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En este sentido Caro está lejos del Pascoli latino, cuya única fuente de inspiración es el mundo antiguo, pagano y cristiano, revivido a través de una copiosa cultura [...]. La versificación de Caro no tiene nada de estudiadamente elaborado, sino es límpida, simple, armoniosa. En ella llama sobre todo la atención aquella onda musical del ritmo que nace más de una instintiva espontaneidad que de una refinada sabiduría del verso; colores, sonidos y luces son transparencias de su alma sencilla, las que dan hechizo a sus imágenes, encanto y esplendor a sus Versos. Hay una completa fusión entre el sentimiento humano y la capacidad de traducir esta inspiración en una técnica artística original, simple, esencial. Es todo esto lo que confiere tono "lírico" a la poesía latina de Miguel Antonio Caro; un "lirismo" muy suyo, que brota de la inagotable fuente de su sentimiento humano y se expande en la onda sonora de su verso. [Ver tomo 4, Literatura, "Humanismo y filología: Uricoechea, Caro y Cuervo", pp. 113-118; y tomo 5, Cultura, pp. 27-28, 149-152 y 170].
En este sentido Caro está lejos del Pascoli latino, cuya única fuente de inspiración es el mundo antiguo, pagano y cristiano, revivido a través de una copiosa cultura [...]. La versificación de Caro no tiene nada de estudiadamente elaborado, sino es límpida, simple, armoniosa. En ella llama sobre todo la atención aquella onda musical del ritmo que nace más de una instintiva espontaneidad que de una refinada sabiduría del verso; colores, sonidos y luces son transparencias de su alma sencilla, las que dan hechizo a sus imágenes, encanto y esplendor a sus Versos. Hay una completa fusión entre el sentimiento humano y la capacidad de traducir esta inspiración en una técnica artística original, simple, esencial. Es todo esto lo que confiere tono "lírico" a la poesía latina de Miguel Antonio Caro; un "lirismo" muy suyo, que brota de la inagotable fuente de su sentimiento humano y se expande en la onda sonora de su verso. [Ver tomo 4, Literatura, "Humanismo y filología: Uricoechea, Caro y Cuervo", pp. 113-118; y tomo 5, Cultura, pp. 27-28, 149-152 y 170].


Jorge Páramo Pomareda
Jorge Páramo Pomareda

Revisión del 16:31 21 sep 2017


Miguel Antonio Caro
Información
Nombre Miguel Antonio José Zoilo Cayetano Caro Tobar
Fecha de nacimiento 10/11/1843
Nacionalidad Neogranadino
Ocupación Estadista, Político, presidente de la República
País de nacimiento República de la Nueva Granada actual República de Colombia
Ciudad de nacimiento Bogotá
País de fallecimiento República de Colombia
Ciudad de fallecimiento Bogotá
Fecha de fallecimiento 05/08/1909
Profesionales Autodidacta
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Estadista nacido en Bogotá. Miguel Antonio Caro, hijo de uno de los fundadores del Partido Conservador, se apartó de los ideales políticos de su padre, y junto con Rafael Nuñez fundó el Partido Nacional, el cual haría posible la Regeneración y la instauración de la Constitución de 1886, de la cual fuera autor y defensor. Además de su labor política, en la que llegó a encargarse del destino del país en calidad de vicepresidente, Caro se interesó en la lingüística tanto del castellano como del latín. Junto con Rufino José Cuervo redactó uno de los más importantes trabajos sobre el lenguaje escritos en Colombia.

Biografía

Humanista y estadista nacido en Bogotá, el 10 de noviembre de 1843, muerto en la misma ciudad, el 5 de agosto de 1909. Hijo del poeta y filósofo José Eusebio Caro y Blasina Tobar, la vida de Miguel Antonio José Zoilo Cayetano Andrés Avelino de las Mercedes Caro Tobar transcurrió, fundamentalmente, en su ciudad de origen y en los contornos sabaneros que frecuentaba en los llamados veraneos. Sólo en una ocasión se aventuró hasta las tierras de Santander, por allá en la década del setenta, pero en realidad su vida y sus actividades se concentraron al medio bogotano, con proyección desde luego en la vida nacional. Las azarosas circunstancias en que se debatió el país en los años de la infancia y juventud de Caro, no le permitieron seguir estudios regulares. Por eso su formación fue la de un autodidacta, que supo aprovechar las enseñanzas y los libros de su abuelo materno Miguel Tobar, y también su propio espíritu de hombre de estudio, ejemplar en todos los campos que tocó.

