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=Bibliografía=
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* Orjuela, H. (1965). Biografía y bibliografía de Rafael Pombo, Thesaurus Tomo XX No 2, pp. 418 - 422
* Orjuela, H. (1965). Biografía y bibliografía de Rafael Pombo, Thesaurus Tomo XX No 2, pp. 418 - 422
[[Categoría:Escritor]]
[[Categoría:Poeta]]

Revisión del 17:39 4 sep 2017


Rafael Pombo
Información
Nombre Rafael Pombo
Fecha de nacimiento 07/01/1900
Nacionalidad Colombiano
Ocupación Escritor - poeta
Primaria Estudios de Humanidades en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario
Ciudad de nacimiento Bogotá
País de fallecimiento Colombia
Ciudad de fallecimiento Bogotá
Fecha de fallecimiento 1900-01-05 00:00:00
Profesionales Doctor en Matemáticas e Ingeniería del Colegio Militar (fundado por Tomás Cipriano de Mosquera en 1848)
Images


Poeta, periodista y traductor bogotano (noviembre 7 de 1833 - mayo 5 de 1912).

Biografia

Hijo de don Lino de Pombo, militar, hombre de Estado, matemático y diplomático, en 1844 Rafael Pombo ingresó al seminario, donde realizó estudios de latín. Comenzó a escribir versos a los 10 años. En 1846 inició estudios de Humanidades en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Recibió el grado de doctor en Matemáticas e Ingeniería del Colegio Militar, fundado por Tomás Cipriano de Mosquera en 1848. Viajó a Estados Unidos, permaneció allí diecisiete años y regresó a Colombia.

Desde entonces, ejerció como periodista. Fue coronado como poeta nacional el 20 de agosto de 1905, en el Teatro Colón, la misma noche en que murió Diego Fallon, su gran compañero de generación. El 6 de febrero de 1912 fue elegido miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, en reemplazo de don Manuel María Mallarino, ex presidente de la República elegido el 6 de enero del mismo año, y a quien la muerte no le permitió asistir ni a la primera reunión. Poco después, Pombo fue elegido secretario perpetuo, en reconocimiento a su enorme sabiduría de la lengua española.

Fue un traductor excelente, Marcelino Menéndez y Pelayo dijo de su obra en este género: "No las hay más valientes y atrevidas en nuestra lengua". Célebres siguen siendo sus traducciones "El poeta moribundo" de Lamartine, "El Soliloquio de Hamlet" de Shakespeare y "El episodio de Laocoonte" de Virgilio. Pombo fundó los periódicos El Cartucho y El Centro; dirigió El Tomista; y fue colaborador de La Siesta, El Día, El Filotémico, El Heraldo, El Obrero, La Escuela Normal, La América, La Nueva Era y Las Crónicas.

En estos periódicos quedó gran parte de su obra, recopilada luego por varios autores. Rafael Pombo es uno de los grandes poetas de Colombia, y el mejor exponente del romanticismo en el país. Con voluntad y personalidad, supo imprimirle a sus poesías el ritmo y musicalidad que harían perenne su obra. Cultivó todos los géneros líricos, desde la alta oda hasta el diminuto epigrama. Rimó para los niños fábulas festivas y cuentos, y también sentidas elegías. Entonó himnos altísimos a Dios y a la Patria, quemó incienso ante Eros.

Cultivó todos los metros usados hasta entonces. Usó en su inspiración los amplios ropajes de la silva o los breves renglones de una décima. Cinceló cuartetos y admirables sonetos. A los 23 años escribió "Hora de tinieblas", obra de profundo despecho que brotó de una crisis de exasperación causada por una dolencia física que sufrió por muchos años. Rafael Pombo es el poeta más completo que ha tenido el país. A una imaginación poderosa, juntó una rica sensibilidad y un alto y hondo pensar. Dios, la naturaleza, la mujer, todo ello unido en el vértice de su inspiración, fueron los temas centrales de su lírica. Sus temas están englobados en el cultivo de la elegía amorosa, la contemplación descriptiva y la meditación filosófica.

Es descriptivo en los poemas "Preludio de primavera", "Luna llena", "En el Niágara" y "El valle", donde la naturaleza encuentra su mejor cantor y el paisaje aparece lleno de colores y de vida, al impulso de su admirable inspiración; elegíaco en "Melancolía", "A la muerte de don Antonio Ospina", "Elvira Tracy" y "Decíamos ayer"; filosófico en los poemas "Hora de tinieblas", "Pecado original", y "De noche", canto a la vejez; vate del amor en "Barcarola", "Edda", "Extasis", "Siempre", y "Noche de diciembre"; poeta de la patria en "La tumba de Ricaurte" y "Lo que vieron los viejos"; místico en "María", "La casa del cura" y "La cruz de mayo"; bardo del deseo y de la pasión en "Abisag" y "Mi amor'; popular en "El Torbellino" y "El Bambuco"; y humorístico en la "Pareja humana" y "Mi tipo".

