San Agustín

From Enciclopedia | La Red Cultural del Banco de la República

San Agustín: la gente y el oro en el alto Magdalena

Diadema. Oro 0 - 900 d.C. 30,5 x 35,2 cm.

En las regiones montañosas de San Agustín y el valle de La Plata, en las cabeceras del río Magdalena, desde el año 1000 a.C. pequeñas sociedades del período Formativo vieron surgir las jerarquías sociales.

En el Clásico Regional, entre 1 y 900 d.C., el rango y el poder religioso de los líderes se manifestaron en la construcción de monumentos funerarios con estatuas de piedra talladas en toba volcánica. Aunque el uso y la acumulación de adornos de orfebrería no fueron comunes entre estos líderes, algunos se enterraron con ajuares que contenían objetos de oro. La gracilidad de un pez alado contrasta con la imponencia de las estatuas.

Durante el período Reciente, de 900 a 1500 d.C., la población aumentó y continuó viviendo en las mismas aldeas, bajo nuevos líderes que basaron su poder en el control de la economía. Las tumbas del periodo Reciente contienen solo vasijas de uso doméstico.

San Agustín en la exposición del Museo del Oro

Colgante Oro. 0 - 900 d.C. San Agustín, Huila 3,1 x 9,7 x 8,8 cm.
Alcarraza Cerámica. 0 – 900 d.C. San Agustín, Huila 7,70 x 12 cm.

Las regiones montañosas de San Agustín y el valle de La Plata, en las cabeceras del río Magdalena, fueron habitadas de forma continua desde el año 1000 a.C. hasta la conquista europea. Durante los períodos Formativo, Clásico Regional y Reciente las sociedades de agricultores, ceramistas y escultores crecieron de manera gradual y se distribuyeron en aldeas cada vez más centralizadas.

Durante el período Formativo, entre 1000 a.C y 1 d.C., pequeñas sociedades agrícolas vieron surgir las primeras jerarquías sociales. En este período fue una práctica común retirar los huesos de las tumbas después de cierto tiempo y guardarlos en urnas funerarias de cerámica. Estas se colocaban en tumbas de pozo con cámara lateral, a veces con narigueras de oro o de tumbaga.

En el Clásico Regional, que duró asimismo un milenio, entre 1 y 900 d.C., las diferencias sociales se acentuaron en el ámbito religioso, manifestándose en la construcción de monumentos funerarios. Las tumbas tenían pocos elementos suntuarios; algunas contenían diademas, collares, vasijas u objetos de madera. Algunos líderes del período Clásico Regional se enterraron también con ajuares que contenían objetos de oro, aunque parece ser que el uso y la acumulación de adornos de orfebrería no fueron tan comunes aquí como en Calima. Se destaca un colgante en forma de pez alado y llama la atención un pequeño colgante similar a las estatuas de piedra, comunes en la región durante el período Clásico Regional. En efecto, lo más notorio de este período fue que las comunidades trabajaron en resaltar el poder y el prestigio de sus caciques construyéndoles monumentos funerarios acompañados por estatuas talladas en toba volcánica y cubiertos por montículos de tierra. Estas esculturas de agresivas fauces felinas hoy hacen famoso al Alto Magdalena.

Durante el período Reciente, desde 900 a 1500 d.C., la población aumentó y continuó viviendo en las mismas aldeas, bajo nuevos líderes que basaron su poder en el control de la economía. Sus sepulturas contienen vasijas de cerámica de uso doméstico.

San Agustín: desarrollo de una sociedad jerarquizada

Figura Oro 0 - 900 d.C. San Agustín, Huila 3,5 x 1,5 cm.

El análisis de la distribución espacial, centralización y demografía de la población, así como de la densidad de restos de cerámica, huesos y líticos hallados durante exploraciones y excavaciones arqueológicas dentro de un área geográfica determinada, permite a los arqueólogos estudiar aspectos característicos de las sociedades del pasado, entre ellos la forma como fue ocupado el territorio.

En el caso de San Agustín, los datos obtenidos muestran que a lo largo de sus tres periodos de ocupación la población se distribuyó en los mismos sitios y aumentó gradualmente.

Hacia el 1000 a.C. se inició el periodo denominado por los arqueólogos como Formativo, durante el cual se establecieron sociedades sedentarias y agrícolas, no muy numerosas, en la región del valle de La Plata. Se sabe que estas sociedades se concentraron en grupos que han sido interpretados como comunidades o unidades políticas independientes y de las cuales se deduce una inicial centralización de la población.

Tiempo después, durante el periodo Clásico Regional, entre el 1 y el 900 d.C., la población aumentó en número y se distribuyó en aldeas con una extensión aproximada de 100 km² y una población entre 4.000 y 8.000 habitantes. La ubicación de estas aldeas coincide con la presencia de monumentos funerarios, construidos especialmente para conmemorar e inmortalizar a ciertos individuos.

