Josefina Valencia de Hubach
Josefina Valencia de Hubach.jpg
Datos generales
Nombre Josefina Valencia de Hubach
Fecha de nacimiento 22 de septiembre de 1913
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Ocupación política
Primaria Colegio de las hermanas Velasco Brando, Popayán.
Bachillerato Colegios San José de Tabes y Colegio de las hermanas Salesianas en Popayán
País de nacimiento Colombiana Bandera de Colombia }}
Ciudad de nacimiento Popayán
Fecha de fallecimiento 04 de octubre de 1991
País de fallecimiento España
Ciudad de fallecimiento Madrid
Familia Guillermo Valencia (padre), Josefina Muñoz (madre), Martha (hija),
Cónyuge Enrique Hubach


Josefina Valencia de Hubach política defensora de los derechos ciudadanos de la mujer, especialmente, el derecho al voto.

Biografía

Nació en Popayán el 22 de septiembre de 1913 en el seno de una familia adinerada y de importante influencia en la política nacional. En 1953 se afilió a la corriente política de Gustavo Rojas Pinilla, a quien sería leal ante toda prueba. Desde esa posición empezó a presionar para que se legislara el derecho de las mujeres a votar, logro que se alcanzó en 1954. Fue la primera mujer en Colombia que dirigió la Gobernación de un departamento, el Cauca, y un ministerio, el de Educación. Después, fue embajadora de Colombia ante la Unesco, Senadora de la República y Concejal de Popayán. Murió el 4 de octubre de 1991 en Madrid a causa de una afección cardiaca.

La familia Valencia Muñoz

Josefina nació en la familia conformada por Guillermo Valencia[1] y Josefina Muñoz. Su padre fue un reconocido poeta, pionero del modernismo, y político. En dos ocasiones fue candidato a la presidencia de la República (1918 y 1930) por la Unión Republicana y el partido Conservador, fue Secretario de Educación y de Gobierno del departamento de Cundinamarca (1901), Gobernador del Cauca (1909), Ministro de Guerra (1914), y Congresista en repetidas oportunidades. Por su parte, Josefina Muñoz era la hija del ganadero Ignacio Muñoz, el mayor terrateniente del Cauca a inicios del siglo XX (Chaparro, 1997). Del matrimonio Muñoz Valencia nacieron cinco hijos: Josefina, Guillermo León Valencia[2], Álvaro Pio, Luz y Giomar.

Cuando Josefina todavía era una niña, su madre falleció, de modo que tuvo que asumir el rol que ella tenía en la familia. Esto fortaleció su carácter y, como mencionan sus familiares, su “don de mando” (Chaparro, 1997, p.39). Se graduó de bachiller en el colegio que regentaban las hermanas Salesianas en Popayán. No realizó estudios profesionales, sin embargo, contaba con un amplio bagaje cultural, en que se destacaba su facilidad para los idiomas. Tuvo la fortuna de ser educada por su padre, que desde muy joven prestó especial cuidado a su formación intelectual en medio de la enorme biblioteca familiar.

En la familia Valencia Muñoz se cultivaron diversas posiciones políticas, contradictorias, incluso antagónicas en momentos de álgida violencia partidista a nivel nacional. Josefina, Rojista; Guillermo León, conservador acérrimo y simpatizante del franquismo; Álvaro Pio, socialista; y Luz, liberal. Josefina, por su parte, desde la década de 1930 empezó una campaña por los derechos civiles y políticos de la mujer en Popayán, lo que le valió el recelo de muchas de sus coterráneas, apegadas a los valores tradicionales y conservadores, según los cuales, por naturaleza a las mujeres les correspondía el ámbito de lo privado, en contraposición a los hombres, que deberían desempeñarse en lo público.

En 1943, cuando tenía treinta años, se casó con el geólogo chileno Enrique Hubach, con quien tuvo tres hijas, una de las cuales murió.

Situación civil de las mujeres en la primera mitad del siglo XX

Durante el siglo XX en Colombia, el Código Civil reflejaba la relación de subordinación de la mujer hacia el hombre. Antes del matrimonio, la potestad de las mujeres estaba a cargo del padre y en el momento en que se casaban, legalmente, el hombre asumía un tutelaje sobre la mujer y sus bienes, como si esta fuese un menor de edad incapaz de conducirse por sus propios medios. Gracias a la “potestad marital”, entendida como “el conjunto de derechos y obligaciones que conceden al marido sobre la persona y bienes de su mujer” (Velásquez, 1989, p.187), las mujeres no podían manejar el dinero, aun si era producto de su salario, ni administrar sus bienes. Tampoco podían contratar, ni aceptar herencias o adquirir algún compromiso económico.

