, Valle del Cauca
Fecha de fallecimiento 29 de febrero de 1924
País de fallecimiento Colombia Bandera de Colombia }}
Ciudad de fallecimiento Bogotá
Familia Bernabé Herrera (padre); Margarita Cortés (padre)

Jefe militar y político, uno de los más grandes conductores y estrategas de la historia militar colombiana, que se perfiló durante La Guerra de los Mil Días por sus altas dotes y rigurosidad militar. Después de la guerra fue una de las máximas autoridades del partido liberal, ocupó importantes cargos públicos y fue candidato presidencial en las elecciones en las que ganó Pedro Nel Ospina.

Biografía

Jefe militar y político, nacido, al parecer, en Cali, el 18 de octubre de 1853, muerto en Bogotá, el 29 de febrero de 1924. Hijo de Bernabé Herrera y de Margarita Cortés, Benjamín Herrera quedó huérfano de madre desde temprana edad. Realizó estudios en la Universidad del Cauca, en Popayán, y durante la guerra civil de 1876 inició una brillante carrera militar, al lado del gobierno liberal del Estado Soberano del Cauca, presidido por Cesar Conto, cuyos ejércitos repelieron con éxito la invasión de las fuerzas conservadoras de Antioquia. Después del triunfo radical, Herrera permaneció en el ejército hasta 1885, año en que, afiliado al bando radical, se incorporó a las huestes liberales revolucionarias. Combatió en las campañas de Santander, Cartagena y Boyacá, descollando por su actividad y desempeño; vencido el liberalismo, se estableció en Pamplona.


No pudo participar en la revolución liberal de 1895, por encontrarse purgando pena de prisión, impuesta por el régimen a causa de sus ideas políticas. Salió de la cárcel convencido de que la única posibilidad que tenía la sociedad colombiana para respirar libertad y tolerancia política estaba en un cambio de dirigencia y que esa vía sólo la daba la guerra. Tal convencimiento político no fue sólo suyo, sino de la mayoría de sus contemporáneos, de los conservadores históricos y de los liberales radicales, excluidos del poder por el partido nacional, confesional, intolerante y absolutista. Partió para el extranjero con este convencimiento, y desde allí procuró canalizar y atraer recursos con el fin de preparar la revolución de 1899. Su papel protagónico en la historia de Colombia empezó, precisamente, durante esta guerra, la más devastadora de todas las contiendas bélicas de la historia nacional.

La Guerra de los Mil Días

Allí Herrera se perfiló como uno de los más grandes conductores y estrategas de la historia militar colombiana. De entre los revolucionarios liberales de La Guerra de los Mil Días emergieron dos figuras, que aunque subordinadas a una jefatura única, indecisa y mediocre, colocada por debajo de las circunstancias, dieron mucho que hablar: una de ellas fue Rafael Uribe Uribe, por su ímpetu político y por sus desesperadas actuaciones heroicas; la otra figura de talla histórica fue el general Benjamín Herrera, por sus altas dotes y calidad de militar de rigor. Habiendo efectuado una carrera militar consistente con ascensos regulares, Herrera estaba dotado de genio para concebir y ejecutar complicados despliegues, operaciones bélicas, de habilidad especial para presentar batallas y concebir campañas. Su carácter de comandante metódico, frío, ortodoxo y rígido; la conducción de las tropas mando; su organización y disciplina en las batallas y en los campamentos; sus resonantes triunfos en Panamá y su voluntad tesonera hicieron que, aun en los Estados Unidos de Norteamérica, se le reputara como un los más notables estrategas suramericanos de todos los tiempos.


Benjamín Herrera y Uribe Uribe se repelieron desde el principio, como ocurre con los grandes hombres de un partido cuando tienen poder e influencia pero parten de concepciones contrarias combatieron juntos desde los toldos de la revolución, ello se debió más bien a la fidelidad y respeto por la idea liberal que a un entendimiento mutuo; siempre se mostraron reciproca antipatía. Si de Uribe se llegó a decir que constituyó el alma revolución, de Herrera se pudo aseverar que fue el genio militar de la misma, por ser el general que mostró mejores dotes castrenses de toda la guerra. Eduardo Rodríguez Piñeres consignó un estupendo retrato de la personalidad del general Herrera: “Orgulloso y dominador, sabía imponer la disciplina en todo su rigor, de muy clara visión, que en ocasión oscurecía por los arrebatos propios de su genio, sólo por excepción admitía que lo contradijeran”.


