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|Nombre=Félix Restrepo
|Nombre=Félix Restrepo
|Fecha_de_nacimiento=1900-01-2300:00:00
|Fecha_de_nacimiento=23/03/1887
|Nacionalidad=Colombiano
|Nacionalidad=Colombiano
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|Ocupacion=Intelectual católico
|Ocupacion=Intelectual católico
|Primaria=Colegio Noviciado de la Compañía de Jesús en Bogotá.
|Primaria=Colegio de San Ignacio de Medellín
|Bachillerato=Colegio de San Ignacio de Medellín
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|Pais_de_nacimieto=Colombia
|Pais_de_nacimiento=República de Colombia
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|Ciudad_de_nacimiento=Medellín
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|Fecha_de_fallecimiento=1900-01-16 00:00:00
|Fecha_de_fallecimiento=16/12/1965
|Profesionales=Estudios en Humanidades y Filosofía en el Colegio de San Francisco Javier de Oña; Doctor en Filosofía del Colegio de San Ignacio de Valkenburg, Holanda; Ordenación sacerdotal. Doctor en Teología del Colegio Maximo de Oña, España; Doctor en Pedagogía de la Universidad de Munich, Alemania
|Profesionales=Estudios en Humanidades y Filosofía en el Colegio de San Francisco Javier de Oña. Doctor en Filosofía del Colegio de San Ignacio de Valkenburg, Holanda. Ordenación sacerdotal. Doctor en Teología del Colegio Maximo de Oña, España. Doctor en Pedagogía de la Universidad de Munich, Alemania
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Eclesiástico, escritor, pedagogo y humanista antioqueño (Medellín, marzo 23 de 1887 - Bogotá, diciembre 16 de 1965). Fue el padre jesuita Félix Restrepo, a no dudarlo, una de las personalidades más destacadas e influyentes de nuestra patria durante los últimos decenios; notable filólogo, escritor, helenista, letrado, pedagogo, orador y sacerdote egregio y una de las figuras más familiares y preciadas para todos los colombianos.<br><br>Nació el padre Restrepo en Medellín, en el hogar de Juan Pablo Restrepo y doña Ana josefa Mejía. Su padre, distinguido magistrado, jurista y catedrático, dejó perdurable recuerdo de virtudes cristianas y civiles. Cursó estudios de bachillerato en el colegio de San Ignacio de Medellín. En 1903 ingresó a la Compañía de Jesús. Ya en ella, adelantó estudios en el colegio noviciado de María Inmaculada de Bogotá (1903-1906). En este año de 1906 sus superiores lo enviaron a España, país en el cual continuó su preparación sacerdotal y humanística en las ciudades de Burgos y Oña (19061910).<br><br>En 1911 se doctoró en la ciudad holandesa de Valkenburg, donde se habían establecido los jesuitas alemanes expulsados por Bismarck. En 1920 obtuvo el doctorado en teología, en Oña, y en 1923 el de pedagogía, en Munich. En los años siguientes residió en Madrid (España), donde fue redactor de Razón y Fe y allí, en 1926, recibió del general Primo de Rivera el nombramiento de consejero real de Instrucción Pública. Ese mismo año regresó a Colombia y ocupó aquí sucesivamente los siguientes cargos: director de la Juventud Católica, prefecto de estudios de los colegios de la Compañía de Jesús en Colombia y rector del seminario de la Compañía en nuestro país.<br><br>En 1932 fue nombrado decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Javeriana (luego Pontificia Universidad Católica Javeriana) de Bogotá, en cuyo restablecimiento había colaborado eficazmente con el entonces provincial, padre Jesús María Fernández. En 1941 pasó a ocupar la rectoría de la Universidad, que desempeñó hasta 1949. En 1940, el gobierno nacional, por iniciativa del ministro de Educación Jorge Eliécer Gaitán, fundó el Ateneo Nacional de Altos Estudios, institución destinada al cultivo de la investigación científica y que debería continuar, entre otros trabajos, el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana de Rufino José Cuervo y las realizaciones de la Expedición Botánica de José Celestino Mutis. Como vicepresidente del Ateneo y director de la Sección de Filología fue designado el padre Restrepo.<br><br>Del proyectado Ateneo sólo sobrevivió la mencionada Sección de Filología, que tomó primeramente el nombre de Instituto Rufino José Cuervo y, luego, a partir de 1942, el de Instituto Caro y Cuervo. Dirigió el padre Restrepo las labores del Instituto hasta el mes de julio de 1948. En octubre de dicho año, por decreto número 3507, fue designado presidente honorario del mismo. En 1955 pasó a ocupar la dirección de la Academia Colombiana de la Lengua, de la que era miembro de número desde 1933.<br><br>Estuvo al frente de la Academia hasta el día mismo de su muerte, ocurrida súbitamente cuando se dirigía a su despacho a continuar la faena cotidiana. Fue el ilustre jesuita miembro de innumerables academias y sociedades cultas de Colombia y del exterior: socio de número de la Academia Colombiana de Historia, miembro de número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, miembro correspondiente del Centro de Historia de Tunja y presidente honorario de la Asociación de Escritores y Artistas de Colombia, entre otras.<br><br>Dos meses antes de su muerte, el 13 de octubre de 1965, la Universidad de Antioquia le confirió solemnemente el doctorado Honoris causa en Ciencias de la Educación. El padre Restrepo también representó a nuestro país en el primer seminario de estudios sociales, reunido en Washington en 1942, y formó parte de la embajada que el gobierno de Colombia envió a Roma con motivo del año santo (1950), con el rango de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario.<br><br>Educador y periodista Desde cuando era estudiante de teología, tomó el padre Félix Restrepo la resolución de dedicar su vida a la educación de la juventud, ideal que se fue ampliando hasta convertirse en el anhelo de encauzar y dirigir los destinos de la sociedad entera, pues, como él mismo decía en página autobiográfica, la pedagogía le atraía no tanto como arte para educar y perfeccionar a los individuos sino como ciencia para transformar las sociedades.<br><br>Pero si sus tesis no lograron imprimir, al parecer, nuevos rumbos a nuestra sociedad, sí llegó, en cambio, a ser el maestro por excelencia, universalmente respetado y acatado, que formó toda una pléyade de discípulos. Sobre problemas relacionados con la pedagogía propiamente dicha versan sus obras La libertad de enseñanza (Madrid, 1924), y La reforma de la segunda enseñanza (Bilbao, 1924), a más de muchísimos escritos menores, aparecidos en España y, posteriormente, en Colombia.<br><br>Ya en sus años del "magisterio" jesuítico fue profesor de varias materias en el colegio San Pedro Claver de Bucaramanga, de 1912 a 1916. Unos años después obtuvo el ya mencionado doctorado en pedagogía en la Universidad de Munich. La tesis doctoral se intitulaba Die Entwicklung des Elternrechts in Deutschland seit der Reformation (1924), y ganó el segundo premio en un concurso abierto por la Universidad. Antes de recibir el grado, y como preparación a él, visitó las universidades de Alemania, Francia e Inglaterra con el objeto de conocer su organización. <br>De 1924 a 1926 libró en España una campaña periodística para lograr la reforma de la organización escolar y mereció ser nombrado, por el gobierno español, consejero real de Instrucción Pública. En 1926 el gobierno de Colombia resolvió contratar una misión alemana para la reforma de la enseñanza; con tal motivo fue llamado a la patria el padre Restrepo, quien en dicha oportunidad escribió unas "Glosas al proyecto de reforma instruccionista", publicadas en El Nuevo Tiempo, de Bogotá, en que quiso dar pautas a la reforma; pero, desgraciadamente, el Congreso de la República se desentendió del asunto y el proyecto quedó sepultado.<br><br>Sus servicios a la recién fundada Universidad Javeriana de Bogotá fueron relevantes. Durante el período de su rectorado, la Universidad creció notablemente con la creación de nuevas facultades, entre las que se cuentan la de medicina y las femeninas; se multiplicó varias veces el número de alumnos y mejoraron las dotaciones disponibles. El padre Restrepo fue, además, profesor de griego de 1936 a 1940, con algunas interrupciones, en la Escuela Normal Superior de Bogotá.<br><br>Conexa y afín con la labor pedagógica fue su extensa actividad periodística. Cuando todavía no había recibido las órdenes sacerdotales, fundó (1913) y dirigió en Bucaramanga la revista Horizontes. En Madrid, España, fue redactor del diario El Debate, que dirigía el cardenal Angel Herrera, así como de la revista tradicional de los jesuitas españoles, Razón y Fe. De regreso a Bogotá, dirigió Juventud Católica (1926-1929). En 1934 fundó la Revista Javeriana, de que fue director hasta 1945.<br><br>Para dicha revista redactó un sinnúmero de notas y comentarios sobre cuanto libro de interés caía en sus manos o sobre los problemas que por entonces se debatían. Académico El padre Restrepo fue un académico activo y entusiasta. Se dio cuenta de que hay que contrarrestar la tendencia existente en nuestros países a adoptar no sólo usos y costumbres ajenos sino aun a abandonar el alma y la personalidad propias. Así mismo, percibió claramente la necesidad de exaltar y defender los insignes valores espirituales que perviven y se expresan en la lengua y en la literatura españolas y a esta causa consagró buena parte del espléndido caudal de sus energías.