En un intento que fue maravilloso como experiencia, yo actuaba como un chamán al recoger los objetos. No recogía todos los que veía, estaba viviendo en un estado de conciencia distinto, no el normal de todos los días. Sin embargo, debo aclarar que no estaba bajo los efectos de ninguna droga, sino más bien viviendo con una enorme intensidad. Este estado se ha repetido varias veces en mis obras. Luego cuando redactando mi tesis encontré información sobre La tienda de Claes Oldenburg, fue maravilloso porque allí estaba mi vivencia traducida a ideas en palabras. Pero para mí la vivencia fue primero y siempre lo es (…) La necesidad de que el arte no sólo tuviera un significado teórico sino, sobre todo, vivencial es para mí la base de su capacidad transformadora o sea su capacidad de tocar al mundo significativamente. (Barney, 2016)