Participación política

Iniciado en la vida política desde temprana edad, Caro se manifestó principalmente a través del periodismo. Su periódico El Tradicionista, publicado de noviembre de 1871 a agosto de 1876, fue sin duda la palestra donde no sólo luchó por sus ideas frente al radicalismo entonces imperante, sino donde expuso los principios que tanto habían de pesar en el proceso institucional de 1885-1886. Hay que tener presente que Caro, hijo de uno de los fundadores del partido conservador, nunca se sintió identificado con la manera como este partido llevaba su presencia en la vida nacional. Por esto, ya en los años del Tradicionista, concibió la idea de un partido católico, que no se hizo realidad por la desconfianza que en los medios de la curia bogotana suscitaba el solo pensamiento de que los laicos pudieran tomar la vocería de la Iglesia.


Años más tarde, en la década del ochenta, dio forma con Rafael Núñez al Partido Nacional, que hizo posible el movimiento de la Regeneración y que abrió el camino a la Constitución de 1886, inspirada por Núñez y redactada y defendida por Caro en el Consejo Nacional de Delegatarios. Esta identificación con el Regenerador hizo que en el proceso electoral de 1891-1892 los dos aparecieran en la fórmula para presidente y vicepresidente de la República, asumiéndola Caro como vicepresidente encargado del poder ejecutivo, mientras Núñez permanecía en Cartagena, en su retiro de El Cabrero, con una titularidad que no ejerció. Muerto éste en septiembre de 1894, Caro terminó el período sin utilizar nunca el título de presidente, aunque de hecho lo era. Curioso caso: uno de los gobiernos más extensos que se registran en la historia del país, seis años, fue ejercido por quien nunca utilizó el título de presidente, sino simplemente el de vicepresidente encargado del poder ejecutivo. El respeto que Caro sintió siempre por la obra de Núñez no le permitió asumir un título que, en su integridad, consideraba no le pertenecía.

Presidencia de la República

La administración de Caro se inició el 7 de agosto de 1892 y terminó el 7 de agosto de 1898. No fue ciertamente un gobierno fácil y tuvo que soportar la oposición decidida no sólo de los liberales, sino aún más implacable, la de los conservadores. Estos últimos, liderados por Carlos Martínez Silva en Bogotá y por Marceliano Vélez en Medellín, volvían de los fervores nacionalistas a las viejas toldas de su partido que, bajo la bandera del historicismo político, quería revivir las glorias que consideraban en cierta forma traicionadas por las ideas sostenidas por Núñez y Caro en esos años de gobierno. Prácticamente a partir de 1897, la ruptura del conservatismo con Caro fue total. El liberalismo no se cita, porque de hecho se había autoeliminado: los elementos independientes de dicho partido, seguidores de Núñez, muerto éste volvieron a las filas de su partido, que como tal poco o nada contaba en ese momento.


De los años de gobierno de Caro hay que recordar algunos hechos que lo marcaron. La agitación política desatada en Bogotá a principios de 1893, cuando el pueblo se levantó y tuvo a la ciudad prácticamente en sus manos, en días de violentos asaltos y choques con la fuerza pública. Sólo el valor y prudencia del general Antonio Basilio Cuervo, ministro de Gobierno, lograron el retorno a la normalidad aun a costa de su vida. Caro, radicado entonces en Ubaque, no se movió de allí y puso en manos de Cuervo el problema de orden público. La bandera roja y negra de la Comuna se paseó entonces por Bogotá, como símbolo de inspiración de un movimiento que en cierta forma preludiaba brotes de inconformidad que en más de una ocasión han trastornado el proceso de nuestra vida política y social.
Episodio candente fue la Revolución de 1895, a principios de ese año, cuando fuerzas liberales se levantaron contra el gobierno. Caro llamó entonces al general Rafael Reyes y lo puso al frente de los ejércitos legitimistas. Reyes, con talento indiscutible de estratega y jefe militar, así no lo fuera de profesión, planeó una campaña relámpago que inició en La Tribuna, adelante de Facatativá, bajó al Magdalena, siguió hasta la Costa Atlántica y entró por allí a Santander, donde estaba el foco de la revuelta, acabando con la guerra en Enciso y devolviendo la paz al país.

