Marina Abramović
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Datos generales
Nombre Marina Abramović
Fecha de nacimiento 30 de noviembre de 1946
Nacionalidad Yugoslava
Ocupación Artista de performance, productora de cine, fotógrafa, videoartista, escultora, escenógrafa y profesora universitaria
Estudios universitarios Academy of Fine Arts, Belgrado
Formación profesional Posgrado en la Academia de Bellas Artes de Zagreb
País de nacimiento Serbia
Ciudad de nacimiento Belgrado
Familia Vojo (padre); Danica (madre)
Cónyuge Neša Paripović (esposo, 1971-1976); Frank Uwe Laysiepen “Ulay” (compañero, 1976 -1988); Paolo Canevari (esposo, 2005-2009)


Marina Abramović es una de las artistas contemporáneas más importantes y reconocidas del mundo. Por su obra y amplia actividad en el performance se le ha apodado como “la abuela del performance”. Con una trayectoria que comprende más de cuatro décadas, su trabajo se consolida como una exploración de la relación entre el artista y la audiencia a través de las manifestaciones corporales. Sus producciones son una búsqueda y un desafío de las posibilidades y límites que trae la amalgama cuerpo-mente desde la espiritualidad, la valentía, la disciplina y la voluntad. Es una artista de la experimentación, quien con una personalidad irreverente ha mostrado el perfil de una mujer cuya vida y expresión íntima son la materialización vívida de la obra de arte, que es el cuerpo mismo en reto y acción.

Biografía

Infancia

Nace el 30 de noviembre de 1946 en Belgrado, Serbia, antigua Yugoslavia. Marina es hija del clima que dejó la posguerra. Su tío abuelo fue un patriarca ortodoxo, quien, tras su muerte fue proclamado santo, embalsamado y colocado en la iglesia de San Sava de Belgrado. Su madre Danica fue comandante de la armada roja y, a mediados de los sesenta, se le nombró directora del Museo de la Revolución y Arte en Belgrado. Su padre Vojo, nada distante con la militancia familiar, fue partisano en la Segunda Guerra Mundial, comandante de relevancia social, reconocido como héroe nacional en la posguerra.

Hasta los seis años fue criada por sus abuelos, con quienes asistía a la iglesia siguiendo sus lineamientos, forjando en la niña la espiritualidad como un ejercicio vital, que aún considera un rasgo de su vida y personalidad.

Su infancia transcurre en los restos de la desaparecida Yugoslavia. Gracias al trabajo y movimiento de su madre en la esfera artística de la postguerra, Marina desarrolla un temprano interés por la creación y el consumo cultural. A la edad de seis años comenzó a pintar y tocar el piano. Igualmente, sus padres la adentraron en el campo de la educación, de manera que antes de la adolescencia ya tenía habilidades comunicativas desde el serbio, el francés y el inglés y era una ávida lectora.

La vida en el arte

Marina estableció una vida consolidada al arte. En 1964 se inscribió en la Academia de Bellas Artes de Belgrado, culminando su pregrado en 1970. Allí adquiere conocimientos sobre técnicas e historia del arte universal, logrando enriquecer y especializar el saber que desde antes había construido de manera autodidacta. Cursó estudios de posgrado en la Academia de Bellas Artes de Zagreb, Croacia en 1972. Durante su recorrido como estudiante se afincó y enamoró del campo del performance y lo convirtió en su línea predilecta de investigación y creación.

En sus años de universidad, Marina Abramović sintió que la pintura y el arte tradicional no eran suficientes para expresar sus ideas y necesidades como artista. Desde muy joven, producto de la tóxica relación que llevaba con su madre, Marina estuvo interesada en explorar su cuerpo; llevarse a sí misma hacia sensaciones y límites desconocidos. Es así como surgió su interés por la acción artística.

Entre 1973 y 1975 ingresa al mundo de la docencia en la Academia de Bellas Artes de Novi Sad, Serbia, mientras se adentra en el clima de la creación como solista y comienza a desarrollar su primer proyecto de performance personal. Estuvo casada con su primer esposo, Neša Paripović, entre 1971 y 1976, año en que deja Yugoslavia para residir en Ámsterdam, Holanda.

Para 1973 Marina presenta una de las acciones de su serie Rythm (1973/74), enmarcadas en una arriesgada exploración del Body Art. Allí indaga los límites de su cuerpo al dolor físico, el sufrimiento y la automutilación. Además, el contacto con el público le permite indagar sobre la acción social y moral que adquieren las personas cuando se ven frente a un cuerpo femenino, en libertad de acción e intervención sobre él.

En el performance titulado Ritmo 10, Abramovic experimenta por primera vez con su cuerpo desde el dolor: explora elementos de rituales y gestos, al realizar entre sus manos la conocida “ruleta rusa” con veinte cuchillos y dos grabadoras; la artista ejecuta el juego dando golpes rítmicos de cuchillo entre los dedos abiertos de su mano. Cada vez que se cortaba, tomaba un nuevo cuchillo y grababa la operación. Después de cortarse 20 veces, reproduce la cinta, escucha los sonidos y trata de repetir los mismos movimientos y errores, uniendo de esta forma el pasado y el presente. Con este acto instala en su estilo, el uso del cuerpo como canal definitivo para la expresión y la conciencia. El recibimiento del público fue positivo, por lo que un año más tarde, en 1974, presenta tres instalaciones más: Ritmo 5, Ritmo 2 y Ritmo 0.

