Ethel Gilmour
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Datos generales
Nombre Ethel Gilmour
Fecha de nacimiento 29 de febrero de 1940
Nacionalidad Estados Unidos (EE. UU)
Ocupación Artista plástica
Estudios universitarios BFA Agnes Scott College, Decatur, Georgia. MFA Pratt Institute, New York
País de nacimiento Estados Unidos
Ciudad de nacimiento Cleveland, Ohio
Fecha de fallecimiento 22 de septiembre de 2008
País de fallecimiento Colombia
Ciudad de fallecimiento Medellín, Colombia
Familia Monroe Gilmour (padre); Gina (hermana); David Gilmour (hermano gemelo)
Cónyuge Jorge Uribe


Ethel Gillmour pintora estadounidense nacida en 1940, llega a Colombia en 1970, luego de sus estudios como licenciada y maestra en Artes Plásticas y realizar viajes por distintas ciudades norteamericanas y países. Se casa con el arquitecto y también artista antioqueño Jorge Uribe. En Medellín, hizo parte de la escena artística local y fue profesora en la Universidad Nacional de Colombia. Influenciada inicialmente por el expresionismo abstracto y el arte pop, abordó desde su obra la problemática de un país de santos y fiestas patronales, gente amable y violencia, para lograr un trabajo que como ella misma decía, “no es posible encasillar en ninguna corriente artística”. Su obra hace parte de colecciones permanentes de diversos museos de Colombia y de Estados Unidos.

Entre sus reconocimientos está haber sido presentada, en el marco del XI Salón Regional de Artistas (2005) como “maestra del arte antioqueño” y la retrospectiva Flores para Ethel Gilmour (1940-2008): homenaje del Museo de Arte Moderno de Medellín y la Universidad Eafit (2010).

Biografía

Ethel Gilmour nació en el hospital de Cleveland, Ohio, el 29 de febrero de 1940, donde su padre realizaba el internado como estudiante de medicina. Creció en Charlotte, Carolina del Norte en una inmensa casa familiar construida en 1925, entre montañas, animales y bosques que terminaron por acompañarla en su vida, sus sueños y su obra.

La tierra provinciana del sur de Estados Unidos, ligada al pasado, de sello religioso y prodigiosos parajes, le dio pistas tempranas a Ethel de lo que siempre sería: curiosa, observadora, cuestionadora y, aunque no era devota, creía en la fuerza de la comunidad y en la bondad como forma de vida. No se ancló en su origen, pero incorporó en sus creaciones aspectos históricos, el paisaje, la vida del campo y las historias contadas, y se inspiró en el clima sureño de escritores como William Faulkner, Carson McCullers, Flannery O’Connor y Thomas Wolfe.

Viajes

A la edad de 24 años, luego de haber estudiado en el Agnes Scott College su licenciatura en Bellas Artes y de pasar una temporada en Boston, decidió ir a Nueva York para “aprender a ver” y se matriculó en la maestría también en Bellas Artes del Instituto Pratt. Pasaba los días y las noches en talleres de grabado, pintura y escultura y cuando podía se internaba en galerías, conciertos y pequeños teatros para enriquecer en formas y motivos su trabajo artístico.

Después de graduarse en 1967, se fue a París con el propósito de caminar y conocer la capital del arte moderno y aprender francés. Allí trabajó en un taller de litografía, hizo pinturas para vender y tomó cursos de civilización francesa en la Universidad de la Sorbona.

Ethel y Medellín

Luego de viajar por ciudades como Boston, Madrid y Cochabamba, Bolivia, donde fue profesora de kínder, Ethel llega a Colombia en 1970. A partir de entonces tuvo la motivación esencial de hacerse a un lenguaje pictórico que hablara de Colombia y Medellín, absorbiendo todas las imágenes y visiones que pudo para entender el lugar donde viviría hasta su muerte. Su preocupación artística estuvo puesta en encontrar formas en que la vida cotidiana ingresara al arte.

En 1971 se a casa con el arquitecto Jorge Uribe, a quien conociera tres años antes en un viaje en tren de París a Moscú. Una vez instalada en la ciudad, dio clases de arte en la Facultad de Arquitectura y luego contribuyó a formar la carrera de Artes, hoy Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Colombia. En sus cátedras pretendía quitarle a sus estudiantes el temor a interesarse por las cosas sencillas que los inquietaran y afirmaba que esos fragmentos de cotidianidad correspondían a la verdad de cada quien y eran testimonio de cómo apreciaba cada uno el mundo.