<br><br>Ya en 1915, cuando realizaba las prácticas pedagógicas indispensables en la carrera del jesuita (el "magisterio"), le sorprendió el nombramiento como académico correspondiente de la Academia Colombiana que esta institución le había conferido por iniciativa de don Marco Fidel Suárez y don Antonio Gómez Restrepo. Fue elegido académico de número, para suceder, justamente a don Marco Fidel Suárez, en 1933, y tomó posesión de su sillón en octubre del mismo año. En 1942 fue elegido subdirector de la Academia.<br><br>Presidió la delegación de la Academia Colombiana al primer congreso de academias de la lengua española, reunido en la ciudad de México en 1951, y pronunció el 23 de abril de dicho año el discurso inaugural del congreso. Formó luego parte de la comisión permanente de academias que en México se encargó de llevar a la práctica las resoluciones aprobadas por el primer congreso, en calidad de vicepresidente. En 1955 la Academia lo eligió director y bajo su dirección se inició para esta institución una etapa singular de pujanza y renovación.<br><br>Logró, en primer término, que el Estado contribuyera a la dotación y funcionamiento decoroso de ella. Obtuvo, además, el apoyo del gobierno nacional y del Distrito de Bogotá para la construcción del edificio de la Academia, el que tuvo la satisfacción de ver concluido, después de vencer un sinnúmero de dificultades, y en el que se reunió el m congreso de academias de la lengua española, del 26 de julio al 6 de agosto de 1960. Gracias al celo del padre Restrepo, la Academia inició una serie de publicaciones, entre las que figuran las Obras completas de Rafael María Carrasquilla.<br><br>También se reanudó la publicación del Boletín de la Academia Colombiana, se atendieron consultas idiomáticas y se examinaron centenares de neologismos con el objeto de encauzar la evolución futura del idioma; se organizaron concursos y conferencias de prensa, con lo que se logró hacer de la Academia una institución operante y de influjo sobre la opinión pública del país y de real prestigio en el exterior. La vocación de defensor y cultor de la lengua castellana y de maestro, que demostró el padre Restrepo durante toda su vida, le llevó a componer una serie de textos útiles y atrayentes para la enseñanza de nuestro idioma, algunos de los cuales han conocido muchas ediciones.<br><br>Son ellos: El castellano en los clásicos (3 tomos, 1929, 14á ed., 1962); Raíces griegas (1935) y La ortografía en América (1936, 12á ed., Medellín, 1960). También sobre temas de castellano tratan: El castellano naciente (1956), Astros y rumbos: Discursos académicos (1957) y Alarma en el mundo hispánico (1958), que es el discurso inaugural del Seminario Andrés Bello del Instituto Caro y Cuervo, que no pudo pronunciar por causa de grave y súbita dolencia.<br><br>De los años juveniles del connotado jesuita datan las dos obras que le ganaron amplia fama de filólogo. De 1912 es la primera edición, hecha en Friburgo de Brisgovia, de la Llave del griego: Colección de trozos clásicos según la "Antología micra" de Maunoury. Comentario semántico, Etimología y Sintaxis, escrita en colaboración con el padre Eusebio Hernández, y cuya 5 edición apareció en Barcelona en 1959. El Comentario es obra exclusiva del padre Restrepo y en ella presenta la etimología griega de más de tres mil palabras españolas, lo que hace del libro también una valiosa ayuda para el estudiante de historia de la lengua española.<br><br>En 1911 concluyó el más importante de sus trabajos en el campo de la lingüística: El alma de las palabras: Diseño de semántica general, que es el primero y, por muchos años, el único libro escrito en español sobre la materia y el primer ensayo serio de semántica española. La primera edición de este libro apareció en Barcelona, 1917. Su discurso de ingreso a la Academia Colombiana, La cultura popular griega a través de la lengua castellana, 1933, es otro testimonio de su versación en las filologías helénica e hispánica.<br><br>Su último trabajo fue un estudio titulado La evolución semántica en el castellano de Jiménez de Quesada, escrito como contribución al Homenaje a Dámaso Alonso (Separata del Homenaje a Dámaso Alonso, Madrid, 1963; publicado también en el número 54 del Boletín de la Academia Colombiana, Bogotá, 1964), donde recogió algunos centenares de voces notables del Antijovio y explicó su significado. En cuanto al Instituto Caro y Cuervo, bajo su dirección dio éste los primeros pasos.<br><br>En asocio de don Pedro Urbano González de la Calle, inició las labores de continuación del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, de Rufino José Cuervo, con un examen y escrutinio detenidos de los materiales dejados por el gran filólogo bogotano para el Diccionario. Igualmente el padre Restrepo, el profesor González de la Calle y sus colaboradores reanudaron la lectura de clásicos y la correspondiente recolección de papeletas lexicográficas con destino a la gran obra, y comenzaron la publicación de las 48 palabras que Cuervo dejó completas, en las páginas del tomo 1 del Boletín del Instituto Caro y Cuervo.<br><br>Cuando, en 1957, se inició la organización del Seminario Andrés Bello como dependencia del Instituto Caro y Cuervo, se le designó decano de él, mediante la resolución 200, de 31 de octubre, expedida por la dirección del Instituto. El padre Restrepo se posesionó en mayo de 1958 del decanato, pero en septiembre del mismo año se vio obligado a retirarse por causa de su delicada salud, que por entonces le impidió también dictar la cátedra de estructura del español, creada por iniciativa suya, y que sólo más tarde, en 1961, pudo profesar durante algunos meses.<br><br>Al hacer la cuidadosa revisión de los papeles de Cuervo, conservados en la Biblioteca Nacional de Bogotá, tuvo el padre Restrepo la satisfacción de encontrar algunos trabajos inéditos de don Rufino José y el texto de otros que, aunque publicados anteriormente, habían sido completamente reelaborados. De ellos eligió los tres más importantes: Castellano popular y castellano literario, Las segundas personas de plural en la conjugación castellana y Disquisiciones sobre antigua ortografía y pronunciación castellanas y los reunió y editó en un volumen, que es el primero de la serie de Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, con el título de Obras inéditas de Rufino José Cuervo (1944).<br><br>En 1939, año del centenario de Epifanio Mejía, publicó las poesías del vate antioqueño en edición crítica con prólogo y notas suyas (Epifanio Mejía, Obras completas, Medellín, 1939). Posteriormente dirigió la edición Poesías selectas de Epifanio Mejía, Bogotá, 1958. En repetidas ocasiones le cupo hacer el elogio de ilustres figuras de nuestra literatura y de nuestra historia en oraciones de factura elegante y sencilla. A honrar la memoria de Marco Fidel Suárez, su coterráneo, por quien siempre sintió encendida admiración, consagró el padre Restrepo nobilísimas piezas oratorias, que fueron reunidas en el libro El oro en el crisol, Bogotá, 1955.<br><br>De él quedaron así mismo, muchos otros discursos sobre temas religiosos, patrióticos, literarios y académicos, parcialmente recogidos en los ya mencionados libros Astros y rumbos y El oro en el crisol, y, además, en La cultura popular griega a través de la lengua castellana y otros discursos, Bogotá, 1938, y en el tomo 79 de la Selección Samper Ortega de literatura colombiana: Oradores sagrados de la generación del Centenario. En el tomo ~ del Boletín del Instituto Caro y Cuervo puede leerse la oración "Vida escondida de Rufino J. Cuervo", pronunciada en el centenario del insigne lingüista.<br><br>Otras obras suyas son: una selección y traducción de algunos tratados de San Agustín: San Agustín, sus métodos catequísticos, sus principales catequesis: Introducción, traducción, comentarios y notas por el P. Félix Restrepo (Madrid, 1925), España mártir (1937) y España anárquica (1937), que tratan de los sucesos que por entonces acaecían en España. Síntesis de sus complejas inquietudes intelectuales son los Diálogos en otros mundos (Manizales, 1936), en los que, con increíble agilidad, salta de las consideraciones sobre política doméstica colombiana a la glosa literaria e idiomática y a las disquisiciones físicas y astronómicas.<br><br>Con este libro guarda alguna similitud Entre el tiempo y la eternidad (Bogotá, 1960, y Santander, 1963), la obra predilecta de sus últimos tiempos, especie de testamento filosófico, donde intenta una vez más, como otros hombres de la modernidad, el itinerario ideal de Descartes. En prominentes hombres de acción no refleja, sin embargo, la obra escrita, aunque ella sea muy grande la bibliografía del padre Restrepo abarcaba hasta 1950 setecientos siete numerales- sino un aspecto parcial de su personalidad y de su influjo humano.<br><br>La obra que dejó el padre Restrepo no está únicamente en los múltiples escritos que de él quedan esparcidos por periódicos y revistas como producto de su incansable pluma, sino en los frutos reales de su actividad incesante como director de institutos de alta cultura, como profesor y educador, como fundador de empresas relacionadas con la educación y las letras, tales como la Editorial Voluntad, que él organizó en 1928, y como sacerdote y soldado de Cristo.
Eclesiástico, escritor, pedagogo y humanista antioqueño (Medellín, marzo 23 de 1887 - Bogotá, diciembre 16 de 1965). Fue el padre jesuita Félix Restrepo, a no dudarlo, una de las personalidades más destacadas e influyentes de nuestra patria durante los últimos decenios; notable filólogo, escritor, helenista, letrado, pedagogo, orador y sacerdote egregio y una de las figuras más familiares y preciadas para todos los colombianos.


