Quienes son

Siglo XX

José María Arzuaga




Realizador de cine español (Madrid, 1930 - 1987). José María Arzuaga vivió y trabajó en Colombia durante casi la mitad de su existencia, y constituye un nombre clave en la historia de la cinematografía colombiana. Pasó sus años de infancia y juventud en España, bajo los temores de la guerra y sus secuelas. Después de finalizar sus estudios secundarios, y al tiempo que trabajaba para ayudar a la familia, estudió técnicas administrativas. Luego deambuló por Francia e Italia. A su regreso a España, incursionó fugazmente en el Derecho, y como paliativo a una frustrada carrera de arquitecto, por lo costoso de los estudios, tomó cursos en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, donde llegó al cine. Primero fueron los grupos de discusión y los cine clubes, luego los cornentarios y escritos apa~ionados sobre las películas que lo cautivaron o molestaron, y, finalmente, el ingreso al Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid (IIEc), conocido más tarde como Escuela Oficial de Cine. José María Arzuaga hizo cuatro años de escuela, durante los cuales escribió y dirigió sus dos primeros trabajos: El solar y La cama número cinco, cuyas temáticas y tratamientos le ocasionaron más de una suspensión. Los repetidos enfrentamientos con las directivas del Instituto y su voluntad de no doblegarse hicieron que Arzuaga decidiera venir a Colombia, sin tener ningún trabajo ni conocer a nadie. La única explicación que siempre dio fue eI vago recuerdo de algún estudiante colombiano, que seguramente me presentó a su país como el mejor paraíso para el cine. Despuntando los sesenta llegó a Colombia. Trabajó en lo que pudo y, cuando estába a punto de ser camarero, hízo la asístencía de dírección de Con fidencias sobre nuestros hijos, corto dirigido por Gonzalo Canal Ramírez. Realizó su primer largometraje, Raíces de piedra (1961-1963), sobre un proyecto del que originalmente le habían encargado sólo la revisión del guión.

La historia del obrero chircalero del sur de Bogotá, de su familia, y del ladrón vecino que trataba de ayudarles, le llamó poderosamente la atención. Estos eran personajes ajenos a Ia pantalla, como lo habían sido los de sus cortos de estudiante, y como eran los de aquellas peIículas que lo habían llevado al cine, Ias del neorrealismo italiano: gente del común o fuera de lo común, si se quiere, por lo marginal, pero importantes, parte de un país que merecía ser rescatado por el cine. Después pasó un buen tiempo, durante eI cual Arzuaga contrajo matrimonio con doña Helia Cifuentes; escribió Septiembre, un guión para largometraje que nunca realizó; y se vinculó como director de cortos comerciales a la empresa Cinesistema, hasta que Raíces de piedra estuvo terminada. Prohibida por la censura, el primer año de vida pública de esta película transcurrió en festivales (Sestri Levanti, Moscú, Locarno, Cartagena, Arte de Cali), exhibiciones de cine clubes y auditorios estudiantiles. Aunque varios países se mostraron interesados en Raíces de piedra, el veto de censura dificultó y, en algunos casos impidió, la transacción de las copias. Con el fin de obtener el beneplácito oficial, la película debió ser mutilada en ocho escenas, y aún así, los circuitos comerciales nacionales manifestaron gran reticencia para exhibirla. Arzuaga continuó con los cortos publicítarios, y por contraprestación de trabajo logró que Cinesistema le produjera el corto Rapsodia en Bogotá (1963), descripción de un día en la ciudad, montado sobre la pieza del compositor americano George Gershwin, Rapsodia en azul, y premiado en el Festival de San Sebastián (España).

A partir del boceto de unos personajes y sus ambientes, rodó durante los fines de semana de cinco meses consecutivos Pasado el meridiano (1965-196~, su segundo largometraje. Nunca hubo guión para contar la historia de este auxiliar de una agencia publicítaria, que debe supeditar la urgencia por asistir a los funerales de su madre a los trabajos de la oficina; cuando finalmente obtiene el permiso y logra viajar, todo ha concluido. El drama de este hombre impotente sucede con saltos de tiempo hacia atrás, que cuentan un romance cuyo final no es menos dramático. Visión inédita del hombre colombiano hasta el momento, se dijo de esta película, también rechazada por la censura, tanto en Colombia como en España. Pasado el meridiano participó en festivales (Pesaro y Cartagena) y fue apreciado material de cine clubes y retrospectivas. Arzuaga entró en contacto con realizadores colombianos que como él se interesaban en un cine que fuera más allá de lo comercial (Carlos Alvarez, Diego León Giraldo, Gabriela Samper, Luis Ernesto Arocha), y en cooperatíva produjeron El cruce (1969), largo que escribió, dirigió y no terminó, con el que buscaba mostrar distintas posiciones en torno a la muerte de un gamín en una esquina bogotana. José María Arzuaga continuó una carrera promisoria como director de comerciales (por los que obtuvo varios reconocimientos), pero Ilena de tropiezos y frustraciones como autor cinematográfico. Con la llegada del "sobreprecio" (cortos nacionales que acompañaban la exhibición de largos extranjeros), se convirtió en un prolífico realizador del "género"; hizo alrededor de treinta cortos, tanto documentales (Crónica de un incendio, 1973; Una vida dedicada al arte, 1976), como argumentales (Luisa, Luisa, Y la lux se hizo, 1975). Incursionó otra vez en el largo argumental, con el policíaco Pasos en la niebla (1977), fallido proyecto comercial que no contó con el favor del público. José María Arzuaga fue también escultor, pintor, especialmente al óleo, y escenógrafo (La pobre viejecita, 1977, de Fernando Laverde). Mal contados, dejó unos diez guiones para largometrajes y nadie sabe cuántos para cortos. Dictó cursos de guión y dirección. Sus hijos Ana María, Irene y José Luis lo acompañaron en el duro trance de la desaparición de su esposa hacia 1982. Murió una tarde de verano madrileño, durante la siesta, en 1987, a los pocos días de llegado de Colombia. Es que yo no eritiendo el mundo ni para qué estoy aquí, dijo alguna vez.

DIEGO ROJAS ROMERO

Bibliografía

ALVAREZ, LUIS ALBERTO y VÍCTOR MANUEL GAVIRIA. "Las latas en el fondo del río". Cine, N- 8 (Bogotá, mayo/junio 1982).

CAICEDO, ANDRÉS. "Pasado el meridiano y Raíces de piedra". Ojo al Cine N- 1 (Cali, 1974).

CAICEDO, ANDRÉS y LUIS OSPINA. "Entrevista con José María Arzuaga". Ojo al Cine, N- 1 (Cali, 1974).

MARTlNEZ PARDO, HERNANDO. Historia del cine colombiano. Bogotá, Editorial América Latina, 1978.

RESTREPO, MARTA HELENA. "José María Arzuaga". Cinemateca, Cuadernos de cine colombiano, N- 5 (Bogotá, enero 1982).

TORRES, AUGUSTO M. "Un español en Colombia: José María Arzuaga". Hablemos de cine N- 59-60 (Lima, mayo/junio/julio/agosto, 1971).

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Ramón Barba Guichard




Escultor y dibujante español (Madrid, octubre 7 de 1892 - Bogotá, mayo 4 de 1964). Los trabajos de Ramón Barba Guichard en madera, mármol, bronce y granito reflejan la simbiosis de la tradición realista española con la preocupación ética y social, propia del arte americano durante los años treinta.

Nacido en el barrio de Chamberi, de Madrid, fue el segundo de los doce hijos nacidos del matrimonio entre Julián Barba, de profesión forjador, y Carmen Guichard. A la edad de 13 años, ingresó a la Escuela de Artes y Oficios y ganó una beca para estudiar dibujo al natural en el Círculo de Bellas Artes, mientras trabajaba de día como aprendiz, en el taller de Miguel Blay. Allí aprendió los secretos del modelaje y de la talla, y pasó al mármol la mayoría de los trabajos de Blay, dedicados a personajes históricos y religiosos. Con el fin de independizarse y comenzar a hacer sus propios trabajos, viajó a México, Cuba y Colombia. Aquí se arraigó definitivamente desde I925, y vivió en la ciudad de Bogotá, donde desempeñó su oficio de escultor.