Finalmente los datos sobre demografía regional y patrones de asentamiento indican que durante el último periodo de ocupación, denominado Reciente, comprendido entre el 900 y el 1530 d.C., la población aumentó y continuó habitando las mismas comunidades e incluso se centralizó aún más que durante el período anterior. Por las excavaciones de plantas de vivienda se sabe que su forma fue circular u ovalada. En esta época ya no se labraron estatuas.

La región de San Agustín disfruta de la existencia de todos los pisos térmicos, desde terrazas aluviales muy extensas ubicadas a una altura de 800 m.s.n.m., hasta inclinaciones suaves superiores a los 1.400 m.s.n.m. donde el clima es más frío y húmedo. La gran mayoría de la población se concentró a lo largo de los tres periodos de ocupación en sitios que se ubican entre los 1.500 y 2.000 m.s.n.m., pero la cercanía de esta gran diversidad de ambientes posibilitó la explotación de diversos recursos y se practicó la agricultura en los distintos pisos térmicos.

Investigaciones arqueológicas recientes llevadas a cabo en el vecino Valle de la Plata muestran que la mayoría de la población no ocupó las áreas con mayor productividad de suelos, pero no descartan la idea de que las concentraciones de población se debieron a factores ambientales o a la distribución de recursos dentro de la región.

Gracias al estudio de varias unidades domésticas fue posible la recolección y análisis de muestras de polen, restos carbonizados de plantas y fitolitos que permitieron reconstruir información sobre la producción agrícola, esto es, la identificación, entre otras cosas, de las comunidades de plantas existentes alrededor de las viviendas.

Entre los principales productos cultivados sabemos que el maíz (Zea mays) se desarrolló en mayor proporción y en todos los pisos térmicos, excepto en los 1.700 m.s.n.m. Así mismo, se encontraron muestras de polen de otras plantas como batata, yuca (Manihot esculenta), ají (Capsicum sp.), malanga y amarantos.

Otros de los aspectos estudiados por la arqueología son la forma en que se organizaron los grupos del pasado y el tipo de jerarquización que existió dentro de ellos. Para ello, se investigan aspectos como la distribución regional de los asentamientos, la centralización y demografía de la población, así como la organización social, económica, política y religiosa.

En San Agustín los mejores suelos no fueron los escogidos como el lugar de asentamiento de la mayoría de la población y la fabricación de objetos en cerámica se desarrolló en todas las unidades políticas. En este sentido, podríamos pensar en sociedades preocupadas no tanto por optimizar lo económico sino tal vez por otros aspectos como el religioso o ideológico.

De cualquier manera, aspectos evidentes como la construcción de grandes centros ceremoniales indican que en San Agustín existió una jerarquización importante de la sociedad, que ocurriría desde finales del período Formativo (1.000 a.C. a 100 d.C.), que se manifiesta de forma muy clara en el período Clásico Regional (100 d.C. a 900 d.C.) al que está asociada la construcción de los monumentos funerarios y la estatuaria lítica, y que se prolongaría durante el periodo Reciente (900 d.C. a 1530 d.C.).

La iconografía de los personajes representados en las estatuas construidas durante el periodo Clásico Regional sugiere la existencia de líderes estrechamente relacionados con las prácticas religiosas, los rituales, el poder espiritual y la ideología. Alrededor de los centros religiosos se concentró y organizó la población.

El arte de tallar la piedra

Fotos por Guillermo Vásquez en Flickr.

La región de San Agustín se destaca por la presencia de por lo menos 500 imponentes figuras antropomorfas talladas en piedra, como parte de templetes funerarios o dispersas en pequeños grupos en un área de aproximadamente 3.000 km2. La mayoría están ubicadas a unos 10 km de la población de San Agustín.

Fotos por Guillermo Vásquez en Flickr.

De acuerdo con su función, existen varios tipos de estatuas y otras tallas en piedra en el Alto Magdalena: estatuas de pie en los templetes funerarios, estatuas para ser observadas colocadas en los recintos ceremoniales, estatuas de tamaño mediano enterradas dentro o fuera de las tumbas, estatuas columnares usadas como muros de contención, bloques naturales de piedra tallados como la fuente del Lavapatas, graffiti sobre lajas y petroglifos.

La mayor parte de las estatuas formaron parte de las prácticas fúnebres de antiguas sociedades y por sus características iconográficas están relacionadas con ritos funerarios, con el poder espiritual de los muertos y en general con el mundo sobrenatural.

Las estatuas son fundamentalmente antropomorfas masculinas aunque en algunas ocasiones tienen rasgos de animales como el felino, el caimán y el murciélago. Sus características son similares: ojos en forma de almendra y abultados, nariz achatada y bocas feroces con caninos entrecruzados. Algunas tienen encima una protuberancia angosta, quizás con la intención de darles más altura y así lograr nivelarlas con otras para sostener piedras o lajas. La mayoría fueron originalmente pintadas con colores amarillo, rojo, negro y blanco; no obstante, estos colores sólo se preservaron en aquellas que se han mantenido enterradas o bajo cubierta.