En todos ellos, el léxico refleja una honda penetración en el lenguaje, derivada del profundo conocimiento que tiene de él. Su riqueza idiomática aparece conjugada en "El Alfabeto", y "Doña Pánfaga", graciosa poesía llena de esdrújulas. Pombo se mantiene en las altas esferas de la poesía en asuntos de trascendencia, o juguetea con lo casero y lo humilde cuando escribe para los niños o sobre temas populares. Pero su gran arte aparece cuando combina los dos tipos de lenguaje. La poesía de Pombo también se preocupó por lo religioso.

El folleto El 8 de diciembre fue publicado con el visto bueno de la arquidiócesis de la capital del país, y en la nota de autorización se decía que todas las estrofas, a excepción de la última, tenían sentido religioso y su lectura concedía indulgencias. Cuando se ha mirado la producción poética de Pombo, siempre se ha acudido a su obra más elaborada, dejando por fuera la poesía circunstancial, donde se aprecia con sorpresa la habilidad y la gran capacidad del genio.

Dentro de ella fueron famosas sus controversias políticas en verso con los personajes de la época. En la mayoría de estos casos, Pombo acudió al acróstico. En 1851 escribió "Más vale un pícaro con talento que un imbécil honrado", en el cual atacaba a un liberal. Otro acróstico político famoso fue el compuesto a Miguel Antonio Caro, titulado "Un apellido anagramático - Acróstico", en el cual lo trata de Carito. Son también importantes como versos circunstanciales, los epitalamios que compuso en las bodas, los sonetos que declamó en los entierros, las décimas que dedicó a sus amigos en las reuniones sociales, y hasta los cuartetos que hizo en los periódicos para avisos publicitarios.

Pombo fue también el maestro de la literatura infantil colombiana. Para los niños hizo bellas creaciones como "Michín", "Juan Chunguero", "Pastorcita", "Rin Rin Renacuajo", "La Pobre Viejecita", "Simón el Bobito", "El Gato Bandido" y "El Renacuajo paseador", todas ellas imágenes coloridas que desfilan llenas de gracia y belleza por nuestra memoria. El mejor fabulista de Colombia, se conocen 222 fábulas de Pombo, siendo las más recordadas "El gato guardián", "El sermón del caimán", "La nariz y los ojos", "El niño y la mariposa", "El coche", "El potro sin freno", "El niño y el buey", "Las ranas y la antorcha", "El monte y la ardilla", "El halcón y la gallina", "La paloma y la abeja", "El hombre y la pulga", "El palomo de fiesta" y "El niño y el corderito".

En 1912 se expidió la ley 87 del 16 de noviembre, por la cual la República honra la memoria de Rafael Pombo, gloria de las letras colombianas. En ella se dispuso la publicación de sus obras por cuenta del Estado. La tarea le fue encomendada a don Antonio Gómez Restrepo, quien por la estrechez del presupuesto hizo una selección que dejó por fuera toda la poesía circunstancial del poeta. Afortunadamente, Héctor H. Orjuela la rescató posteriormente. La colección consta de cuatro volúmenes.

En los tomos I y II figuran 334 poemas; al final aparecen dos sonetos en inglés y la ópera en español Florinda, la cual consta de cinco actos en verso. El tomo III recopila las traducciones hechas por Pombo; son ochenta poesías de diferentes autores universales; entre los ingleses figuran Shakespeare, Byron, Longfellow, Hood, White y Tennyson; entre los franceses tradujo a Lamartine, Victor Hugo, Musset y Cornelle; entre los alemanes a Uhland, Schiller y Goethe. También se interesó por Enrico y Piave de Italia, por Saldanha de Portugal y por los latinos Virgilio y Horacio.

El tomo IV, titulado Fábulas y verdades, reproduce los llamados Cuentos Pintados, publicados por primera vez en Nueva York y reeditados varias veces con el título Cuentos morales para niños formales. Rafael Pombo murió en Bogotá el 5 de mayo de 1912. Usó seudónimos para firmar sus obras tales como: Edda, Máximo, Ascanio, Bemo, Elo, Exótico Faraelio, Florencio, Justicia, Lutin, Tirteo, Vencapavenca, Werti y Yo. Causó sorpresa entre sus seguidores el seudónimo de Edda, tras del cual imaginaron a una mujer, sobre todo porque la calidad de la poesía que firmó con este nombre mostraba la sensibilidad de una lírica como no se había visto en Colombia.