=Bibliografia=
=Biografía=
*
Nació el padre Restrepo en Medellín, en el hogar de Juan Pablo Restrepo y doña Ana josefa Mejía. Su padre, distinguido magistrado, jurista y catedrático, dejó perdurable recuerdo de virtudes cristianas y civiles. Cursó estudios de bachillerato en el colegio de San Ignacio de Medellín. En 1903 ingresó a la Compañía de Jesús. Ya en ella, adelantó estudios en el colegio noviciado de María Inmaculada de Bogotá (1903-1906). En este año de 1906 sus superiores lo enviaron a España, país en el cual continuó su preparación sacerdotal y humanística en las ciudades de Burgos y Oña (19061910).
 
 
En 1911 se doctoró en la ciudad holandesa de Valkenburg, donde se habían establecido los jesuitas alemanes expulsados por Bismarck. En 1920 obtuvo el doctorado en teología, en Oña, y en 1923 el de pedagogía, en Munich. En los años siguientes residió en Madrid (España), donde fue redactor de Razón y Fe y allí, en 1926, recibió del general Primo de Rivera el nombramiento de consejero real de Instrucción Pública. Ese mismo año regresó a Colombia y ocupó aquí sucesivamente los siguientes cargos: director de la Juventud Católica, prefecto de estudios de los colegios de la Compañía de Jesús en Colombia y rector del seminario de la Compañía en nuestro país.
 
