Acuarelista y pintor paisajista, nacido en Bogotá, el 3 de febrero de 1912, fallece el 22 de agosto de 1995. Hijo del conocido fotógrafo Aristides Ariza y de doña María Mercedes Vélez, Gonzalo Ariza ingresó en 1931 a la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, después de una conversación con Roberto Pizano y apoyado por su madre. En esos primeros años (estuvo en la Escuela hasta 1935) realizó una obra contestataria, indigenista, preocupada por lo social: óleos, linóleos y algunos dibujos. Hizo ilustraciones para los libros Mancha de aceite (1935), de César Uribe Piedrahita, La Roma de los Chibchas (1937), de Gabriel Camargo Pérez, Presidios de Venezuela (1936) y para la revista Pan. Con frecuencia, por coincidencias generacionales y por sus primeras obras indigenistas, se le considera un artista de los Bachués; pero nada más errado, su producción mayorista está concentrada exclusivamente en el paisaje y además, Ariza no participa de las ideas de los pintores y escultores nacionalistas.

En 1936 viajó a Japón con una beca del gobierno colombiano. Estudió litografía, xilografía y grabado en metal en la Tokio Koto Kogei Gakko, donde fue discípulo de Maeda y Ioth; entre 1936 y 1938, tomó clases particulares de acuarela en el Taller de Tsuguharu Foujita: Lo más importante fue el contacto con una cultura viva, donde el arte no es cosa de museo sino una actividad de la vida diaria, auténtico arte del pueblo, que lo mismo está en la pintura, en los jardines, en el teatro, en la ceremonia del té, en las artesanías y en todas las actividades de la vida diaria. A su regreso a Colombia, hizo una exposición individual en la Sociedad Colombiana de Ingenieros, donde mostró por primera vez sus paisajes: Me ha interesado el paisaje como modo de expresión y por ser lo más propio y auténtico que tenemos. Además por su belleza y variedad, que lo hacen único en el mundo. También está por pintarse. Durante un breve período, Ariza fue profesor en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá (1940-1942). Recibió el segundo premio en el Tercer Salón de Artistas Colombianos, en 1941. Realizó algunos paisajes en grabado, pero a partir de 1943 lo abandonó. Recibió el primer diploma de honor en el VII Salón de Artistas Colombianos (1945).

En 1953 se casó con la escritora Susana Rubio, madre de sus tres hijos: Francisco, María Paz y Alfonso. Realizó dos murales en cerámica, uno en el viejo edificio de El Espectador (1955) y otro en el Hospital de la Hortúa, donde representó a la Virgen. En 1955, Ariza viajó nuevamente a Japón, como primer secretario encargado de asuntos culturales en la Embajada de Colombia. Allí permaneció hasta 1958 y pintó una serie de obras que mostró en la Galería Daimarú de Tokio, la primera exposición de un colombiano en esa ciudad. Cuando regresó a Colombia, Ariza se encontró con los postulados de Marta Traba y su definición del arte colombiano. Entonces, se enfrascó en una polémica con ella a través de la prensa escrita, medio que domina pues desde el inicio de su carrera ha escrito artículos y ensayos sobre arte. A principios de los sesenta, realizó dos exposiciones individuales en el Museo Nacional (1960, 1961) y otras dos en la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá (1962, 1963). Marta Traba lo atacó, haciéndolo a un lado para favorecer su concepto de la pintura moderna, abanderada por Alejandro Obregón. Eugenio Barney Cabrera descalificó su pintura y le recomendó abandonar el oficio.

A partir de 1963, y durante diez años, Ariza se retiró de los Salones Nacionales y de las salas de exposiciones, agobiado por la agresividad y hostilidad de la crítica. En 1973 Ariza volvió a exponer. Sus primeras apariciones fueron discretas, participaciones en colectivas y algunas exposiciones con sus hijos. En 1978 hizo una muestra individual en el Centro Colombo Americano de Bogotá; en ella reunió obras, acuarelas y óleos, realizadas entre 1974 y 1978, algunas en formatos enormes. El ambiente de la crítica había cambiado, y renació el interés y la admiración por las obras de Ariza. En 1982 hizo una gran muestra retrospectiva en el Museo Nacional de Bogotá; allí reunió 171 obras que muestran la evolución de su trabajo. Ariza vive en una casa de la calle La Cajita de Agua, en el tradicional barrio de La Candelaria en Bogotá, alrededor de un exuberante jardín nativo, cuidado personalmente por él, en el cual conserva algunas de las especies que ha reproducido en sus obras: geranios, orquídeas, helechos, parásitas y árboles frutales. En 1985 el gobierno de Japón le otorgó la condecoración Kun Santo Zuimosho. En 1987 recibió el Gran premio Cooperartes a la vida y obra de un artista. A través de su obra, Ariza ha realizado una extensa investigación de la geografía y el paisaje tropical colombiano. Ha insistido en algunos motivos que le han interesado particularmente: el Santuario de la Peña, el cerro de Monserrate, los cafetales, los paisajes de la Sabana de Bogotá, de las tierras templadas y la tierra caliente del interior. En sus pinturas, capta la luz, la atmósfera, la humedad y las sutiles sensaciones ambientales de los diferentes climas. Se detiene en los detalles morfológicos de la flora y las especies vegetales que representa: frailejónes, eucaliptos, gualandayes, otobos, guarnos, bobas, platanales, sauces. También ha realizado algunas panorámicas de Bogotá y Tokio.

MARTA CLARA MARTÍNEZ RIVERA

BIBLIOGRAFIA

ARIZA GONZALO Y EDUARDO CARRANZA. Gonzalo Ariza. Seguros Bolívar. Bogotá, Villegas Editores, 1978. ESCALLÓN, ANA, MARÍA et al. Gonzalo Ariza. Galería Alfred Wild. Bogotá, Villegas Editores, 1989. Gonzalo Ariza, Museo Nacional, Bogotá, 1982-1983, textos: Juan Vitta y Carmen Ortega Ricaurte. PIÑEROS CORPAS, JOAQUÍN. Pintores de la Sabana. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1978. ZALAMEA, JORGE Nueve artistas colombianos. Bogotá, Litografía Colombia, 1941, pp. 55-60; reproducido en: Literatura, política y arte. Bogotá, Colcultura, 1978, pp. 303-306.

Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.