En momentos en que en Colombia habían sido eliminadas la esclavitud y las formas de sujeción personal, el matrimonio constituía la matrícula legal para la mujer adquirir el estatus de sierva, bajo la disposición arbitraria del marido. Para el varón en cambio era el matrimonio un modo de obtener propiedades y mando de la sociedad conyugal. (Velásquez, 1989, p.188)

La educación estaba discriminada por género. Las pocas mujeres que tenían acceso a la educación eran formadas para desempeñar las funciones de madre y esposa. Se priorizaba la enseñanza de la religión, de la lectura y escritura, de las labores domésticas y algunas lecciones de historia y geografía.

La situación de las mujeres empezó a cambiar hacia la década de 1920, cuando cientos de ellas fueron empleadas en fábricas, porque se consideraba que eran una mano de obra barata y dócil. El 14 de febrero de 1920, se desmentiría esa presunción, cuando las trabajadoras de la Compañía de Tejidos Medellín suspendieron sus actividades laborales durante 22 días como protesta frente a los bajos salarios, las extenuantes jornadas de trabajo, los castigos y los acosos sexuales. La presión de la huelga logró la firma de un acuerdo donde se reconocían las peticiones de las mujeres trabajadoras (Jaramillo, 1995). Como esta, hubo otras protestas, que se extendieron a otros sectores productivos.

Ya en la década de 1930 empezó a consolidarse un movimiento de mujeres que abogaba por la defensa de sus derechos civiles y políticos. Las mujeres profesionales conformaron la Unión Femenina de Colombia, mientras que las mujeres obreras, ligadas al Partido Socialista Democrático fundaron la Alianza Femenina de Colombia, cuyo órgano de difusión fue la revista Agitación Femenina.

Pese a la oposición de muchos congresistas, con la Ley 83 de 1931 se dictaminó que las mujeres casadas podían recibir sin sus esposos como intermediarios el dinero producto de su trabajo. Un año después, por medio de la Ley 28 de 1932 se reconoció a la mujer casada la capacidad jurídica para disponer de sus bienes y hacer parte de la administración de los bienes del matrimonio, y en 1933 se obtuvo el derecho a la educación secundaria y el ingreso a la Universidad.

Feminismo católico y conservador

La corriente desde la cual Josefina se posicionaba para luchar por los derechos de las mujeres era el feminismo católico y conservador. Como ella abiertamente lo reconocía era “conservadora por temperamento y formación”, según decía, en la doctrina católica había encontrado las fuentes de cuanto podía realizarse en favor del pueblo, y respecto a los derechos civiles y políticos de las mujeres, mencionaba “la gran conquista que para ellas representa el otorgamiento de su ciudadanía no estará encaminado contra los ideales especialmente católicos del pueblo colombiano, ni contra la estabilidad del hogar” (Valencia, 1955, citada por Serna, 2016).

Como afirma Lola Luna (2000), en Colombia los sectores conservadores tomaron la bandera del sufragio femenino. Los argumentos sufragistas se dividían en dos: los de las liberales y socialistas propendían por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y los de las conservadoras que exaltaban cualidades consideradas femeninas como la pureza política y las ideas según las cuales la experiencia en el gobierno del hogar y la familia serían útiles a la patria. Los segundos fueron los que contaron con mayor simpatía entre los congresistas, incluso entre Gustavo Rojas Pinilla, quien pensaba que las mujeres podrían desempeñarse en cargos públicos relacionados con la educación y el cuidado de la niñez y de los pobres donde tendría “un vasto campo para ejercitar su abnegación sin límite” (Luna, 2000, p.85).

Paradójicamente, los liberales, que en otros aspectos se habían mostrado más progresistas, temían al voto femenino, pues consideraban que el clero, de clara tendencia conservadora, tenía mucha influencia sobre las mujeres que representaban un botín político enorme. Sumado a esto, para ese entonces, el Papa Pío XII había aprobado el sufragio femenino y hecho un llamado a que las mujeres votaran a favor de los partidos de orientación católica y en contra del comunismo.

El voto femenino en Colombia

Josefina desempeñaría un rol fundamental en la consecución de derecho de las mujeres a votar y a participar de las contiendas políticas. En 1953, en medio de una guerra civil violenta y salida de control, el General Gustavo Rojas Pinilla, asumió la Presidencia de la República mediante un golpe de Estado al entonces presidente Laureano Gómez (Palacios y Safford, 2012). Pocos meses después, se reunieron importantes figuras de la política nacional en Popayán para inaugurar una estatua en conmemoración de Guillermo Valencia, entre ellas, el General Rojas. Como cuenta Martha, la hija de Josefina,

Durante la comida que se ofreció al ex presidente Rojas Pinilla, mi mamá se le acercó y le dijo que ayudara a la mujer colombiana a obtener el derecho al voto. Rojas Pinilla llamó al ministro de Gobierno de ese entonces, Lucio Pabón, y le manifestó que acordara con ella una cita en Bogotá para hablar sobre el tema. A Rojas le gustó la idea y se comprometió a colaborar (Citada en Chaparro, 1997, p.40).