==Carrera académica==
En 1932 fue nombrado decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Javeriana (luego Pontificia Universidad Católica Javeriana) de Bogotá, en cuyo restablecimiento había colaborado eficazmente con el entonces provincial, padre Jesús María Fernández. En 1941 pasó a ocupar la rectoría de la Universidad, que desempeñó hasta 1949. En 1940, el gobierno nacional, por iniciativa del ministro de Educación Jorge Eliécer Gaitán, fundó el Ateneo Nacional de Altos Estudios, institución destinada al cultivo de la investigación científica y que debería continuar, entre otros trabajos, el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana de Rufino José Cuervo y las realizaciones de la Expedición Botánica de José Celestino Mutis.
 
 
Como vicepresidente del Ateneo y director de la Sección de Filología fue designado el padre Restrepo. Del proyectado Ateneo sólo sobrevivió la mencionada Sección de Filología, que tomó primeramente el nombre de Instituto Rufino José Cuervo y, luego, a partir de 1942, el de Instituto Caro y Cuervo. Dirigió el padre Restrepo las labores del Instituto hasta el mes de julio de 1948. En octubre de dicho año, por decreto número 3507, fue designado presidente honorario del mismo. En 1955 pasó a ocupar la dirección de la Academia Colombiana de la Lengua, de la que era miembro de número desde 1933. Estuvo al frente de la Academia hasta el día mismo de su muerte, ocurrida súbitamente cuando se dirigía a su despacho a continuar la faena cotidiana. Fue el ilustre jesuita miembro de innumerables academias y sociedades cultas de Colombia y del exterior: socio de número de la Academia Colombiana de Historia, miembro de número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, miembro correspondiente del Centro de Historia de Tunja y presidente honorario de la Asociación de Escritores y Artistas de Colombia, entre otras.
 
 
Dos meses antes de su muerte, el 13 de octubre de 1965, la Universidad de Antioquia le confirió solemnemente el doctorado Honoris causa en Ciencias de la Educación. El padre Restrepo también representó a nuestro país en el primer seminario de estudios sociales, reunido en Washington en 1942, y formó parte de la embajada que el gobierno de Colombia envió a Roma con motivo del año santo (1950), con el rango de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario.
 
 
Educador y periodista Desde cuando era estudiante de teología, tomó el padre Félix Restrepo la resolución de dedicar su vida a la educación de la juventud, ideal que se fue ampliando hasta convertirse en el anhelo de encauzar y dirigir los destinos de la sociedad entera, pues, como él mismo decía en página autobiográfica, la pedagogía le atraía no tanto como arte para educar y perfeccionar a los individuos sino como ciencia para transformar las sociedades.
 
 
Pero si sus tesis no lograron imprimir, al parecer, nuevos rumbos a nuestra sociedad, sí llegó, en cambio, a ser el maestro por excelencia, universalmente respetado y acatado, que formó toda una pléyade de discípulos. Sobre problemas relacionados con la pedagogía propiamente dicha versan sus obras La libertad de enseñanza (Madrid, 1924), y La reforma de la segunda enseñanza (Bilbao, 1924), a más de muchísimos escritos menores, aparecidos en España y, posteriormente, en Colombia.
 
==Algunos cargos en los que se desempeñó==
Ya en sus años del "magisterio" jesuítico fue profesor de varias materias en el colegio San Pedro Claver de Bucaramanga, de 1912 a 1916. Unos años después obtuvo el ya mencionado doctorado en pedagogía en la Universidad de Munich. La tesis doctoral se intitulaba Die Entwicklung des Elternrechts in Deutschland seit der Reformation (1924), y ganó el segundo premio en un concurso abierto por la Universidad. Antes de recibir el grado, y como preparación a él, visitó las universidades de Alemania, Francia e Inglaterra con el objeto de conocer su organización.
 
 
De 1924 a 1926 libró en España una campaña periodística para lograr la reforma de la organización escolar y mereció ser nombrado, por el gobierno español, consejero real de Instrucción Pública. En 1926 el gobierno de Colombia resolvió contratar una misión alemana para la reforma de la enseñanza; con tal motivo fue llamado a la patria el padre Restrepo, quien en dicha oportunidad escribió unas "Glosas al proyecto de reforma instruccionista", publicadas en El Nuevo Tiempo, de Bogotá, en que quiso dar pautas a la reforma; pero, desgraciadamente, el Congreso de la República se desentendió del asunto y el proyecto quedó sepultado.
 
 
Sus servicios a la recién fundada Universidad Javeriana de Bogotá fueron relevantes. Durante el período de su rectorado, la Universidad creció notablemente con la creación de nuevas facultades, entre las que se cuentan la de medicina y las femeninas; se multiplicó varias veces el número de alumnos y mejoraron las dotaciones disponibles. El padre Restrepo fue, además, profesor de griego de 1936 a 1940, con algunas interrupciones, en la Escuela Normal Superior de Bogotá. Conexa y afín con la labor pedagógica fue su extensa actividad periodística. Cuando todavía no había recibido las órdenes sacerdotales, fundó (1913) y dirigió en Bucaramanga la revista Horizontes. En Madrid, España, fue redactor del diario El Debate, que dirigía el cardenal Angel Herrera, así como de la revista tradicional de los jesuitas españoles, Razón y Fe. De regreso a Bogotá, dirigió Juventud Católica (1926-1929). En 1934 fundó la Revista Javeriana, de que fue director hasta 1945.
 
 
Para dicha revista redactó un sinnúmero de notas y comentarios sobre cuanto libro de interés caía en sus manos o sobre los problemas que por entonces se debatían. Académico El padre Restrepo fue un académico activo y entusiasta. Se dio cuenta de que hay que contrarrestar la tendencia existente en nuestros países a adoptar no sólo usos y costumbres ajenos sino aun a abandonar el alma y la personalidad propias. Así mismo, percibió claramente la necesidad de exaltar y defender los insignes valores espirituales que perviven y se expresan en la lengua y en la literatura españolas y a esta causa consagró buena parte del espléndido caudal de sus energías. Ya en 1915, cuando realizaba las prácticas pedagógicas indispensables en la carrera del jesuita (el "magisterio"), le sorprendió el nombramiento como académico correspondiente de la Academia Colombiana que esta institución le había conferido por iniciativa de don Marco Fidel Suárez y don Antonio Gómez Restrepo. Fue elegido académico de número, para suceder, justamente a don Marco Fidel Suárez, en 1933, y tomó posesión de su sillón en octubre del mismo año. En 1942 fue elegido subdirector de la Academia.
 