Gobierno de los 5 días y participación en elecciones

Otro episodio que hay que recordar fue el del llamado Gobierno de los Cinco Días. Caro se había retirado a la hacienda de Casablanca, en Sopó, y había dejado encargado del gobierno al general Guillermo Quintero Calderón, como designado que era éste a la Presidencia. Quintero Calderón había tomado ya el partido de los conservadores históricos, y nombró un gabinete encabezado por Abraham Moreno, figura destacada de éstos en Antioquia. Al darse cuenta Caro de la orientación que se quería dar al gobierno, dando la espalda a los nacionalistas, reasumió el mando en Sopó y puso en manos del general Manuel Casabianca, nombrado por él ministro de Gobierno y de Guerra, el trabajo de restablecer el orden, dentro de los marcos de inspiración nacionalista de su gobierno. De nuevo por mano ajena Caro restablecía la normalidad. Y hay que recordar que por esos días coincidieron en Sopó, Caro y san Ezequiel Moreno, quien venía de Casanare camino a Pasto, y quien pasó allí con su amigo unos pocos días.


Ya en 1897 volvió a inquietar el proceso electoral, esta vez para buscar la sucesión de Caro en el gobierno. Fueron meses agitados en que se barajaron varias fórmulas, una vez descartada la posibilidad de una reelección de Caro. La baraja conservadora con los nombres de Marceliano Vélez y Guillermo Quintero Calderón, la liberal con los de Miguel Samper y Foción Soto, la nacionalista con los de Manuel Antonio Sanclemente y José Manuel Marroquín. Se impuso esta última, con los funestos resultados que se vieron: Guerra de los Mil Días, Golpe del 31 de julio de 1900, cuando Marroquín amarró a Sanclemente y se quedó en el poder, y la Pérdida de Panamá.


Caro fue un hombre polifacético, que no admite ser enmarcado en una actividad muy específica. Era un humanista en el mejor sentido del vocablo, y su obra quedará siempre como referencia forzada de lo que logró hacerse aquí. Si fuéramos a establecer un itinerario de la actividad intelectual de Caro, tal vez pudiéramos decir que nació de su interés por los problemas del lenguaje, pasó de allí a la filosofía y de ésta a la política, donde encontró campo propicio a su acción. Al margen de esto adelantó un trabajo filológico en torno a la obra de Virgilio, por él traducida y comentada (1873-1876), y cultivó el latín casi que como lengua propia, como puede comprobarse en los tres tomos que el Instituto Caro y Cuervo publicó (1947-1951).

Vida literaria

Pero no se agotó en esto la actividad de Caro. Rica fue su producción en el campo de la crítica literaria. Autores españoles, colombianos e hispanoamericanos ocuparon su atención, destacándose entre todos estos escritos unas páginas que dedicó al Quijote, dignas de ser tenidas en cuenta. Igual cosa puede decirse de sus ensayos de interés histórico, donde descolló sin duda como un maestro de la interpretación filosófica de la historia. Un ejemplo singular es el prólogo que escribió para la edición de la Historia de Lucas Fernández de Piedrahita, donde se plantea precisamente el tema de la conquista de América. Le quedó tiempo a Caro para interesarse por temas de política internacional, de economía, de bibliotecología, y algo más: hijo de un poeta, José Eusebio, el más grande de nuestros románticos, Miguel Antonio se dejó llevar también por su propia inspiración y concibió una obra poética de corte clásico, con piezas tan notables como su oda "A la estatua del Libertador" y el soneto "Patria". Y lo más interesante es que no sólo escribió poesía en castellano, sino también en latín. Quedan además sus traducciones a esta lengua de poetas que le eran especialmente entrañables.


