Río del sur de Colombia que en parte de su recorrido marca la frontera con Ecuador.

Origen del nombre

No se conoce exactamente su significado en lengua indígena pero hay varios propuestos. Por ejemplo, monseñor Justino Mejía y Mejía dice que este nombre lo puso Lorenzo de Aldana y significa Bañarse (Huayttac), tal vez recordando un río del mismo nombre en Salinas, cerca de Lima. Lo mismo opina el padre Luis Gabriel Moreno citando a José Rafael Sañudo, pero con el significado de way, interjección de dolor, y tara, un arbusto, entre otras posibles traducciones. Justino Mejía dice que “El Guáytara es nuestra biografía… El Guáitara es nuestro río... El alma del nariñense es el alma del río” [1]. Luego cita al Hermano Ramón de las Escuelas Cristianas, quien hablando sobre el río a los alumnos de Bogotá, hace un elogio diciendo que es uno de los ríos más famosos al sur de Colombia, admirado por su aspecto grandioso y salvaje.

Aspectos geográficos

El Guáitara nace en el volcán nevado Chiles y se conoce como la quebrada Alumbre o Játiva. Más adelante, siendo frontera con el Ecuador, recibe el nombre de Carchi. En Colombia es el Guáitara. Los indígenas pastos lo llamaron Pastarán y los incas Angasmayo (rio azul). Para los conquistadores era el Rio Grande Quillacinga.

Luis Javier Ortiz dice que la zona Juanambú-Guáitara se constituyó en un terreno inexpugnable (…) que facilitó la cohesión interna entre sus habitantes y el mantenimiento de la resistencia a la intervención de los republicanos, y “les permitió a sus habitantes una identidad con el medio” [2].

La Batalla de Funes

Cuando Quito proclama su independencia, envía cartas a Pasto y Popayán para que de igual manera crearan sus propias juntas de gobierno, pero con otro fin también, y era que el actual departamento de Nariño se anexara a Quito, separándose de la Nueva Granada. Entre otras razones propuestas, se afirmaba que Santa Fe quedaba demasiado lejos y poco era lo que se podía recibir. El Gobernador de Popayán rechaza esta invitación y empieza un intercambio de correspondencia con diplomacia y luego con abiertas amenazas. El gobernador Miguel Tacón comunica a Pasto la necesidad de estar alerta y organizar un ejército para la defensa y el ataque. Quito avanza con su ejército reclutando gente de Ibarra y Tulcán y de todos los pueblos que se encontraran en el camino. Así, el 28 de septiembre pasan de Tulcán a invadir los pueblos de la antigua provincia de Obando, entrando por Cumbal e Ipiales con la ayuda de algunos habitantes de ésta región, y se establece el cuartel general en Túquerres, cerrando el camino a Barbacoas. El Comandante del ejército quiteño, don Manuel Zambrano, decide entrar en acción bélica partiendo con su ejército acantonado en Túquerres. Pasto, comandado por don Gregorio Angulo, recibiendo órdenes del Gobernador Tacón, prepara también su ejército con los indígenas y criollos de los pueblos cercanos, mas la ayuda de Taminango, Patía y Funes con el señor cura párroco José Polanco a la cabeza, y salen siguiendo la rivera del Guáitara buscando los sitios estratégicos.

El 16 de octubre de 1809, en la rivera del Guáitara se enfrentan los dos bandos sufriendo los quiteños una derrota que los obliga a huir hacia la frontera. Entre los prisioneros que caen en manos de los realistas se cuenta el teniente Marcelino Narváez Guerrero y su hermano Miguel como subteniente, junto con el padre Juan Bautista Argote, párroco de Imúes y varias mujeres que no fueron identificadas. Es posible que estos ipialeños estuvieran en defensa de la libertad de Quito o que fueran reclutados a la fuerza. Para muchos historiadores esta es la primera batalla entre patriotas y realistas que se realiza en suelo colombiano, aunque con derrota de los patriotas quiteños.

El 17 de mayo de 1814 el Cabildo de Ipiales envía un oficio al Cabildo de Pasto en que se congratulan por “haber destrozado completamente al enemigo (Nariño) afianzando la paz y la quietud porque hemos llorado”. Como puede verse, había quienes estaban a favor y otros en contra de la idea libertadora.

Bolívar cruzó el Guáitara y en sus comunicados decía que había que andar con mucho cuidado porque un resbalón significaba rodar al abismo. Esto sirvió a los realistas para derrotar a los patriotas en varias oportunidades, pues conocían el terreno y sus atajos.

También tiene espacio para la leyenda, como puede leerse en Chambú, novela de Guillermo Edmundo Chávez [3], en la cual, hablando uno de los protagonistas, se refiere al Estrecho donde el Guáitara apenas llega a los siete metros: “Por allí, de un solo salto, pasó Agustín Agualongo cuando de su guerrilla no quedó un solo hombre”, aunque también se enseñaba años atrás que fue Bolívar quien saltó el Estrecho en su famoso caballo Palomo. También hubo varios sucesos crueles de guerra, como cuando en la Navidad de 1822 el coronel patriota Eusebio Borrero arrojó al abismo a 14 parejas de pastusos atados por la espalda.

Referencias

  1. MEJÍA Y MEJÍA, JUSTINO, Villaviciosa de la Provincia de Hatunllacta. Bogotá, Editorial Pax, 1975, pp. 35- 39
  2. Citado por MONTENEGRO, ARMANDO, Una historia en contravía: Pasto y Colombia. Bogotá, Malpensante, 2002
  3. CHÁVEZ, GUILLERMO EDMUNDO, Chambú, Bogotá, Editorial Bedout, 1982, p. 156. Citada por Armando Montenegro, op. cit

Bibliografía

  • GUERRERO, GUSTAVO S., Causa célebre en la historia de la Independencia, como es la seguida en esta ciudad al extranjero don Alejandro Macaulay. Pasto, Imprenta del Departamento, 1920.
  • BASTIDAS URRESTY, EDGAR, Las guerras de Pasto, Pasto, Tipografía y fotograbado Javier, 1979.
  • MEJÍA Y MEJÍA, JUSTINO, Villaviciosa de la Provincia de Hatunllacta. Bogotá, Editorial Pax, 1975.
  • NARVÁEZ RAMÍREZ, GUILLERMO ALFREDO, Historia General del Departamento de Nariño, Tomo I., Pasto, Diario del Sur, 2002.

Véase también

Enlaces a Banrepcultural

Créditos

  • Centro Cultural del Banco de la República de Pasto, 2020.