 
Presidió la delegación de la Academia Colombiana al primer congreso de academias de la lengua española, reunido en la ciudad de México en 1951, y pronunció el 23 de abril de dicho año el discurso inaugural del congreso. Formó luego parte de la comisión permanente de academias que en México se encargó de llevar a la práctica las resoluciones aprobadas por el primer congreso, en calidad de vicepresidente. En 1955 la Academia lo eligió director y bajo su dirección se inició para esta institución una etapa singular de pujanza y renovación. Logró, en primer término, que el Estado contribuyera a la dotación y funcionamiento decoroso de ella. Obtuvo, además, el apoyo del gobierno nacional y del Distrito de Bogotá para la construcción del edificio de la Academia, el que tuvo la satisfacción de ver concluido, después de vencer un sinnúmero de dificultades, y en el que se reunió el congreso de academias de la lengua española, del 26 de julio al 6 de agosto de 1960. Gracias al celo del padre Restrepo, la Academia inició una serie de publicaciones, entre las que figuran las Obras completas de Rafael María Carrasquilla.
 
 
También se reanudó la publicación del Boletín de la Academia Colombiana, se atendieron consultas idiomáticas y se examinaron centenares de neologismos con el objeto de encauzar la evolución futura del idioma; se organizaron concursos y conferencias de prensa, con lo que se logró hacer de la Academia una institución operante y de influjo sobre la opinión pública del país y de real prestigio en el exterior. La vocación de defensor y cultor de la lengua castellana y de maestro, que demostró el padre Restrepo durante toda su vida, le llevó a componer una serie de textos útiles y atrayentes para la enseñanza de nuestro idioma, algunos de los cuales han conocido muchas ediciones. Son ellos: El castellano en los clásicos (3 tomos, 1929, 14á ed., 1962); Raíces griegas (1935) y La ortografía en América (1936, 12á ed., Medellín, 1960). También sobre temas de castellano tratan: El castellano naciente (1956), Astros y rumbos: Discursos académicos (1957) y Alarma en el mundo hispánico (1958), que es el discurso inaugural del Seminario Andrés Bello del Instituto Caro y Cuervo, que no pudo pronunciar por causa de grave y súbita dolencia.
 
==Obras destacadas==
De los años juveniles del connotado jesuita datan las dos obras que le ganaron amplia fama de filólogo. De 1912 es la primera edición, hecha en Friburgo de Brisgovia, de la Llave del griego: Colección de trozos clásicos según la "Antología micra" de Maunoury. Comentario semántico, Etimología y Sintaxis, escrita en colaboración con el padre Eusebio Hernández, y cuya 5 edición apareció en Barcelona en 1959. El Comentario es obra exclusiva del padre Restrepo y en ella presenta la etimología griega de más de tres mil palabras españolas, lo que hace del libro también una valiosa ayuda para el estudiante de historia de la lengua española.
 
 
En 1911 concluyó el más importante de sus trabajos en el campo de la lingüística: El alma de las palabras: Diseño de semántica general, que es el primero y, por muchos años, el único libro escrito en español sobre la materia y el primer ensayo serio de semántica española. La primera edición de este libro apareció en Barcelona, 1917. Su discurso de ingreso a la Academia Colombiana, La cultura popular griega a través de la lengua castellana, 1933, es otro testimonio de su versación en las filologías helénica e hispánica.
 
 
Su último trabajo fue un estudio titulado La evolución semántica en el castellano de Jiménez de Quesada, escrito como contribución al Homenaje a Dámaso Alonso (Separata del Homenaje a Dámaso Alonso, Madrid, 1963; publicado también en el número 54 del Boletín de la Academia Colombiana, Bogotá, 1964), donde recogió algunos centenares de voces notables del Antijovio y explicó su significado. En cuanto al Instituto Caro y Cuervo, bajo su dirección dio éste los primeros pasos.
 
==Instituto Caro y Cuervo==
En asocio de don Pedro Urbano González de la Calle, inició las labores de continuación del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, de Rufino José Cuervo, con un examen y escrutinio detenidos de los materiales dejados por el gran filólogo bogotano para el Diccionario. Igualmente el padre Restrepo, el profesor González de la Calle y sus colaboradores reanudaron la lectura de clásicos y la correspondiente recolección de papeletas lexicográficas con destino a la gran obra, y comenzaron la publicación de las 48 palabras que Cuervo dejó completas, en las páginas del tomo 1 del Boletín del Instituto Caro y Cuervo.
 
 
Cuando, en 1957, se inició la organización del Seminario Andrés Bello como dependencia del Instituto Caro y Cuervo, se le designó decano de él, mediante la resolución 200, de 31 de octubre, expedida por la dirección del Instituto. El padre Restrepo se posesionó en mayo de 1958 del decanato, pero en septiembre del mismo año se vio obligado a retirarse por causa de su delicada salud, que por entonces le impidió también dictar la cátedra de estructura del español, creada por iniciativa suya, y que sólo más tarde, en 1961, pudo profesar durante algunos meses.
 
 
Al hacer la cuidadosa revisión de los papeles de Cuervo, conservados en la Biblioteca Nacional de Bogotá, tuvo el padre Restrepo la satisfacción de encontrar algunos trabajos inéditos de don Rufino José y el texto de otros que, aunque publicados anteriormente, habían sido completamente reelaborados. De ellos eligió los tres más importantes: Castellano popular y castellano literario, Las segundas personas de plural en la conjugación castellana y Disquisiciones sobre antigua ortografía y pronunciación castellanas y los reunió y editó en un volumen, que es el primero de la serie de Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, con el título de Obras inéditas de Rufino José Cuervo (1944).
 
==Otras obras==
En 1939, año del centenario de Epifanio Mejía, publicó las poesías del vate antioqueño en edición crítica con prólogo y notas suyas (Epifanio Mejía, Obras completas, Medellín, 1939). Posteriormente dirigió la edición Poesías selectas de Epifanio Mejía, Bogotá, 1958. En repetidas ocasiones le cupo hacer el elogio de ilustres figuras de nuestra literatura y de nuestra historia en oraciones de factura elegante y sencilla. A honrar la memoria de Marco Fidel Suárez, su coterráneo, por quien siempre sintió encendida admiración, consagró el padre Restrepo nobilísimas piezas oratorias, que fueron reunidas en el libro El oro en el crisol, Bogotá, 1955.
 
 
De él quedaron así mismo, muchos otros discursos sobre temas religiosos, patrióticos, literarios y académicos, parcialmente recogidos en los ya mencionados libros Astros y rumbos y El oro en el crisol, y, además, en La cultura popular griega a través de la lengua castellana y otros discursos, Bogotá, 1938, y en el tomo 79 de la Selección Samper Ortega de literatura colombiana: Oradores sagrados de la generación del Centenario. En el tomo ~ del Boletín del Instituto Caro y Cuervo puede leerse la oración "Vida escondida de Rufino J. Cuervo", pronunciada en el centenario del insigne lingüista.
 