La obra escrita de Caro quedó dispersa en periódicos y revistas. Apenas publicó algunos libros: Estudio sobre el utilitarismo, Gramática latina (en colaboración con Rufino José Cuervo), Obras de Virgilio (tres tomos), Artículos y discursos, su discurso Del uso en sus relaciones con el lenguaje, Horas de amor, Poesías, Traducciones poéticas y las Poesías de Sully Prudhomme. Muerto Caro, el gobierno nacional encargó a su hijo Víctor Eduardo la recopilación y publicación de las obras de su padre. Fue así como se publicaron ocho tomos de Obras completas (1918-1945) y tres de Obras poéticas (1928-1933). En estos volúmenes se publicaron, fuera de lo poético, los estudios literarios, filológicos y gramaticales, discursos y documentos políticos, labores legislativas y estudios jurídicos.


Posteriormente, creado el Instituto Caro y Cuervo en 1942, éste asumió la labor de hacer una edición realmente completa de la obra de Caro, de la cual se han publicado ya catorce tomos, los tres primeros en la colección Clásicos Colombianos (1962-1980) y otros once en la Biblioteca Colombiana (1979-1991), donde se han recogido por el momento todos sus escritos de interés filosófico, religioso y educativo; la famosa Gramática de la lengua latina; sus estudios lingüísticos, gramaticales y filológicos; los discursos y otras intervenciones en el Senado de la República (1903-1904); los escritos sobre Andrés Bello y acerca del Libertador, los estudios virgilianos (tres tomos); los constitucionales y jurídicos (2 tomos); y los escritos políticos (hasta ahora 3 tomos). Esta, en términos generales, la actividad del señor Caro.


Las facetas ricas de su personalidad, recia y definida, quedaron manifiestas en hechos de su vida pública, pero el mejor testimonio lo dan sus muchos escritos que llenaron la mayor parte de su vida. Fue además un ejemplar humano de virtudes notables, que queda como testimonio de lo mejor de Colombia en el siglo pasado y principios de éste.

Carlos Valderrama Andrade

Caro, poeta latino

Caro dejó inédita una extensa colección de poesía en latín: 190 poemas, compuestos sobre todo en la juventud, pero a los cuales añadió otros escritos en edad más avanzada. Esta obra fue publicada por José Manuel Rivas Sacconi con el título de Poesías latinas (el original es M. Antonü Cari Carminum Libri Tres, 1951): Benedetto Riposati, en su antología Voces in aevum (Turín, 1958), destinada a la enseñanza del latín en las escuelas medias italianas, incluyó tres de los poemas latinos de Caro dos, por desgracia, fragmentariamente-, con notas y una breve presentación de nuestro poeta: Es una de las más puras voces de los últimos tiempos que nos han transmitido y hecho sentir, junto con Pascoli, momentos del glorioso humanismo latino.

Reconocimiento

El hecho de que Caro figure en la sección "El latín a través de los siglos" de una antología escolar de calidad, al lado de Dante, Petrarca, Jacopo Sannazzaro, León XIII, Giovanni Pascoli, Weller, Genovesi, Pasqualetti y otros, significa sin duda un reconocimiento a su valor universal como poeta latino. Muchos de los poemas latinos de Caro fueron también compuestos en español, y de algunos se conserva su propia traducción en prosa. Esto ha planteado la cuestión de cuál fue la versión primera, ¿la latina o la castellana? Rivas y Riposati opinan, con buenas razones, que la composición en latín precedió generalmente a la otra, aunque el primero no descarta la posibilidad de que texto latino y español sean expresiones casi simultáneas de un solo motivo poético. La verdad se encuentra por ahí, pues Caro mismo reveló en su breve poema "Musa latina" que, mientras se solazaba tratando de escribir versos castellanos, le fluían de la pluma los latinos. Lo que sí es cierto es que Caro fue ante todo poeta latino y que su poesía en latín es, en general, superior a su poesía en castellano; aquella tiene, en efecto, mayor naturalidad que la otra y mayor riqueza de elementos poéticos que, además, son más tersos, vivos y sugerentes.


