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'''Gina Saraceni
'''Gina Saraceni'''
Pontifica Universidad Javeriana, Bogotá'''
 
'''Pontifica Universidad Javeriana, Bogotá'''




1. En septiembre del 2020, la Biblioteca Luis Angel Arango, a través de su directora, la Doctora Ana Rodas, dio inicio a la primera edición del programa “Literatura hoy desde la BLAA” con el propósito de darle un lugar visible a la literatura actual y analizar, discutir, pensar sus tendencias y preocupaciones.
1. En septiembre del 2020, la Biblioteca Luis Angel Arango, a través de su directora, la Doctora Ana Rodas, dio inicio a la primera edición del programa “Literatura hoy desde la BLAA” con el propósito de darle un lugar visible a la literatura actual y analizar, discutir, pensar sus tendencias y preocupaciones.


:Propuse que fuera la literatura latinoamericana y no la de otras latitudes y tradiciones el campo a partir del cual realizar la indagación sobre el estado reciente de la literatura y consideré necesario dirigir una mirada panorámica y a la vez detallada al vasto y nutrido corpus que la constituye para seleccionar un conjunto de autores que me permitiera dar cuenta de algunas de sus tendencias, rasgos, preocupaciones.
Propuse que fuera la literatura latinoamericana y no la de otras latitudes y tradiciones el campo a partir del cual realizar la indagación sobre el estado reciente de la literatura y consideré necesario dirigir una mirada panorámica y a la vez detallada al vasto y nutrido corpus que la constituye para seleccionar un conjunto de autores que me permitiera dar cuenta de algunas de sus tendencias, rasgos, preocupaciones.