Pombo escribió también las óperas Ester y Florinda o la Eva del Reino Godo Español, en colaboración con el músico José María Ponce de León. De su extensa obra se han publicado los libros: Fábulas y verdades (1916), Cuentos pintados, Cuentos morales para niños formales, Amor y matrimonio, Versos, Vademecum militar, Diario íntimo de Rafael Pombo, Libreto español cantable, Libreto con guía crítica de la música, Diario de mil curiosidades para su propio dueño que lo es verdaderamente el señor licenciado en Bellas Letras J. Rafael de Pombo, seminarista que fue en la Ciudad de Bogotá a 1845, Nuevo método de lectura, Revólver místico (sonetos estilo Góngora escritos en sus últimos días) y Traducciones poéticas


Cronología

  • 1833: el 7 de noviembre, nace en Bogotá José Rafael de Pombo y Rebolledo. Su abuelo, don Manuel de Pombo, abogado payanés, era contador de la Real Casa de la Moneda de Santa Fé cuando, en 1810, fue uno de los firmantes del Acta de Independencia. Su padre, Lino de Pombo, había defendido a Cartagena del asedio de Morillo, donde fue tomado prisionero y enviado a España; allí participó en el levantamiento de Riego. Luego fue secretario de la Legación en Londres y regresó a Popayán, donde se casó (1827) con Ana María Rebolledo, descendiente de una también importante familia caucana. En 1833, el presidente Santander designó a don Lino de Pombo como secretario del Interior y de Relaciones Exteriores, y la familia se trasladó a Bogotá; doña Ana María iba con cinco meses de embarazo de quien más, tarde seria Rafael Pombo. El poeta tuvo cinco hermanos: Beatriz - que vivió con él toda su vida -, Felisa, Juanita, Fidel - fundador del Museo Nacional - y Manuel.
  • 1844: Ingresa al Seminario de Bogotá.
  • 1846: Colegio del Rosario; estudia humanidades.
  • 1847: Colegio Militar; inicia estudios de ingeniería.
  • 1851: Recibe diploma de ingeniero. Se une a la Sociedad Filotémica, compuesta por jóvenes conservadores que conspiraron contra el gobierno de José Hilario López.
  • 1853: Viaje al Valle del Cauca y Popayán.
  • 1854: Regreso a Bogotá. Se une al ejército legitimista que lucha contra el general Melo; alcanza el grado de oficial.
  • 1855: Nombrado secretario de la Legación de Colombia 1879 en Estados Unidos, sale para Nueva York. Allí ayuda a Tomás C. de Mosquera a corregir sus Memorias del Libertador. Escribe "La hora de tinieblas".
  • 1856: Viaja a Costa Rica con el embajador Pedro Alcántara Herrán, para definir el litigio de fronteras con ese país. En diciembre regresa a Colombia.
  • 1857: En mayo vuelve a Estados Unidos. Conoce allí al poeta García Tassara, ministro de España en Estados Unidos.
  • 1862: El presidente Mosquera destituye al embajador Herrán y a su secretario. Más tarde volverá a ocupar la secretaría en carácter interino.
  • 1867: La casa Appleton & Co. de Nueva York hace la primera edición de "Cuentos pintados para niños".
  • 1869: La misma editorial publica la primera edición de "Cuentos morales para niños formales". Gómez Restrepo atribuye a Pombo un texto de presentación de estos libros, donde dice que estos libros son "colecciones de cuentos que [Pombo] adaptó al español transformándolos a su manera".
  • 1871: A instancias del poeta William Cullunt Bryant, la revista Post publica un soneto de Pombo compuesto en inglés. Entra en contacto con Raph Waldo Emerson y con Longfellow, con quien sostuvo correspondencia. Se crea la Academia Colombiana de la Lengua y es elegido miembro correspondiente.
  • 1872: El poeta regresa a Colombia, a donde llega el 23 de noviembre, para no volver a salir del país.
  • 1873: Propone una ley, luego aprobada, mediante la cual se crea un instituto general de bellas artes e inicia sus colaboraciones en La Escuela Normal, periódico de la Dirección de Instrucción Pública.
  • 1877: Aparece el ocho de diciembre, colección de poesías religiosas y único libro publicado durante la vida del poeta.
  • 1879: Atacado por una úlcera que lo redujo a cama, en convalecencia Pombo inicia la traducción de Las Odas de Horacio.
  • 1883: El médico homeópata Gabriel Ujueta lo cura de su enfermedad, que lo atormentaba desde 1854. Se hace miembro de la Sociedad Homeopática y, más tarde, será redactor del periódico La Homeopatia. Desde este año, uno de los temas más persistentes de sus versos será para difundir esta ciencia y en honor del doctor Rahnemann. En junio muere su madre, doña Ana María Rebolledo.
  • 1886: Un diplomático argentino, García Merou, pinta así a don Rafael Pombo: "Vivía encerrado en un humilde cuarto, entre un cúmulo de libros y de papeles viejos apiñados sobre las sillas, en los rincones, debajo de la mesa, por todas partes; y sus preocupaciones más absorbentes son las de las bellas artes. Las paredes de su habitación están cubiertas de viejos trozos de molduras, de telas antiguas, y algunas bastante mediocres, de litografías descoloridas, de bocetos y croquis de pintores que han pasado por Bogotá, y han tenido siempre en él un amigo sincero y un franco admirador".
  • 1888: Funda su propio periódico, el Centro, del que aparecen 12 números. Vende la casa paterna y se instala con hermana Beatriz en la casa donde morirá, situada en la calle 23 con carrera 13.
  • 1896: Suicidio de José Asunción Silva. Pombo le escribe Ángel y Rufino Cuervo: "Suicidio ayer o antenoche de José Asunción Silva, según unos por el juego de $ 4.000 de viáticos de cónsul para Guatemala; por atavismo en parte, mucho por lectura, de novelistas, poetas y filósofos de moda. Tenía a mano El triunfo de la muerte por D'Annunzio y otros malos libros. Ignominioso, dejando solas una madre y una linda hermana, Julia".
  • 1902: Nombrado miembro honorario de la Academia de historia.
  • 1905: El 20 de agosto es coronado en el Teatro Colón como el mejor poeta de Colombia. El presidente Rafael Reyes ofreció la corona que honró al poeta. Una crónica de El Nuevo Tiempo sobre este acontecimiento, termina así: "Y cuando los aplausos se apagaban salió del teatro, rodeado de jóvenes entusiastas de su gloria, con su corona de oro y el pecho lleno de medallas. Y nuevamente empezó el desfile de coches para la casa del poeta, bajo balcones cubiertos de bellezas, entre doble hilera de multitud entusiasmada, que vitoreaba a un vencedor del olvido y de la muerte, no con espada de guerrero sino con la lira de cantos inmortales". En una carta a una amiga, Pombo escribe: "Estoy purgando la gloria, literalmente, pues mi casa se llenó de coronas con liras y hojas doradas... aunque rogué que no entraran flores a mi casa, pues su aroma podía ser mortal para mi hermana y para mí... mi decadencia física es alarmante" .
  • 1906: Don Baldomero Sanín Cano recuerda: "Se fatigó de vivir mucho antes de separarse del mundo, y resolvió entrar en el lecho una vez por todas. Casi nunca estaba solo. El número de sus admiradores y amigos formaba una hueste, pero es de creer que no lo oprimía desaforadamente la soledad. Tenía gratos recuerdos que acariciar durante sus horas de aislamiento. Por su imaginación viva y cristalina, como lo fue siempre, pasarían en sus últimas horas de soledad las imágenes de mujeres amadas, de hombres ilustres con quienes tuvo comunicación y trato íntimo".
  • 1912: El 15 de mayo muere Rafael Pombo.