Con Ritmo 5, expone su cuerpo a límites extremos, haciendo uso del fuego y el calor. Allí intenta retomar la energía del dolor corporal extremo, utilizando una gran estrella de alambre y trapo mojado en petróleo, la cual es encendida al comienzo de la actuación. Parada fuera de la estrella, Abramović se corta las uñas de las manos, las de los pies y también su cabello. Cuando termina con todo, lanza los recortes a las llamas haciendo estallidos de luces. Como acto de purificación, Abramović salta al centro de las llamas, cayendo en el centro de la estrella. Debido a la luz y el humo del fuego, el público no lo nota y la artista pierde el conocimiento por la falta de oxígeno. Algunas personas de la audiencia se dan cuenta de lo ocurrido, sólo cuando el fuego se acerca demasiado al cuerpo que permanecía inerte. Algunos de ellos intervienen y logran sacarla inconsciente.

En Ritmo 2 consume drogas y medicinas para demostrar la inefable conexión mente-cuerpo. En la primera parte, toma un medicamento utilizado para la catatonia; el cuerpo de la artista reacciona violentamente a la droga, experimentando ataques y movimientos involuntarios. Mientras perdía el control de los movimientos de su cuerpo, su mente estaba lúcida y observaba todo lo que ocurría.

Diez minutos después de que los efectos de la droga pasaran, toma otra para uso antidepresivo, también recetada a personas violentas, con la cual obtiene como resultado una inmovilización general. Físicamente ella se encontraba presente, pero mentalmente no. Este proyecto es uno de los primeros de sus exploraciones de la conexión entre cuerpo y mente, que más tarde la llevan al Tíbet y al desierto de Australia como expositora invitada.

Para cerrar esta serie, el performance que estallaría su carrera por los cielos sería Ritmo 0, considerada una de las obras clásicas de la artista y donde quedó esclarecido cuál sería su objeto de estudio predilecto: el público. Para esta propuesta llena un salón de distintos objetos que el público acomoda sobre su cuerpo desnudo: cuchillos, látigos, pistolas y rosas con espinas. Todo aquello para desafiar sus límites, tanto personales como artísticos. En esta puesta, Marina adopta un rol pasivo, mientras el público se encarga de la acción.

Una mesa con 74 objetos que le permitían al público usarlos en la forma que eligieran. Algunos de estos objetos podían usarse de manera placentera, mientras que otros podían infligir dolor o incluso dañarla. Durante seis horas, la artista permitió a la audiencia manipular su cuerpo y sus acciones. Al principio, los participantes fueron pacíficos y tímidos, pero gradualmente comenzaron a ser más violentos.

Ámsterdam y el arte

En esta ciudad, Abramović conoce al artista del performance germano-occidental reconocido con el nombre de Ulay. Por afinidades artísticas, comienzan a realizar un performance conjunto donde los conceptos principales a desarrollar fueron el ego y la identidad artística. Este es el comienzo de una década de trabajo conjunto, donde el interés común en las tradiciones de sus patrimonios rituales y culturales los lleva a formar un colectivo artístico llamado The Other (El otro). Con cierta influencia de las disciplinas de la psique, en este proyecto se visten y encarnan la imagen del otro, apostándole a la idea de la duplicidad. Así, lograron generar una relación de completa confianza.

Idearon una serie de trabajos en que sus cuerpos creaban espacios dinámicos para la interacción con la audiencia. Uno de estos proyectos fue Relation in Space (Relación en el espacio), donde dos cuerpos, a modo de planetas, corren alrededor de la sala, mezclando las energías masculina y femenina en un tercer componente al que llamaron That Self (Ese mismo).

En 1976 crean Relation in Movement(Relación en movimiento), performance donde la pareja conduce su automóvil dentro de un museo dando 365 vueltas; un líquido negro sale del automóvil formando una especie de escultura y cada vuelta representa un año.

En 1977 idean Breathing In/Breathing Out, (Respirando/Exhalando), performance en el cual ambos unen sus labios y aspiran el aire expelido por el otro, hasta agotar todo el oxígeno disponible. 17 minutos después del inicio de la performance, caen al piso inconscientes, dado que sus pulmones se llenaron de dióxido de carbono. Esta pieza, importante y controversial, explora la idea de la habilidad del individuo de absorber la vida de otra persona, cambiándola y destruyéndola.

En 1988, luego de varios años de relación, Abramović y Ulay deciden hacer un viaje espiritual que daría fin a su relación amorosa y artística. Ambos caminaron por la Gran Muralla China, cada uno desde extremos opuestos, encontrándose en el centro. Para Abramović, esta experiencia le proporcionó lo que para ella era un fin de relación apropiado para un enlace lleno de misticismo, energía y atracción.

En los años siguientes, Marina se dedica a presentar sus experimentos artísticos por distintos museos de arte contemporáneo del mundo, entre ellos el Museo Nacional Británico de Arte Moderno y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, del cual fue directora creativa.

Obra artística