Tierradentro
Tierradentro: la gente y el oro en el Alto Magdalena
Los españoles llamaron Tierra adentro a los nudos montañosos y profundos cañones del nororiente del departamento del Cauca, donde se sentían encerrados entre montañas. Desde el año 1000 a.C. vivieron allí sociedades de agricultores y ceramistas.
Del período Medio (150 a.C. a 900 d.C.) provienen ajuares con objetos suntuarios de metal hallados en tumbas de pozo con cámara lateral; en contraste con las de ricos ajuares, otras tumbas contenían pocas vasijas de cerámica. Sin embargo, son más conocidos los entierros secundarios en cámaras funerarias subterráneas o hipogeos labradas en las cumbres de las montañas con formas que recuerdan las de las viviendas de los vivos. En ellas se colocaban urnas de cerámica que contenían los huesos exhumados de uno o varios individuos. También se tallaron estatuas antropomorfas de tamaño mediano con rasgos y expresiones naturalistas. Los actuales indígenas paeces llegaron a Tierradentro luego de la Conquista.
Tierradentro en la exposición del Museo del Oro
El nororiente del departamento del Cauca tiene una topografía de nudos montañosos y profundos cañones: los españoles lo llamaron Tierra adentro porque se sentían encerrados entre montañas. Desde el año 1000 a.C. y a lo largo de los períodos Temprano, Medio, Tardío y Moderno, vivieron allí sociedades de agricultores y ceramistas que labraron cámaras mortuorias, tallaron estatuas de piedra volcánica y trabajaron la orfebrería. Los actuales indígenas paeces llegaron a la región luego de la Conquista.
Entre montañas
En Tierradentro, durante el período Temprano, los arqueólogos han determinado que las sociedades agrícolas habitaron el territorio de forma dispersa. En el período Medio (150 a.C. a 900 d.C.), la población disminuyó y se concentró en aldeas. La gente del período Tardío ocupó sitios hasta entonces no habitados.
Las técnicas, materiales, formas y decoración empleados en la elaboración de objetos de oro y cerámica le permiten al arqueólogo sugerir la posición social, la capacidad económica, los gustos o el tipo de relación existente entre las personas pertenecientes a un grupo social del pasado. Objetos de carácter único y de excelente manufactura indican la presencia de líderes de alta posición social, política y religiosa que adquirían bienes suntuarios para reforzar su prestigio. Estos objetos fueron hallados en diferentes tipos de tumbas de elaborada construcción ubicadas en los filos de montañas. En contraste con los ricos ajuares funerarios, otros conjuntos provenientes de tumbas simples se componían solo de una o varias vasijas de cerámica, como ollas trípodes usadas para cocinar. Ellos ilustran la vida del otro extremo de las jerarquías sociales.
En Tierradentro se tallaron en rocas volcánicas algunas estatuas antropomorfas de tamaño mediano con rasgos y expresiones naturalistas, más sencillas que las de San Agustín. Pero lo más notorio de Tierradentro es que durante el período Medio se cavaron en las cumbres de las montañas cámaras funerarias subterráneas, llamadas hipogeos, con formas que recuerdan las de las viviendas de los vivos: labradas en la suave roca de origen volcánico se ven las columnas, las vigas, los estantillos que sostienen el techo de palma tejida. En los distintos nichos de estos hipogeos se colocaban urnas de cerámica que contenían los huesos exhumados de uno o varios individuos.
Tierradentro: entre montañas
Muy poco se sabe sobre los aspectos que caracterizaron la organización política, social y económica de las sociedades prehispánicas que habitaron la región de Tierradentro. La excesiva humedad de los suelos ha hecho imposible la conservación de restos óseos para su datación. Igualmente se desconoce por completo la fecha precisa de construcción de los hipogeos, tumbas características de este territorio.
No obstante, recientes investigaciones arqueológicas arrojan datos en los que, parcialmente, se puede reconstruir la forma de vida y principales características de estas sociedades.
Según dichas investigaciones las sociedades de Tierradentro vivieron agrupadas en pequeñas aldeas, en bohíos construidos sobre aterrazamientos en las laderas de las montañas. Primero, durante el periodo formativo (1000 a.C. – 150 d.C.), vivieron dispersas sin núcleos de población aparentes. Más adelante, durante el periodo Medio (150 d.C. – 900 d.C.), durante el cual hubo un aumento gradual de población, lo hicieron agrupados en aldeas relativamente consolidadas alrededor de fuentes de agua y suelos aptos para el cultivo. Luego en el período Tardío (900 d.C. – 1600 d.C.), la población siguió aumentando, se crearon nuevas aldeas, algunas de las existentes aumentaron de tamaño y se ocuparon regiones que antes no habían sido habitadas. Finalmente, durante el período Moderno la ocupación humana en la región fue poco densa.
Para su subsistencia cultivaban maíz, yuca, ahuyama, papa y fríjol, complementada por actividades como la caza, pesca y recolección de frutos.
La alfarería alcanzó un alto nivel de desarrollo, orientado, sobre todo, en función de las creencias y ritos funerarios. Los objetos de cerámica más elaborados y decorados corresponden a urnas funerarias. Se destaca en ellas la representación de figuras antropomorfas y zoomorfas de gran valor artístico, que se cree tenían un significado simbólico relacionado con la fertilidad. También se han encontrado diversos objetos como metates de piedra para moler el maíz, herramientas y piezas ornamentales o con atributos mágico-religiosos elaborados en cerámica, piedra y concha.