De esta operación preliminar che estuvo influenciada también por mi interés en ciertos tipos de apuestas de escritura surgió el conjunto de escritores que fueron los invitados del programa: Carolina Sanín, Giuseppe Caputo, Juan Cárdenas de Colombia; Lina Meruane de Chile, PowerPaola colombo-ecuatoriana, Sergio Chejfec de Argentina, Cristina Rivera Garza, Fabio Morábito, Mario Bellatin de México.  
De esta operación preliminar che estuvo influenciada también por mi interés en ciertos tipos de apuestas de escritura surgió el conjunto de escritores que fueron los invitados del programa: Carolina Sanín, Giuseppe Caputo, Juan Cárdenas de Colombia; Lina Meruane de Chile, PowerPaola colombo-ecuatoriana, Sergio Chejfec de Argentina, Cristina Rivera Garza, Fabio Morábito, Mario Bellatin de México.  
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Estas hipótesis iniciales que voy a enumerar a continuación, fueron puntos de partida para realizar las entrevistas con cada autor, y las mismas conversaciones con ellos funcionaron como dispositivos críticos para elaborar y profundizar sobre diferentes aspectos relacionados con sus proyectos estéticos. En este sentido, los encuentros con los escritores –realizados de forma virtual por la pandemia- dieron cuenta de la importancia que tiene el “cara a cara” o el “voz a voz” para la comprensión de su apuesta literaria y el para el mismo ejercicio crítico como un proceso de intercambio e interacción abierto a continuas elaboraciones nunca definitivas.
Estas hipótesis iniciales que voy a enumerar a continuación, fueron puntos de partida para realizar las entrevistas con cada autor, y las mismas conversaciones con ellos funcionaron como dispositivos críticos para elaborar y profundizar sobre diferentes aspectos relacionados con sus proyectos estéticos. En este sentido, los encuentros con los escritores –realizados de forma virtual por la pandemia- dieron cuenta de la importancia que tiene el “cara a cara” o el “voz a voz” para la comprensión de su apuesta literaria y el para el mismo ejercicio crítico como un proceso de intercambio e interacción abierto a continuas elaboraciones nunca definitivas.
2. La pregunta por el estado de la literatura en una época determinada implica necesariamente la renuncia a una respuesta exhaustiva y abarcante fundada en el análisis de la totalidad de la producción editorial. Responder a esta interrogante implica acercarse al fenómeno literario a partir de una selección de voces que funcione como muestra de una determinada perspectiva y concepción de la literatura, entre las múltiples existentes en la actualidad.
Decidí agrupar bajo el nombre de “escrituras de la incertidumbre” a la familia de autores invitados al programa de BLAA por ser este un rasgo común de sus obras. La provisionalidad, la inestabilidad, la vacilación, la insatisfacción, la precariedad, la perplejidad, la duda, la indecisión, la pérdida constituyen el clima anímico de los textos de Chejfec, Rivera Garza, Morábito, Sanin, Bellatin, PowerPaola, Caputo, Meruane, Cárdenas. La incertidumbre como un estado de los cuerpos, sujetos, voces que habitan las ficciones de esta literatura, como una visión de mundo que carece de verdades y certezas y no aspira a alcanzar un sentido permanente de las cosas, sino por el contrario, asume la provisionalidad y la mutación como condición de la experiencia. El no saber, la errancia, el tanteo, la búsqueda, la falta de garantías, la intemperie familiar, laboral, emocional son marcas del tiempo que estos relatos cuentan y esta apertura al cambio afecta también la forma de la escritura que se vuelve ella misma lugar donde los géneros y las formas se vuelven indeterminados.
Este rasgo es una deriva de otro más abarcante que distingüe, además del corpus analizado en el programa, a una producción importante de textos latinoamericanos recientes: me refiero a la vida como materia prima de la literatura. No hablo de la vida en términos de “vida propia”, atribuible a un yo, a un individuo, sino de la vida como lugar de interrogación política donde se ejerce un poder y un gobierno sobre la existencia que determina sus límites -hasta dónde se puede vivir- y a partir del cual se jerarquizan las vidas en vidas “a proteger” y “vidas a eliminar”, vidas humanas y vidas no humanas según las tecnologías biopolíticas y del discurso de la especie. La literatura se convierte en un lugar que hace aparecer la vida como “totalidad abierta, inacabada e incompleta”, como “estado de devenir o diferenciación constante, de cambio y metamorfosis”, como “vida impersonal y sin embargo singular, de la que se desprende un puro acontecimiento liberado de los accidentes de la vida interior y exterior” (Giorgi, Rodríguez ''Ensayos de biopolítica'', 22, 20, 36) y que va “más allá” del control y administración que se ejerce sobre ella a través de la imposición de normas y conductas.
Esta preocupación por la vida y lo viviente aparece de distintos modos en la literatura propuesta: 1. a partir del cuerpo, su materialida física, sus marcas raciales, étnicas, de género, su potencia de variación, sus enfermedades, deseos, afectos, su fuerza trabajo, sus fallas y anomalías; 2. a través de la relación entre lo humano y lo viviente no-humano, los animales, las plantas, el medio ambiente, las materias y objetos inanimados que dan cuenta de otras formas de la vida y de otros modos de imaginarla que ponen en crisis el paradigma humanista y antropocéntrico y proponen otros caminos y políticas de la vida; 3. mediante la representación de sensorios  distintos al hegemónico que dan cuenta de otra distribución de los cuerpos, otros modos de ser, hacer, sentir, imaginar, construir comunidad, otros saberes y conocimientos que no se adquieren por medio de la razón sino mediante los sentidos, las emociones, las percepciones, las relaciones no cuantificables ni medibles; 4. a través de  un conjunto de temas como: la familia, el pasado, la memoria, la herencia, la historia, la migración, el viaje, la pertenencia, la naturaleza, el cuerpo, la violencia, el género, el futuro, la tecnología, lo animal, el trabajo, la cotidianidad, el afecto, los territorios, la propia escritura que son asuntos y preocupaciones comunes.
Esta materia prima que es la vida pensada en términos de intensidad, variación, indefinición, tiene un correlato en la forma que tienen las obras en cuestión. Se trata de textos de difícil clasificación, que transitan por distintos géneros literarios –ensayo, crónica, autobiografía, memoria, poesía, novela gráfica, dibujo, twitter-; que sacan de sus límites a la novela, al relato, al poema, el ensayo volviéndolos inespecíficos e imposibles de clasificar; que dialogan con materiales de archivo, fotos, imágenes, citas, postales, entre otros soportes de la cultura. Estas operaciones desapropiativas cuestionan las nociones de autoría, propiedad, estabilidad del sentido y proponen una idea de la literatura como una trama abierta, mutante, inatribuible que se hace con y en alianza con la intensa materia de la vida y con las múltiples voces que participan de su construcción: “Escribir indudablemente no es imponer una forma (de expresión) a una materia vivida. La literatura se decanta más bien hacia lo informe, o lo inacabado, (…). Escribir es un asunto de devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda cualquier materia vivible o vivida” (Deleuze, ''Crítica y clínica'' 5).
Lo anterior lleva a un segundo aspecto que tiene que ver con que esta literatura instala su propio procedimiento: me refiero al hecho de que hace visible su propio hacerse, su funcionamiento y en esa medida, piensa y se pregunta por la escritura misma. En muchos de los textos esta se vuelve un tema central de la trama y hace referencias a sus soportes, a la materialidad del propio acto de scribir -a mano, a máquina, de modo digital, dibujando-, a la escritura como un trabajo y procedimiento material y corporal que implica, de parte de quien lo realiza, distintos procesos y etapas -investigación, anotación, uso del archivo, corrección, traducción, tachaduras-fotos, además de la invención de una lengua.
Sergio Chejfec, Cristina Rivera Garza, Giuseppe Caputo, PowerPaola, Fabio Morábito, Carolina Sanin, Mario Bellatin, Lina Meruane, Juan Cárdenas son sobretodo creadores de “lengua nuevas” que abren otros caminos en la lengua mayor, distintos a los sintácticos y gramaticales y que “se componen de visiones y de audiciones no lingüísticas, pero que sólo el lenguaje hace posibles” porque “existen una pintura y una música propias de la escritura, como existen efectos de colores y de sonoridades que se elevan por encima de las palabras. Vemos y oímos a través de las palabras, entre las palabras” (Deleuze, ''Crítica y clínica'', 3).
Este rasgo relacionado con la lengua constituye un atributo importante de la literatura actual latinoamericana porque muestra su necesidad de pensar la literatura poniendo en cuestionamiento las lógicas del sentido y los modos de construir la significación y plantear la pregunta sobre cómo escribir los afectos que circulan en el mundo actual y los poderes que nos gobiernan.
3. Los rasgos arriba mencionados conformaron un mapa de problemas y temas que me orientó a la hora de emprender las conversaciones con los autores invitados y que funcionó como ruta para situar críticamente sus obras y recorrerlas a partir de la formulación de preguntas y consideraciones que surgieron de la propia escena del diálogo.
A continuación, voy a realizar un breve balance de cada entrevista en el orden en que aparecieron por las redes (facebook y youtube), para mostrar algunos aspectos centrales de la propuesta de cada autor y las conexiones que la propia escena de la conversación visibilizó para mi reflexión crítica.