Fábulas y verdades

"La colección lleva el nombre de Fábulas y Verdades consta de mas de doscientas composiciones, y está graduada por edades, estados y condiciones de la vida, desde la candorosa trivialidad para el niño, hasta la filosofía de la religión, del matrimonio, las artes y letras, la política y la magistratura, creyendo el autor que todo sano principio debe inculcarse desde la niñez, cuando el corazón es dúctil, para que se imprima de una manera indeleble. El niño debe aprender aún muchas nociones que entonces no penetra completamente: cuando le llegue el día de penetrarlas, ya tienen para él cierta autoridad que involuntariamente lo gobiernan, como el ejemplo de la madre y sus creencias religiosas. El señor Pombo ha dado en su libro particular atención a la higiene y a la filosofía, totalmente olvidadas en libros análogos; su moral es la de la fe, la dignidad humana, la actividad y el trabajo, y ataca sin misericordia los malos hábitos de nuestra raza, o atribuidos a nuestros climas, que se oponen allí al desarrollo armónico del hombre y a su longevidad. Más de la tercera parte de las fábulas son originales, y de una variedad inusitada en metros y tratamiento. La parte política no envuelve alusiones de partido: reconoce la necesidad de dos, por lo menos, en toda república, y les predica el deber de comprenderse y respetarse mutuamente y de sacar de sus disonancias la armonía nacional. La idea de la obra (filosóficamente análoga a la del sistema objetivo) es dar un breve curso de educación y conducta por medio de imágenes, vistiendo éstas del adhesivo e imperecedero encanto del verso. El autor nos autoriza para anunciar que las Fábulas y Verdades formarán un volumen mayor que las de Iriarte y Samaniego.