 
Otras obras suyas son: una selección y traducción de algunos tratados de San Agustín: San Agustín, sus métodos catequísticos, sus principales catequesis: Introducción, traducción, comentarios y notas por el P. Félix Restrepo (Madrid, 1925), España mártir (1937) y España anárquica (1937), que tratan de los sucesos que por entonces acaecían en España. Síntesis de sus complejas inquietudes intelectuales son los Diálogos en otros mundos (Manizales, 1936), en los que, con increíble agilidad, salta de las consideraciones sobre política doméstica colombiana a la glosa literaria e idiomática y a las disquisiciones físicas y astronómicas.
 
 
Con este libro guarda alguna similitud Entre el tiempo y la eternidad (Bogotá, 1960, y Santander, 1963), la obra predilecta de sus últimos tiempos, especie de testamento filosófico, donde intenta una vez más, como otros hombres de la modernidad, el itinerario ideal de Descartes. En prominentes hombres de acción no refleja, sin embargo, la obra escrita, aunque ella sea muy grande la bibliografía del padre Restrepo abarcaba hasta 1950 setecientos siete numerales- sino un aspecto parcial de su personalidad y de su influjo humano.
 
 
La obra que dejó el padre Restrepo no está únicamente en los múltiples escritos que de él quedan esparcidos por periódicos y revistas como producto de su incansable pluma, sino en los frutos reales de su actividad incesante como director de institutos de alta cultura, como profesor y educador, como fundador de empresas relacionadas con la educación y las letras, tales como la Editorial Voluntad, que él organizó en 1928, y como sacerdote y soldado de Cristo.
 
 
Rubén Páez Patiño
 
*Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.


=Parientes=
=Parientes=
Padre:Juan Pablo Restrepo <br>Madre: Doña Ana Josefa Mejía
Juan Pablo Restrepo (Padre).
 
Doña Ana Josefa Mejía (Madre).
 
=Enlaces externos=
[http://www.javeriana.edu.co/rectoria/felix-restrepo] Información sobre Felix Restrepo en la página de la Universidad Javeriana.


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Revisión del 14:29 19 nov 2018


Félix Restrepo
Información
Nombre Félix Restrepo
Fecha de nacimiento 23/03/1887
Nacionalidad Colombiano
Ocupación Intelectual católico
Primaria Colegio de San Ignacio de Medellín
Bachillerato Colegio Noviciado de la Compañía de Jesús en Bogotá
País de nacimiento República de Colombia
Ciudad de nacimiento Medellín
País de fallecimiento República de Colombia
Ciudad de fallecimiento Bogotá
Fecha de fallecimiento 16/12/1965
Profesionales Estudios en Humanidades y Filosofía en el Colegio de San Francisco Javier de Oña. Doctor en Filosofía del Colegio de San Ignacio de Valkenburg, Holanda. Ordenación sacerdotal. Doctor en Teología del Colegio Maximo de Oña, España. Doctor en Pedagogía de la Universidad de Munich, Alemania
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Eclesiástico, escritor, pedagogo y humanista antioqueño (Medellín, marzo 23 de 1887 - Bogotá, diciembre 16 de 1965). Fue el padre jesuita Félix Restrepo, a no dudarlo, una de las personalidades más destacadas e influyentes de nuestra patria durante los últimos decenios; notable filólogo, escritor, helenista, letrado, pedagogo, orador y sacerdote egregio y una de las figuras más familiares y preciadas para todos los colombianos.

Biografía

Nació el padre Restrepo en Medellín, en el hogar de Juan Pablo Restrepo y doña Ana josefa Mejía. Su padre, distinguido magistrado, jurista y catedrático, dejó perdurable recuerdo de virtudes cristianas y civiles. Cursó estudios de bachillerato en el colegio de San Ignacio de Medellín. En 1903 ingresó a la Compañía de Jesús. Ya en ella, adelantó estudios en el colegio noviciado de María Inmaculada de Bogotá (1903-1906). En este año de 1906 sus superiores lo enviaron a España, país en el cual continuó su preparación sacerdotal y humanística en las ciudades de Burgos y Oña (19061910).


En 1911 se doctoró en la ciudad holandesa de Valkenburg, donde se habían establecido los jesuitas alemanes expulsados por Bismarck. En 1920 obtuvo el doctorado en teología, en Oña, y en 1923 el de pedagogía, en Munich. En los años siguientes residió en Madrid (España), donde fue redactor de Razón y Fe y allí, en 1926, recibió del general Primo de Rivera el nombramiento de consejero real de Instrucción Pública. Ese mismo año regresó a Colombia y ocupó aquí sucesivamente los siguientes cargos: director de la Juventud Católica, prefecto de estudios de los colegios de la Compañía de Jesús en Colombia y rector del seminario de la Compañía en nuestro país.

Carrera académica

En 1932 fue nombrado decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Javeriana (luego Pontificia Universidad Católica Javeriana) de Bogotá, en cuyo restablecimiento había colaborado eficazmente con el entonces provincial, padre Jesús María Fernández. En 1941 pasó a ocupar la rectoría de la Universidad, que desempeñó hasta 1949. En 1940, el gobierno nacional, por iniciativa del ministro de Educación Jorge Eliécer Gaitán, fundó el Ateneo Nacional de Altos Estudios, institución destinada al cultivo de la investigación científica y que debería continuar, entre otros trabajos, el Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana de Rufino José Cuervo y las realizaciones de la Expedición Botánica de José Celestino Mutis.


Como vicepresidente del Ateneo y director de la Sección de Filología fue designado el padre Restrepo. Del proyectado Ateneo sólo sobrevivió la mencionada Sección de Filología, que tomó primeramente el nombre de Instituto Rufino José Cuervo y, luego, a partir de 1942, el de Instituto Caro y Cuervo. Dirigió el padre Restrepo las labores del Instituto hasta el mes de julio de 1948. En octubre de dicho año, por decreto número 3507, fue designado presidente honorario del mismo. En 1955 pasó a ocupar la dirección de la Academia Colombiana de la Lengua, de la que era miembro de número desde 1933. Estuvo al frente de la Academia hasta el día mismo de su muerte, ocurrida súbitamente cuando se dirigía a su despacho a continuar la faena cotidiana. Fue el ilustre jesuita miembro de innumerables academias y sociedades cultas de Colombia y del exterior: socio de número de la Academia Colombiana de Historia, miembro de número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, miembro correspondiente del Centro de Historia de Tunja y presidente honorario de la Asociación de Escritores y Artistas de Colombia, entre otras.


