Voz inconfundible en América Latina, estrella mundial de la salsa, Joe Arroyo fue el gran héroe de la música folklórica contemporánea en Colombia. Cantar siempre fue su camino, escogido por él, uno de los treinta y nueve hijos que tuvo su padre con distintas mujeres. Con solo ocho años debuta en público y en las calles aprende de forma autodidacta a mejorar los registros de su voz escuchándola al cantar por medio de un tarro. Integra el coro de la Catedral a los doce, pero como cualquiera en los barrios humildes de Cartagena, se ve obligado a ganarse la vida antes de llegar a ser adulto. Entre ron y prostitutas las noches de La Tuerca, el lugar donde empieza a darse a conocer, le sirven para ganarse una reputación como cantante. Al poco tiempo consigue su primer trabajo profesional como voz de Los Corraleros de Majagual y en 1971 toma rumbo hacia Barranquilla. Con La Protesta, la primera orquesta en reclutarlo, empieza a formar su estilo bajo la influencia de Richie Ray y Bobby Cruz, la salsa más dura de aquél entonces. Un antiguo músico de Los Corraleros de Majagual, Ernesto Fruko Estrada, funda su propia agrupación comenzando la década de 1970, después de ver con sus propios ojos la gestación de una nueva escena de la salsa impulsada por el sonido de La Fania desde Nueva York. Joe Arroyo se convierte en uno de los cantantes de Fruko y sus Tesos, la orquesta insignia de la salsa colombiana en el momento, la única en ser invitada a participar en la propia Fania All Stars, proyecto que finalmente nunca se logra llevar a cabo. Sin embargo, varios de los más grandes éxitos de Fruko y sus Tesos llevan el sello de Joe Arroyo, como Tania, canción que compone con base de rock and roll y que Fruko arregla como un inolvidable tema de salsa. Después de años de gloria y de excesos alrededor del mundo abandona el grupo por problemas internos. A su salida graba un disco con otro conjunto legendario de la época, The Latin Brothers, y en 1981 funda su primera orquesta: La Verdad. Varias veces a mediados de la década de 1980 se le dio por muerto al ausentarse de los escenarios forzosamente por graves inconvenientes de salud. Recuperado de sus problemas y alejado de adicciones como la cocaína, Joe Arroyo regresa con más fuerza que nunca como intérprete y compositor con el álbum Fuego en mi mente de 1989, que incluye una colaboración del pianista Chelito de Castro. Su confirmación como estrella de la música latina llega en ese momento, y hasta nuestros días, una carrera de éxitos lo ha acompañado. Presentaciones en vivo en el Madison Square Garden o el parque de La Villete de París, fanáticos de sus mosaicos folklóricos en Japón y audiencias en África gracias a su tema Yamulemao, muestran el alcance de su música en el mundo. En Colombia, después de ganar sucesivamente como nadie antes Congos de Oro, galardón que se otorga a los mejores músicos en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla, los organizadores se vieron obligados a crear solo para él un premio nuevo, el SuperCongo de Oro, para que otros también pudieran ganar la distinción habitual. La voz del Sonero de América, como también se conoce a Joe Arroyo, caribeña pero metalizada, de un color tan urbano como costeño, coloca su nombre junto al de los grandes cantantes de salsa, como Benny Moré o Héctor Lavoe. Su música desborda ese ritmo y se nutre del ancestral folklor colombiano a golpe de cumbias, porros y chandés, del legado musical africano en la costa atlántica y de sus propias recetas rítmicas como el joeson, el resultado de años de mezcla y fusión. Pa’l bailador, Por ti no moriré, La Noche, Te quiero más, Echao pa’ lante, Vuelve, o Mary, canción en recuerdo de su hija, son hoy clásicos de la música tropical. Rebelión, el tema con el que gana mayor prestigio internacional, el cual habla de la sublevación, en defensa de su amada, de un esclavo africano frente al yugo español en el siglo XVII, es más que un trozo invaluable de historia de Colombia, es prueba del fuego y del genio de una raza que se libera con la música convirtiendo lo que alguna vez fue dolor en un motivo de fiesta. Desde fines de junio de 2011, Joe Arroyo presentó quebrantos en su salud. A comienzos de julio de 2011 fue internado en la clínica La Asunción de Barranquilla por una crisis hipertensiva, cardiopatía isquémica y diabetes mellitus con descompensación simple. Álvaro Jose Arroyo, el Joe Arroyo, muere en la ciudad de Barranquilla, el martes 26 de julio de 2011 a la edad de 55 años.

Discografía (como solista): Sus mejores temas tropicales (2001) En sol mayor (2000) Cruzando el milenio (1999) Deja que te cante (1998) Reinando en vida (1997) Mi libertad (1996) Sus razones tendrá (1994) Fuego (1993) Toque de clase (1991) Somos seres (1990) Fuego en mi mente (1989) Acerca de Joe Arroyo:

Documental "Graba el Joe". Dirigido por Ernesto Mc Causland