Presentación de Enrique Piñeiro (en la Revista Mundo, N.Y.)

Nuestro amigo Rafael Pombo, el escondidizo autor de Edda, y cuyo nombre será suficiente carta de recomendación tenia escrita de años atrás una colección, de fábulas morales, hecha con estudio de los defectos y necesidades de nuestros pueblos, y calculada para servir de libro, de lectura en la escuela y en el hogar doméstico, para todas edades y condiciones. Pero con su habitual repugnancia a darse a luz, y con el despego y distracción con que trata, o mejor dicho olvida, todo lo suyo, este libro dormía no sabemos dónde, hasta que recientemente algunos amigos interesados en la causa de la educación popular y sabedores, de la grande aceptación, con que corren en Cuba y en la América del Sur, entre padres y niños, unas dos colecciones de cuentos en verso que él adaptó al español transformándolos a su manera y sin darles su nombre, le aconsejaron que escribiese lo que casualmente ya tenía escrito, una colección completa de fábulas y moralidades, la cual, una vez arrancada a su profundo sueño, no ha recibido más que aplausos y pedidos de cuantos la han visto en manuscritos. Hoy tenemos la doble satisfacción de anunciar que va a imprimirse inmediatamente, y de dar adelantadas a los lectores de El Mundo Nuevo algunas muestras de ella.

La colección lleva el nombre de Fábulas y Verdades; consta de mas de doscientas composiciones, y está graduada por edades, estados y condiciones de la vida, desde la candorosa trivialidad para el niño, hasta la filosofía de la religión, del matrimonio, las artes y letras, la política y la magistratura, creyendo el autor que todo sano principio debe inculcarse desde la niñez, cuando el corazón es dúctil, para que se imprima de una manera indeleble. El niño debe aprender aún muchas nociones que entonces no penetra completamente: cuando le llegue el día de penetrarlas, ya tienen para él cierta autoridad que involuntariamente lo gobiernan, como el ejemplo de la madre y sus creencias religiosas. El señor Pombo ha dado en su libro particular atención a la higiene y a la filosofía, totalmente olvidadas en libros análogos; su moral es la de la fe, la dignidad humana, la actividad y el trabajo, y ataca sin misericordia los malos hábitos de nuestra raza, o atribuidos a nuestros climas, que se oponen allí al desarrollo armónico del hombre y a su longevidad. Más de la tercera parte de las fábulas son originales, y de una variedad inusitada en metros y tratamiento. La parte política no envuelve alusiones de partido: reconoce la necesidad de dos, por lo menos, en toda república, y les predica el deber de comprenderse y respetarse mutuamente y de sacar de sus disonancias la armonía nacional. La idea de la obra (filosóficamente análoga a la del sistema objetivo) es dar un breve curso de educación y conducta por medio de imágenes, vistiendo éstas del adhesivo e imperecedero encanto del verso. El autor nos autoriza para anunciar que las Fábulas y Verdades formarán un volumen mayor que las de Iriarte y Samaniego.[1]

Fábulas y verdades

Rafael Pombo por Darío Jaramillo

Mil cuatrocientos poemas. Alrededor de esta cifra alcanza la obra de Rafael Pombo publicada hasta ahora. Los seis gruesos tomos de poesías editadas son el resultado material de una decisión juvenil, cual fue la de entregar su vida a la poesía:

"Poco después de graduarse en el Colegio Militar, el vate decidió abandonar las disciplinas científicas y dedicarse de lleno a la literatura".

Así nos transcribe él un diálogo sostenido con su padre en el que éste, con cierta reserva, aceptó la voluntad de Rafael:

-Vamos, Rafael, veo que eres ingeniero sin obras y sin vocación para el oficio. Te gustan todas Las artes: la pintura, la música y la poesía. Semejante dispersión de actividades del ingenio me parece sencillamente detestable. Tú no serás nada en ningún campo, ni ideal ni práctico. Decídete por ser algo en cosa de provecho. Contestó Rafael: -Si he de ser franco debo confesarte que la cosa por la que siento más definida inclinación es la poesía. -Pues poeta serás aunque después te pese_ terminó don Lino" [2]

