Aunque la cuenca del río Orinoco presenta múltiples conflictos socio-ambientales, causados principalmente por la pérdida de cobertura vegetal debido al uso exacerbado de la tierra, el cual afecta a los ríos y espejos de agua, la biodiversidad, la calidad de vida de las comunidades y el cambio climático local y regional; afortunadamente existe un marco legal que promueve el cuidado de la riqueza hídrica y la conservación de la biodiversidad, sancionando las prácticas que vayan en contra de éstas.

Como estas tensiones ambientales y amenazas a la biodiversidad se viven en todo el planeta, cabe mencionar que muchas de las estrategias que hoy en día se vienen desarrollando junto a las instituciones y las comunidades locales para la mitigación y adaptación al cambio climático responden a parámetros establecidos en acuerdos internacionales que van dando la pauta a los demás países para la adecuada gestión de la diversidad biológica, la diversidad cultural y los servicios ecosistémicos.

Dentro de estos se resalta La Declaración de Río de Janeiro CDB en 1992, donde se instala como objetivo general “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante, entre otras cosas, un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes, teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y a esas tecnologías, así como mediante una financiación adecuada” (Mosquera y Serna, 2013). En este encuentro se instala el Convenio de Diversidad Biológica que se implementa y amplia en el Plan de Acción Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos PANGIBSE.

También es pertinente mencionar las denominadas Metas Aichi 2020 que hacen parte del Plan estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020. Estas surgen de la Décima Conferencia de las partes del CDB, realizado en Nagoya, Japón. Estas metas dan la pauta para definir objetivos en el marco de la gestión de la biodiversidad en los ámbitos nacionales y regionales, direccionan el seguimiento e implementación de la política relacionada con el bienestar humano, la planificación territorial y la creación de capacidades (Mosquera y Serna, 2013).

De acuerdo a esto, es deber tanto del Gobierno Nacional como de las instituciones competentes ejercer funciones de autoría ambiental, promoción de proyectos sostenibles en el territorio, procesos educativos y participativos con las comunidades locales, con el propósito de velar por el bienestar de la biodiversidad y dar cumplimiento a las metas establecidas por los convenios internacionales para la mitigación del cambio climático.

En cuanto a la Orinoquía, existen diversas áreas protegidas que hacen parte de reservorios de fauna y flora para la protección de ecosistemas en buen estado de conservación. Según la RUNAP, la cuenca del río Orinoco cuenta con 181 áreas protegidas con un promedio de 3´602.541 ha donde no son permitidas actividades de minería, procesos agropecuarios, extracción de hidrocarburos y construcción. Además, también se encuentran los sitios RAMSAR, considerados como una estrategia internacional para la protección de los ecosistemas de humedal en el mundo (Medioambiente, 2018).

Por tanto, la Orinoquía cuenta con dos sitios RAMSAR de los 13 con los que cuenta Colombia. Uno de ellos es el Río Bita, el cual es considerado como el río mejor conservado del país pues mantiene una integridad ecológica prácticamente primitiva . Cumbre 824.535 ha y recorre 710 kms por donde va alimentando moriches, lagunas y más de 5000 quebradas y pequeños cauces desde el municipio de La Primavera hasta su desembocadura en el río Orinoco en el departamento de Vichada (Trujillo y Lasso, 2017).

También La Estrella Fluvial de Inírida con 253.000 ha y ubicada entre los departamentos de Vichada y Guainía, es considerada como un lugar de alta riqueza hídrica, biológica y cultural pues conforma un grupo de caños, humedales y quebradas donde convergen los ríos Guaviare, Inírida, Atabapo y Ventuari de Venezuela formando una estrella de ríos que da origen al gran río Orinoco (Trujillo y Lasso, 2017).

Estos sitios RAMSAR, con la presencia de instituciones gubernamentales y fundaciones de índole nacional e internacional, se busca articular alianzas con las comunidades locales para llevar a cabo Planes de Manejo los cuales buscan priorizar actividades concretas que se deben realizar para el uso sostenible del territorio y para recuperar algunas zonas y especies que presentan problemas de escasez (Londoño, 2017). De esta manera se ha trabajado arduamente en los temas de cacería controlada, pesca sostenible, siembra de especies nativas, ecoturismo que permitan a las comunidades indígenas y campesinas tener actividades de subsistencia y a la vez de conservación del territorio.

Proyectos y experiencias significativas de defensores del agua

El proyecto “Conservación y Desarrollo Sostenible de la selva de Matavén” junto a la Asociación de Cabildos y Autoridades tradicionales Indigenas de la selva de Matavén ACATISEMA, y orientado por la fundación Etnollano, en 2002 trabajó en reuniones consensuadas con las comunidades del resguardo para construir el Plan de Manejo de los Recursos Naturales. En este se caracterizaron las problemáticas ambientales a través de la cartografía social y los calendarios ecológicos tradicionales mediante la investigación participativa. En esta experiencia, se logra incluir la voz de los ancianos y caciques de las comunidades indígenas que habitan en el resguardo como referentes de sabiduría ancestral, logrando recopilar y diseñar estrategias de comunicación (cartillas educativas) y acción (talleres) que permitieron hallar consensos y acuerdos para el cuidado del agua de la cuenca (Herrera et al., 2002).