Dos meses antes de su muerte, el 13 de octubre de 1965, la Universidad de Antioquia le confirió solemnemente el doctorado Honoris causa en Ciencias de la Educación. El padre Restrepo también representó a nuestro país en el primer seminario de estudios sociales, reunido en Washington en 1942, y formó parte de la embajada que el gobierno de Colombia envió a Roma con motivo del año santo (1950), con el rango de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario.


Educador y periodista Desde cuando era estudiante de teología, tomó el padre Félix Restrepo la resolución de dedicar su vida a la educación de la juventud, ideal que se fue ampliando hasta convertirse en el anhelo de encauzar y dirigir los destinos de la sociedad entera, pues, como él mismo decía en página autobiográfica, la pedagogía le atraía no tanto como arte para educar y perfeccionar a los individuos sino como ciencia para transformar las sociedades.


Pero si sus tesis no lograron imprimir, al parecer, nuevos rumbos a nuestra sociedad, sí llegó, en cambio, a ser el maestro por excelencia, universalmente respetado y acatado, que formó toda una pléyade de discípulos. Sobre problemas relacionados con la pedagogía propiamente dicha versan sus obras La libertad de enseñanza (Madrid, 1924), y La reforma de la segunda enseñanza (Bilbao, 1924), a más de muchísimos escritos menores, aparecidos en España y, posteriormente, en Colombia.

Algunos cargos en los que se desempeñó

Ya en sus años del "magisterio" jesuítico fue profesor de varias materias en el colegio San Pedro Claver de Bucaramanga, de 1912 a 1916. Unos años después obtuvo el ya mencionado doctorado en pedagogía en la Universidad de Munich. La tesis doctoral se intitulaba Die Entwicklung des Elternrechts in Deutschland seit der Reformation (1924), y ganó el segundo premio en un concurso abierto por la Universidad. Antes de recibir el grado, y como preparación a él, visitó las universidades de Alemania, Francia e Inglaterra con el objeto de conocer su organización.


De 1924 a 1926 libró en España una campaña periodística para lograr la reforma de la organización escolar y mereció ser nombrado, por el gobierno español, consejero real de Instrucción Pública. En 1926 el gobierno de Colombia resolvió contratar una misión alemana para la reforma de la enseñanza; con tal motivo fue llamado a la patria el padre Restrepo, quien en dicha oportunidad escribió unas "Glosas al proyecto de reforma instruccionista", publicadas en El Nuevo Tiempo, de Bogotá, en que quiso dar pautas a la reforma; pero, desgraciadamente, el Congreso de la República se desentendió del asunto y el proyecto quedó sepultado.


Sus servicios a la recién fundada Universidad Javeriana de Bogotá fueron relevantes. Durante el período de su rectorado, la Universidad creció notablemente con la creación de nuevas facultades, entre las que se cuentan la de medicina y las femeninas; se multiplicó varias veces el número de alumnos y mejoraron las dotaciones disponibles. El padre Restrepo fue, además, profesor de griego de 1936 a 1940, con algunas interrupciones, en la Escuela Normal Superior de Bogotá. Conexa y afín con la labor pedagógica fue su extensa actividad periodística. Cuando todavía no había recibido las órdenes sacerdotales, fundó (1913) y dirigió en Bucaramanga la revista Horizontes. En Madrid, España, fue redactor del diario El Debate, que dirigía el cardenal Angel Herrera, así como de la revista tradicional de los jesuitas españoles, Razón y Fe. De regreso a Bogotá, dirigió Juventud Católica (1926-1929). En 1934 fundó la Revista Javeriana, de que fue director hasta 1945.


Para dicha revista redactó un sinnúmero de notas y comentarios sobre cuanto libro de interés caía en sus manos o sobre los problemas que por entonces se debatían. Académico El padre Restrepo fue un académico activo y entusiasta. Se dio cuenta de que hay que contrarrestar la tendencia existente en nuestros países a adoptar no sólo usos y costumbres ajenos sino aun a abandonar el alma y la personalidad propias. Así mismo, percibió claramente la necesidad de exaltar y defender los insignes valores espirituales que perviven y se expresan en la lengua y en la literatura españolas y a esta causa consagró buena parte del espléndido caudal de sus energías. Ya en 1915, cuando realizaba las prácticas pedagógicas indispensables en la carrera del jesuita (el "magisterio"), le sorprendió el nombramiento como académico correspondiente de la Academia Colombiana que esta institución le había conferido por iniciativa de don Marco Fidel Suárez y don Antonio Gómez Restrepo. Fue elegido académico de número, para suceder, justamente a don Marco Fidel Suárez, en 1933, y tomó posesión de su sillón en octubre del mismo año. En 1942 fue elegido subdirector de la Academia.


Presidió la delegación de la Academia Colombiana al primer congreso de academias de la lengua española, reunido en la ciudad de México en 1951, y pronunció el 23 de abril de dicho año el discurso inaugural del congreso. Formó luego parte de la comisión permanente de academias que en México se encargó de llevar a la práctica las resoluciones aprobadas por el primer congreso, en calidad de vicepresidente. En 1955 la Academia lo eligió director y bajo su dirección se inició para esta institución una etapa singular de pujanza y renovación. Logró, en primer término, que el Estado contribuyera a la dotación y funcionamiento decoroso de ella. Obtuvo, además, el apoyo del gobierno nacional y del Distrito de Bogotá para la construcción del edificio de la Academia, el que tuvo la satisfacción de ver concluido, después de vencer un sinnúmero de dificultades, y en el que se reunió el congreso de academias de la lengua española, del 26 de julio al 6 de agosto de 1960. Gracias al celo del padre Restrepo, la Academia inició una serie de publicaciones, entre las que figuran las Obras completas de Rafael María Carrasquilla.


También se reanudó la publicación del Boletín de la Academia Colombiana, se atendieron consultas idiomáticas y se examinaron centenares de neologismos con el objeto de encauzar la evolución futura del idioma; se organizaron concursos y conferencias de prensa, con lo que se logró hacer de la Academia una institución operante y de influjo sobre la opinión pública del país y de real prestigio en el exterior. La vocación de defensor y cultor de la lengua castellana y de maestro, que demostró el padre Restrepo durante toda su vida, le llevó a componer una serie de textos útiles y atrayentes para la enseñanza de nuestro idioma, algunos de los cuales han conocido muchas ediciones. Son ellos: El castellano en los clásicos (3 tomos, 1929, 14á ed., 1962); Raíces griegas (1935) y La ortografía en América (1936, 12á ed., Medellín, 1960). También sobre temas de castellano tratan: El castellano naciente (1956), Astros y rumbos: Discursos académicos (1957) y Alarma en el mundo hispánico (1958), que es el discurso inaugural del Seminario Andrés Bello del Instituto Caro y Cuervo, que no pudo pronunciar por causa de grave y súbita dolencia.