La construcción de estas figuras fue hecha utilizando rocas propias de la región como andesitas y tobas. Por su precisión, detalle y simetría, se cree que existió un diseño previo para su elaboración.

El esquema básico para representar la figura humana fue un tronco recto, hombros altos y cuadrados, posición rígida, cabeza enorme. Los brazos son planos, delgados y ligeramente doblados por los codos, y terminan en dedos y no en garras; las manos en ocasiones sostienen algunos objetos; las piernas, aunque cortas, son humanas al igual que los pies; la parte inferior del cuerpo está ligeramente insinuada. Puede decirse que el cuerpo tiene poca expresión de movimiento o emoción y que la fuerza expresiva se localiza en el rostro, con la boca y los ojos pronunciados.

En algunos casos la figura del personaje-felino es realzada cuando se le trazaron coronas de plumas, cintas con moños alrededor de la cabeza en forma de caracol y punzón, collares, pulseras o cinturones. También se apropia de otros símbolos como cabezas trofeo, serpientes, peces, monos, rasgos fálicos y niños que en muchas ocasiones lo acompañan y le ayudan a reafirmar su poder. Además del conjunto de símbolos vinculados a la imagen del felino como fuerza masculina, existen en la iconografía de esta estatuaria ranas, serpientes y lagartos, seres que se encuentran asociados al elemento agua que parece significar la fuerza vital femenina.

En algunas ocasiones, una estatua puede estar rodeada o custodiada por guardias guerreros, lo que le otorga mayor fuerza e importancia al difunto. Los guardias presentan también elementos simbólicos, como peces, tocados o serpientes.

El Parque Arqueológico de San Agustín

Fotos Luis Alveart en Flickr.
Foto por Mario Carvajal en Flickr.

En 1757 el fraile Juan de Santa Gertrudis dio a conocer en su libro Maravillas de la Naturaleza la existencia de estatuas talladas en piedra al sur del departamento del Huila, consignando su sorpresa porque, siendo anteriores a la conquista europea, representaran tan fielmente la imagen de obispos y otros religiosos católicos. Tiempo después, científicos de la Expedición Botánica visitaron la región, y entre ellos el sabio Francisco José de Caldas describe admirado ?en el Semanario de la Nueva Granada los "vestigios de una nación artista y laboriosa que ya no existe".

Estatua pintada de El Purutal, foto por Mario Carvajal en Flickr
Estatua pintada de El Purutal, foto por Mario Carvajal en Flickr

A partir de ese momento y a lo largo del siglo XIX y la primera mitad del XX, se desarrolló un buen número de exploraciones, tanto privadas como académicas, entre las que figuran la Comisión Corográfica en 1857 bajo la supervisión del geógrafo Agustín Codazzi.

Hoy en día gran parte de los monumentos y estatuas hallados desde aquel entonces se encuentran protegidos dentro de las instalaciones del Parque Arqueológico de San Agustín, a cargo del Instituto Colombiano de Antropología e Historia. En 1995 el Parque fue declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad. Localizado al sur del casco urbano del municipio de San Agustín, cuenta con un buen museo arqueológico construido sobre uno de los aterrazamientos (Mesita D) utilizados en el pasado como sitio ceremonial, conocidos hoy en día como Mesitas.

Un recorrido por el Parque saliendo de la Mesita D nos lleva por un terraplén de construcción indígena a un camino de lajas de piedra en dirección a las Mesitas A y B, en las que se puede observar varias estatuas en su sitio original y parte de las tumbas de cancel (es decir, forradas en lajas de piedra)? excavadas.

Siguiendo a pie el camino que llega a la quebrada de Lavapatas se encuentra la Mesita C con varias tumbas de cancel, fosas y estatuas. En dicha quebrada el visitante encontrará una de las obras más interesantes en la región: la fuente de Lavapatas. Es un conjunto de esculturas en forma de batracios, serpientes, mamíferos y rostros humanos, talladas in situ sobre el lecho rocoso de una quebrada.

Un segundo grupo de monumentos se concentra en el municipio de San José de Isnos: el Alto de Los Ídolos y el Alto de Las Piedras. El Alto de los Ídolos se encuentra ubicado sobre la cima de dos colinas con un total de diez montículos funerarios con grandes tumbas y templetes. En el Alto de Las Piedras se pueden apreciar diversas estatuas, entre ellas las de “doble yo”.

Alejándonos un poco del las instalaciones del Parque Arqueológico, en su periferia, encontramos grupos de estatuaria, así como también asentamientos y obras agrícolas de drenaje. Estos sitios son Quinchana, El Purutal, La Pradera, Quebradillas y La Pelota.

Al norte del pueblo de San Agustín existen igualmente otros sitios con características particulares. Es el caso del sitio La Chaquira en donde han sido hallados petroglifos tallados directamente sobre grandes rocas que dominan un impresionante precipicio del cañón del río Magdalena.

Conozca San Agustín

Es muy fácil viajar a San Agustín, aunque está muy lejos de Bogotá.

Lea las páginas de los parques arqueológicos nacionales de San Agustín e Isnos por el ICANH

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