El latín, que Caro poseyó cabalmente, y la fraseología latina acuñada por la tradición literaria romana en la que Caro instintivamente se insertó desde muy joven, se hicieron una sola cosa con su pensamiento y su sensibilidad poética. Los conceptos rigurosos y profundos de Caro, sus sentimientos delicados, su pudor poético, sus éticas y románticas representaciones de la realidad humana y de la naturaleza, hallaron en latín, más que en español, el molde justo en que la expresión conseguía la hondura, la discreción y la belleza que su ideal estético anhelaba. Como bien lo captó Oreste Macri, Caro no es un académico que se deleita, como en un juego, en escribir versos latinos; en ellos hay siempre un sentimiento íntimo y retenido, algo casi impenetrable y doloroso como un drama que no acaba de explotar. Y Caro lo había dicho en "Insomnia poetica": Noctes dum vigilo, quidquid sub pectore verso / cantitat, in numeros flectitur ipse dolor./ Rhetorici tantum non sunt mea carmina lusus; / pectoris hic etiam sunt lacrimae, hic gemitus (De noche, en la vigilia, lo que me agita canta,/ y al verso se somete por sí mismo el dolor./ No son mis cármina mero juego retórico;/ llanto del corazón y gemidos hay en ellos.) [Traducción, Jorge Páramo].

Características de su obra

Marisa Vismara caracteriza así la poesía latina de Caro: “[Sus Carmina tienen] el gran mérito de ser poesía humana, subjetiva, personal, que canta realidades actuales, vida moderna, no antigua. En verdad son antiguas las formas y los motivos de inspiración, pero dentro palpitan solamente su sensibilidad moderna, su variado mundo soñado, contemplado o vivido; el amor por una naturaleza tranquila, dulce, melancólica, meditativa, animada por voces propias y sentida, de acuerdo con la mente moderna, como partícipe de sentimientos humanos; los suaves y serenos afectos de familia, el fervor político, las amistades; los sentimientos más profundos y delicados del corazón que rehúye las pasiones ardientes y violentas; el abandono místico a la plegaria, la fe sincera en la contemplación de las verdades eternas, el ferviente entusiasmo en la evocación de las grandes figuras de santos. En suma, un mundo de afectos, de ideales y de aspiraciones que encuentra vida en las formas y, a menudo, en los fantasmas del pasado”.


En este sentido Caro está lejos del Pascoli latino, cuya única fuente de inspiración es el mundo antiguo, pagano y cristiano, revivido a través de una copiosa cultura [...]. La versificación de Caro no tiene nada de estudiadamente elaborado, sino es límpida, simple, armoniosa. En ella llama sobre todo la atención aquella onda musical del ritmo que nace más de una instintiva espontaneidad que de una refinada sabiduría del verso; colores, sonidos y luces son transparencias de su alma sencilla, las que dan hechizo a sus imágenes, encanto y esplendor a sus Versos. Hay una completa fusión entre el sentimiento humano y la capacidad de traducir esta inspiración en una técnica artística original, simple, esencial. Es todo esto lo que confiere tono "lírico" a la poesía latina de Miguel Antonio Caro; un "lirismo" muy suyo, que brota de la inagotable fuente de su sentimiento humano y se expande en la onda sonora de su verso. [Ver tomo 4, Literatura, "Humanismo y filología: Uricoechea, Caro y Cuervo", pp. 113-118; y tomo 5, Cultura, pp. 27-28, 149-152 y 170].