Entre Ios primeros trabajos realizados en Bogotá, se encuentran una talla en piedra de la cabeza de Beethoven y la talla en madera del Indio Sancho, iniciando con esta talla su preferencia por los temas extraídos de nuestro medio. Desde entonces, Barba se dedicó a tallar figuras de campesinos y a hacer retratos de gente del pueblo, impresionantes no sólo por su fidelidad a los modelos, sino por el realismo alcanzado en los detalles de los atuendos, en la textura de las pieles y en la veracidad de los gestos.

Para realizar estos trabajos, hacía innumerables bocetos y dibujos, que testimonian su espíritu metódico y perfeccionista. Ramón Barba trabajaba para sí mismo; poco le interesaba publicitar o vender. Para su subsistencia, hacía algunos encargos, como las estatuas de Santa Isabel de Hungría y San Luis Beltrán, patronos de la Catedral de Bogotá, que adornan el tímpano de su fachada, o realizaba algunas decoraciones arquitectónicas para edificios republicanos, como el Hotel Granada, el Hotel Regina o la Gobernación de Cundinamarca.

A partir de 1928 se desempeñó como profesor de dibujo, escultura y talla en la Escuela de Bellas Artes y en la Universidad Javeriana de Bogotá. En 1934 contrajo matrimonio con su discípula Josefina Albarracín. De este matrimonio nacieron tres hijos: Teresa, Carolina y Julián. Barba trabajaba sin descanso en su taller de la carrera 15 con calle 19. Comenzaba su oficio todos los días a las 7 de la mañana y terminaba a las 6 de la tarde; no le gustaba trabajar con luz artificial. Una vez terminaba su obra, después de meses de labor, la guardaba tapada en un cuarto anexo al taller. Mientras tallaba, sólo le permitía la entrada a Bernardo Cáceres, un obrero de construcción que tenía contratado para ayudarle a preparar la madera y luego desbastarla. Cáceres estuvo a su lado hasta su muerte; fue su ayudante por cerca de 30 años. Sus restos reposan junto a los del maestro Barba en el cementerio Jardines de Paz.

El 21 de marzo de 1938 Ramón Barba realizó su primera exposición individual, organizada por Carlos Puyo Delgado. En 1940 ganó el primer premio en Escultura en el V Salón Nacional de Artistas, con el mármol Mujer joven; y en 1943 participó con su esposa, Josefina Albarracín, en la exposición Grancolombiana, organizada por la Universidad Javeriana, con la participación de escultores venezolanos y ecuatorianos. En esta oportunidad, Barba ganó el primer premio con la obra Comunero del Socorro, y su esposa, el segundo. En 1945 realizó la que quizás es su obra más reconocida: ]uramento de un Comunero, escultura en madera de 2.5 metros de altura y de gesto solemne, basada en el tema de la rebelión de los Comuneros en Santander, en 1781.

Además de la temática social, preferida por Barba, trabajaba obras de carácter religioso, entre las que puede destacarse el alto relieve El descendimiento, realizado en 1946, talla de 2.75 x 2.45 metros, conjunto de cinco figuras monumentales que representan a Cristo sostenido por su madre, María Magdalena, José de Arimatea y Nicodemus. El pasatiempo favorito de Ramón Barba eran los toros; fue asesor de la Plaza de Toros Santa María de Bogotá, durante 27 años.

Cuando no estaba trabajando en alguna de sus tallas, hacía pequeñas figuras en cerámica referentes al tema taurino. La mayoría de estas piezas se rompieron accidentalmente, al terminar una exposición en el Colombo Americano. Durante los últimos 15 años de su vida, cuenta su esposa, Ramón Barba estuvo encerrado en su taller, especialmente consagrado a su trabajo; prácticamente no frecuentaba a sus amigos, ni salía de su casa. Salvo algunas obras que forman parte de la colección del Museo Nacional de Bogotá, la mayor parte de su patrimonio artístico se encuentra en la casa de su esposa, al cuidado de su hijo Julián, quien se ha encargado de organizar las exposiciones posteriores a su muerte.

La úlrima exposición, realizada en octubre de 1992, fue una retrospectiva patrocinada por el Banco Ganadero y la Embajada de España, para conmemorar los cien años de su nacimiento. Ramón Barba murió en Bogotá, a los 72 años de edad.

CLAUDIA UMAÑA

Bibliografía

ARCINIEGAS, GERMÁN. "Ramón Barba y la escultura simbólica". Lecturas Dominicales, El Tiempo, diciembre 9 de 1928. Ramón Barba. Exposición retrospectiva, Comisión v Centenario, Embajada de España, Banco Ganadero, Bogotá, octubre de 1992.

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Karl Brunner



En 1933 un plan de desarrollo territorial para la ciudad de Bogotá fue elaborado por el arquitecto vienés Karl Brunner, con el cual el proceso de expansión de la ciudad comienza su despliegue. Se conciben las vías, por primera vez, como parte integral del espacio público bajo la forma de avenidas y paseos. De las previsiones sobre las áreas de expansión por el aumento en la densidad poblacional se fue pasando poco a poco a lo largo de dos décadas a modelos de ordenamiento urbano planeados por medio de unidades físicas concebidas calculadamente en su extensión, densidad y servicios. Los lineamientos trazados por Brunner incidieron sustancialmente en las transformaciones de Bogotá desde la década de 1940 hasta la de 1960, cuando la ciudad despega en su primera ola de modernización.

Karl Brunner, ingeniero y arquitecto graduado de la Technischen Hochschule Wien en 1912 y Doctor en Ciencias Técnicas en 1913, tras ser condecorado como oficial de reserva en la Primera Guerra Mundial, ofrecer un seminario de urbanismo en varias universidades europeas y fundar una revista especializada, Baupolitik, llega al final de la década de 1920 a América Latina para emprender diferentes planes de desarrollo urbano. Su primera misión es emprendida en Chile. Consejero Técnico de Obras Públicas y Profesor de la Universidad de Chile en 1929, inaugura el primer seminario de urbanismo en América Latina en la Escuela de Arquitectura del mismo país. Cuatro años después llega a Colombia y toma la dirección del Departamento Municipal de Urbanismo de Bogotá. Consejero Urbanista del Gobierno de Colombia desde 1935, ejerce a partir del año 1938 una cátedra como profesor de Urbanismo, Arquitectura Paisajista, Historia y Teoría de la Arquitectura desde la Universidad Nacional de Bogotá.

En los años siguientes redacta su Manual del Urbanismo, una obra de dos tomos, y luego introduce a Panamá en la disciplina, completando más de diez y ocho años de residencia y trabajo en América Latina. En 1948 Brunner vuelve a Austria como asesor del Municipio de Viena en los planes de reconstrucción de la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial y publica los libros Städtplanung für Wien y Städtebau und Schnellverkehr en 1952 y 1955. Muere en su ciudad natal en 1960, a la edad de 73 años. Sus planes de urbanismo, además de privilegiar la composición plástica de la ciudad a través de monumentos, parques y plazas, se soportaban sobre políticas de desarrollo social basadas en la vivienda.

Algunas obras públicas planeadas por Karl Brunner en Colombia

Proyecto Ciudad Universitaria Bolivariana y Proyecto de urbanización adyacente de Medellín, Colombia.

Elaboración y dirección de los proyectos del IV Centenario de la Fundación de Bogotá. Trazado de la Avenida Caracas, Parque Nacional, barrios La Soledad y Palermo

Algunas obras escritas en español

Manual de urbanismo. Dos tomos. Imprenta Municipal. Bogotá, 1939. Santiago ciudad moderna: Santiago de Chile su estado actual y futura formación.

Máximo Calvo




Director de cine español (Bercianos del Camino, Provincia de León, noviembre 18 de 1886 - Cali, septiembre 8 de 1973). A los 18 años Máximo Calvo Olmedo dejó su pueblo, al que recordaría siempre lleno de polvo y cabras, y se vino a América buscando fortuna. Viajó por el Caribe y se estableció en Balboa (Panamá), donde trabajó como pintor y fotógrafo.

