Hablar de la cuenca del Río Orinoco es definitivamente hablar de diversidad cultural y biológica. Sus bosques y sabanas han sido el espacio de uso y manejo de una grandísima cantidad de pueblos milenarios, y más recientemente, también lugar de encuentro con poblaciones campesinas y colonas que han llegado buscando nuevas oportunidades desde otras partes del país. Para todos, el Orinoco y sus afluentes son en gran medida los que han garantizado la vida y su propio bienestar.

Entendemos que para todas las culturas, las prácticas y actividades cotidianas no pueden desligarse del cuidado del agua, de su uso y de su manejo para alimentarse, para transportarse, para comunicarse y para ejercer la espiritualidad. Los chamanes piaroa por ejemplo, rezan el agua, para proteger a su pueblo de la enfermedad y traer suerte en los trabajos y proyectos de las comunidades. Así como el agua es bienestar, también puede significar enfermedad si no se trata con respeto a sus espíritus. El agua también es cotidianeidad; Las orillas de caños y ríos, son un espacio esencial de la vida de las mujeres indígenas. Ahí lavan la ropa, bañan a los niños, y comparten entre ellas sus vidas, sus trabajos, sus tristezas y preocupaciones, mezclando sus lágrimas con las aguas del Orinoco. El agua está presente en todos los aspectos de la vida de estas poblaciones que comparten la cuenca de este gran río, y es por eso que su cuidado es esencial para el futuro de la región y de los pueblos que habitan el Majestuoso Orinoco.


Créditos

1. Abril de 2022. Investigación y texto Federico Paz para el Proyecto: Río: territorios posibles Banrepcultural