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Propietario de tierras, ganado y esclavos, que colaboró con la causa patriota.


Biografía

Nacido en Pasto, conocido en la provincia de Citará como “el esclavizador más rico del siglo XIX” [1], hijo de Don Francisco Javier de Barona y Betancourt y Doña Luisa Santacruz y Muñoz de Ayala, ostentaba una gran riqueza, la cual fue reducida considerablemente durante las guerras de independencia. Los gobernantes, tanto patriotas como realistas, utilizaron a los esclavizadores, como grupo socio-económico principal, como medio para suplir la necesidad de sostenimiento de la guerra; los obligaban a realizar contribuciones forzosas que, especialmente a Don Melchor, lo llevaron al empobrecimiento [2].

Durante el año 1816 don Melchor recibió los más duros golpes en contra de su patrimonio, siendo víctima de extorsiones. Los españoles se apropiaban de bienes, dinero, ganado, canoas y otros donativos que sumaban entre 2.000 y 15.000 pesos. A la llegada del realista Julián Bayer y sus soldados, invadieron el inmueble de Betancourt y consumieron todo el ganado vacuno y los platanares, lo despojaron de cinco canoas y se llevaron la mano de obra, representada en 17 esclavos, entre ellos los más fuertes. De otro lado y para satisfacer los injustos y arbitrarios donativos solicitados por el cabildo del temerario Agustín Romero, quien lo apresó en dos oportunidades, don Melchor se vio en la obligación de entregar hasta los vasos sagrados a fin de negociar su libertad. Así lo llevaron a la ruina, quedándole solo las tierras y unas pocas negras con sus hijos y diez hombres mayores e inútiles.

Vale la pena mencionar que, incluso habiendo terminado la guerra, don Melchor siguió siendo víctima de los nuevos funcionarios patriotas Nicolas Gamba, Teniente General Interino, y José María Cancino, quienes se empeñaron en profundizar más su ruina, ensañándose contra los pocos bienes que le quedaban [3]. Ante tantas injusticias y arbitrariedades, don Melchor decidió acudir a instancias judiciales contra el presidente del cabildo realista, Agustín Romero, por considerar indebidas las extorciones a que éste con tiranía e inclemencia lo sometió. Betancourt, un hombre luchador, quiso defender su honor y recuperar los bienes embargados. Murió en 1822 sin conocer el resultado final del pleito entablado [4].

Don Melchor en su codicilo expresó: “… para que Dios me perdone todos mis pecados le perdono de todo corazón todas las injurias e insultos y agravios que ha hecho en mi persona y bienes el señor coronel José María Cancino solo llevado de los malos informes que a este le han hecho los malos terceros, pero sí de ningún modo le perdono la ruina que intenta llevar a cabo de mi casa…”, según cita de Mosquera [5].

Referencias

  1. JIMÉNEZ MENESES, ORIÁN. “Historia y memoria. La etnoeducación de los afrocolombianos”, en Revista Educación y pedagogía, Universidad de Antioquia, Medellín, XVI (39), 2004, págs. 89-103
  2. MOSQUERA MOSQUERA, SERGIO ANTONIO, Descendientes de africanos en las independencias (Vol. 13). Quibdó, Alto Vuelo Comunicaciones, 2010
  3. Ibíd
  4. Ibíd
  5. Ibíd., págs. 182-183

Bibliografía

  • JIMÉNEZ MENESES, ORIÁN. “Historia y memoria. La etnoeducación de los afrocolombianos”, en Revista Educación y pedagogía, Universidad de Antioquia, Medellín, XVI (39), 2004.
  • MOSQUERA MOSQUERA, SERGIO ANTONIO, Descendientes de africanos en las independencias (Vol. 13). Quibdó, Alto Vuelo Comunicaciones, 2010.

Véase también

Enlaces en Banrepcultural


Créditos

Centro Cultural del Banco de la República de Quibdó, 2020.