Se desconocen las circunstancias en las cuales aprendió el oficio del cine. Fue distribuidor de la Fox en Balboa y filmó en 1918 hechos de la guerra entre Panamá y Costa Rica, conocida como la guerra del Río Coto. Conoció al fraile antioqueño Francisco Antonio Posada, y en 1921 viajó a Cali contratado por éste para hacer la dirección técnica y la fotografía de María, primer largo silente de ficción realizado en Colombia.

Casado con una colombiana, en 1923 se estableció en Cali con las ganancias de su participación en María, y construyó una casa en el barrio Granada. Ese año, Calvo realizó una revista cinematográfica que constaba de las siguientes notas silentes: Inauguración de la estatua del general Rafael Uribe Uribe en Cali, Carnaval trágico en 1923 y Repatriación a Popayán de la urna que contiene los restos del arzobispo Manuel Antonio Arboleda.

En 1926 hizo la fotografía de Nido de cóndores, película de propaganda sobre la ciudad de Pereira, dirigida por Alfonso Mejía Robledo. En 1936 hipotecó su casa e invirtió en la Calvo Film Company de Cali, especializada en la realización de documentales silentes. Calvo produjo, dirigió y fotografió Flores del Valle, primer largo sonoro hecho en el país en 1941. Posteriormente, realizó su segundo largo sonoro El castigo del fanfarrón. Fue corresponsal del Noticiero Nacional Colombia, producido por la empresa de cine antioqueña Procinal en 1945 [Ver tomo 6, Arte, pp. 251-252].

MARTA ELENA RESTREPO

Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Casimiro Eiger




Galerista, historiador y crítico de arte polaco (Varsovia, septiembre 22 de 1909 - Bogotá, marzo 15 de 1987). Hijo de una aristocrática familia polaca, Casimiro Eiger Silberstein realizó sus estudios universitarios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Ginebra, donde obtuvo el grado de doctor en Ciencias Políticas y Sociales. Se encontraba en París, estudiando letras e historia del arte en la Universidad de la Sorbona, cuando tuvo lugar 1a invasión alemana a Polonia. Su familia fue perseguida por ser judía; su madre y su hermano murieron durante la guerra. A raíz de la ocupación nazi, su situación en Francia se complicó.

Viajó a Marruecos, donde vivió algún tiempo en un campo de refugiados; de allí salió en un barco de exiliados de guerra con destino a América del Sur. Inicialmente llegó a Argentina, donde se le negó el permiso de desembarco. Siguió de puerto en puerto por la costa: Brasil y Guyanas, con el mismo resultado. Continuó por el Caribe hasta desembarcar en la colonia holandesa de Curazao, donde se instaló en un campo de refugiados. Allí se puso en contacto con la embajada colombiana y consiguió una visa de inmigrante.

Casimiro Eiger llegó a Bogotá en 1943. Fue director del centro polaco de información y secretario de la Legación del gobierno polaco en el exilio, con sede en Londres. En 1946 fue nombrado jefe de los servidos culturales de la Embajada de Francia en Colombia; allí conoció a Alvaro Mutis y desde ese momento se inició una amistad muy productiva para ambos.

Eiger fue profesor de francés, cultura y literatura francesa en el Colegio Mayor de Cundinamarca (1946-1959) y en el Instituto de Filosofía de la Universidad Nacional de Colombia (1956-1958); y catedrático de historia del arte en la Escuela Nacional de Arte Dramático, dependencia de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional (1959 - 1964).

Fue crítico de arte de la Radiodifusora Nacional de Colombia, donde dirigió y presentó el programa semanal Exposiciones y Museos (1948 - 1955, 1959 - 1960). También fue crítico de arte de la emisora cultural HJCK "el mundo en Bogotá" (1955-1956). Fue miembro de la Junta Artística de las Galerías Centrales de Arte y colaborador de Jaime Umaña, director de las Galerías, dependencias distritales situadas en los sótanos de la Avenida Jiménez, creadas por el ministro de Educación Aurelio Caicedo Ayerbe en 1950. En 1955 fue miembro de la Junta Directiva para el proyecto de creación del Museo de Arte Moderno de Bogotá, con el ministro de Educación Aurelio Caicedo Ayerbe, Alvaro Rubio, Alejandro Obregón, Elvira Martínez de Nieto, Gabriel Serrano y Aristides Meneghetti. Eiger fundó y dirigió entre 1951 y 1961, la galería El Callejón, anexa a la Librería Central de Bogotá.

En 1961 inauguró la Galería de Arte Moderno, de la cual fue director hasta su muerte. Como crítico de arte y galerista ocupó un papel principal en el conocimiento y la difusión del arte moderno colombiano, participando en el desarrollo de las obras de importantes artistas colombianos, como Fernando Botero, Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar, Edgar Negret, Guillermo Wiedemann y Enrique Grau, entre otros. En 1958 fue jurado, en representación de la Asociación Internacional de Artes Plásticas, del concurso Guggenheim para Colombia, el cual ganó, en medio de una gran polémica, Eduardo Ramírez Villamizar con una pintura abstracta. En 1963 fue jurado de calificación en el XV Salón de Artistas Colombianos.

Poco antes de su muerte, en 1987, el gobierno nacional le otorgó la Orden Nacional al Mérito en las Artes y las Letras, en grado de oficial. Eiger publicó ensayos y notas críticas sobre artes plásticas en los diarios La Razón, El Tiempo y La Paz, y en las revistas Vida, Revista de las Indias, Boletín de Programas de la Radiodifusora Nacional, Plástica, Vínculo Shell, Boletín Cultural y Bibliográfico y Semana. Los manuscritos de sus textos críticos para la prensa y la radio se conservan en el Fondo Casimiro Eiger, en la Sección de Artes Plásticas, de la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá.

MARÍA CLARA MARTINEZ RIVERA

Bibliografía

CASTAÑO CASTILLO, ALVARO. "Casimiro Eiger". Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Vol. 80, N- 538 (Bogotá, abril-junio 1987), pp. 149-150. RAMIREZ VILLAMIZAR, EDUARDO. "Casimiro Eiger". Arte en Colombia, N- 33 (Bogotá, mayo 1987), p. 104.

Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Walter Engel




Historiador y crítico de arte austríaco (Viena, junio 1908). Walter Franz Engel estudió dibujo, pintura e historia del arte con Oscar Lichtenstein en Viena (1925-1927), con Joseph Floch en París (1928) y con Ludwig Heinrich Jungnickel en Viena (1929-1930). Emigró a Colombia después de la muerte de su padre, en 1938, y se estableció en Bogotá como industrial y comerciante. Engel fue el primer crítico especializado en artes plásticas que tuvo Colombia; interesado en el desarrollo del arte moderno colombiano, publicó un gran número de notas, artículos y ensayos en las principales revistas y en los más importantes diarios del país. A través de la lectura de sus comentarios críticos es evidente una gran disciplina y rigor.

Engel comentó las exposiciones de Bogotá con una regularidad sin precedentes; sus comentarios semanales o mensuales permiten hacer un seguimiento de la evolución de los movimientos, los eventos y los artistas nacionales, durante sus años de permanencia en el país. Sus juicios fueron amplios, cuidadosos, mesurados, respetuosos y orientados por una visión de trascendencia histórica. Regularmente, hizo un detallado balance anual de las actividades plásticas, que publicó en diferentes medios. Miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Engel fue crítico de la Revista de las Indias (1941-1951) y del Suplemento Literario de E1 Tiempo (semanal, 1944-1957), por invitación de su director Eduardo Carranza. Invitado por Judith Márquez, fue fundador y colaborador habitual de la revista Plástica (1956-1960). A su retiro de El Tiempo, porque la crítica quedaba en mejores manos que las mías, en las de Marta Traba, pasó a ser crítico de arte de la edición dominical de El Espectador (semanal, 1959-1965). Fue colaborador del periódico El Liberal, y de las revistas Revista de América, Proa, Sábado, Vida, Panorama, Cromos, Indice Cultural y Boletín Cultural y Bibliográfico. Publicó algunos ensayos sobre arte colombiano, entre los que se destacan "Problemas sociales en las artes plásticas" (1946), "El pintor Fernando Botero" (1952), "Pintoras colombianas contemporáneas" (1959), "Wiedemann" (1959) y "Crónica de la moderna pintura colombiana", primera parte: 1934-1951, segunda parte: 1952-1957 (aparecido como suplemento de la revista Plástica, N 6 y 7, en 1957). Casado con Herta Weinmann, su hijo Francisco nació en 1952. Desde 1969 Engel vive en Toronto (Canadá), donde durante algunos años dirigió una galería que llevó su nombre y continuó escribiendo en revistas de arte.