Obras destacadas

De los años juveniles del connotado jesuita datan las dos obras que le ganaron amplia fama de filólogo. De 1912 es la primera edición, hecha en Friburgo de Brisgovia, de la Llave del griego: Colección de trozos clásicos según la "Antología micra" de Maunoury. Comentario semántico, Etimología y Sintaxis, escrita en colaboración con el padre Eusebio Hernández, y cuya 5 edición apareció en Barcelona en 1959. El Comentario es obra exclusiva del padre Restrepo y en ella presenta la etimología griega de más de tres mil palabras españolas, lo que hace del libro también una valiosa ayuda para el estudiante de historia de la lengua española.


En 1911 concluyó el más importante de sus trabajos en el campo de la lingüística: El alma de las palabras: Diseño de semántica general, que es el primero y, por muchos años, el único libro escrito en español sobre la materia y el primer ensayo serio de semántica española. La primera edición de este libro apareció en Barcelona, 1917. Su discurso de ingreso a la Academia Colombiana, La cultura popular griega a través de la lengua castellana, 1933, es otro testimonio de su versación en las filologías helénica e hispánica.


Su último trabajo fue un estudio titulado La evolución semántica en el castellano de Jiménez de Quesada, escrito como contribución al Homenaje a Dámaso Alonso (Separata del Homenaje a Dámaso Alonso, Madrid, 1963; publicado también en el número 54 del Boletín de la Academia Colombiana, Bogotá, 1964), donde recogió algunos centenares de voces notables del Antijovio y explicó su significado. En cuanto al Instituto Caro y Cuervo, bajo su dirección dio éste los primeros pasos.

Instituto Caro y Cuervo

En asocio de don Pedro Urbano González de la Calle, inició las labores de continuación del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, de Rufino José Cuervo, con un examen y escrutinio detenidos de los materiales dejados por el gran filólogo bogotano para el Diccionario. Igualmente el padre Restrepo, el profesor González de la Calle y sus colaboradores reanudaron la lectura de clásicos y la correspondiente recolección de papeletas lexicográficas con destino a la gran obra, y comenzaron la publicación de las 48 palabras que Cuervo dejó completas, en las páginas del tomo 1 del Boletín del Instituto Caro y Cuervo.


Cuando, en 1957, se inició la organización del Seminario Andrés Bello como dependencia del Instituto Caro y Cuervo, se le designó decano de él, mediante la resolución 200, de 31 de octubre, expedida por la dirección del Instituto. El padre Restrepo se posesionó en mayo de 1958 del decanato, pero en septiembre del mismo año se vio obligado a retirarse por causa de su delicada salud, que por entonces le impidió también dictar la cátedra de estructura del español, creada por iniciativa suya, y que sólo más tarde, en 1961, pudo profesar durante algunos meses.


Al hacer la cuidadosa revisión de los papeles de Cuervo, conservados en la Biblioteca Nacional de Bogotá, tuvo el padre Restrepo la satisfacción de encontrar algunos trabajos inéditos de don Rufino José y el texto de otros que, aunque publicados anteriormente, habían sido completamente reelaborados. De ellos eligió los tres más importantes: Castellano popular y castellano literario, Las segundas personas de plural en la conjugación castellana y Disquisiciones sobre antigua ortografía y pronunciación castellanas y los reunió y editó en un volumen, que es el primero de la serie de Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, con el título de Obras inéditas de Rufino José Cuervo (1944).

Otras obras

En 1939, año del centenario de Epifanio Mejía, publicó las poesías del vate antioqueño en edición crítica con prólogo y notas suyas (Epifanio Mejía, Obras completas, Medellín, 1939). Posteriormente dirigió la edición Poesías selectas de Epifanio Mejía, Bogotá, 1958. En repetidas ocasiones le cupo hacer el elogio de ilustres figuras de nuestra literatura y de nuestra historia en oraciones de factura elegante y sencilla. A honrar la memoria de Marco Fidel Suárez, su coterráneo, por quien siempre sintió encendida admiración, consagró el padre Restrepo nobilísimas piezas oratorias, que fueron reunidas en el libro El oro en el crisol, Bogotá, 1955.


De él quedaron así mismo, muchos otros discursos sobre temas religiosos, patrióticos, literarios y académicos, parcialmente recogidos en los ya mencionados libros Astros y rumbos y El oro en el crisol, y, además, en La cultura popular griega a través de la lengua castellana y otros discursos, Bogotá, 1938, y en el tomo 79 de la Selección Samper Ortega de literatura colombiana: Oradores sagrados de la generación del Centenario. En el tomo ~ del Boletín del Instituto Caro y Cuervo puede leerse la oración "Vida escondida de Rufino J. Cuervo", pronunciada en el centenario del insigne lingüista.


Otras obras suyas son: una selección y traducción de algunos tratados de San Agustín: San Agustín, sus métodos catequísticos, sus principales catequesis: Introducción, traducción, comentarios y notas por el P. Félix Restrepo (Madrid, 1925), España mártir (1937) y España anárquica (1937), que tratan de los sucesos que por entonces acaecían en España. Síntesis de sus complejas inquietudes intelectuales son los Diálogos en otros mundos (Manizales, 1936), en los que, con increíble agilidad, salta de las consideraciones sobre política doméstica colombiana a la glosa literaria e idiomática y a las disquisiciones físicas y astronómicas.


Con este libro guarda alguna similitud Entre el tiempo y la eternidad (Bogotá, 1960, y Santander, 1963), la obra predilecta de sus últimos tiempos, especie de testamento filosófico, donde intenta una vez más, como otros hombres de la modernidad, el itinerario ideal de Descartes. En prominentes hombres de acción no refleja, sin embargo, la obra escrita, aunque ella sea muy grande la bibliografía del padre Restrepo abarcaba hasta 1950 setecientos siete numerales- sino un aspecto parcial de su personalidad y de su influjo humano.


La obra que dejó el padre Restrepo no está únicamente en los múltiples escritos que de él quedan esparcidos por periódicos y revistas como producto de su incansable pluma, sino en los frutos reales de su actividad incesante como director de institutos de alta cultura, como profesor y educador, como fundador de empresas relacionadas con la educación y las letras, tales como la Editorial Voluntad, que él organizó en 1928, y como sacerdote y soldado de Cristo.


Rubén Páez Patiño

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Parientes

Juan Pablo Restrepo (Padre).

Doña Ana Josefa Mejía (Madre).

Enlaces externos

[1] Información sobre Felix Restrepo en la página de la Universidad Javeriana.

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