Esto ocurrió por 1850, año que representa para la historia de Colombia un momento verdaderamente coyuntural, caracterizado por cambios que afectaron profundamente el rumbo de la historia nacional" 2. Don Jaime Jaramillo enumera en detalle aquellos cambios políticos y sociales y hace énfasis en el hecho de que la vida cultural tomó especial auge en esos días:

"La sociedad que solicitaba y asimilaba estas influencia era también otra. Las operaciones mercantiles de exportación e importación que empezaron a realizarse con Inglaterra, Alemania, Francia y otros mercados europeos, habían fortificado el grupo comerciante que cada día pedía una mayor liberalización de la economía. Esa sed de liberalización que compartían casi por igual las nuevas generaciones del naciente partido liberal y del igualmente naciente partido conservador creó el caldo de cultivo para el espíritu romántico, pues como lo afirmaba entonces Hugo, pontífice del movimiento, el liberalismo era en política lo que el romanticismo en literatura. En efecto, ambas fuerzas significaban liberación de las energías individuales frente a los controles y formas canónicas impuestas por el Estado en la política y por academias en literatura" [3]

A pesar de que Bogotá no pasaba de 30.000 habitantes y de que cifras indicativas arrojan un 80% de analfabetismo en un país que tenía 954 estudiantes de bachillerato, 591 seminaristas y 747 universitarios Los periódicos de Bogotá, de Cartagena y de Medellín publicaban traducciones de Los discursos de Lamartine y textos de Eugenio Sue y de Lord Byron. Había una verdadera fiebre romántica: exaltación de la libertad y del individuo, culto al héroe, a la patria, al pasado, comunión con la naturaleza, énfasis en las emociones, en el amor, afán de trascendencia, culto a la misión sagrada del artista, inquietud metafísica por el más allá. Esto bebían, esto respiraban y pesaban nuestros escasos letrados de entonces.

Fue, pues, en este ambiente espiritual, cuando Pombo decidió dedicarse por entero a la poesía. Y, por este ambiente histórico, por la ligazón entre su vida y su obra, por la insistencia en ciertos temas y por el peculiar modo de abordarlos, Rafael Pombo es, sin duda, nuestro gran poeta romántico El romanticismo rescató para la literatura unos valores que todavía hoy se encuentran vigentes; bastaría enunciar la libertad absoluta del escritor. Pero la sensibilidad del presente es tan distinta de la sensibilidad de nuestros románticos, que puede diferenciarse la Bogotá de hoy de aquella Bogotá de 1850, o, una aldea amenazada por la epidemia del cólera, donde hacía un año el gobernador había mandado recoger las prostitutas y las había expulsado del territorio de San Martín, en los Llanos Orientales, y donde "ninguna señora se hubiera atrevido a usar medias de color, cosa exclusivamente reservada para el arzobispo 4.

Necesariamente, los enfoques y los gustos reflejan dos realidades distintas, donde el tiempo transcurre con ritmos diferentes. Muchas cosas que eran esenciales para un joven poeta como Pombo, ya hoy tienen un aliento de anacronismo y obsolescencia. En materia de poesía, propiamente, el lenguaje envejece, los temas-como el ambiente-cambian y la métrica, tan importante en la época romántica-como que la sujeción a las reglas de versificación era condición necesaria para la poesía-, hoy en día casi que es materia de especialistas y técnica olvidada por nuestros poetas. Sin embargo, no debe pasarse por alto este punto sin contar que el continuo ejercicio, las traducciones y un prodigioso talento natural hacen notable, verdaderamente notable, la destreza técnica de un Pombo que, si bien no fue un innovador de métrica o rima, confesaba que podía pensar en verso y que su forma natural de razonamiento era el soneto.

Si bien es cierto que en nuestro tiempo se mantiene el culto o se ha reivindicado a ciertos escritores románticos-como William Blake, Nerval, Von Kleist Bécquer-, ellos pertenecen a una tradición marginal y no son precisamente parte de ese romanticismo oficial-Hugo, Lamartine, Sue, Zorrilla-que alimentó a nuestros románticos, entre ellos a Pombo.

Pero a pesar de estas diferencias de épocas, de sensibilidad. de gustos, Rafael Pombo continúa vivo, permanece, princísimamente, por su poesía infantil. Y de ésta, en especial, por Los Cuentos pintados. Se sabe que Pombo retomó temas que "pertenecen a todas las literaturas", como dice Sanín Cano. También se sabe que poemas como "Simón el bobito" o "Rin Rin renacuajo" son recreaciones en español vertidas del inglés por encargo de una editorial norteamericana. Pero lo esencial aquí no es la originalidad en los temas, después de todo, parte de una herencia común de la humanidad, sino la singular maestría para convertir la poesía en un juego y para hacerles conocer con sus versos la embriaguez de la poesía a los niños colombianos de todas las generaciones posteriores a él. Por todo esto, aunque el principal propósito de esta antología es mostrar otras facetas del poeta bogotano, ella quedaría incompleta sin algún poema infantil; así que he incluído esa "zarabanda de esdrújulas" -como la llamaba Gómez Restrepo-que es "Doña Pánfaga".