Bibliografía

Alvarez D'orsonville, J. M. "Walter Engel" (entrevista). En: Colombia Literaria. Bogotá, 1960, Vol. m, pp. 51-58. Engel, Walter. "Remembranzas de un precursor". Lecturas Dominicales, El Tiempo, julio 10 de 1988, pp. 14-15. Engel, Walter. "40 años de Botero". Lecturas Dominicales, El Tiempo, diciembre 19 de 1993, pp. 8-10.

Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Documentos relacionados en la Biblioteca Virtual

Consulte el texto "Miguel Sopó Duque. Escultor: vida y obra" en el que Walter Engel y Jorge Jaramillo hacen reseñas de la obra de Sopó Duque.

Fernando Martínez Sanabria




Arquitecto nacido en Madrid, España, en 1925, muerto en Bogotá, el 26 de diciembre de 1991. Desde sus épocas de estudiante, Fernando Martínez Sanabria, conocido entre sus amigos como el "Chuli" Martínez, se destacó en la arquitectura moderna colombiana. Nacido en Madrid, viajó a Colombia con sus padres, Fernando Martínez Dorrien, publicista fundador de la revista Stampa, e Isabel Sanabria, en 1938, a raíz de la guerra civil española. Ingresó al Gimnasio Moderno de Bogotá y se graduó como arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia.

Fue en la Facultad de Arquitectura, creada en 1937 por varios ingenieros y arquitectos que estudiaron en Europa lo que le imprimió desde un principio una fuerte influencia del racionalismo europeo donde Martínez Sanabria se formó dentro de esa nueva corriente, especialmente al convertirse en asistente de Lecorbusier (seudónimo de Charles Edouard Jeanneret) en 1947. Esta influencia se puede apreciar en sus primeros proyectos profesionales, como la serie de casas económicas para la ciudad de Tumaco, realizado bajo la dirección de Joseph Wienner y José Luis Sert en el Ministerio de Obras Públicas, donde comenzó a trabajar después de graduado en 1948. Paredes lisas que van demarcando la circulación, colores claros (casi siempre blanco), esquemas sencillos, sobrios y funcionales son algunas de las características de su arquitectura de esta época. Martínez participó también en proyectos de casas unifamiliares como las del Banco Central Hipotecario del barrio Veraguas, en 1956, donde la luz y los colores fueron estudiados en busca de la libertad del espacio. En 1951 se asoció con Jaime Ponce de León, y más tarde con Guillermo Avendaño, con quien realizó gran parte de sus proyectos. Desde 1957, en la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, Martínez Sanabria participó ampliamente en las discusiones sobre la función que debía cumplir esta profesión dentro de la dinámica del desarrollo. El proyecto del Colegio Emilio Cifuentes (en Facatativá, Cundinamarca) fue el resultado de sus propias inquietudes al respecto. Esto marcó un cambio sustancial en la historia de la arquitectura colombiana, que dejó atrás el racionalismo para adentrarse en la llamada arquitectura orgánica: Los principios de ubicación del sitio, la importancia del espacio que se circula y se vive, de la naturaleza de los materiales, la distribución del ángulo rector y el cubo [...], decía Martínez. Con este proyecto, que además despertó una gran controversia, se ganó la I Bienal de Arquitectura Colombiana en 1960. Sus trabajos e investigaciones fueron mostrando nuevas influencias, como las de Frank Lloyd Wright, Alvar Aalto y Hans ScharQúm, considerados usualmente disidentes de las grandes corrientes internacionales.

El año de 1960 fue el más significativo en la obra de Martínez Sanabria, pues realizó grandes anteproyectos y proyectos que fueron premiados. En 1959 se convocó un concurso para la remodelación de la Plaza de Bolívar de Bogotá, con el fin de celebrar el sesquicentenario de la Independencia. El proyecto de Fernando Martínez y Guillermo Avendaño fue el ganador. Una de las motivaciones para este proyecto, considerado su obra maestra, fue darle a la Plaza de Bolívar el valor y la función que toda plaza pública debería tener. La sobriedad, imponencia y sencillez en el diseño de la plaza, que concuerda con los edificios que la rodean, así como la objetividad del mismo, marcan una victoria en la búsqueda de un mejor ambiente urbano. La nueva plaza fue inaugurada el 20 de julio de 1960. Las creaciones de Martínez Sanabria fueron adquiriendo más libertad y dinamismo combinadas con formas geométricas. El acoplamiento con el espacio circundante, el diseño de interiores, los muros curvos, la utilización de diferentes niveles, los techos inclinados, las aperturas y, principalmente, la funcionalidad, uno de los sellos indelebles de su obra, se pueden apreciar en muchas de sus realizaciones: las casas Ochoa, Calderón, Santos y Wilkie, un edificio de apartamentos construido en 1961 y el edificio Caja Agraria de Barranquilla (primer premio de concurso en 1961), entre otras.

Otro aporte importante de Martínez, además de la integración del conjunto arquitectónico al lugar creando un paisaje, fue la utilización de materiales de la región. Ejemplos de esto se pueden apreciar en Barranquilla en el edificio de la Caja Agraria, donde utilizó el concreto, y en Bogotá, el ladrillo, que según sus propias palabras es ideal para formar grandes planos lisos, carentes de ornamentación y perforados discretamente por sus aperturas. Con el diseño del Centro Infantil San Antonio, Martínez obtuvo el segundo premio, en 1960; ese mismo año obtuvo el primer premio de concurso con el diseño del Centro Infantil de Sesquilé; y el segundo premio, con el anteproyecto de la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional. Con Rogelio Salmona, Guillermo Avendaño y G. Vidal, obtuvo el primer premio del concurso para un edificio de oficinas en la zona de San Martín, en Bogotá. En 1963, Martínez, Salmona y Avendaño realizaron un anteproyecto de concurso para el edificio de Avianca, que fue muy controvertido. En 1965, con los arquitectos G. Avendaño, E. Sotomayor, I. Gómez y R. Gómez, ganó el primer premio con el proyecto del Edificio de la Caja Agraria de Pasto.

En este mismo año recibió mención de honor por el anteproyecto del centro turístico Euro-Kursaal, en San Sebastián (España). Obtuvo el segundo puesto por el anteproyecto del Edificio de Aduanas de Cúcuta, en 1966, y por el de Bogotá, en 1967, recibió el primer premio. Por el Motel Isla de Salamanca, recibió el segundo premio en 1968. Ocupó el tercer puesto con el anteproyecto del Edificio Nacional de Manizales, en 1969, y con el del edificio del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), en Bogotá, el segundo premio en 1970, en colaboración con G. Avendaño y G. Vidal. Participó con un grupo de arquitectos en el diseño de la Ciudad Universitaria del Valle, y recibieron por ello el Premio Nacional de Arquitectura en 1973, y el segundo premio en el concurso nacional por la sede del Club Manizales. En 1978, en colaboración con G. Avendaño y F. Montenegro, obtuvo los primeros premios de concurso por el complejo bancario en Bucaramanga y por la ampliación y remodelación del Hotel Bucarica. Otras obras de importancia fueron la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá; la estructura del Hotel Hilton, construida inicialmente como edificio residencial y luego adaptada para hotel; el proyecto para la Biblioteca Pahlavi, en Teherán; y el Edificio de Bavaria, en 1990.