==Líquenes en la lengua==
==Líquenes en la lengua==
'''Juan Cárdenas'''<ref>Juan Sebastián Cárdenas Cerón (Popayán, Cauca, 1978) es un escritor colombiano, autor de las novelas ''Zumbido'' (2010, 2017), ''Los estratos'' (2013, Premio Otras Voces, Otros Ámbitos), ''Ornamento'' (2015), ''El diablo de las provincias'' (2017, Premio de Narrativa José María Arguedas, 2019), ''Elástico de sombra'' (2020)</ref>

Revisión del 14:52 13 jul 2022

Gina Saraceni

Pontifica Universidad Javeriana, Bogotá


1. En septiembre del 2020, la Biblioteca Luis Angel Arango, a través de su directora, la Doctora Ana Rodas, dio inicio a la primera edición del programa “Literatura hoy desde la BLAA” con el propósito de darle un lugar visible a la literatura actual y analizar, discutir, pensar sus tendencias y preocupaciones.

Propuse que fuera la literatura latinoamericana y no la de otras latitudes y tradiciones el campo a partir del cual realizar la indagación sobre el estado reciente de la literatura y consideré necesario dirigir una mirada panorámica y a la vez detallada al vasto y nutrido corpus que la constituye para seleccionar un conjunto de autores que me permitiera dar cuenta de algunas de sus tendencias, rasgos, preocupaciones.

De esta operación preliminar che estuvo influenciada también por mi interés en ciertos tipos de apuestas de escritura surgió el conjunto de escritores que fueron los invitados del programa: Carolina Sanín, Giuseppe Caputo, Juan Cárdenas de Colombia; Lina Meruane de Chile, PowerPaola colombo-ecuatoriana, Sergio Chejfec de Argentina, Cristina Rivera Garza, Fabio Morábito, Mario Bellatin de México.