No obstante esa buena disposición, esa deuda con Pombo desde la irremplazable luminosidad de la niñez, quien aborde la lectura de los casi 1.400 poemas encontrará que abundan los poemas de circunstancia, inevitablemente teñidos de anacronismo, acaso documentalmente valiosos para penetrar en el sistema de valores de la aristocracia criolla del siglo XIX pero difíciles de recomendar para alguien que busque la consolación, el goce y la visión poéticas en estos tiempos de fines del siglo XX. Hay demasiados acrósticos y versos de álbum de autógrafos y versos de matrimonios y cartas en verso y polémicas teológicas en verso y versos de celebraciones y aniversarios y muchos versos con demasiado obvias y demasiadas ganas de aleccionar, de predicar, de prescribir normas de comportamiento en rima; homeopatía en verso, política en verso, chistes en verso: acaso la fuente para un estudio de historia de las mentalidades, casi una crónica en verso del catolicismo bogotano de fines del siglo pasado, pero ciertamente lectura íntegra que no recomiendo para quien busque gran poesía. Sin embargo, Rafael Pombo es un gran poeta. Y lo es porque escribió bellos poemas: bastaría enumerar algunos de sus poemas infantiles, pero pueden agregarse otros, que he incluído aquí, como "La hora de tinieblas", "De noche" y "La memoria", ese soneto rescatado por Héctor Orjuela en la edición de la "poesía inédita y olvidada" de Pombo .

Una imaginaria doble columna de los temas propios del romanticismo y de los temas más habituales en Pombo comprobaría la identidad entre unos y otros: el amor y la mujer, la religión y la filosofía, la naturaleza, la patria, el pueblo y sus manifestaciones folclóricas. Dice Rafael Maya:

"Dios, la naturaleza y la mujer son las ideas capitales en la obra de Pombo, o Los grandes motivos sentimentales de su invención poética, pero no como conceptos aislados, Sino como fusión y mezcla de los tres, diferenciándose Pombo en esto de otros grandes poetas que han tomado de aquellas tres fuentes el caudal de sus versos. Para mí, logró Pombo esta suprema síntesis por ser el poeta colombiano que puso en acción, simultáneamente, Las tres esenciales facultades del hombre, que son la inteligencia, la imaginación y la sensibilidad. Por este aspecto es el poeta más completo que hemos tenido" 5.

A pesar del fervoroso catolicismo de Pombo, su más alto momento poético lo logró con un poema de peroangustia religiosa-en todo caso la angustia de un creyente- publicado contra la voluntad del poeta: "La hora de tinieblas". Por otra parte, la religiosidad, esa constante en sus versos, aparece también en "Lo más desconocido"-entremezclada con manifestaciones de fe en el progreso, esa otra religión de su siglo y de éste-, en "De noche"-que para Sanín Cano "tiene entonaciones de salmo penitencial"- y, en fin, en "Decíamos ayer", donde se mezclan claramente los tres temas que señala Maya.

Hay una persistencia romántica en un enfoque -un tópico-que Shelley expresó hermosamente así: "el anhelo del insecto por la estrella, de la noche por la aurora; el amor de una cosa lejana del mundo de nuestro dolor". En esta dirección están muchos de los poemas de Pombo, de corte filosófico, como "En el Niágara", donde la catarata se convierte, como es hábito entre románticos, en motivo de una reflexión sobre la trascendencia, no del todo carente de fuerza.

Igualmente, como buen romántico, Pombo le daba un sentido trascendente a la poesía:

"La religión y la verdadera poesía son gemelas, y tan parecidas una a otra que tal vez son una misma cosa, dos ases de un mismo astro, dos revelaciones de una misma verdad: innatas ambas en el corazón del hombre, juntas aparecieron sobre Las colinas del salvaje, juntas nos dignifican con aspiraciones infinitas, consolaciones excelsas y promesas inmortales, y juntas van a satisfacerse con su plenitud el seno de Dios, en la parte sublime de nuestro ser" 6.