Además de su actividad profesional como arquitecto, Fernando Martínez Sanabria fue catedrático de la Universidad Nacional, nombrado profesor emérito de la Facultad de Arquitectura, y catedrático de la Universidad de los Andes, en el departamento de Bellas Artes. Aunque su actividad profesional fue disminuyendo en los últimos años, su influencia en jóvenes generaciones es bastante notoria, especialmente con relación al aprovechamiento del paisaje para incorporarlo al espacio interior, utilizar la luz natural a través de ventanas bien ubicadas, procurar una comunión entre la edificación, el espacio urbano y el paisaje, y satisfacer las necesidades del individuo. El jurado de la XII Bienal Colombiana de Arquitectura, versión 1992, creó un premio al diseño arquitectónico en homenaje a la obra y enseñanza de Fernando Martínez Sanabria. Cuando murió, algunos de sus grandes amigos dijeron: Nuestra arquitectura no sería como es, y es muy buena, sin Chuli (Hernando Santos); Es creador, formador, maestro, tres títulos lo harán inolvidable entre quienes tuvieron la fortuna de conocerlo y tratarlo (Alberto Zalamea). Martínez también incursionó en las artes plásticas y varias de sus obras se encuentran en colecciones particulares e institucionales. Ilustró los libros Vientos (1965), Crónica (1966) y Pájaros (1985) de Saint-John Perse, en sus versiones en castellano de Jorge Zalamea. Fue experto en música clásica, coleccionista de obras de arte y descubridor de talentos, como los artistas Bernardo Salcedo y Feliza Bursztyn y el fotógrafo Hernán Díaz. Su pasión por las carreras de caballos lo llevó a participar en el nacimiento del Hipódromo de los Andes. En sus últimos años dedicó gran parte de su tiempo a uno de sus mejores pasatiempos: la cría de ejemplares de pura sangre, en su finca de Sopó en las afueras de Bogotá. Falleció en 1991, nueve años después de haber adquirido la nacionalidad colombiana [Ver tomo 6, Arte, pp. 202-203].

GILMA RODRÍGUEZ URIBE

Bibliografía

Fernando Martínez Sanabria. Vida y obra, Galería Deimos, Bogotá, 1993, textos: Alberto Zalamea y otros. MARTINEZ SALCEDO, FERNANDO. Trabajos de arquitectura. Bogotá, Fondo Editorial Escala, 1979.

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Documentos relacionados en la Biblioteca Virtual

Consulte el texto "Arquitectura colombiana en el siglo XX: edificaciones en busca de ciudad", publicado en la revista Credencial Historia. N°114.

Leopoldo Richter




Científico, pintor y ceramista alemán (Gross-Auheim, febrero 14 de 1896 Bogotá, febrero 1984). El trabajo artístico de Leopoldo Richter está precedido por un interés intelectual. Sus pinturas son consecuencia y síntesis de sus investigaciones científicas y de sus experiencias y vivencias con los indígenas en las selvas colombianas. Durante su infancia, Richter vivió en Lahr, una pequeña ciudad de la Selva Negra, donde inició su pasión por la observación y la investigación de la naturaleza. En sus habituales paseos por el bosque, acostumbraba a tomar apuntes de diferentes especies vegetales y animales que llamaban su atención, y a coleccionar plantas e insectos atractivos por sus formas y colores. Por mi vida pasa una línea ininterrumpida, desde los primeros años hasta hoy: mi amor por la selva, decía. Durante su educación escolar, desarrolló un especial interés por la geometría y las matemáticas, disciplina que más adelante estudió en Praga. Cuando tenía 18 años estalló la primera Guerra Mundial y fue obligado a alistarse. En 1916 fue herido en la batalla del Somme y dado de baja del servicio militar. Terminada la guerra, ingresó a la Academia Técnica de Karlsruche. Se dedicó a ilustrar textos, entre ellos, la novela Sidharta de Hermann Hesse, con lo cual consiguió medios de subsistencia. Durante esta época Richter conoció al pintor Hans Thoma, quien, además de ser su maestro, lo estimuló en sus inquietudes artísticas. Más adelante, ingresó como profesor en la Escuela. Profesional de Lahr. Por encargo, restauró para esta ciudad un fresco perteneciente a la iglesia de Burheim, que había sido cubierto con cal en tiempos de la Reforma. Este trabajo lo familiarizó con la técnica de la caseína, que más tarde utilizó en sus pinturas. En 1925 participó en un curso de verano en Ginebra, dictado por Le Corbusier, en el que trabajaron formas de expresión abstracta. En 1927 se retiró por un tiempo de la Escuela donde trabajaba en Lahr, y viajó a Venezuela, con ánimos de investigar su flora y su fauna. Después de un año regresó a Alemania, y al poco tiempo emigró a Brasil. Se instaló en Itápiranga, en el río Uruguay, donde permaneció por siete años. Allí hizo amistad con el entomólogo padre jesuita Pío Bock, quien despertó en Richter el interés por los insectos membrásidos. En 1935 Richter se trasladó a Colombia y se vinculó como entomólogo al Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, por espacio de 23 años. A partir de 1940 comenzó a publicar, por entregas, el Catálogo de los membrásidos en Colombia. Los textos iban acompañados de ilustraciones muy detalladas, que Richter realizaba con la ayuda de un microscopio. En estos dibujos, su interés científico se fusionó con el artístico, para dar a conocer una belleza natural en la que generalmente nadie se fija. Para realizar este trabajo, Richter recorrió las selvas del Orinoco, el Amazonas y el litoral selvático del océano Pacífico; convivió con diferentes tribus indígenas, asimiló su modo de vida y costumbres y estableció comunicación con ellas a través del dibujo. La simplicidad de la vida indígena y su sabiduría fueron, en adelante, el tema nuclear de sus pinturas. Su lenguaje artístico, expresado en diversas técnicas, está despojado de toda intención realista o documental. Desde 1962 Richter se retiró de la Universidad Nacional y se dedicó a interpretar pictóricamente la vida y el hábitat de los indígenas. El interés científico de Richter sobre los tipos indígenas fue resuelto plásticamente en sintéticas y originales formas que expresan su espíritu y sentimiento. Su obra es la interpretación imaginativa y sensible de su diálogo con la naturaleza, es la expresión plástica de sus propias vivencias. El sentido plano y esquemático de sus composiciones da a sus pinturas un marcado carácter mural, que se refuerza con la aspereza de las texturas. En sus composiciones, Richter usó frecuentemente el óleo sobre base de caseína, lo cual le permitió pegar al cuadro tierra y otros elementos del hábitat de los indios. La selva es bidimensional, decía Richter, y aseguraba que la perspectiva no existía y que por eso mismo sus cuadros no la tenían: Si voy a hacer un cuadro con perspectiva, tendría que hacer un hueco en la pared, la perspectiva es producto de la imaginación del hombre. Richter penetró, como nadie lo ha hecho, el espíritu mágico del indígena, para producir un arte americano pero no local, un arte esencial y sintético, mas no anecdótico. Aunque la temática era siempre la misma, Richter siempre estaba experimentando nuevas posibilidades técnicas que le permitieran innovar su expresión. Aparte de su dedicación a la pintura y a la cerámica, Richter convirtió su casa en el mejor jardín botánico de la Sabana. A partir de 1953 expuso su obra en Estados Unidos, Suiza y Canadá, y periódicamente, en Colombia. Murió en Bogotá, en febrero de 1984, a los 79 años de edad.

CLAUDIA UMAÑA

Bibliografía

Aborígenes colombianos en la obra de Leopoldo Richter". Cromos, diciembre 3 de 1956. CHAVES, MARIA LUISA. "Artista científico que colecciona vocablos". El Espectador, diciembre 1 de 1974. ENGEL, WALTER. "Leopoldo Richter". El Espectador, septiembre 17 de 1961. Leopoldo Richter. Cerámicas y técnica mixta. Acuarelas y dibujos de membrásidos, Galería de Arte El Callejón, Bogotá, noviembre de 1975. TRABA, MARTA. "Wiedemann y Richter, dos descubridores de Colombia". En: El legado de Leopoldo Ríchter, Museo de Arte Moderno, Bogotá, octubre de 1984.