Mi conocimiento y estudio de sus obras me permitió trazar un mapa tentativo de rasgos comunes a partir de los cuales pensarlos como “familia” con el propósito de atender a la pregunta sobre cómo habla la literatura hoy, con cuáles materiales escribe, cómo se imagina el mundo, qué nos dice de los problemas del presente.

Estas hipótesis iniciales que voy a enumerar a continuación, fueron puntos de partida para realizar las entrevistas con cada autor, y las mismas conversaciones con ellos funcionaron como dispositivos críticos para elaborar y profundizar sobre diferentes aspectos relacionados con sus proyectos estéticos. En este sentido, los encuentros con los escritores –realizados de forma virtual por la pandemia- dieron cuenta de la importancia que tiene el “cara a cara” o el “voz a voz” para la comprensión de su apuesta literaria y el para el mismo ejercicio crítico como un proceso de intercambio e interacción abierto a continuas elaboraciones nunca definitivas.

2. La pregunta por el estado de la literatura en una época determinada implica necesariamente la renuncia a una respuesta exhaustiva y abarcante fundada en el análisis de la totalidad de la producción editorial. Responder a esta interrogante implica acercarse al fenómeno literario a partir de una selección de voces que funcione como muestra de una determinada perspectiva y concepción de la literatura, entre las múltiples existentes en la actualidad.

Decidí agrupar bajo el nombre de “escrituras de la incertidumbre” a la familia de autores invitados al programa de BLAA por ser este un rasgo común de sus obras. La provisionalidad, la inestabilidad, la vacilación, la insatisfacción, la precariedad, la perplejidad, la duda, la indecisión, la pérdida constituyen el clima anímico de los textos de Chejfec, Rivera Garza, Morábito, Sanin, Bellatin, PowerPaola, Caputo, Meruane, Cárdenas. La incertidumbre como un estado de los cuerpos, sujetos, voces que habitan las ficciones de esta literatura, como una visión de mundo que carece de verdades y certezas y no aspira a alcanzar un sentido permanente de las cosas, sino por el contrario, asume la provisionalidad y la mutación como condición de la experiencia. El no saber, la errancia, el tanteo, la búsqueda, la falta de garantías, la intemperie familiar, laboral, emocional son marcas del tiempo que estos relatos cuentan y esta apertura al cambio afecta también la forma de la escritura que se vuelve ella misma lugar donde los géneros y las formas se vuelven indeterminados.

Este rasgo es una deriva de otro más abarcante que distingüe, además del corpus analizado en el programa, a una producción importante de textos latinoamericanos recientes: me refiero a la vida como materia prima de la literatura. No hablo de la vida en términos de “vida propia”, atribuible a un yo, a un individuo, sino de la vida como lugar de interrogación política donde se ejerce un poder y un gobierno sobre la existencia que determina sus límites -hasta dónde se puede vivir- y a partir del cual se jerarquizan las vidas en vidas “a proteger” y “vidas a eliminar”, vidas humanas y vidas no humanas según las tecnologías biopolíticas y del discurso de la especie. La literatura se convierte en un lugar que hace aparecer la vida como “totalidad abierta, inacabada e incompleta”, como “estado de devenir o diferenciación constante, de cambio y metamorfosis”, como “vida impersonal y sin embargo singular, de la que se desprende un puro acontecimiento liberado de los accidentes de la vida interior y exterior” (Giorgi, Rodríguez Ensayos de biopolítica, 22, 20, 36) y que va “más allá” del control y administración que se ejerce sobre ella a través de la imposición de normas y conductas.

Esta preocupación por la vida y lo viviente aparece de distintos modos en la literatura propuesta: 1. a partir del cuerpo, su materialida física, sus marcas raciales, étnicas, de género, su potencia de variación, sus enfermedades, deseos, afectos, su fuerza trabajo, sus fallas y anomalías; 2. a través de la relación entre lo humano y lo viviente no-humano, los animales, las plantas, el medio ambiente, las materias y objetos inanimados que dan cuenta de otras formas de la vida y de otros modos de imaginarla que ponen en crisis el paradigma humanista y antropocéntrico y proponen otros caminos y políticas de la vida; 3. mediante la representación de sensorios distintos al hegemónico que dan cuenta de otra distribución de los cuerpos, otros modos de ser, hacer, sentir, imaginar, construir comunidad, otros saberes y conocimientos que no se adquieren por medio de la razón sino mediante los sentidos, las emociones, las percepciones, las relaciones no cuantificables ni medibles; 4. a través de un conjunto de temas como: la familia, el pasado, la memoria, la herencia, la historia, la migración, el viaje, la pertenencia, la naturaleza, el cuerpo, la violencia, el género, el futuro, la tecnología, lo animal, el trabajo, la cotidianidad, el afecto, los territorios, la propia escritura que son asuntos y preocupaciones comunes.

