Epifanio Mejía
Nombre | Epifanio Mejía |
---|---|
Fecha de nacimiento | 10/04/1838 |
Nacionalidad | Colombiana }} |
Ocupación | Poeta, Escritor |
País de nacimiento | República de la Nueva Granada actual República de Colombia |
Ciudad de nacimiento | Yarumal |
Fecha de fallecimiento | 31 de julio de 1913 |
País de fallecimiento | República de Colombia |
Ciudad de fallecimiento | Medellín |
Familia | Ramón Mejía (Padre); Luisa Quijano (Madre) |
Cónyuge | Ana Joaquina Ochoa (Cónyuge). |
Biografía
Poeta colombiano nacido en Yarumal, Antioquia, en 1838, y fallecido en Medellín en 1913. Conocido como el “Poeta triste” o el “Loco Mejía”. Cuentan que era un hombre nostálgico, noble, bondadoso y que vivía de manera intensa. Fue comerciante hasta los 40 años, cuando sufrió trastornos mentales y fue recluido en un hospital mental, donde permaneció 34 años, hasta su muerte. Componía endecasílabos e improvisaba versos con gran facilidad y gracia. Como homenaje a este poeta, Antioquia tomó un poema suyo como la letra de su himno. Se trata de "El Canto del Antioqueño" que fue publicado en 1868 y el cual fue musicalizado a finales del siglo XIX por el maestro caucano Gonzalo Vidal. Mediante Ordenanza de 1962, fue adoptado oficialmente como el Himno de Antioquia.
Mejía publicó en importantes revistas de la época como El Oasis. Sus poemas han sido publicados en libros como: Poesías, discurso de Juan de Dios Uribe (1902), Poesías escogidas (1934), Poesías completas (1938), Obras completas (1939, 1960, 1961, 1989), Poesías selectas (1958), Epifanio Mejía: selección (1997), Gregorio y Epifanio: sus mejores versos, y Poesías escogidas de Epifanio Mejía (2000).
La poesía de Mejía se inscribe en la llamada línea nativista de Gregorio Gutiérrez González, en la que se pretende exaltar lo americano, lo criollo, refiriéndose más que todo a su naturaleza intrincada e inhóspita, pero a la vez grandiosa. El cóndor, las selvas, las tradiciones antioqueñas y la pugna de los paisas por sobrevivir, son sus temas esenciales.
Dentro de sus poemas, que no constituyen una obra muy extensa, limitándose a 70 aproximadamente, los más célebres son el ya mencionado Canto del antioqueño, Antioquia o la mano de Dios (La retirada de los héroes), La ceiba de Junín, La muerte del novillo, Anita, La historia de una tórtola, y Amelia. Sus versos son descritos como realistas, transparentes, naturales, ansiosos y ante todo nostálgicos.
Himno de Antioquia
I
Amo el Sol porque anda libre,
sobre la azulada esfera,
al huracán porque silba
con libertad en las selvas.
II
El hacha que mis mayores
me dejaron por herencia,
la quiero porque a sus golpes
libres acentos resuenan.
III
Forjen déspotas tiranos
largas y duras cadenas
para el esclavo que humilde
sus pies de rodillas besa.
IV
Yo que nací altivo y libre
sobre una sierra antioqueña
llevo el hierro entre las manos
porque en el cuello me pesa.
V
Nací sobre una montaña,
mi dulce madre me cuenta
que el sol alumbró mi cuna
sobre una pelada sierra.
VI
Nací libre como el viento
de las selvas antioqueñas
como el cóndor de los Andes
que de monte en monte vuela.
VII
Pichón de águila que nace
sobre el pico de una peña
siempre le gusta las cumbres
donde los vientos refrescan.
VIII
Cuando desciendo hasta el valle
y oigo tocar la corneta,
subo a las altas montañas
a dar el grito de alerta.
IX
Muchachos, le digo a todos
los vecinos de las selvas
la corneta está sonando...
tiranos hay en la sierra!
X
Mis compañeros, alegres,
el hacha en el monte dejan
para empuñar en sus manos
la lanza que el sol platea.
XI
Con el morral a la espalda
cruzamos llanos y cuestas,
y atravesamos montañas
y anchos ríos y altas sierras.
XII
Y cuando al fin divisamos,
allá en la llanura extensa,
las toldas del enemigo
que entre humo y gente blanquean
XIII
Volamos como huracanes
regados sobre la tierra,
ay del que espere empuje de
nuestras lanzas revueltas!
XIV
Perdonamos al rendido
porque también hay nobleza
y en los bravos corazones
que nutren las viejas selvas.
XV
Cuando volvemos triunfantes
las niñas de las aldeas
rinden coronas de flores
a nuestras frentes serenas.
XVI
A la luz de alegre tarde
pálida, bronceada, fresca
de la montaña en la cima
nuestras cabañas blanquean.
XVII
Bajamos cantando al valle
porque el corazón se alegra;
porque siempre arranca gritos
la vista de nuestra tierra.
XVIII
Es la oración; las campanas
con golpe pausado suenan;
con el morral a la espalda
vamos subiendo la cuesta.
XIX
Las brisas de las colinas
bajan cargadas de esencia,
la luna brilla redonda
y el camino amarillea.
XX
Ladran alegres los perros
detrás de las arboledas
el corazón oprimido
del gozo palpita y tiembla...
XXI
Caminamos... Caminamos...
y blanqueas... y blanquean...
y se abren con ruido
de las cabañas las puertas.
XXII
Lágrimas, gritos, suspiros,
besos y sonrisas tiernas,
entre apretados abrazos
y entre emociones revientan.
XXIII
Oh libertad que perfumas
las montañas de mi tierra,
deja que aspiren mis hijos
tus olorosas esencias!.Enlaces relacionados en Banrep cultural
[1] Lea el poema La muerte del novillo, de Epifanio Mejía, publicado en el libro Antología de la poesía colombiana. Tomo I.
[2] Lea la reseña biográfica sobre Epifanio Mejía en el libro Prosas del indio Uribe.
[3] Consulte el libro Sobre el yunque: obras completas, publicadas, ordenadas y anotadas, de Juan de Dios Uribe Restrepo, en donde se hace referencia a Epifanio Mejía.
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