María Amparo Amaya Alarcón
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Datos generales
Nombre María Amparo Amaya Alarcón
Fecha de nacimiento 02 de septiembre de 1947
Nacionalidad Colombiana Bandera de Colombia }}
Seudónimo Alma de la Calle
Ocupación Escritora y lustrabotas
Primaria Escuela de Orientación Femenina de Bogotá
País de nacimiento Colombia Bandera de Colombia }}
Ciudad de nacimiento Carmen de Carupa, Cundinamarca
Familia Luis Eduardo Santos (esposo), Blanca (hija), Marsela (hija)


María Amparo Amaya Alarcón, es una poeta y escritora nacida en el municipio de Carmen de Carupa, en el año 1947. Su vida, atravesada por el rechazo social y la vida en la calle, le ha permitido crear una obra literaria ecléctica y original, la cual trata sobre las penurias de la marginalidad, los abusos de la autoridad hacia los más pobres y la vida cotidiana en los sectores populares de la ciudad. Sus poemas y cuentos han sido reconocidos por instituciones tales como la Casa de Poesía Silva, el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá, la Corporación Colombiana de Teatro y el Centro de Artes Dramáticas y Audiovisuales.

Biografía

María Amparo Amaya Alarcón nació el 2 de septiembre de 1947 en el municipio de Carmen de Carupa, ubicado en el departamento de Cundinamarca. Muy pequeña llegó a Bogotá para estudiar en la Escuela de Orientación Femenina, en donde pudo concluir sus estudios primarios. Por aquel entonces empezó a escribir versos a la corta edad de siete años, siendo constantemente reprimida por las monjas de la escuela debido a los contenidos de su incipiente obra. De hecho, presenció como las religiosas le quemaban los primeros capítulos de su novela Observando el universo “porque profanaba a Dios”[1].

En su juventud viajó a la ciudad de Bucaramanga, en donde se hizo mayor de edad, para luego trabajar como empleada en varias casas, de las cuales también fue rechazada por sus patronas. De ahí decidió regresar a Bogotá para vivir y trabajar como lustrabotas, oficio que realizó por casi 45 años. La experiencia en las calles bogotanas marcó profundamente a la escritora, la cual fue testigo presencial de las condiciones de vida de los marginales, de los ritmos de vida acelerados de los habitantes del centro de la capital, de la basura y la suciedad, de la delincuencia y la pobreza; allí tuvo a sus hijas y las crió en medio de las hostilidades de la calle.

A pesar de la realidad que vivió durante esos años, María Amparo Amaya siguió escribiendo poemas, cuentos y novelas; en 1991 participó en el “Segundo Festival de Cuentos TPB (Teatro Popular de Bogotá)” y en el Tercer Festival de Cultura Popular. Esto le permitió darse a conocer en el medio literario bogotano y, en 1993, poder publicar su primera obra Escribiendo como loca en colaboración con el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de la capital. Un año después, y debido al éxito que tuvo su obra y su vida, fue entrevistada por la revista Cambio 16, al igual que en varios programas radiales y televisivos. Posteriormente, participó en el recital del Museo Rayo en el marco del Encuentro de Mujeres Poetas y en la Casa Poesía Silva. En 1999 fue entrevistada en el programa Giros del canal Señal Colombia; ese mismo año salió a la luz su libro Mi mente es así… por el cuento. Dos años más tarde participó en el programa Lecturas compartidas y en 2002 en Letras Capitales.

En el año 2001 obtiene una beca del Ministerio de Cultura para realizar su proyecto de investigación y literario El pincel pinta y pregunta: sobre la pictórica de la maestra Débora Arango, el cual fue concluido y publicado al año siguiente. En 2003 obtuvo el Premio “Descanse en paz la guerra” patrocinado por la Casa de Poesía Silva. Posteriormente, se publicaron sus novelas Observando el universo y El hijo de la muerte, ambas en el año 2004, y 111 poesías para no morirse en 2005.

Su trayectoria poética le permitió, por otra parte, conocer a reconocidas figuras del medio artístico, literario y político nacional, tales como el novelista y poeta Álvaro Mutis, la cantante Soraya o el ex-presidente Álvaro Uribe Vélez. Fue muy notoria la amistad que sostuvo con la poetisa María Mercedes Carranza de la cual se supo que, la noche anterior a su suicidio, estuvo acompañada de María Amparo Amaya en un recital de poesía en la Casa Silva[2].

Obras

“Alma de la calle” fue el pseudónimo elegido por María Amparo Amaya con el que firmó muchas de sus obras. Evidentemente, las duras experiencias vividas en la calle fueron el sustrato principal de sus poemas, en donde también se exploran con profundidad la soledad, la miseria, el amor, la crueldad y la tristeza. Escribiendo como loca (1993) es una obra que contiene alrededor de cincuenta poemas, cuentos y aforismos. Cada uno de ellos reflejan en buena medida el dolor y el rechazo vividos por la escritora a lo largo de su vida; desde sus vivencias en el asilo-orfanato de la Beneficencia de Cundinamarca y en la Escuela de Formación Femenina, hasta en su vida adulta trabajando brevemente como empleada y luego como lustrabotas; incluso como madre siendo rechazada por sus hijas al verla escribir diariamente. “Acudía a las iglesias católicas pero al verme con la caja lustrar –ya era lustrabotas– me rechazaban; me decían loca. Toda la vida” (Amaya, 1993). “Llorar”, poema escrito el primero de noviembre de 1991, materializa los sentimientos de la poeta frente la existencia que le tocó vivir:

Con esa lágrima
llora un millonario
llora también un pobre,
esa lágrima la comparte el mundo
La tristeza y la alegría
de una lágrima
del rico, el pobre
el trabajador, el callejero.
  1. Arias, Jimmy, “La poetisa de la calle”. En: diario El Tiempo. 25 de abril de 2004. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1538892 Consultado el 1 de noviembre de 2019.
  2. Arias, Jimmy, “La poetisa de la calle”. En: diario El Tiempo. 25 de abril de 2004. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1538892 Consultado el 1 de noviembre de 2019.