Así, el poeta se convierte en un oficiante, purificado por la misma poesía, como lo manifiesta en "A la poesía", incluída en esta selección. Al mismo tiempo, y por contraste, la actitud ante su propia poesía es mucho más desconfiada:

"Por regla general todo lo mío sale tarde, soy la procastinación encarnada, y mientras más quiero un asunto más demoro en tratarlo, como si lo reservara para las horas de paz y de contento de mí mismo que nunca llegan. ( . . . ) Por esto no he publicado colección de poesías: Las única buenas no están escritas y le aseguro a Ud. que me sorprende que caigan en gracia algunas composiciones mías, fruto de impaciencia y de tedio más o menos disimulado, y que yo considero y siento a enorme distancia del ideal de verdad, de fuerza, de pureza y de limpieza que flota en mi imaginación... cuando no estoy escribiendo -tal vez a todos sucede lo mismo. Es un tormento perpetuo. Si yo fuera crítico no dejaría en pie una línea de mis versos..." 7.

Pombo expresa la misma idea en "Patria y poesía", que ha sido incluído en esta selección como una buena muestra de esa poesía de acto social que tanto frecuentó, esta vez con humor y siempre haciendo evidente su prodigiosa capacidad para -se diría- conversar en verso.

Puede ser que el rigor de su autocrítica tenga que ver con cierta humildad del oficiante ante la poesía :

"Nos falta arte sencillo, grande y solemne, y nos sobra artificio. Muchas imágenes, muchas labores, mucha enciclopedia, mucha anécdota, mucha superficie: ausencia de un corazón sólido, asentado, incontaminado, bueno, luminoso suficiente. infinito" 8.

Además de su dedicación vocacional a la poesía, algo propio de una época como la romántica, algo accesible sin alarmas económicas para él, Pombo fue una especie de animador cultural: coleccionista de cuadros, autor de guiones de óperas cuya música componía Ponce de León, compositor de música él mismo y, por encima de estas cosas, arquitecto, "único ramo en que nací perfecto", según declaró guasonamente. A este propósito escribe el argentino Garcia Merou:

"Este niño grande tiene una manía originalísima: pretende ser un gran arquitecto, sueña con la arquitectura, dirige largas memorias a todos los ministros de fomento que entran en el gobierno, persigue al arquitecto del Capitolio, marcha con libros y planos debajo del brazo y lo más gracioso es que toda esta ciencia que se atribuye es simplemente ilusoria".

Y sin embargo admitiendo que esta ciencia sea ilusoria, termino con unas frases de Pombo incluidas, precisamente, en la memoria al ministro en la polémica que desató en 1882 sobre el capitolio nacional, entonces en construcción y al que él llamaba "el enfermo de piedra". He aquí - vale como final- lo que Pombo escribía:

``Las formas antiguas en arquitectura han perdido para Los modernos mucho de su objeto y de su significación, y nunca podremos sentirlas como los antiguos las sintieron. Este nuevo culto, nueva vida, nuevas costumbres y necesidades han creado nuevas formas, otros usos, nuevas combinaciones. Mal podría ser estacionario el arte, no siéndolo la sociedad que él expresa, fuera de que cada pueblo le imprime su no carácter y lo amolda a las leyes de su zona y de su tierra, y aspira señalar algo propio suyo en aquel imperio espiritual, sublime" 9

Parientes

Padre: Lino Pombo (militar - político)

Citas dentro del texto

Bibliografía

  • Orjuela, H. (1965). Biografía y bibliografía de Rafael Pombo, Thesaurus Tomo XX No 2, pp. 418 - 422
  1. Este artículo se publicó en la importante revista Mundo Nuevo de Nueva York, que dirigía el insigne literato cubano don Enrique Piñeiro, en la época en que el señor Pombo, residente en los Estados Unidos, pensó en editar las Fábulas y Verdades; proyecto que no se realizó.
  2. Durante su vida, salvo textos marginales y poesías para niños, no se editaron libros con Las poesías de Pombo. La edición oficial apareció en 1916-17 y fue encomendada a don Antonio Gómez Restrepo por el Congreso; consta de 4 volúmenes: dos de poesías originales, uno con fábulas y verdades y otro con traducciones y "comprende cerca de 670 poemas y 200 traducciones". En 1970, el Instituto Caro y Cuervo publicó la Poesía inédita y olvidada de Pombo, edición preparada por Hector Orjuela en 2 volúmenes, que contienen alrededor de 700 poemas originales, sin contar traducciones. Los poemas de la presente selección han sido tomados de estas ediciones.
  3. HECTOR ORJUELA. La obra poética de Rafael Pombo. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1975, pág. 66. Orjuela es también autor de una Biografia y bibliografía de Rafael Pombo, también editada por el Instituto Caro y Cuervo 1965. Ambas obras son de imprescindible consulta para cualquier interesado en 'Pombo.