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Siglo XIX

Fray Serafín Barbetti




Arquitecto franciscano de nacionalidad italiana (Osola, provincia de Novara, mayo 16 de 1800 - Popayán, 1887. Sus principales obras fueron realizadas en Popayán, en las últimas décadas del siglo XIX. Bautizado con el nombre de Juan, a los 18 años fue a Roma para trabajar con dos de sus tíos en asuntos de comercio, actividad a la que estuvo consagrado por espacio de seis años.

A los 24 años de edad, sintiéndose llamado por la vida religiosa, pidió su admisión en la Orden Franciscana, y fue acogido en el famoso convento romano de Aracelli, donde hizo su noviciado y profesó al cabo de un año, con el nombre de fray Serafín. Alternó sus estudios eclesiásticos con la medicina, pero sintiendo mayor predilección por la arquitectura, a ella se dio con más interés.

Deseoso de ir a trabajar en Tierra Santa, fue enviado a Jerusalén; sin embargo, allí no permaneció mucho tiempo, pues fue enviado a la misión de Egipto, donde su colaboración en unas obras era más necesaria. En cuatro años dejó terminada la catedral de Alejandría, con su hermosa torre de cincuentta metros de altura; edificó en seguida la catedral de El Cairo, de orden corintio; luego un hospicio y su capilla para el servicio de la misión en la ciudad de Damieta y, por último, un colegio en Alejandría.

Acercándose a los sesenta años., después de tan meritorios trabajos, pidió y obtuvo el permiso de regresar a su provincia en Italia. Pero no habían transcurrido seis meses desde su regreso, cuando el provincial lo escogió para que viniera a Popayán a dirigir la obra de la catedral, que empezada por el obispo fray Fernando Cuero y Caicedo, también franciscano, iba a ser continuada por su sucesor, don Pedro Antonio Torres. Fray Serafín llegó a su nuevo destino en mayo de 1859. Inicialmente vivió con sus hermanos frailes en el convento de Popayán, pero luego pasó a la casa del obispo, reclamado por éste para su compañía y para que supervisara más fácilmente los trabajos. Su asistencia a las obras de la catedral no le impidieron, sin embargo, atender gratuitamente la reparación de la bóveda de la iglesia de la Compañía de Jesús y retechar el templo de San Francisco.

Aunque inicialmente pensó quedarse solamente cinco años, tiempo que juzgaba suficiente para lo que se le contrató, la guerra de 1860 y otro cúmulo de calamidades de que fue víctima el Cauca, paralizaron los trabajos de la catedral. Sin embargo, fray Serafín no se quedó inactivo; durante esa larga época de forzosa inacción, se puso al servicio del gobierno del Cauca para dos obras muy importantes: la construcción de un puente sobre el río Juanambú y otro sobre el río Palo, que desgraciadamente fue arruinado por una tremenda inundación en 1880. Además, dirigió la composición de las calles de Popayán, obra iniciada en 1809, pero interrumpida por las guerras de la Independencia. Con todo, la obra más importante de fray Serafín fue el puente del Molino, bendecido y dado al servicio público el 31 de julio de 1883.

Cierto día, mientras fray Serafín inspeccionaba la .obra del puente de Juanambú, resbaló de una piedra y cayendo de una altura considerable, se rompió en varias partes la pierna derecha. Desde entoncés quedó baldado y anduvo en muletas durante cuatro años, hasta su muerte en 1887.

LUIS CARLOS MANTILLA

Bibliografía

Papel periódico ilustrado, N- 60, año m (18831884), pp. 182-185.

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Luis de Llanos




(Retrato en oleo realizado por Juan Llanos Keats hermano de Luis)

Nació el 9 de Diciembre de 1843 en Gibraltar, casado con Catalina Izquierdo (probablemente en Madrid en fecha desconocida). Murió el 6 de Agosto de 1895 en Bogotá, Colombia. No se sabe donde se le enterró, pero se sabe que fue en Colombia.

La familia Llanos es oriunda de Valladolid. Su padre, Valentin, que contaba entonces 14 años, fue con su propio padre al exilio al restaurarse la monarquía de Fernando VII. Para una familia de Liberales, España era lugar peligroso entonces y su hermano Mateo, que había servido hasta entonces como intendente en el ejercito de Wellington, tuvo que refugiarse en México. Valentin se casó en Londres con la hermana del ya fallecido poeta Inglés John Keats. Durante su exilio escribió dos novelas en Inglés: “Don Esteban y Sandoval the Freemason” asi como un librito en favor de dar la independencia a las colonias de America, que por considerarse sedicioso, se publicó anonimamente.

La familia Llanos volvió a España en 1836, al morir Fernando VII. Valentin se unió al partido progresista y al formarse un gobierno liberal con Mendizabal , léste le nombró secretario particular. Su ultimo cargo en el gobierno fué consul en Gibraltar y alli nació Luis;

Luis fué cuarto y ultimo de la familia que no murió en la infancia. Juan (también pintor) nació en Londres, Rosa en Valladolid e Isabel en Madrid.

Juan y Luis recibieron lecciones en la Academia de Bellas Artes de Valladolid; Juan en dibujo y oleos; Luis solo en dibujo en los años de 1853-56. Juan continuó su formación en Madrid pero Luis entró en el Cuerpo Diplomático en Julio de 1867 y un año mas tarde le ofrecieron el viceconsulado del reino de Nápoles, que no aceptó pero en 1869 era “Joven de Lenguas” en la embajada de España en Atenas. Allí enfermó, con fiebres intermitentes (probablemente malaria). Volvió a España para recuperarse y trabajó en Madrid como agregado diplomático a la Secretaría del Estado. En 1873 era secretario en la embajada de España en los Estados Pontificios y al desaparecer éstos, en la nueva Italia.

En 1884 se le ofrecó el cargo de secretario en la embajada en Washington pero no pudo ir por razones de salud. En 1892 trabajaba en la embajada de Bruselas y en 1893 le nombraron secretario en la embajada en Bogotá conde murió en 1894 durante una epidemia de tifus.

En España se le conoce también por unas memorias que escribió con el título La vida Artística, Memorias de un Pensionado en Roma. Fechada en París en 1891, ellas combina sucesos reales de su vida, anécdotas de sus amigos y sucesos ficticios. Las escribe bajo el nombre de Miguel Fernández Losada y relata sucesos reales de su vida en familia, aunque llama a Valladolid Valpalencia. Menciona su aptitud para el dibujo, progresando luego a acuarelas y menciona que sus caricaturas eran reconocidas como muy buenas. Se refiere a sus experiencias en la Academia y cuenta anécdotas sobre sus Maestros, que aunque con nobres ficticios son reconocibles como profesores en aquellos años. Menciona que obtuvo una beca de pensionado en Roma para continuar sus estudios de pintura en 1869, pero esto es poco probable porque Octubre de ese año estaba en Atenas y escribía a su madre, incluyendo en sus cartas bocetos y dibujos de Griegos en trajes típicos; sin embargo, tambien vivió en Roma, primero con sus padres (1861-65) y luego como diplomátco (1873-1884).

Desde aquí, el resto de las memorias es totalmente ficticio; dice que mandó sus cuadros a España y y que después de un desengaño amoroso con una de sus modelos tuvo relaciones en París con una dama de la nobleza y al terminar estas fué internado en un hospital Psiquiatrico desde donde vuelve a Valencia donde el y sus padres mueren antes de recibir la noticia de que ha ganado la medalla de oro en la Exposición de Paris.