Durante el gobierno de Laureano Gómez se había aprobado un proyecto de reforma constitucional, para lo cual se estableció una Asamblea Nacional Constituyente (ANAC), que terminó llevándose a cabo durante el gobierno de Rojas. Aprovechando la coyuntura, más de 3.000 mujeres firmaron una carta a la Comisión de Estudios Constitucionales para exigir los derechos civiles y políticos de la mujer. Las mujeres no podían hacer parte de la Asamblea, puesto que legalmente no eran ciudadanas, sin embargo, el expresidente Gómez había propuesto la figura de “representantes del presidente”, que contaban con potestad para participar de la Asamblea. Gracias a esta figura, el General Rojas presentó a cuatro mujeres para que hicieran parte de la ANAC: Josefina Valencia (titular) y Teresa Santamaría (suplente) por el partido conservador y Esmeralda Arboleda (titular) y María Currea (suplente) por el partido liberal.

La disputa en la Asamblea no fue fácil, las mujeres representantes tuvieron que sacar a relucir los más sólidos argumentos para explicar por qué tenían derechos civiles al igual que los hombres, intentando desnaturalizar imaginarios machistas que estaban muy arraigados entre los congresistas. Finalmente, después de un arduo trabajo, lograron que en 1954, por medio del acto legislativo número 3 se reconociera el derecho de las mujeres a elegir y ser elegidas.

La vida en la política

Durante la dictadura de Rojas, Josefina se convirtió en la primera mujer en la historia de Colombia en ejercer como Gobernadora de un departamento y como Ministra de la República. En 1955 fue designada Gobernadora del Cauca. Entre las principales líneas de su gobierno se destacó: la intención de construir una vía que comunicara a Popayán con Guapi y aeropuertos en los tres municipios costeros del Cauca; el mejoramiento de malla vial en el departamento; la construcción de hidroeléctricas y acueductos; la construcción de escuelas en zonas rurales; y el fomento del turismo. Pese a sus proyectos, Josefina no fue bien recibida como gobernadora, y se generó una fuerte resistencia a su gobierno que era percibido como representación del partido conservador.

Por su parte, Guillermo León Valencia, hermano de Josefina, se había perfilado como uno de los opositores más fuertes de Rojas, lo cual repercutió en la destitución de Josefina, a quien le fue asignado el Ministerio Nacional de Educación (Serna, 2016). Ahí, se destacó por darle importancia a la educación rural y el impulso a la educación técnica. Posteriormente, fue nombrada embajadora de Colombia ante la UNESCO, razón por la cual vivió un año en París. A su regreso fue elegida como Senadora de la República por la Alianza Nacional Popular y Concejal de Popayán. Josefina murió en Madrid a los 78 años debido a una afección cardiaca.

Cronología

  • 1913 : Nace en Popayán.
  • 1938 : Dirigió la Revista feminista Catleya.
  • 1948 : Se casó con el geólogo chileno Enrique Hubach.
  • 1953 : El General Gustavo Rojas Pinilla se toma el poder.
  • 1954 : Participa en la ANAC y contribuye a que se legisle el derecho de la mujer a votar y ser elegida.
  • 1955 : Se convierte en la primera Gobernadora del Cauca y de Colombia.
  • 1956 : Es designada Ministra de Educación Nacional.
  • 1958 : Embajadora de Colombia ante la UNESCO.
  • 1991 : Muere por una afección cardiaca.

Véase también

Referencias

  1. Consulte la biografía de Guillermo Valencia en: https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Guillermo_Valencia
  2. Consulte la biografía de Guillermo León Valencia en: https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php?title=Guillermo_Le%C3%B3n_Valencia

Bibliografía

  • Chaparro, G. (1997). Josefina Valencia de Hubach: una vida en busca de la equidad. En: Velásquez, M., Chaparro, G., Laverde, M.C., Arizabaleta, M.T., y Aguilera, M. 40 años del voto de la mujer en Colombia. Cali, Colombia: Gobernación del Valle del Cauca, Gerencia para el desarrollo social.
  • Luna, L. (2000). “El logro del voto femenino en Colombia: la violencia y el maternalismo populista, 1949-1957”. Ponencia presentada al XI Congreso Colombiano de Historia, Bogotá, Colombia.
  • Jaramillo, A.M. (1995). Industria, proletariado, mujeres y religión. Mujeres obreras, empresarios e industrias en la primera mitad del siglo XX en Antioquía. En: Velásquez, M. (Ed.) Las mujeres en la historia de Colombia. Tomo II Mujeres y sociedad. Bogotá, Colombia: Consejería Presidencial para la Política Social, Editorial Norma.
  • Palacios, M., y Safford, F. (2012). Historia de Colombia. País fragmentado, sociedad dividida. Bogotá, Colombia: Universidad de los Andes.

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Enlaces externos

Créditos

1. Diciembre de 2019. Investigación y texto Natalia Cobo para Banrepcultural