En su casa del barrio Boston, cerca al centro de Medellín, Ethel y Jorge se apropiaron de cada espacio y rincón mediante colores y objetos, logrando composiciones y escenas. El patio lo convirtieron en un jardín lleno de flores; tenían dos perros y un gato íntimos amigos, una tortuga: Roquita Azul y un conejo al que llamaron Navidad. Para ambos, inseparables, la casa era el símbolo de unión entre la vida y la pintura, y para ella, el refugio y la imagen más constante, mientras reconocía lo que pasaba afuera. En nombre de su particular realismo, los objetos de la casa están ampliamente retratados en su obra.

La obra

En el trabajo artístico de Ethel se percibe la tensión que se produce entre el espacio representativo y los objetos cotidianos que se convierten en emblemas: mesas, animales, juguetes, incluso reproducciones de los grandes pintores que ella amaba: Gaugin y Matisse, y también grandes pintoras como Paula Modersohn-Becker o Gerogia O´Keeffe. Y aunque no puede decirse que Ethel fuera una “pintora feminista” en el sentido ideológico del término, es innegable que sus obras comunican un poderoso sentimiento de experiencia femenina, espacios y formas que generan protección y hacen volar la imaginación.

En el año de 1971, ya en Colombia, retoma la pintura figurativa, siendo las nubes blancas sobre el cielo azul las figuras que le permiten hacer la transición de la abstracción a la figuración: quizá, al pintar nubes y otras figuras similares como olas u ovejas lanudas, no hacía algo muy diferente a su pintura abstracta: moldeaba gestualmente el material blanco pastoso. Si miramos al detalle sus pinturas, es posible establecer contraste con ciertos cuadros expresionistas abstractos en miniatura, así como apreciar la agudeza y la sutileza que contienen, al tiempo que se evidencia lo mucho que disfrutaba al pintarlos.

Las montañas fueron un retrato constante en su vida y una manera de sentirse en casa. De niña, los montes del sur de Estados Unidos formaron parte de su paisaje. Cuando llegó a Medellín se convirtieron en una forma de apropiación del territorio antioqueño y figura recurrente en su obra. Por ello pintó a menudo los altos picos verdes que rodean pequeños pueblos; otros servían de fondo para retratos de mujeres o representaban una suerte de altares donde emplazaba iglesias.

Mientras otros artistas de su tiempo como Ramírez Villamizar y Carlos Rojas centraban sus búsquedas como artistas modernos, los temas de Ethel eran más cercanos a las preguntas del arte contemporáneo: abordaba conceptos como género, minorías, migración, violencia. Su obra, un legado poético sobre la vida y la muerte, la fraternidad y el cuidado de sí, de los otros, de la tierra y sus criaturas, del sufrimiento y el milagro en la vida cotidiana. Ethel plasmó su punto de vista sobre el conflicto armado colombiano, en un momento en el que la guerra y sus horrores no quería ser vista por nuestra sociedad.

La despedida

Al tiempo que recorría el camino de su enfermedad, Ethel fue produciendo metáforas que le sirvieran de acompañamiento, entre ellas la imagen del Guayacán florecido en el cielo azul, el cual, una vez sus hojas caen y mueren, florece generosamente, y revela la majestuosidad de su belleza. De esta metáfora da cuenta la instalación El pueblo y el guayacán que realizara en el Museo de Antioquia en el año 2006, un archivo personal integrado por objetos, pintura y obra digital, configurando un universo poético: el de Ethel.

El rastro

Ethel Gilmour vivió alrededor de cuatro décadas en Medellín, se involucró con Colombia su país adoptivo, a través de la pintura, desde el color, la fuerza y la sinceridad de su ser y de su obra. Algunos cuadros como el llamado Que la Virgen los acompañe, donde aparecen ella y su esposo en la cama y alrededor las montañas, hace parte de una serie de la época tan difícil que vivió Medellín en los años ochenta y noventa, donde expresó cómo la violencia tocaba las esferas de la realidad cotidiana, en una sociedad atravesada por la belleza natural y la violencia social y política.