Esta materia prima que es la vida pensada en términos de intensidad, variación, indefinición, tiene un correlato en la forma que tienen las obras en cuestión. Se trata de textos de difícil clasificación, que transitan por distintos géneros literarios –ensayo, crónica, autobiografía, memoria, poesía, novela gráfica, dibujo, twitter-; que sacan de sus límites a la novela, al relato, al poema, el ensayo volviéndolos inespecíficos e imposibles de clasificar; que dialogan con materiales de archivo, fotos, imágenes, citas, postales, entre otros soportes de la cultura. Estas operaciones desapropiativas cuestionan las nociones de autoría, propiedad, estabilidad del sentido y proponen una idea de la literatura como una trama abierta, mutante, inatribuible que se hace con y en alianza con la intensa materia de la vida y con las múltiples voces que participan de su construcción: “Escribir indudablemente no es imponer una forma (de expresión) a una materia vivida. La literatura se decanta más bien hacia lo informe, o lo inacabado, (…). Escribir es un asunto de devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda cualquier materia vivible o vivida” (Deleuze, Crítica y clínica 5).

Lo anterior lleva a un segundo aspecto que tiene que ver con que esta literatura instala su propio procedimiento: me refiero al hecho de que hace visible su propio hacerse, su funcionamiento y en esa medida, piensa y se pregunta por la escritura misma. En muchos de los textos esta se vuelve un tema central de la trama y hace referencias a sus soportes, a la materialidad del propio acto de scribir -a mano, a máquina, de modo digital, dibujando-, a la escritura como un trabajo y procedimiento material y corporal que implica, de parte de quien lo realiza, distintos procesos y etapas -investigación, anotación, uso del archivo, corrección, traducción, tachaduras-fotos, además de la invención de una lengua.

Sergio Chejfec, Cristina Rivera Garza, Giuseppe Caputo, PowerPaola, Fabio Morábito, Carolina Sanin, Mario Bellatin, Lina Meruane, Juan Cárdenas son sobretodo creadores de “lengua nuevas” que abren otros caminos en la lengua mayor, distintos a los sintácticos y gramaticales y que “se componen de visiones y de audiciones no lingüísticas, pero que sólo el lenguaje hace posibles” porque “existen una pintura y una música propias de la escritura, como existen efectos de colores y de sonoridades que se elevan por encima de las palabras. Vemos y oímos a través de las palabras, entre las palabras” (Deleuze, Crítica y clínica, 3).

Este rasgo relacionado con la lengua constituye un atributo importante de la literatura actual latinoamericana porque muestra su necesidad de pensar la literatura poniendo en cuestionamiento las lógicas del sentido y los modos de construir la significación y plantear la pregunta sobre cómo escribir los afectos que circulan en el mundo actual y los poderes que nos gobiernan.

3. Los rasgos arriba mencionados conformaron un mapa de problemas y temas que me orientó a la hora de emprender las conversaciones con los autores invitados y que funcionó como ruta para situar críticamente sus obras y recorrerlas a partir de la formulación de preguntas y consideraciones que surgieron de la propia escena del diálogo.

A continuación, voy a realizar un breve balance de cada entrevista en el orden en que aparecieron por las redes (facebook y youtube), para mostrar algunos aspectos centrales de la propuesta de cada autor y las conexiones que la propia escena de la conversación visibilizó para mi reflexión crítica.

Líquenes en la lengua

Juan Cárdenas[1]

  1. Juan Sebastián Cárdenas Cerón (Popayán, Cauca, 1978) es un escritor colombiano, autor de las novelas Zumbido (2010, 2017), Los estratos (2013, Premio Otras Voces, Otros Ámbitos), Ornamento (2015), El diablo de las provincias (2017, Premio de Narrativa José María Arguedas, 2019), Elástico de sombra (2020)