También se encuentra el proyecto liderado por la Fundación Omacha y EDC - Natura, quienes, en 2009 realizaron un proceso educativo llamado “Desarrollo y conservación en Bojonawi” para capacitar a la comunidad, en especial a los jóvenes, en turismo de naturaleza y además se hicieron actividades de reforestación, sembrando 12.360 árboles de 70 especies nativas. Estos árboles fueron tratados desde semillas en viveros y luego replantados en 3 reservas, Bojonawi, Nimajai y Ventanas, cumpliendo el propósito para uso maderable, alimentación de la fauna silvestre, protección de humedales y de importancia artesanal, favoreciendo tanto la dinámica y restauración de los ecosistemas, como las prácticas sostenibles en turismo y artesanías (Robles, 2010).

Otro proyecto interesante se ha venido desarrollando en el departamento del Meta, el cual busca estudiar y conservar las toninas (delfines de río) de los ríos Meta, Manacías, Yucao y Cusiana. Liderado por la Fundación Omacha y Cormacarena, se realizaron investigaciones propias de la ecología, acústica, tamaño y distribución de las poblaciones; así como los conflictos entre las pesquerías y las toninas con el propósito de identificar, zonificar e implementar alternativas en las dinámicas de pesca y así evitar la disminución de los delfines de río en estos ecosistemas acuáticos. Se involucraron a pescadores y operadores turísticos del municipio de Puerto Gaitán para socializar el estado actual de las toninas y las amenazas antrópicas que viven en la región. (Trujillo et al., 2016). De este proceso surge una cartilla para uso pedagógico y educativo en la región.

Estas experiencias indican que así como se encuentran las presiones ambientales ejercidas por el crecimiento agropecuario, la megaminería y el uso no equitativo de la tierra, también existen un gran número de personas, procesos educativos y productivos trabajando en torno a la conservación del agua, la protección de la biodiversidad y la diversidad cultural, porque “conservar la biodiversidad implica reconocer la complejidad social y ecológica de los territorios y también entender las prácticas locales y los procesos de movilización social como formas de gestión” (Mosquera y Serna, 2013).

Bibliografía

1. Banco de la República. (2017) Puerto Inírida: Una flor cerca de la estrella fluvial de oriente. Banrepcultural. Recuperado de: https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-229/puerto-inirida-una-flor-cerca-de-la-estrella-fluvial-de-oriente

2. Herrera, X., Mora, E., Humar, Z., (2002). Proteger la cuenca de Matavén. Fundación Etnollano y ACASITEMA. Bogotá D.C., Colombia.

3. Londoño, V., (2017). Los guardianes del sitio Ramsar Estrella Fluvial de Inírida. https://cda.gov.co/apc-aa-files/31636561376436316331633537343462/cartilla-inirida-compaginada.pdf

4. Medioambiente (2018) Río Bita, el nuevo humedal RAMSAR de Colombia. El Tiempo. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/el-rio-bita-es-el-nuevo-humedal-ramsar-de-colombia-226630

5. Robles, J., et al. (2010). 5 años de solidaridad. EDC Natura - Fundación Omacha. Bogotá D.C., Colombia.

6. Serna, S.; Mosquera, S.L. (2013). Saberes locales y territorios de vida, memorias del III Encuentro Comunitario para la Biodiversidad. Bogotá: MADS; IAVH. 2013. p. 20, 148

7. Trujillo, F., J. S. Usma & C. A. Lasso (Eds). (2014). Biodiversidad de la Estrella Fluvial Inírida - WWF Colombia, CDA, Fundación Omacha, Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Colombia. Bogotá D.C. 328 p.

8. Trujillo, F. y C. A. Lasso (Eds.). (2017). IV. Biodiversidad del río Bita, Vichada, Colombia. Serie Editorial Fauna Silvestre Neotropical. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (IAvH). Bogotá, D. C., Colombia. 349 pp.

9. Trujillo, F., Mosquera-Guerra, F., Bernal-Neira, I., Barrera, B., y Sánchez, E. (Eds.). (2016). Guía de Observación Responsable de Toninas y Turismo Fluvial en el Departamento del Meta. Corporación para el desarrollo sostenible del área de manejo especial La Macarena -CORMACARENA-, Villavicencio, Meta y la Fundación Omacha. Bogotá D.C., 80 p.

Referencias a colecciones del Banco

Referencias a artículos del Banco

  • El río territorio sonoro [1]
  • Historia natural, civil y geográfica de las naciones situadas en las riveras del Río Orinoco. Tomo I [2]
  • Puerto Inírida: Una flor cerca de la estrella fluvial de oriente [3]