Me interesa el significado directo de los objetos y la realidad. No me concierne mucho las intervenciones llamadas estéticas, ni conmovedoras. Seguramente lo que me atrae más es la relación que sostengo con los objetos. No se puede olvidar que permanecemos en una sociedad del consumo. Algunas personas siguen haciendo cuadros enmarcables y esculturas de pedestal, es decir, la antigua definición del arte. No se puede desconocer el momento histórico, es inútil continuar con las técnicas del siglo XX. Yo pienso en un arte que desafíe y se salta las vías burocráticas de la sociedad impotente, consumidora e ignorante (González, 1979)”.