Herrera, en suma, era un jefe, y como tal habría sido adecuado para dirigir la Revolución; pero no podía tener a nadie por encima ni compartiendo el mando con él, y ni gozaba de la popularidad de Uribe Uribe, ni éste le habría dejado el mando supremo. Cuando Herrera, invicto, ostentaba los títulos de director de la guerra y general en jefe del Ejército Unido Liberal en operaciones sobre Cauca y Panamá, se informó de la situación real del istmo y del grave peligro que éste corría ante las intenciones del gobierno norteamericano, y pudo más en él su nacionalismo que las ansias de victoria personal. Ante la presencia de tropas estadounidenses en Panamá, con violación flagrante de la integridad territorial nacional y la anuencia del gobierno colombiano, Herrera resolvió romper su espada, pactando la paz en el acorazado Wisconsin, el 21 de noviembre de 1902, en la bahía de Panamá, colocando la patria por encima de los partidos.


De esta manera pudo llegar a su fin la guerra de los Mil Días, que en realidad duró 1128 días, desde el 18 de octubre de 1899 hasta la fecha del tratado de Wisconsin. Después de la guerra, Herrera se constituyó, al lado de su émulo Uribe Uribe, en una de las máximas autoridades del partido liberal. Fue diputado y vicepresidente en 1905 de la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa; senador de la República desde 1909 por Santander y Cundinamarca; representante a la Cámara por el Cauca en 1923; ministro de Agricultura y Comercio de la administración de José Vicente Concha. A partir de 1914, se erigió en jefe supremo e indiscutido del partido liberal, que bajo su orientación se mostró unido y compacto. Fue fundador de la Universidad Libre, sitio de formación intelectual y política de los cuadros liberales; adquirió El Diario Nacional como órgano de la dirección de su partido; y actuó como empresario bananero en la región de Aracataca (Magdalena).

Después de la guerra

Benjamín Herrera fue uno de los forjadores del "Republicanismo"; coordinó a 16 liberales y a 6 conservadores para darle el triunfo a Carlos E. Restrepo en las elecciones presidenciales, en una reñida votación en la Asamblea Constituyente de 1910. Para el cuatrienio 1918-1922 apoyó al poeta Guillermo Valencia, contra la candidatura de Marco Fidel Suárez, porque miraba con recelo el acercamiento a los Estados Unidos de Norteamérica. Para las elecciones presidenciales de 1922 el liberalismo, cansado de verificar con los conservadores coaliciones que luego no cumplían enteramente, decidió acudir al debate con candidato propio, escogiendo el nombre del general Herrera.


Obtuvo una votación muy por encima de la que en realidad contó el régimen conservador, en el poder desde 1886. Ante lo que se consideró un fraude electoral, que le dio la victoria a Pedro Nel Ospina, el liberalismo casi volvió a sumirse en una nueva revolución, pues la mayoría pedía la guerra. En la Convención Nacional Liberal, reunida en Ibagué, el general Herrera se opuso rotundamente a las ideas belicistas de los liberales de espada, diciendo: “Jamás! Ustedes olvidan que yo he sido el candidato y que no puedo imponerle al país una guerra que pudiera interpretarse como fruto de ambiciones mías de mando. El liberalismo tiene que reconocer el triunfo de Ospina”. Los liberales optaron, entonces, por la abstención integral de toda colaboración con el partido conservador, política que dio sus frutos en 1930.


Luis Ociel Castaño Zuluaga

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Citas dentro del texto

“Orgulloso y dominador, sabía imponer la disciplina en todo su rigor, de muy clara visión, que en ocasión oscurecía por los arrebatos propios de su genio, sólo por excepción admitía que lo contradijeran”.

Eduardo Rodríguez Piñeres sobre Benjamín Herrera Cortés.

“Jamás! Ustedes olvidan que yo he sido el candidato y que no puedo imponerle al país una guerra que pudiera interpretarse como fruto de ambiciones mías de mando. El liberalismo tiene que reconocer el triunfo de Ospina”.

Benjamín Herrera Cortés.

Bibliografia

  • Luna Cárdenas, A. (1960). Un año y otros días con el general Benjamín Herrera en las bananeras de Aracataca. Medellín: Bedout.
  • Rodríguez Piñeres, E. (1985). Diez años de política liberal: 1892-1902. Bogotá: Editorial Incunables.
  • Rodríguez, G,H. (1973). Benjamín Herrera, en la guerra y en la paz. Bogotá: Universidad Libre de Colombia.


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