Después de estudiar un año en la Academia Van Beeldende Kunsten en Holanda en 1966, regresó a Colombia e inició su obra más característica: “los próceres de la historia extensa de Colombia, los retratos de familias "decentes" que se publicaban en los periódicos, los episodios de las páginas sociales y la crónica roja, las escenas ingenuas pintadas en los buses, las estampas populares y los cromos de venta en el pasaje Rivas”. Sus obras “Apuntes para la historia extensa de Colombia I y II”, merecieron el segundo premio en el XIX Salón Nacional de Artistas de Colombia y desataron un enfrentamiento con el historiador Arturo Abella, quien consideraba su obra como una burla y una copia; mientras que Beatriz lo consideraba como una “versión” de los retratos realizados en el periodo de independencia.