En agosto de 2010, el Museo de Arte Moderno de Medellín y la Universidad Eafit realizan la exposición Flores para Ethel Gilmour(1940-2008): homenaje, donde se evidencia una obra vital, enérgica, coherente, a la vez dulce y fuerte, tal como lo enuncian en el catálogo: “En esta exposición, por tanto, se trata de recoger dentro de la obra de Ethel las flores que ella nos fue dejando, como un rastro, como una pista de su mirada, que iba de lo íntimo a lo colectivo, de lo autobiográfico a la historia como contexto”.

Luego de su muerte en el 2008, y a partir de antecedentes como exposiciones y publicaciones -como el libro , autoríaVisita, la obra de Ethel Gilmour de Imelda Ramírez González- la Universidad Eafit y Col-Arte deciden continuar la tarea de preservar el legado de Ethel con el patrimonio que la artista dejó en su casa. En el 2016 se formaliza la Corporación Casa de Ethel y Jorge. Con el ánimo de resguardar más de 500 obras entre bocetos, dibujos y pinturas, el mayor acervo de la artista, tras años de buscar un destino seguro, finalmente tendrá su lugar de acogida en el Museo de Antioquia, según confirmó en febrero de 2019.

Distinciones

En 1975, obtuvo el Primer Premio del Salón de Arte Joven otorgado por el Museo de Zea, de Medellín, y en 1980, recibió por su trabajo artístico una Mención en el III Salón Regional de Arte de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. También se desatacó por haber sido presentada como “maestra del arte antioqueño”, en el XI Salón Regional de Artistas (2005).

Exposiciones individuales

  • 1985: Pinturas, El Planetario, Medellín.
  • 1987: Pinturas, Arte Autopista, Medellín.
  • 1988: New Southern Paintings, Savannah, Georgia,
  • 1989: Pinturas, Arte Autopista, Medellín.
  • 1990: 30 Cartas a Dios, Colombo Americano, Medellín.
  • 2006: El pueblo y el guayacán, instalación, Museo de Antioquia, Medellín.

Exposiciones colectivas

  • 1989: Made in Medellín, Travelling Show In.
  • 1990: XXXIII Salón Nacional de Artistas, Corferias, Santafé de Bogotá.
  • 1990: Las 30 de los 90, Biblioteca Pública Piloto, Medellín.
  • 1991: Bodegones, Galería de la Oficina, Medellín.
  • 1991: Trece artistas colombianas, Museo LaTertulia, Cali.
  • 1994: XXXV Salón Nacional de Artistas, Corferias, Santafé de Bogotá.

Cronología

  • 1940: Nace en Cleveland Ohio, el 29 de febrero.
  • 1962: Obtiene su licenciatura en Bellas Artes en el Agnes Scott College en Decatur, Georgia.
  • 1967: Obtiene su título de maestría en Bellas Artes en el Instituto Pratt de Nueva York.
  • 1970: Llega a Colombia.
  • 1971: Contrae matrimonio con Jorge Uribe, arquitecto y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín.
  • 1957: Recibe el Primer Premio en el Salón de Arte Joven, otorgado por el Museo de Zea de Medellín.
  • 1980: Recibe Mención en el III Salón Regional de Arte, Biblioteca Pública Piloto de Medellín.
  • 1977: La Universidad Eafit editó La visita, el estudio más completo sobre su obra, escrito por la investigadora Imelda Ramírez, doctora en Historia del Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México.
  • 2005: Es presentada en el marco del XI Salón Regional de Artistas como “maestra del arte antioqueño”.
  • 2008: Fallece el 22 de septiembre en Medellín.
  • 2010: Retrospectiva póstuma Flores para Ethel Gilmour (1940-2008): homenaje, realizado por el Museo de Arte Moderno de Medellín.

Véase también

Bibliografía

  • Imelda Ramírez González, Visita, la obra de Ethel Gilmour. Fondo Editorial Universidad Eafit, Medellín. 1977.
  • Ethel Gilmour. Ediciones Gamma. 279 págs.
  • Marta Lucía Villafañe, Marta Ethel Gilmour. Para grandes y chicos. Fondo Editorial Eafit., Medellín. 2019.

Créditos

1. Diciembre de 2019. Investigación y texto Olga Lucía Escobar para Banrepcultural