No hay en la familia ninguna pintura de Luis al oleo, aunque muchas no están firmadas, la mayoría son retratos de familia y probablemente por Juan su hermano o Elena su sobrina (que sí estuvo pensionada en Roma). Tenemos dibujos de Griegos, caricaturas con humor, una serie de ellas titulada Caza y Pesca que describe relaciones entre damas y caballeros, y otras como la incluida, criticando a los gobernantes de turno después de uno de los golpes militares de ese siglo

Al nombrar a un military Ministro de Asuntos Exteriores, este dibujo se refiere a como hay que adiestrar a los diplomáticos del futuro. El tribunal pregunta : en donde reside la eficacia del diplomático. En sus puños contesta el candidato. Muy bien, admitido!

En sus memoria Luis menciona que pintó escenas de la Conquista de Túnez por Carlos V en 1535. Es el único trabajo suyo en España que está documentado. Son una serie de copias de tapices flamencos, diseñados por Vermellen, artista que acompaño al emperador en la expedición y que estaban entonces en el Palacio Real de Madrid. Las copias de Luis llanos estan hoy dia en la Sala de Tapices del Senado en Madrid. Un catálogo fechado en 1917 dice que la Sala de Tapices fué diseñada el el siglo XIX por el arquitecto Ortiz de Villajos y las pinturas fuero adquiridas del pintor Luis Llanos Keats por 7.500 pesetas en Agosto de 1881.

Autor del texto: Fernando Paradinas

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Consulte el libro "Textos sobre la colección de arte del Banco de la República"

Consulte la página de "Luis de Llanos" en Colarte.

Celestino Martínez




Pintor, litógrafo, fotógrafo y escritor venezolano que vivió entre 1820 y 1850. Martinez comenzó estudiando pintura con Juan Lovera, y posteriormente viajó a París y a los Estafos Unidos a estudiar fotografía.

Celestino y su hermano Jerónimo trabajaron en el primer taller de litografía establecido en Carácas por los alemanes Muller y Stapler. Luego, los hermanos Martinez fueron contactados por el diplomático Manuel Ancízar, representante del gobierno de Tomás Cipriano de Mosuqera en Carácas. A los hermanos Martínez les fue encomendado organizar un periódico en Bogotá. El Neogranadino, periódico dirigido por el mismo Ancízar, se consolidó como la organización periodística más importante en el país durante el siglo XIX. Martínez desarrollo el incipiente arte litográfico en Colombia, aportando los útimos avances que aprendió durante su estancia en París. Además de su labor como litógrafo en el periódico, fue profesor en el colegio de la Independencia, escribió una obra de teatro llamada “El Loco de la Ciudad”, y fue cónsul de Venezuela en Bogotá.

Celestino Martínez tuvo además una importante carrera como pintor; al igual que su maestro Juan Lovera y otros artistas como Martín Tovar, desarrolló su obra de manera opuesta a otros exponentes del arte en el contexto colonial de América Latina. Mientras la tendencia general se inclinaba hacia la representación de temáticas místico-religiosas, Celestino Martinez mostraba un marcada tendencia a pintar retratos. Representados en sus pinturas y en su trabajo litográfico, se encuentran notables personajes de La Nueva Granada como el geógrafo italiano Agustín Codazzi e Isabel Betancourt de Mejías. Dichos trabajos, al igual que una representación del bautizo de Cristo, se conservan aún en su ciudad natal.

En 1861, Celestino y su hermano Jerónimo regresaron a Carácas y organizaron un taller de fotografía. Paralelamente a este trabajo, Celestino escribió dos dramas históricos: “El Hijo del Generalísimo” (1879) y “Amure” (1883).

Los hermanos Martínez marcaron una importante influencia en el periodismo gráfico en Colombia. Celestino se destacó además en el campo de la pintura, el dibujo, y en la enseñanza de estas técnicas.

Documentos relacionados en la Biblioteca Virtual

Consulte el texto "Policarpa 200: exposición conmemorativa del bicentenario del nacimiento de Policarpa Salavarrieta", con imágenes de Martínez

Jerónimo Martínez

Grabador, dibujante, pintor y fotógrafo venezolano (Caracas, abril 30 de 1826 - noviembre 9 de 1898). Jerónimo Martínez Sánchez practicó las artes que aprendió con su hermano Celestino. Hábil dibujante y acuarelista, dejó una variada obra compuesta por cuadros de costumbres, paisajes y retratos, entre los que sobresalen un óleo de Lorenzo Mendoza, otro del general Francisco Miranda y un dibujo a pluma de Cristóbal Mendoza (copia de Juan Lovera). Fue autor de los grabados para Los misterios de París, primer libro ilustrado impreso en Venezuela. Esta obra fue realizada en el primer taller de litografía fundado en Caracas, propiedad de los alemanes Müller y Stapier, para quienes trabajaron Jerónimo y Celestino Martínez. Los hermanos llegaron a Bogotá en 1848, contratados por Manuel Ancízar para sentar las bases de El Neo-Granadino. En la capital de la Nueva Granada, compartieron los mismos oficios, destinos y reconocimientos. Su labor en Colombia fue fecunda y de grato recuerdo en el medio del periodismo ilustrado, el grabado y la fotografía. Dedicados a la cátedra del dibujo y a la divulgación de sus conocimientos sobre litografía, transmitieron a sus discípulos la iniciativa de realizar viñetas y rótulos ilustrativos tanto en periódicos como en libros. Enseñaron el arte de la fotografía, fueron autores de obras en este género (sobre colodión), trabajaron para numerosa clientela y fabricaron los elementos y sustancias necesarias para su trabajo. A su regreso a Caracas, en 1861, Jerónimo ejerció la docencia en el área del dibujo, en la Academia de Matemáticas y en la Universidad. Otras obras de su autoría se encuentran en la colección del Concejo Municipal del Distrito Federal en Caracas.

MARTHA SEGURA

Bibliografía

Boulton, Alfredo Historia de la pintura en Venezuela. Caracas, Editorial Arte, 1968. DE LA PLAZA, RAMÓN. Ensayos sobre el arte en Venezuela. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1977. HERNÁNDEZ SERRANO, MANUEL y otros. Diccionario de las artes visuales en Venezuela. Caracas, Monte Avila Editores y Galería de Arte Nacional CANTV., 1985. GIRALDO JARAMILLO, GABRIEL. EL grabado en Colombia. Bogotá, Editorial ABC, 1960. MISLE, CARLOS EDUARDO. Venezuela siglo XIX en fotografía. Caracas, CANTV, 1981. NUCETE-SARDI, JOSÉ. Notas sobre la pintura y la escultura en Venezuela. Caracas, Ediciones González y González, 1957.

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Leopoldo Rother




Arquitecto, pedagogo y melómano alemán (Breslau, 1884-Bogotá, 1978). Leopoldo Rother hizo el bachillerato o gimnasio clásico con énfasis en humanidades, y complementó su educación con clases de pintura en acuarela e interpretación del violonchelo. En 1913 inició estudios de arquitectura en la Universidad de Karlsruhe, pero a raíz de la primera Guerra Mundial tuvo que suspenderlos para prestar el servicio militar. Una vez terminado el conflicto, reinició su educación superior, primero en Breslau, su ciudad natal, y luego en Berlín-Charlottenburg, donde se graduó en 1920, con una mención en arquitectura clásica y una clasificación sobresaliente. En 1923 aprobó el examen de arquitectura de gobierno, lo que le dio el derecho a ingresar a la carrera administrativa como funcionario del Estado de Prusia.

