Geografía Antigua

La geografía en la antigüedad está asociada, principalmente, a las observaciones realizadas por los griegos y romanos. El método de estudio en este periodo está caracterizado por la observación de los fenómenos naturales, en donde se da inicio a la medición del mundo y al recuento del mismo, generando una relación recíproca entre relatos de viaje, historia y geografía. Así podemos mencionar la importancia del trabajo de Aristóteles (siglo IV a.c.) quien daría las primeras aproximaciones para asegurar que la tierra era redonda, basado en la observación de los astros, los eclipses y la gravedad. Posteriormente tenemos a Eratóstenes quien realizó intentos por calcular la circunferencia de la tierra. Y por último tenemos a los ‘compiladores’ quienes al escribir tratados puntuales de geografía recopilan el conocimiento, tal como lo hizo Estrabón, quién en su "geografía", obra conformada por más de 15 volúmenes, describió palmo a palmo el imperio romano; o Tolomeo quien recopila todos los conocimientos de los griegos, realizó interesantes mapamundis y elaboró una obra llamada Guía Geográfica. En esta línea también debemos mencionar los trabajos de Hecateo de Mileto quien recopila las noticias que recibe de esta ciudad puerto y narrará en su obra descriptiva de los lugares de la tierra, y Herodoto quien siguiendo una tradición literaria e histórica desarrolla textos geográficos alrededor de sus relatos de viaje y la descripción de las inundaciones en el Nilo. (Carreto et.al, 2000).

Por su parte la geografía romana se concentra en las descripciones comerciales enfocadas en el comercio marítimos, privilegiando las descripciones de las “costas y puertos”, dejando como principales autores a Marco Tenencio de Varrón (militar) quien enfoca sus estudios geográficos con el desarrollo de enfermedades; y Pomponio Mela quien escribirá un compendio geográfico llamado De Chorographia en donde su descripción del mundo obedece a las siguientes regiones: Hispania, la Galia, Germania, África, Asia, Britania y Arabia.

Geografía Medieval

Durante este periodo la geografía occidental estuvo ceñida por el oscurantismo cristiano que gobernó por más de diez (10) siglos. Fue hasta el descubrimiento de los textos de los antiguos griegos, en su mayoría traducciones del árabe realizadas en monasterios, que la ciencia geográfica se inserta en grandes debates científicos conllevando a una confrontación entre ciencia y fe. Será Alberto Magno uno de los primeros en utilizar los textos de Aristóteles para fundamentar su descripción de la tierra (Carreto, 2000). También en este periodo es relevante el rol de los comerciantes y de las repúblicas italianas, principalmente Venecia en la construcción de conocimiento geográfico (descripciones de la tierra) y el desarrollo cartográfico. De esta manera surge uno de los textos más importantes en la literatura de viajes, los Viajes de Marco Polo, texto que describía el reino Mongol, sin embargo el documento no fue bien recibido en Europa al ser calificado como ‘fantástico’ (Carreto, 2000).

Geografía pre-Moderna

El re-descubrimiento de los textos geográficos antiguos, complementado con el descubrimiento europeo de América da inicio a una nueva etapa. Por un lado surge la necesidad de recopilar los nuevos descubrimientos, en lo que serán las crónicas y noticias de las indias, y por el otro la construcción de nuevos mapas que faciliten la exploración marítima y la descripción de los nuevos territorios. Surgen entonces los mapas de Juan de la Cosa, los Portulanos, y es creada en el siglo XVI por Mercator la proyección Mercator que será la base para la construcción de mapas en este periodo.

Geografía Moderna

En el transcurso del siglo XIX se da la ‘institucionalización’ de la geografía como disciplina. Este proceso se da por el auge de las exploraciones científicas alrededor del mundo, siendo su precursor el alemán Alejandro de Humboldt. La obra de Humboldt servirá como insumo para diferentes ciencias, resaltando su capacidad de asociación entre diferentes fenómenos (Rebok, 2003), y por otro lado su capacidad de integrar la observación con la rigurosidad científica, tal como se observa en sus relatos de viaje y en la cartografía.

El segundo autor de mayor relevancia en este periodo es el alemán Carl Ritter, quien sería el precursor de la formalización del estudio de la geografía en la Universidad de Berlín y posteriormente con el impulso a la creación de la Sociedad de Geografía de Berlín (Carreto, 2000). El énfasis de Ritter estuvo en el estudio de áreas teniendo en cuenta los fenómenos históricos, culturales y económicos. Bajo este panorama, surge Friedrich Ratzel, quien estaba influenciado por el positivismo, basaría su teoría en tratar de demostrar que el medio físico determina los comportamientos sociales y demográficos de las personas, pensamiento base del determinismo geográfico. En ese periodo también se destacan los geógrafos Ferdinand von Richthofen y Alfred Hettner. A finales del siglo XIX, el geógrafo Paul Vidal de la Blache, se opuso a la idea de que el medio físico determina las actividades humanas. Él dedico sus estudios a demostrar que los aspectos sociales tienen incluso más relevancia que los factores físicos.

Comenzando el siglo XX se mantuvieron los esquemas típicos de la investigación geográfica. Sólo hasta mediados de siglo florecieron nuevas corrientes teóricas y metodológicas, por ejemplo se adaptaron métodos cuantitativos a los análisis de localización espacial y demografía; entre los teóricos que impulsaron estas ideas se puede recordad a Heinrich von Thünen y Walter Christaller, quienes desarrollaron modelos sobre localización espacial que hoy se consideran obsoletos.
Posteriormente los estudios geográficos se separaron en diferentes corrientes de pensamiento, principalmente entra las que apoyaban los métodos cualitativos y las que defendían los análisis cuantitativos y físicos.

En las últimas décadas se han añadido nuevos retos a la geografía. La creación de los Sistemas de Información Geográfica (SIG), que permiten el análisis simultáneo de datos y la elaboración de cartografía y modelos espaciales, plantean nuevos caminos para los trabajos en geografía.


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