Los paeces: sociedades actuales que habitan en Tierradentro
En la actualidad la región de Tierradentro se encuentra ocupada por sociedades paeces o páez, de las que no se conoce con precisión su origen geográfico.
Los datos más remotos corresponden a la época de la Conquista. Se sabe que para el siglo XVI los paeces cultivaban coca, yuca y maíz; que vivían dispersos y sobre todo, que resistieron fuertemente la entrada de los españoles en su territorio. Según el cronista de Indias Pedro Cieza de León, debían ser alrededor de unos 6.000 a 7.000 guerreros, lo cual hace suponer que existían entre 20.000 a 28.000 personas.
Sin embargo no podemos establecer una relación directa con las sociedades prehispánicas de los primeros siglos de nuestra era. Es más, hoy en día, quienes viven en la región arqueológica de Tierradentro aseguran no tener relación con los constructores de los hipogeos y estatuas.
Los paeces habitan las zonas templada y fría de esta región, principalmente los municipios de Páez (Belalcázar) e Inzá. Sin embargo, actualmente su territorio ha trasmontado la Cordillera Occidental, asentándose en sus flancos occidentales.
Los paeces construyen viviendas dispersas, generalmente ubicadas a lo largo de los caminos, en pequeños poblados o dentro de los cultivos en las faldas de la cordillera. Estas viviendas están conformadas por una simple choza de planta rectangular, techo de dos aguas, paredes construidas con caña entretejida, piso de tierra pisada, una sola puerta y cocina con su fogón formado por tres tulpas enterradas en el suelo. Generalmente son habitadas por una familia nuclear o en ocasiones por la familia nuclear recién conformada de uno de los hijos. El principal centro urbano es el municipio de Inzá; mucho más pequeñas son las poblaciones de San Andrés de Pisimbalá con su hermosa capilla doctrinera construida en la época colonial, San Francisco, Belalcázar, Tóez y Mosoco.
La población actual está constituida por cerca de 100.000 personas, hablan el español y el Nasa Yuwe o la lengua de la gente páez, y su unidad política básica es el resguardo, regido a su vez por el cabildo, principal institución política de la comunidad y a cuya cabeza se encuentra el Gobernador. Actualmente existen 21 resguardos que ocupan casi el 80% de la población total de la zona arqueológica. Existen otras instancias políticas como los “grupos de ancianos” quienes dada su antigüedad y sabiduría ejercen control sobre el resguardo en los casos en que el Gobernador o el Cabildo no actúan de manera correcta.
Llama la atención la resistencia cultural que los paeces han logrado mantener desde el primer contacto con los europeos: el vestido es tal vez la manifestación más clara de dicha resistencia. La mujer elabora su propia falda denominada “anacu”, la cual se lleva ceñida a la cintura con un “chumbe” o faja de lana tejida; una blusa de algodón o lana virgen, pañolón de lana y sombrero de paja. Los hombres usan un ancho calzón blanco, camisa de algodón, ruana de lana y sombrero de paja similar al de las mujeres. Ambos andan descalzos, sin embargo hoy en día podemos observar algunos usando bota o zapato de caucho.
Para los paeces los ciclos vitales y las actividades cotidianas están determinados por el trabajo de la tierra. La agricultura es la principal actividad económica y se desarrolla colectivamente mediante mingas o individualmente. El sistema agrícola utilizado es el de “tumba y quema” o “rocería”. Los principales productos cultivados son el maíz, (Zea mays) café, caña de azúcar, fique, cera de laurel (Myrica policarpa) yuca, arracacha, fríjol, papa y coca (Erythroxilon coca), destinados al consumo local.
El Parque arqueológico de Tierradentro
En el departamento del Cauca, en un área que comprende los municipios de Inzá y Belalcázar, se encuentra localizada la región de Tierradentro, sitio arqueológico de incomparable belleza.
Las primeras incursiones europeas en esta región datan de 1539, cuando las tropas de Sebastián de Belalcázar intentaban penetrar en el territorio habitado por paeces, yalcones, timanáes y guanacas. Cuatro siglos después, durante la primera mitad del siglo XX, se llevaron a cabo las primeras exploraciones arqueológicas, en las que participaron varios antropólogos, entre ellos el español José Pérez de Barradas en 1936. Desde entonces este importante sitio arqueológico ha sido objeto de estudio y conservación.
Allí, en los alrededores de la población de San Andrés de Pisimbalá, en medio de una abrupta topografía encontramos el Parque Arqueológico de Tierradentro, creado en 1945 y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1995, con el fin de preservar, conservar, estudiar y difundir la riqueza de la zona prehispánica.
Dentro del Parque a cargo del [1]Instituto Colombiano de Antropología e Historia el visitante puede acceder a varios sitios importantes tanto del periodo prehispánico como coloniales y republicanos. Entre los sitios arqueológicos encontramos estatuas de piedra y las tumbas sorprendentes subterráneas o hipogeos, las cuales se encuentran agrupadas en cinco zonas: Loma del Aguacate, Alto de San Andrés, Loma de Segovia, Alto del Duende y el Tablón.
De la Colonia y la República se preservan la hermosa capilla doctrinera de San Andrés de Pisimbalá, construida en 1785, y la Casa Museo y Biblioteca, construcción que data del siglo XIX, en donde funcionan el Museo Arqueológico y el Museo Etnográfico.
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