Dos años después fue declarado inamovible en su posición de arquitecto del Estado, cargo del que fue retirado en 1935, de acuerdo a la legislación nazi, por la religión incierta de sus padres. Desde que Leopoldo Rother se graduó comenzó a trabajar como residente del Estado alemán y participó en varios concursos de arquitectura. A partir de su ingreso a la carrera administrativa y de su confirmación, en 1925, como arquitecto del Estado, comenzó a realizar sus primeras obras: entre 1925 y 1926, el edificio del juzgado de primera instancia y presidio de Oldenburg, en la comarca de Holstein, en el norte de Alemania; entre 1926 y 1929, el diseño y construcción del conjunto de más de trece edificios distintos, incluidos los campos deportivos, de la Academia de Minería de Clausthal-Zellerfeld en el Harz; sobresale allí el paraninfo, pues el tratamiento del espacio es una mezcla entre el neogótico y el moderno. Entre 1930 y 1935 fue encargado por la entonces República de Weimar para dirigir el diseño y construcción del moderno reformatorio carcelario de Branderburg am Havel, el cual fue concebido como institución modelo, ensayo de reforma penitenciaria en el que se rompió con el rígido sistema de panóptico y se intentó integrar a , los presos en el proceso de trabajo moderno (industrial). A lo largo de estos años, Rother participó, por lo menos, en doce concursos de arquitectura, en los que obtuvo segundos premios y menciones. Con esta actividad extralaboral, Rother no sólo consiguió habilidad y madurez como proyectista, sino que también pudo variar, sin muchos contratiempos y sobresaltos, su concepción arquitectónica hacia el Bauhaus. Tres meses después de haber terminado el reformatorio de Branderburg, Rother fue destituido de su cargo. Esta situación fue muy difícil para él, pues desde 1927 se había casado con la profesora de música Susana Trevenfels, y tenía una hija, nacida en 1928, y un hijo, nacido en 1931; además, la situación política en Alemania era insoportable. Decidió, entonces, emigrar y aprovechó que el gobierno colombiano, dirigido por el presidente Alfonso López Pumarejo, estaba contratando arquitectos para trabajar en la Dirección de Edificios Nacionales en Bogotá. Rother viajó a Colombia por barco, en mayo de 1936, y rápidamente se adaptó al frío del páramo.

A1 poco tiempo de su llegada a Bogotá, Rother fue encargado del proyecto de la Ciudad Universitaria, trabajo para el cual, sin duda, estaba preparado, y que fue el más importante de su vida profesional. En ese complejo, a semejanza de los campos universitarios americanos, debían reunirse las dispersas facultades de ingeniería, medicina y derecho, junto con otras nuevas: química, arquitectura, veterinaria, agronomía, economía, administración, filosofía y otras; a las cuales se agregaron algunos institutos de investigación, como el de ciencias naturales, viviendas para estudiantes y profesores, y zonas de recreación y deporte. Con la ayuda pedagógica del también alemán Fritz Farsen, Rother diseñó y planeó una ciudad universitaria oval o elíptica, con cinco zonas básicas: la académica, la de servicios comunes y administración, la deportiva, la de vivienda y la explanada central o vacío. Esta estructura inicial se ha mantenido, aunque con algunas variaciones introducidas por la construcción de edificios (de distintos estilos y tendencias) en la explanada central, y el deterioro estético de algunos edificios y áreas como la deportiva. En 1938 Leopoldo Rother se vinculó como profesor a la recién fundada Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, la primera de su género en Colombia. Durante cuarenta años consecutivos ejerció la cátedra, especialmente de teoría de la arquitectura, no sólo en la Universidad Nacional, sino también en la Javeriana, los Andes, la América y la Gran Colombia.

Varias generaciones de arquitectos colombianos, quienes lo llamaban cariñosamente "papá Rother", fueron sus alumnos. A través de sus clases, muchos de ellos tuvieron contacto con la obra de grandes arquitectos contemporáneos: Oud, Dudok, Berlage, Gropius, Le Corbusier y otros más. Salvo un corto período, cuando trabajó en la firma de Arcadio Cuervo y Otto Marmorek, comprendido entre 1942 y 1943, Rother trabajó en la Dirección de Edificios Nacionales hasta 1961. Vivió la apoteosis de esa dependencia y su decadencia. Además de la Universidad Nacional, Rother diseñó para esta división estatal la "ciudad escolar" de Santa Marta, la escuela normal de varones de Pamplona, el hospital de la población antioqueña de Concordia, el estadio de Santa Marta, el complejo arquitectónico del centro cívico y el edificio nacional de Barranquilla, y la plaza de mercado de Girardot, estas dos últimas, obras que impresionaron gratamente en 1948 al arquitecto suizo Le Corbusier. No obstante, a partir de 1950, con el gobierno de Laureano Gómez, las funciones de la Dirección fueron tácitamente paralizadas y el trabajo de Rother pasó, hasta su retiro, sin pena ni gloria. Leopoldo Rother se nacionalizó colombiano en 1948 y siempre mantuvo un sentimiento de agradecimiento por el país que lo acogió, y que en 1977 le otorgó la Cruz de Boyacá en el grado de Oficial.

JOSÉ EDUARDO RUEDA ENCISO

  • Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.

Siglo XVII

Giovanny Battista Tiepolo




Este veneciano que nació el 5 de marzo de 1696 y falleció el 27 de marzo de 1770 en Madrid, es considerado el principal maestro de la escuela veneciana y el mejor muralista del estilo rococó. Estudió con diversos pintores venecianos como Paolo Veronés y recibió apoyó del dux de Venecia, de algunas familias nobles del Véneto, y de diversas ciudades al norte de Italia.

Tiepolo se centró principalmente en la creación de grandes frescos y pinturas al óleo sobre techos y paredes que armonizaron con la decoración característica de la arquitectura rococó de aquel momento, en ellos, representó escenas cotidianas y místicos temas bíblicos y mitológicos. La composición de sus obras es dramática en opinión de algunos críticos, la línea fluida y elegante, el color luminoso y delicado y el tratamiento de la luz sumamente atmosférico.

Entre sus primeros frescos se destacan los techos de la iglesia de las Descalzas de Venecia y El milagro de la santa casa de Loreto (1743-1744), obra maestra de la pintura religiosa que fue destruida durante la I Guerra Mundial. Decorando el gran salón del palacio Labbia en Venecia, se destacan también las escenas que representan la historia de Antonio y Cleopatra (anteriores a 1750).

Entre sus pinturas al óleo se encuentran La crucifixión, La Sagrada Familia con san Gaetano, La purísima concepción, y San Antonio de Padua con el niño Jesús; pintó también pequeños bocetos al óleo e innumerables dibujos y aguafuertes.

Siglo XVI

Antonelli Bautista




Destacado ingeniero y arquitecto italiano nacido en Gatteo di Romagna en el año de 1550, allí fue alumno de arquitectura del maestro especializado en fortificaciones Nicolo Tartaglia. Trabajó para Felipe II como responsable de la construcción de edificaciones militares en España.

En 1586 fue enviado a América por primera vez junto con el mariscal de campo Juan de Tejada, para proyectar el sistema defensivo de las colonias hispanas de las Antillas y el Caribe, plan que comprendía la construcción de fortificaciones en La Habana, Santa Marta, Cartagena de Indias, Río Chagres, Panamá, Santo Domingo y San Juan de Puerto Rico.Entre 1587 y 1594 trabajó en la construcción de los fuertes de San Juan de Puerto Rico, “Llave de las Antillas”; La Habana, “Llave del Seno Mejicano” y de San Juan de Ulúa, “Llave de la Nueva España”; se le atribuye también el trazado de Santiago de Guatemala, la más destacada muestra del urbanismo guatemalteco del siglo XVI.Antonelli preparó un importante estudio táctico y técnico para la defensa de Cartagena con el sello característico de la técnica de fortificación exterior ampliamente desarrollada por la escuela Italiana; “con esa perfección de los ‘dobles flancos en los baluartes’, ‘orejones’, ‘plazas bajas’ y los ‘ángulos fijantes’ de las cortinas que flanqueaban y aseguraban una defensa”, cita Juan Manuel Zapatero en su libro “las fortificaciones en Cartagena de Indias”.

En 1604 llegó a Venezuela para estudiar la defensa de las Salinas de Araya y de fortificar la isla de Margarita. Regresó a España definitivamente en 1608 y allí murió ocho años después en 1616. A su obra se deben los fuertes del estrecho de Magallanes (1581), Cartagena de Indias (1586), Santo Domingo (1589), bahía de Fonseca, puerto de San Juan de Ulúa, nueva ubicación de Veracruz, fuertes del Morro y La Punta, en La Habana, Panamá (1594), Portobelo (1597) y San Agustín y Santa Helena, en Florida.

  • Imagen: Castillo de San Pedro de la Roca en Cuba. Patrimonio de la Humanidad.