Jorge Páramo Pomareda

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Cronología

  • 1843: Nace en Bogotá.
  • 1853: Muere su padre José Eusebio Caro.
  • 1866: Publica junto con Rufino José Cuervo La Gramática Latina.
  • 1871: Funda el periódico El Tradicionista, el cual estará activo por cinco años.
  • 1872: Participa en la fundación de la Academia Colombiana de la Lengua.
  • 1885: Junto con Nuñez crea y lidera el Partido Nacional.
  • 1886: Participa en la construcción de la Constitución del 86.
  • 1891: Lanza su candidatura como formula presidencial del Rafael Nuñez.
  • 1892: Gana las elecciones y asume las riendas del país en calidad de vicepresidente ya que Nuñez se retira a el Cabrero.
  • 1893: Apoyado en Antonio Basilio Cuervo resuelve la revuelta desatada en Bogotá.
  • 1894: Muere Nuñez y Caro continúa encargado de la presidencia, sin embargo no asume el cargo que Nuñez ha dejado vacío.
  • 1895: Frente a las revueltas liberales, encarga a Rafael Reyes, quien restaura el orden.
  • 1898: Termina su periodo a cargo de la presidencia.
  • 1909: Muere en Bogotá.

Obras relacionadas

  • Poesías (1866).
  • Gramática de la Lengua Latina, en colaboración de Rufino José Cuervo (1867).
  • La Unidad Católica V la pluralidad de cultos (1869.
  • Estudio sobre utilitarismo (1870).
  • Tratado del participio. (1870).
  • Horas de amor (Poesía) (1871).
  • Obras de Virgilio, traducidas en verso castellano, con introducción V notas (1873)
  • Del uso en sus relaciones con el lenguaje (1881).
  • Traducciones poéticas (1889).
  • De aquí y allí, traducciones y refundiciones. (1891).
  • Apuntes sobre crédito, deuda pública y papel moneda (1892).
  • Libertad de Imprenta. (Artículos publicados en "La Nación" en 1888 por Antonio Caro).
  • Páginas de critica (1919).
  • Obras completas. (1918-1928).
  • Estudio de critica literaria V gramatical (1955).
  • Artículos V discursos (1888).
  • Estudios constitucionales (1951).
  • Poesías V versiones latinas.
  • Del reconocimiento de censos redimidos y pertenecientes a Capellanías (1890).
  • Discursos, alocuciones, mensajes, cartas V telegramas del Señor Don Miguel Antonio Caro durante su administración como Vicepresidente de la República de Colombia en los años de 1892 a 1898.
  • Epistolario de Don Miguel Antonio Caro con Rufino José Cuervo y Marcelino Menéndez V Pelayo (1941).
  • Escritos sobre cuestiones económicas (1943).

Parientes

José Eusebio Caro (padre).

Blasina Tobar (madre).

Ana de Narvaez y Guerra (cónyuge).

Víctor Eduardo Caro de Narvaez (hijo).

Bibliografía

  • Caro, M,A. (1918-1945). Obras completas. Edición, Víctor E. Caro y Antonio Gómez Restrepo. Bogotá: Imprenta Nacional.
  • Caro, M,A. Obras, 3 tomos. Bogotá: Inst. Caro y Cuervo, 1962, 1972, 1980.
  • Epistolario de Rafael Núñez con Miguel Antonio Caro. (1977). Estudio, Eduardo Lemaitre. Bogotá: Caro y Cuervo.
  • Epistolario de Rufino José Cuervo con Miguel Antonio Caro. (1978). Edición, introducción y notas, Mario Germán Romero. Bogotá: Caro y Cuervo.
  • Hernandez Norman, I. (1968). Miguel Antonio Caro, vida y obra. Bogotá: Caro y Cuervo.
  • Valderrama Andrade, C. (1961). El pensamiento filosófico de Miguel Antonio Caro. Bogotá: Caro y Cuervo.
  • Valderrama Andrade, C. (1972). El centenario de "El Tradicionista". Datos para la biografía de Miguel Antonio Caro. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.


Enlaces relacionado en Banrep cultural

[1] Antología del pensamiento político colombiano. Miguel Antonio Caro.

[2] Miguel Antonio Caro. La Conquista.

[3] Álbum de poesía colombiana. Miguel Antonio Caro.